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Los piromaniacos por PJ Brown

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Notas del capitulo:

Este capítulo es un tanto in-ten-so. Prepárense para la bomba atómica que está a punto de estallar, esto ni siquiera yo me lo esperaba.

Billie no quería cruzarse con Rick ni soportar el dolor en la mirada de Fox al ver a Johnny y sentirse culpable al respecto. Había arruinado muchas vidas a su paso por su deseo egoísta de divertirse, pero ahora que veía las consecuencias no se sentía muy orgulloso de sus actos, mucho menos de la persona en la que se había convertido. Pero eso no impidió que se atreviese a hacer una travesura más antes de comenzar a andar por el sendero del bien.

 

Aprovechando que toda la pandilla con la que se había relacionado estaba en el instituto, Billie se infiltró en la casa de Darwin, a través de la ventana, para secuestrar al pequeño Twist.

 

-Hola, amigo mío-  saludó al gato que se hallaba acurrucado en la canasta junto a la cama de su dueño-.  Yo soy tu padre.

 

Dicho esto, se echó a reír él solo mientras el minino le observaba sin comprender, y finalmente lo cargó para llevarlo a su hogar, queriendo chantajear a Darwin para obtener una cita con él. Sabía que secuestrar al gato era jugar sucio, aunque era una táctica fríamente calculada desde el día en que se lo obsequió, pero no le había dejado otra alternativa.

 

Cuando llegó al edificio en el que vivía, el cual nadie conocía más que Fox porque era el único en quién había depositado toda su confianza, se detuvo en seco al ver que una muchacha bastante familiar se hallaba sentada en el pórtico de los departamentos.

 

-¿Qué haces aquí?-  preguntó a la chica con una mirada gélida y penetrante, haciendo uso de la voz más fría que portaba. No le gustaba que invadieran su privacidad.

 

Su compañera de clase, la vicepresidenta del colegio, quién además era muy baja de estatura, alzó la vista para mirarlo, teniendo que levantar mucho la cabeza para fijar sus ojos sobre los de él.

 

-Te estaba esperando.

 

Billie arqueó una ceja. Si el director la había enviado para tratar de persuadirlo para que fuera al colegio los lunes como el resto de los alumnos, se había equivocado de táctica.

 

-¿Quién te dijo donde vivía?

 

-Fox. Le dije que quería hablar contigo porque era importante-  explicó poniéndose de pie-.  Me obligó a decirle todo.

 

-¿De qué estás hablando? Sostén esto-  le entregó el gato para así poder extraer sus llaves e ingresar al edificio, permitiendo que la chica le siguiera.

 

-¿Recuerdas el viaje escolar?-  preguntó la joven mientras subían al elevador para llegar al piso en el que Billie vivía.

 

-Sí.

 

Estaba actuando demasiado frío y seco, no iba con su personalidad habitual, pero quería hacerle entender a Agnes que no le gustaba que se involucraran en su vida personal ¿acaso todo ese teatro tenía algo que ver con Fox? La chica ya debería darse por vencida con él, porque era bastante obvio que su amigo no estaba interesado en nadie que no fuera Johnny.

 

-¿Y recuerdas lo que sucedió entre nosotros?

 

Billie salió del elevador, frunciendo el ceño ante esa última interrogante que no le daba muy buena espina. Así que en cuanto se detuvieron frente a la puerta de su departamento le sostuvo del brazo con fuerza sin temor a lastimarla.

 

-Si esto está relacionado con Fox, más te vale que te vayas haciendo a la idea de que él no quiere nada contigo. Estás perdiendo tu tiempo- dijo con tono autoritario, duro y mordaz.

 

-¡Esto no tiene que ver con él sino contigo!-  exclamó ella, forcejeando para soltarse del agarre de Billie, que le soltó repentinamente haciendo que se tambaleara un poco.

 

El chico le ignoró, abriendo la puerta de su departamento para ingresar en éste y haciéndole un gesto con la cabeza a la muchacha para indicarle que ingresara.

 

-Bienvenida a mi guarida secreta-  dijo Billie abriendo sus brazos en cruz, sonriendo de oreja a oreja.

 

Agnes nunca había estado en el departamento de un chico con anterioridad y la sorpresa fue tal que Twist aprovechó ese instante para saltar de sus brazos, poniéndose a inspeccionar el hogar de su padre, quien vivía en un loft neoyorquino.

 

Las paredes de ladrillo eran blancas y negras, todas llenas de palabras con formatos distintos, algunas más grandes que otras. Donde el fondo era negro, las palabras resaltaban con color blanco y así a la inversa. Cuando se acercó a inspeccionar más de cerca aquellas paredes, notó que las frases eran en realidad letras de canciones y lo que parecía ladrillo era un tapizado que daba esa ilusión.

 

Delante de ella se hallaba la sala de estar con una televisión plasma, a su izquierda la cocina y justo después de la sala de estar se encontraba la cama del muchacho. Todo en una misma habitación, que en lugar de parecer apretujada daba la sensación de ser bastante amplia.

 

-¿De qué querías hablarme?-  preguntó Billie entregándole un vaso de agua, para después sentarse en el sofá frente a su televisor. Aparentemente había recuperado el semblante alegre de siempre, proporcionándole tranquilidad a Agnes.

 

-Es... complicado. No sé cómo te lo vayas a tomar-  dijo ella sentándose junto a él lentamente, como si tuviera miedo de que volviera a tornarse frío y la echara de su departamento.

 

-Ponme a prueba-  le sonrió Billie.

 

Agnes soltó un suspiro. No quería causar problemas, su intención nunca había sido esa y Fox había hablado muy en serio cuando le dijo que le haría la vida imposible si Billie volvía a decaer, no había entendido a qué se refería, pero por las pastillas que el chico acababa de ingerir justo delante de sus ojos temió que estuviese gravemente enfermo.

 

-Estoy embarazada.

 

 

Fox sintió que lo zarandeaban con fuerza, despertándolo de un sueño placentero que nadie nunca había tenido la osadía de interrumpir. Gruñó, se despabiló y se incorporó para encarar a la enana de ojos azules con la cual no se había cruzado desde el viaje estudiantil.

 

-¿Qué quieres?-  preguntó entornando los ojos.

 

-¿Has visto a Billie?

 

No era esa pregunta lo que había estado esperando viniendo de ella, Agnes parecía detestar a Billie mucho más que el mismo Rick y hasta ahora había ignorado la existencia de su amigo pese a que éste destacaba a donde quiera que iba.

 

-Es lunes. Los lunes nunca viene, cuando venga te aseguro que será el apocalipsis y todos moriremos. Ahora déjame dormir, tuve una noche de mierda-  respondió antes de volver a dejar caer su cabeza sobre sus brazos cruzados.

 

Después del mensaje que le había enviado a Johnny no fue capaz de conciliar el sueño y ahora el insomnio le estaba pasando factura. Lo que menos necesitaba era que una enana con aires de soldado viniera a darle la lata cuando sólo quería aprovechar su receso para dormir.

 

-¿Puedes decirme dónde encontrarlo?

 

-Pregúntale a Rick.

 

-Ya lo hice. Él no sabe dónde vive.

 

Fox volvió a gruñir y se incorporó una vez más para enfrentarse a Agnes, asesinándola con la mirada por interrumpir su merecido descanso.

 

-Dame una buena razón para decirte dónde vive, más vale que la tengas, porque Billie no comparte esa información con cualquiera-  la recorrió de los pies a la cabeza, como si la estuviera menospreciando con aquella última palabra-.  Ya ves que ni siquiera Rick sabe de eso.

 

Fox podía ver que la chica estaba desesperada por encontrar a Billie, puesto que ya se había tomado la molestia de interrogar a Rick antes de dirigirse a él ¿por qué lo había dejado al último cuando era bien sabido que ellos tenían más tiempo siendo amigos? ¿había intentado evitarlo? Fuera cual fuera la razón, al final tuvo que enfrentarlo.

 

Agnes soltó un suspiro y agachó la cabeza, incapaz de mirar al pelirrojo.

 

-La noche en la que me rechazaste en esa cabaña estaba tan destrozada que acepté hacerlo con Billie y… hubo consecuencias.

 

Fox entornó los ojos. Algo andaba muy mal.

 

-¿Qué clase de consecuencias?

 

Agnes le sostuvo la mirada, queriendo demostrar valentía y seguridad cuando en realidad era todo un manojo de nervios. Si sus padres no la hubieran obligado no estaría allí poniéndose en ridículo frente a su amor platónico, el cual jamás le correspondería y menos ahora.

 

-Estoy embarazada, Fox.

 

Hubo unos largos segundos de silencio que a Agnes le parecieron una eternidad. Temía por la reacción que el chico podría tener, porque si él reaccionaba mal no quería ni imaginarse cómo le iría estando frente a Billie.

 

Finalmente, Fox se puso de pie y se colocó justo delante de ella para sujetarla de los hombros. Agnes tuvo que alzar la cabeza para sostenerla la mirada, ya que el muchacho era muchos centímetros más alto que ella ¡todo el mundo era más alto que ella!

 

-Si Billie vuelve a recaer por tu culpa, te juro que te haré la vida imposible y me convertiré en tu peor pesadilla ¿entendido?-  le amenazó con un severo tono de voz.

 

-Entendido-  alcanzó a balbucear Agnes.

 

Fox, al escucharle, le soltó.

 

-Saca tu celular, te daré la dirección.

 

 

 

 

Notas finales:

¡BOOM! ¿Qué tal, eh? ¿Se sorprendieron? ¿Quieren matarme a mí y a Agnes? No les culpo :) espero sus amenazas de muerte en los reviews -se escapa-.


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