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Colors Spell por AleChun

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Notas del capitulo:

¡Hola! Y otra vez me he demorado un mes en traer este capitulo :c, lo siento, mis clases en la universidad iniciaron y aparte de que como siempre han habido pequeños detalles que me han tenido en reflexion si se puede decir asi.  Agradezco a todas las lindas personitas que me dejan un review, y tambien a los lectores silenciosos :'D Este capitulo no es tan grande. Pero espero que sea de su agrado. La primera parte en kursiva es un flash back -se mata- se que habia prometido que los flash back pararian, pero muchas de ustedes tenian sus dudas respecto al AkaFuri, asi que espero que esto aclare un poco sus dudas y si no, pues... pues, ya nos jodimos :'D porque ni yo me entiendo.

 

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—Akashi kun me enferma—soltó como un balazo, como una firme daga directa al cuerpo de Seijuuro. Tan dolorosa y desgarradora.

 

Akashi lo observo con suavidad y con un pequeño regalo sobre sus manos, dio un paso hacia un lado y coloco el paquete sobre la mesita de noche de la enorme habitación que se suponía que ambos compartían. —Tenía planeada una velada el día de hoy, Tetsuya. —una cena a la cual había dedicado horas de su tiempo, a la cual había dedicado esfuerzo y trabajo. —Sin embargo—continuo con voz serena— La cancelare. —pronuncio esperando algún tipo de respuesta, gesto, movimiento. Algo que pudiese cambiar, pero no paso. — Por supuesto, entiendo que no estés dispuesto. —más que entenderlo, era una cuestión de suponerlo. De imaginarse el desenlace de aquella discusión.

 

—Agradezco tu comprensión. —respondió Kuroko con dolorosa indiferencia, con linealidad, con cierto resentimiento en esa pequeña frase. Se dio la vuelta y sin decir una palabra más, camino en dirección hacia la puerta de la habitación. No tenía ninguna intención de permanecer en el mismo lugar que Seijuuro. Prefería no hacerlo, más que enfermarlo, le recordaba su situación. Su infelicidad actual y no estaba dispuesto a aguantar.

 

Akashi observo los pasos de su esposo, su caminar decidido, su desprecio.

 

Su deseo de huir y estar separados.

 

Pero él solo deseaba un poco más de tiempo. Solo un poco.

 

—Es nuestro aniversario de bodas, Tetsuya. — quería tenerlo un poco más. Lo suficiente como para resistir.

 

Kuroko se detuvo en seco al escuchar aquello. Como si una enorme roca se hubiese colocado en su camino.

 

Y lo odio.

 

 Detesto todo, detesto tantas cosas.  Sin duda alguna, casi enfermo al oír tales palabras. 

 

Tetsuya volvió a girar y fijo la vista en los ojos rojos de Akashi.

 

—Feliz aniversario, Seijuuro kun. Disfrútalo, se feliz este día. —bajo la cabeza brevemente y la volvió a subir—Solo no te acerques a mí. —completo con frialdad, dibujando  cada una de las letras al decir aquello. Tetsuya sabía perfectamente su papel, su propia importancia. Era suficiente para herir a Akashi, no necesitaba más. Era el punto  final de un  total. —Saldré un momento, tengo mi propio forma de pasar esta fecha. —completo retomando su camino, dando cada paso sin mirar atrás y cerrando la puerta sin piedad.

 

Y eso significaba tanto. Significaba mucho para Seijuuro.

 

Porque en medio de su infelicidad, toda su desgracia se volvió a afirmar. Era eso y nada más, en un vacío existente, en ese vacío incapaz de llenar. Se quedó unos cuantos minutos en su lugar observando la puerta, pensando, recordando las palabras de Kuroko. Nunca podría tenerlo. Jamás. Cogió la botella de vino que estaba sobre la mesa, leyó la etiqueta y sonrió.  No había un solo motivo para esperar, ni mucho menos para conservar esos pequeños objetos.   La levanto y la lanzo contra la pared con todas sus fuerzas. El sonido del cristal lleno todos los ambientes de la mansión, el vino se derramo por la hermosa alfombra, cubriendo todo el piso, cubriendo cualquier resquicio de felicidad.

 

No existía nada más.

 

Nadie era feliz.

 

Tetsuya tenía razón, lo mejor era olvidar aquella fecha, lo mejor era reemplazar los detalles por otro tipo de asuntos. Porque la verdad era que no quería recordarlo, que ya no quería pensar, que prefería  borrar toda su memoria, que lo mejor era salir; dado que el aire lo asfixiaba, lo atrapaba, lo hería y lo acorralaba.

 

 

-w-

 

 

Cogió la copa de champagne que uno de los mozos le ofreció, acerco el fino cristal a sus labios y bebió el agrio líquido. Una vez que paso todo el alcohol, respiro profundamente y  miro de nuevo hacia el frente. Seijuuro se  encontraba en medio del enorme salón de baile del Gran Hotel central de la ciudad, el motivo era simple; Tatsuya le había recomendado asistir a la recepción de la boda de uno de sus socios, que convenientemente coincidía en uno de los hoteles de su propiedad, por supuesto, en un principio omitió totalmente la invitación, debido a su celebración de bodas. Sin embargo, ahora prefería estar en aquel lugar, prefería la soledad. No existía ni un motivo para celebrar.

 

La mayoría de las personas que se encontraban ese lugar eran importantes dueños de empresas, políticos renombrados, una gama de profesionales de alta calidad. Pero, a decir verdad, Akashi prefería mantener su asistencia  de manera privada, no deseaba hablar de negocios. Solo estaba ahí en pos de olvidar.

 

Y eso era justamente lo que haría.

 

Los minutos pasaron, el alcohol continuo nublándole la mente pero no importaba. En ese momento, solo era él. No existía ni un motivo para perturbarse. Las luces del salón se apagaron con el fin de brindar un poco de más tranquilidad a la fiesta.

 

De pronto el mismo mozo que le había ofrecido la bebida volvió aparecer, aquel castaño extendió la bandeja con las copas. Akashi sin pensarlo volvió a coger una, necesitaba más, un poco más. Era necesario. Pero su mente se volvió más confusa  aun y casi cayo, sin embargo; el muchacho lo sujeto de uno de los brazos.

 

 El chico comenzó a hablarle con tono preocupado, pero Seijuuro no entendía  que era lo que realmente decía; más que nada se encontraba molesto, terriblemente avergonzado de la situación, no soportaba verse débil, lo odiaba totalmente. Apretó los puños y con la poca lucidez que poseía, se levantó y miro con desprecio al mozo. —No soporto a las personas inoportunas. Son incomodas y poco agradables. — Miro hacia un lado donde se encontraba la bandeja y cogió una de las copas de champagne, la levanto y se le entrego al mozo—Bébela—ordeno con odio—He de suponer que  piensas que mi estado actual es gracioso debido al alcohol, pero no lo sabrás con exactitud si no lo padeces tú mismo. — No lo soportaba, era cierto que su mente se encontraba difusa y su vista nublada pero aun así sus sentidos parecían querer ensañarse con otra persona. Pero no encontraba otra manera además que debido a la oscuridad no podía ver con claridad el rostro de aquel chico impertinente—Hazlo—ordeno al notar cierta duda—Soy el dueño de todo este edificio, no querrás saber lo que puede pasar si me desobedeces.

 

Ni bien termino de completar la frase, el mozo se bebió de un solo tiro todo el líquido. Akashi sonrió complacido, sus órdenes eran absolutas.

 

 

-w-

 

 

Y se permitió llorar, se permitió ser débil, se permitió titubear. Las lágrimas cayeron una a una de sus ojos. Solo quería creer, solo quería pensar en que Tetsuya estaba ahí con él, que estaba compartiendo todo con él. Que el cuerpo que acariciaba debajo de él era de su esposo y no de un extraño. Su mente lo decía, su mente lo dibujada de esa forma. Cogió las muñecas de su amante y las presiono contra la cama, apego su rostro al del otro y lo beso, jugo con sus labios, los lamio, los mordió y los adoro con todo su corazón. Porque era Kuroko, quería creer que era Kuroko.

 

El otro cuerpo se estremeció poco a poco, los gemidos se hicieron mas audibles, escucho los ruegos, los pedidos desvergonzados de más fuerza, de más anhelo, de más necesidad. Y Akashi los sacio, los efectuó tal como un muñeco llevado por la confusión y el placer. Para ese entonces, se encontraba totalmente perdido, no recordaba el número de veces en las cuales se había corrido en el interior de esa persona.

 

Lo único que podía repetir era que lo amaba, que lo deseaba tanto; porque era Tetsuya, en su mente lo era.

 

Grave error.

 

Error y más error.

 

Una vez que la actividad ceso y el sueño se apodero totalmente de su mente fue que se permitió olvidarse de Kuroko por un momento. Se sentía horriblemente cansado, tanto psicológicamente como físicamente. El sueño duro unos cuantos minutos; soñaba sus más profundos deseos. Soñaba que era feliz y correspondido.

 

Sin embargo.

 

Nuevamente el sonido del celular lo despertó.  Abrió los parpados estrepitosamente y con el dolor de cabeza taladrándole la mente, miro hacia todos lados, no recordaba absolutamente nada. Se encontraba solo en aquella habitación de hotel, todo estaba en blanco. Miro hacia un lado de la cama y se extrañó al notar rasgos de otra persona.

 

Había errado. Estaba mal.

 

El sonido del celular volvió a llamar su atención, giro un poco y cogió el pequeño aparato el cual se encontraba sobre la mesa de noche de la habitación.

 

Presiono el botón verde y se llevó el celular al oído— ¿Bueno?—escucho del otro lado de la línea

 

Seijuuro no reconoció aquella voz, era totalmente extraña. —Habla Akashi Seijuuro. ¿Cuál es el motivo de la llamada?

 

—Señor Akashi Seijuuro, estamos llamando del servicio de emergencias del hospital. Su esposo, el señor Akashi Tetsuya ha sido víctima de un atropello automovilístico, se encuentra en la unidad de cuidados intensivos….

 

Y esa fue la última noche que pudo observar el rostro de Tetsuya.

 

 

-w-

 

—Entonces Muro chin, te esperare en el restaurante que tanto te gusta—la voz de Murasakibara del otro lado de la línea sonó extremadamente dulce como una suave caricia, como un sincero deseo, como un anhelo acogedor y hermoso. Tatsuya sosteniendo unos cuantos papeles en sus manos y con el teléfono apegado a su rostro, sonrió en respuesta. Sintiendo las pequeñas sensaciones que recorrían cada terminación nerviosa de cuerpo.

 

—Llegare puntual, Atsushi— susurro entrecerrando los ojos e imaginándose la sonrisa de Murasakibara. Tan suya y tan real. Dejo los documentos sobre la mesa de recepción y se llevó el teléfono al otro lado. Miro el reloj sobre la pared de la oficina y entrecerró los ojos. Su pequeño descanso estaba a punto de culminar y aunque en ese momento Tatsuya no fuese capaz de aceptar totalmente  su verdadero sentir, la verdadera necesidad de compartir un poco más de tiempo con Murasakibara, su cuerpo no se dejaba dominar totalmente por su raciocinio. Sus manos no querían alejar el pequeño celular, no quería dejar de escuchar su voz. No. No es tan sencillo. Seria genial si fuese sencillo. —Tengo que regresar a trabajar— pero aun así, no podía evitarlo. Porque era tan cruelmente realista, tan dolorosamente vivaz—Hay algunos planes estratégicos que debo revisar—argumento con ternura, fingiendo tal vez un poco más de anhelo, dando pequeñas cucharadas a los sentimientos de Atsushi. Correspondiendo solo como él podía hacer y dibujar en su corazón esperanzas. Armando ilusiones y nombrándose dueño de ellas.

 

Para romperlas luego.

 

—Entiendo Muro chin—Atsushi respondió inmediatamente. Siendo cuidadoso, muy cuidadoso con cada palabra y vocal. Su relación debía ser así, el mismo se había repetido infinidad de veces lo mismo, no era bueno incomodar a Himuro. No, eso sería malo, muy malo. Solo debía darle comodidad, todo lo que desease. Y así. Y así… El jamás se iría. Porque las lágrimas caerían si él se moviese solo un paso, esa pequeña distancia dolía así de grande—Salúdame a Aka chin, no dejes que te intimide Muro chin, ya sabes ponle una cara de total seriedad y Aka chin estará contento, aunque no lo demuestre, pero estará contento. Porque a Aka chin le gusta la seriedad y la concentración.

 

—Claro—volvió a sonreír, era inevitable que no pudiese hacerlo. Cada ocurrencia, cada argumento. Murasakibara era cálido. — Adiós Atsushi. Cuídate—Aparto el teléfono de su oído y presiono el botón rojo, la sonrisa en su cara aún se mantenía, la pequeña corriente eléctrica estaba ahí. Guardo el móvil en su bolsillo y cogió los documentos de la mesa de recepción de la oficina. Era tan confortante. Cada dialogo con él. Cada momento especial. Todo comenzaba a cambiar.

 

Camino en dirección hacia  la oficina del director.  Sus pensamientos aún estaban temáticamente escritos en base a Murasakibara, pensando, soñándolo. Su caminata se detuvo en frente de la puerta de cristal. Los pensamientos son exquisitos.

 

Hasta cierto punto.

 

Abrió la puerta y  dirigió la vista a la presencia abrumadora sentada sobre el enorme sillón de la presidencia. Seijuuro se encontraba totalmente sumergido en la pantalla de su laptop, leyendo con sumo cuidado cada aspecto de los documentos que eran entregados a su persona. Solo él era capaz de filtrar cualquier error y llegar a la ansiada perfección. Aquella que la mayor parte del tiempo era necesaria y vital.

 

Himuro se mantuvo de pie frente al presidente. No sabía muy bien que hacer, en esos casos, la mayor parte del tiempo  era recomendable  no molestar ni interrumpir la concentración de Akashi, sin embargo; desde otra perspectiva, el tema que ambos tenían que tratar en esos escasos minutos era de suma importancia. Un contrato importante y vital para la empresa. Himuro se quedó unos minutos en silencio hasta que luego de unos minutos de vacilación, coloco los papeles que traía consigo sobre el amplio escritorio de Seijuuro.

 

Instantáneamente, Akashi detuvo su lectura y aparto la vista de la computadora, sus ojos rojos y ensombrecidos miraron con un poco de molestia  a Himuro, mostrando su incomodidad en cuento a aquella acción, cruzo sus dedos  y se acomodó firme sobre el enorme mueble. —Espero que sea importante— pronuncio, esperando efectivamente una buena excusa.

 

—Es sobre la financiación de la exportadora china—Tatsuya no dudo en responder, haciendo un gesto y mostrando los papeles sobre el ansiado contrato—Necesitamos que los revises y des tu visto bueno, la contraparte ha estado presionando a la sección de administración en pos de una respuesta positiva.

 

Akashi cogió el montón de papeles y comenzó a hojearlos uno por uno, dando un vistazo general, leyendo la forma del contenido. El trasfondo era otra cuestión. Suspiro y los coloco a lado de su laptop. —La mayoría de las clausulas son consumistas, el beneficio es más notorio para ellos, al parecer— siempre era lo mismo en cuanto a negocios, los grandes magnates solían buscar el beneficio propio y desarrollado sobre sus interés. Y eso era algo que definitivamente tenía que cambiar, Seijuuro jamás perdía, jamás cedía, jamás cambiaba. La ganancia, la razón y la victoria lo son todo, y eso. Solo eso debe primarse dentro de los negocios.  —Lo corregiré, una vez que termine con estos asuntos—volvió a fijar la vista sobre la pantalla y continuo leyendo los antiguos documentos.

 

—Entiendo—Himuro hizo un breve movimiento con la cabeza y  giro. Su trabajo por ahora había culminado.

 

 Sin embargo.

 

—Tatsuya—la voz de Akashi lo detuvo —Espera un momento—y otra vez había algo más. Seijuuro volvió la vista al frente. Sus movimientos, su mirada, la sonrisa que en ese momento  coloco, el conjunto de aquellos rasgos eran suficientes para delatar algo mas— Necesito saber algo de suma importancia respecto a ti. —justifico, ordeno e impero.

 

Silencio.

 

Himuro volvió a girar y alzo una ceja. No sabía con exactitud el tema del cual Akashi deseaba hablar, para empezar; al presidente general de la empresa, usualmente,  no le interesaban  los asuntos personales de los empleados. Así que, todo, todo era muy raro, errático, sorpresivo y extrañamente frustrante.

 

—Los rumores sobre tu futuro matrimonio con Atsushi—comenzó, moviendo los labios con elegancia, soltando cada palabra como cuchilladas; sonriendo aún más. Con tanto placer. — ¿Qué tan ciertos, son?

 

Lo imaginaba.

 

Tatsuya lo imaginaba completamente.

 

Que más tarde, mas ocaso, más triste, más estúpido… Todo caería, todo se descubriría.

 

—Totalmente ciertos—respondió sin dudar, sin dejar que el silencio volviese. No le convenía. —Atsushi  y yo, vamos a casarnos muy pronto. El desea que nos acompañes en nuestra pequeña ceremonia si fuese posible. —Y actuar.  Y dar. Y permanecer. Y resistir. Y dañar. Podía hacerlo, el primer paso a un mejor camino estaba echado. O eso es lo que firmemente Tatsuya creía.

 

—Por supuesto—La sonrisa de Seijuuro se hizo a un más notoria, sin lugar a dudas aquel matrimonio, satisfacía sus planes; lo ayudaba enormemente a sobrepasar ciertos obstáculos. Era beneficioso si, lo era grandiosamente. Pero más que todo, a decir verdad, Akashi estaba levemente sorprendido.

 

Porque…

 

Conocía muy bien las intenciones de Himuro.

 

Las conocía totalmente.

 

Que buen espectáculo.

 

—Kouki y yo, estaremos presentes. El regalo de bodas será exclusivamente seleccionado de acuerdo al gusto de ambos. —las bodas son hermosas, llenas de felicidad, llenas de dicha. Pero Seijuuro sabía que esta no era una boda normal y llevar un regalo, por así decirlo, le provocaba un sentimiento de sarcasmo. Pero nuevamente los formalismos atacaban. Después de todo, las etiquetas son etiquetas.

 

—Entiendo—Himuro asintió— Los esperaremos.  

 

Akashi se apoyó sobre el espaldar de su asiento.  Esperaba ese tipo de respuesta. Prácticamente la había oído con anterioridad— ¿Conoces el  verdadero significado del poder?—Soltó sorpresivamente, capturando la atención de Tatsuya, haciéndolo caer lentamente. Sí. Ahora todos estaban encerrados en el mismo círculo de mentiras. Todos eran parte de la misma situación.

 

— ¿Poder?

 

Lo tenía. Seijuuro se cruzó de brazos y clavo la vista en la figura de Tatsuya—Usualmente, el ochenta por ciento de la sociedad poseen  el concepto errado respecto al poder. Aristóteles nos dice que es la facultad de hacer una determinada cosa. Algo errado por supuesto. El poder es la capacidad de influir y ser influenciado positivamente. —No había más— ¿Lo entiendes, Tatsuya?

 

—Sí.

 

—Ya que lo entiendes, supongo que eres consciente del daño que ocasionaras si efectúas tu matrimonio con Atsushi. Me refiero a que tu búsqueda del poder sintetizara consecuencias. Más que una boda, planeas realizar un contrato matrimonial; es perfecto y  a la vez muy cruel. —Afirmo sin pestañear, armando su propia conclusión.

 

Tatsuya sonrió de lado—La crueldad es algo necesario, necesito esta crueldad ahora. Lo demás no importa.

 

Bien. Eso era todo, no había más.

 

—Por supuesto, es tu propio criterio, Tatsuya. — Lo había intentado, por el bien de Murasakibara y Himuro había intentado traer un poco de coherencia a la mente confusa de su asistente. Pero no había más. Tatsuya ya tenía inculcado sus planes, y eso no se podía cambiar tan fácilmente.

 

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Notas finales:

Espero que el capitulo les haya gustado. Como siempre aclarar que las parejas son las del resumen: AoKise, AkaFuri, KagaKuro, MidoTaka, MuraHimu y AleChun x Drama ok no x'D ignorenme.  Respecto a las actualizaciones, esta vez si, no puedo prometer que vaya a ser regular :c lo que si prometo y claro esta es que este fic tendra su final como se debe. 

En el proximo capitulo habra mucha comedia(?) Ya saben, Kise y Sakurai nos cantaran sus canciones(?) 

 

 


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