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La culpa no es suya por ardnas

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Notas del fanfic:

Ardnas y Veris: Esperamos que sea de su agrado

Notas del capitulo:

Aquí editando, nunca estoy satisfecha con mi trabajo, cada vez que vuelvo a leer mis escritos siente que no he dado toto de mí.

Nuestra historia se sitúa en el centro comunitario Akatsuki, parte de la gran e importante cadena de hospitales Konoha, su fundador es el joven Nagato Uchiha.


De cabello rojo como el fuego, piel pálida y ojos morados, Nagato Uchiha es un doncel amable y generoso pero de armas tomar, huérfano a los 7 por un accidente automovilístico, terminó en un orfanato de mala muerte que solo se dedicaba a maltratarlos y dejarlos morir de hambre, pues cualquier fondo de caridad que el lugar recibía iba a parar a los bolsillos de los dueños y las cuidadoras disfrutaban azotando sus pequeñas espaldas con lo que tuvieran a la mano.


A Nagato nunca le gustó el orfanato, pero mejoró considerablemente cuando llegó a su vida una niña de cabello azul y ojos ámbar cuyo nombre era Konan, huérfana de padre y abandonada a su suerte por su libertina madre, la peli azul se convirtió en su primera amiga, ellos se apoyaron mucho e intentaron ser felices a pesar de encontrarse en aquel terrible lugar.


La personalidad segura y fuerte de Konan hacia perfecto contraste con la actitud asustadiza y delicada de Nagato, Konan era una especie de defensora para él ya que la peli azul solía desafiar las reglas y cuestionarlo todo, en tanto Nagato bajaba la cabeza y callaba sumisamente. Nadie hubiera pensado que lo roles se invirtieran.


Flash back


Nagato solo tenía 10 años cuando caminando por los fríos pasillos del orfanato se encontró a las "cuidadoras" golpeando a Konan, bueno, podrías pensar que eso era una escena normal, al fin y al cabo la mayoría de los adultos en el orfanato tenían una morbosa fascinación por maltratar niños pero siempre tenían cuidado de dejar la menor cantidad de marcas posibles, agentes del gobierno venían a supervisar de vez en cuando, pero esta vez parecía no importarles.


Konan no lloraba, era demasiado orgullosa para eso, estaba acostumbrada a tragarse el dolor como si no fuera nada, un padre abusivo le había enseñado eso y en el orfanato no iba a ser diferente.


— Eso te pasa por meterte conmigo — Nagato reconoció esa voz de inmediato, era Sakura: pelirrosa, pálida y oji jade, hija de los dueños del orfanato, razón por la cual ella es la única niña adecuadamente vestida y con buena salud —. Entiéndelo bien, no existe nadie mejor que yo — Konan mantenía la cabeza gacha mientras las "cuidadoras" se iban — ¿Te ha quedado claro, papelera?


— Te crees gran cosa solo por quienes son tus padres Sakura — dijo Konan aun negándose a llorar —, pero no me intimidas, nunca lo harás, porque la mitad de este orfanato es miles de veces mejor que tú.


Sakura le dio un golpe —. Cierra la boca ¡Shannaro! No existe nadie mejor que yo en este estúpido orfanato, que te entre en la cabeza, soy la mejor y la más bonita, no hay nadie ¡NADIE! mejor que yo — intentó darle otro golpe a Konan pero su mano fue detenida por Nagato.


— ¡No vuelvas a ponerle una mano encima!


— O sino ¿qué?


— O sino te mato — dijo con voz peligrosa, la misma que recordó su padre usaba para ahuyentar a los hombres que coqueteaban con su madre.


— ¿Quién te crees que eres para amenazarme, doncelucho de quinta?


— Podré ser de quinta, pero valgo mucho más de lo que alguna vez valdrás tú, pelos de chicle — levantó la cabeza revelando sus ojos morados momentos antes ocultos por su cabello, Sakura bufó de envidia, pese a la ropa andrajosa y el aspecto enfermizo, Nagato era una preciosidad, intentó darle un golpe que Nagato detuvo —. Ya me harte de ti.


Y se abalanzó sobre Sakura para golpearla, no solo puñetazos sino también mordidas, arañazos y jalones de cabello. Para cuando llegaron las "cuidadoras" a separarlo Sakura no solo era un chicle de fresa, también de mora, además de que se parecía más que nunca al resto de los niños en el orfanato, con el cuerpo lleno de golpes y la ropa andrajosa.


Fin del flash back


Es obvio que los dueños del orfanato no se quedaron con los brazos cruzados al ver que uno de "esos chiquillos insolentes" había lastimado a "su dulce y hermosa niña", se dieron órdenes estrictas a los empleados para tratar a Nagato tan mal como fuera posible y se redujo la cantidad de comida que le brindaban (aunque Konan le pasaba un poco de contrabando).


La oji ámbar estaba feliz de que Nagato la quisiera tanto como para defenderla, pero le deprimía saber la situación en la que había puesto a Nagato, en especial porque el pelirrojo estaba cambiando su actitud a una solitaria, seria y sin humor, nada que ver con el sonriente y tímido chico de antes.


Y fue solamente 2 años después que conocieron a la mujer que les cambiaría la vida, rubia, voluptuosa y de ojos cafés, Tsunade Uchiha quedó prendada de los pequeños niños que se defendían a capa y espada como si fueran hermanos de verdad, ni siquiera necesitó darles una segunda mirada para saber que si no adoptaba a esos niños su vida no estaría completa.


Ahora bien, seguro deben estarse preguntando: ¿Tsunade Uchiha? ¿Cómo es posible? Pues bien, hablemos de ella.


Tsunade es (o en su momento fue) la hija única de Tobirama Senju, presidente de las empresas que llevaban por nombre su apellido, obviamente al no tener hermanos ella heredaría el mando de las empresas automáticamente, pero Tsunade no era como su padre que siempre hacia lo que le pedían, no, ella se parecía más a su tío Hashirama que pese a ser obediente en un principio lo dejó todo por un sueño.


Y si, Tsunade tenía un sueño, su mayor anhelo era convertirse en la mejor médico del mundo, pero sabiendo que bajo la tutela de su padre no conseguiría ver realizado ese sueño se decidió a escapar, llegó a Nueva York (fue una buena polizona, había que admitir) en busca de su tío Hashirama, el doncel rebelde de la familia Senju.


Tsunade siempre había odiado pertenecer a una familia rica pues los sentimientos no se llevaban bien con el dinero (en la mayoría de los casos), ella admiraba la rebeldía de su tío quien renunció a todo lo que el dinero podía darle con tal de hacer una familia con el amor de su vida: Madara.


La verdad sea dicha, Hashirama no se esperaba que después de renunciar a la vida semi lujosa que su apellido le daba acabaría viviendo una vida mil veces más cómoda, lujosa y placentera que antes, pero ¿quién podría culparlo?, después de todo no había sabido el apellido de su amado y Madara lucía como una persona de clase media, un varón de vida sencilla.


¡¡Qué vida sencilla ni que nada!! Su amado varón era un Uchiha, pero no cualquier Uchiha: ¡¡¡El dueño de las empresas Uchiha!!!


En otras palabras:


¡¡¡EL JODIDO VARÓN MÁS RICO DE JAPÓN!!!


Y claro que Hashirama iba a reclamarle por haberle ocultado algo tan importante pero resignadamente aceptó que no podía culparlo, Madara era el varón más codiciado de Japón (a quien él no reconoció porque estaba demasiado ocupado fingiendo ser alguien que no era) todos querían un poco de Madara.


Para el azabache encontrar el amor iba a ser tremendamente difícil con tanto interesado (su padre Butsuma Senju) rondando, hecho que se comprobaba cuando Tobirama le llamó diciendo que su padre había decidido pedirle perdón después de que se filtró la noticia de su boda clandestina con el hombre más rico de Japón.


Ese día Hashirama colgó el teléfono con un sabor amargo en la boca, su padre nunca cambiaría, para él siempre sería poco más que una moneda de cambio, afortunadamente no tenía que lidiar con él ya que apenas se casaron Madara dejó las empresas de Japón en manos de su hermano Izuna (quien pese a su inicial animosidad por Hashirama gustoso ayudaría a su hermano) y se fueron a Nueva York para establecer su primera sucursal en América.


A Hashirama no le molestaba para nada la presencia de su sobrina ahí, ya llevaba un tiempo queriendo conocerla pues las fotos que Tobirama le mandaba no eran lo mismo, a Madara tampoco parecía importarle, después de todo al igual que su amado la niña estaba dispuesta a dejarlo todo por lo que realmente quería hacer con su vida.


Los Senju no eran estúpidos, sabían que Tsunade iría hasta Hashirama no en vano sería el único familiar que la apoyaría, Tobirama viajó en busca de su hija pero la rubia se negaba a ir con él, sabiendo que esa era una oportunidad que no podía desperdiciar, Tobirama pronunció las palabras que romperían el corazón de su hija.


— Pues espero que no te arrepientas de seguir ese ridículo sueño, sabía que estaba cometiendo un error al hablarte de Hashirama pues eso te llenaría la cabeza de tonterías idealistas, has lo que quieras Tsunade ¡Pero olvídate de que soy tú padre!


Después de que Tobirama se fuera dejando a su hija con la firme decisión de demostrarle que se equivocaba, Hashirama y Madara adoptaron formalmente a Tsunade.


Los años pasaron volando para la rubia pues cuando menos lo imaginó ya tenía su certificado de excelencia académica, nada fuera del otro mundo pues era una prodigio, y como a Madara le gustaba que su familia tuviera lo mejor de mejor él mismo se encargó de construir el primer hospital de su hija, el cual solo fue aceptado bajo juramento (Madara había cruzado los dedos detrás de su espalda) de que no volvería a hacerlo, pues Tsunade quería conseguir las cosas por sus propios medios.


No tuvo que pasar mucho tiempo para que la fama de Tsunade Uchiha comenzara a crecer pues no solo llegaban personas de todas partes del mundo para que las atendiera, sino que sus aprendices (aunque no solía tener muchos) eran rápidamente contratados y reconocidos como los mejores médicos que podían haber.


Y conforme su fama crecía ella fue creando la mundialmente famosa cadena de hospitales Konoha, donde solo se aceptaba la excelencia absoluta y se tenía lo mejor de lo mejor para los pacientes.


Inesperadamente para ella sus hijos siguieron sus pasos aunque de una manera un tanto diferente, Konan y Nagato co-fundaron Akatsuki, un centro comunitario que se inclinaba a los deseos que ambos hermanos tenían de ayudar a la gente.


A día de hoy


Como una vez cada cierto tiempo Tsunade visitaba Akatsuki, ese día la acompañaba su asistente y aprendiz Shizune, una azabache tranquila y amable con todos los deseos de aprender.


— Mamá — Un muy embarazado Nagato, que se había casado medio año antes con un varón peli naranja llamado Yahiko, llegó y abrazó a su madre.


— Hola hijo, ¿cómo han estado tú y mis nietos? ¿Te estás alimentando bien? ¿Tú esposo como se ha portado?


— Nos encontramos bien mamá, no te preocupes, y Yahiko es el mejor mamá, nos cuida mucho — respondió acariciándose el vientre.


— Eso espero mi niño — colocó un mechón del rojo cabello de su hijo tras su oreja — ¿Cómo han estado las cosas por aquí?


— Muy bien mamá, no hemos tenido problemas. — Nagato le sonrió a su preocupada madre —. Veo que has traído a Shizune, es un gusto verte querida.


— El gusto también es mío, Nagato.


— ¿Algo interesante que contar? — Hizo la pregunta de costumbre.


— Esta vez sí, mamá, tenemos 4 donceles en estado lo cual es bastante inusual a pesar de la cantidad de chicas embarazadas que llegan aquí, lo más curioso de todo es que 3 de ellos pertenecen a familias prestigiosas y 1 de ellos lleva nuestros apellido.


— ¿De verdad? — Tsunade elevó las cejas, sorprendida.


— Si, ven a conocerlos.


Caminaron hasta toparse con una puerta que decía "maternidad", entraron y vieron a muchas chicas con una notable pancita, pero quienes sobresalían eran cuatro donceles, que en ese momento hablaban con Konan.


— Konan.


— Madre — saludó ella con un beso—. Chicos, ella es Tsunade Uchiha, mi madre así como la de Nagato y fundadora de los hospitales Konoha.


— Buen día Tsunade-sama — dijeron a coro aunque con tonos de voz distintos entre sí.


— Bueno chicos ¿Qué pueden decirme sobre sus embarazos? — Preguntó para iniciar una conversación.


— Es lo peor que me ha ocurrido hasta ahora.


Tsunade se sorprendió por aquellas palabras, volteó encontrándose a un muchacho de largo cabello castaño y facciones hermosas, con ojos blancos que claramente gritaban Hyuga.


— ¿Cómo te llamas?


— Neji Hyuga.


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