Se estaba congelando, los dientes le castañeaban y se abrazaba a sí mismo con fuerza. No sabía cuánto tiempo llevaba ahí parado, pero se le estaba haciendo una verdadera eternidad. Si Billie no salía en los próximos treinta segundos se largaría por donde había venido.
-Que buen clima ¿no?- comentó el susodicho cerrando la puerta del conjunto de departamentos tras de él.
-Es una broma ¿cierto?- gruñó Darwin, asesinándolo con la mirada.
Billie le sonrió y le tendió una bufanda roja similar a la que él llevaba alrededor del cuello, pero la suya era negra.
-Supuse que la necesitarías, allá donde vives no llegan a temperaturas tan bajas.
Darwin se envolvió con la bufanda, sintiendo que el frío disminuía un poco. De haber sabido que la temperatura estaría así de baja se habría puesto un abrigo y un par de guantes.
-¿Cómo sabes eso?- preguntó frunciendo el ceño, puesto que no recordaba haber mencionado de dónde provenía.
-Vi tu expediente- respondió Billie comenzando a emprender la caminata, seguido por Darwin, quien continuaba sorprendido por el hecho de que Billie pudiera andar por las calles con tranquilidad teniendo en cuenta que era un criminal en potencia.
-¿A dónde vamos?- preguntó Darwin con curiosidad.
Billie le brindó una sonrisa.
-A un sitio en el que nunca has estado.
Darwin puso los ojos en blanco. Aún no podía asimilar que estuviera a esas horas de la noche caminando junto a Billie sólo para recuperar a su gato, era sorprendente la forma en la que ese chico lograba salirse con la suya todo el tiempo.
Se detuvieron en la parada de autobús, a Darwin no le daba mucha confianza subir a un transporte público a las nueve de la noche, pero Billie parecía acostumbrado a esa clase de paseos nocturnos.
-¿No tienes auto?- preguntó Darwin mientras subían al autobús.
-No me gustan- respondió Billie caminando hasta la parte trasera del transporte-. Una aventura se disfruta más cuando estás repleto de desconocidos y no sabes si la próxima persona que se sentará a tu lado cambiará tu vida por completo- añadió tomando asiento con un brillo extraño en la mirada.
-No me dirás que crees en el destino ¿o sí?- dijo Darwin sentándose junto a él.
Billie rio y negó con la cabeza.
-No, pienso que todo está basado en las decisiones que tomemos.
Darwin hizo un gesto afirmativo con la cabeza, sospechando que había algo extraño en Billie esa noche, ya que no estaba acostumbrado a ese lado… filosófico que nunca le había tocado conocer. Pero suponía que no debía extrañarle, puesto que ese chico parecía ocultar mucho más de lo que dejaba ver al resto.
El resto del camino estuvieron en silencio debido a que Billie se había puesto los auriculares, pero de pronto se puso en pie de un salto y anunció que aquella era su parada. Ambos bajaron en una zona cercana al centro de la ciudad, la cual Darwin, efectivamente, no había visitado hasta ahora.
-Conozco un bar muy bueno por aquí cerca, también tienen hamburguesas, costillas BBQ y alitas de pollo- comentó Billie alegremente, echando a andar en aquella dirección.
Darwin jamás en su vida estudiantil había estado en un bar, pero no quiso mencionarlo porque se sintió un poco avergonzado, mucho menos cuando finalmente se encontraron delante de La Caverna y una chica diminuta de cabello azulado se acercó a recibirlos con el rostro iluminado, tenía aspecto de hada o elfa.
-¡Billie!- exclamó la chica lanzándose a sus brazos.
-¡Lottie!
Y como si fueran amantes que recién vuelven a encontrarse, se fundieron en un beso apasionado justo delante de los ojos de Darwin, que se puso colorado de la vergüenza.
-Una ex novia, no te pongas celoso- susurró Billie al oído de Darwin mientras Lottie los guiaba a una mesa.
Darwin consideró que no era moralmente correcto besarse con una ex novia, pero aparentemente ninguno de los dos estaba consciente de ello o simplemente echaban por la borda las normas sociales. La gente con la que Billie se relacionaba era bastante extraña.
-¿Y bien? ¿Qué estamos haciendo aquí?- preguntó Darwin luego de encargar una hamburguesa con papas y una soda.
-Estamos teniendo una cita romántica ¿no es obvio?- respondió Billie, pestañeando coquetamente para luego soltar una carcajada debido a la cara de pocos amigos de Darwin-. Ya, hablando en serio, sólo estamos haciendo tiempo.
-¿Haciendo tiempo para qué?
-Para ir a Oblivion y solicitar un empleo- respondió Billie como si diera por hecho que Darwin sabía de lo que estaba hablando, era una costumbre que tenía con todo el mundo.
-¿Oblivion?
Billie sonrió, cruzó los brazos sobre la mesa y se inclinó un poco hacia Darwin, simulando que estaba a punto de revelarle un secreto que sólo unos pocos conocían, o que tenía pensado narrarle una interesante leyenda urbana que el chico desconocía.
-Es un sitio donde tus recuerdos desaparecen por una noche y eres víctima de tu inconsciente- explicó en voz baja con los ojos iluminados.
-Deberías considerar dejar las drogas- sugirió Darwin con total seriedad, justo en el momento en que el mesero les entregaba sus alimentos y bebidas.
Billie se carcajeó, poniéndose en pie.
-Ya descubrirás de lo que estoy hablando.
-¿A dónde vas?- preguntó Darwin por inercia, preocupado de que el chico lo abandonara estando rodeado por un montón de desconocidos que probablemente estaban igual de dementes que su acompañante.
-A follar con Lottie en el baño… ¡Voy a mear, niño!- respondió Billie propiciándole un manotazo en la nuca-. Hasta hacer pís es sospechoso para ti ¿te paso el horario de mis idas al baño? Para que pongas alarma.
-¡Ya, cállate!
El chico simplemente se alejó riendo como un demente, dejando que Darwin disfrutara de una paz temporal para que comiera su hamburguesa. Y aún a esas alturas, el pobre no podía asimilar que era lunes en la noche y estaba en un bar con Billie haciéndole compañía. Debía ser una pesadilla.