Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Colors Spell por AleChun

[Reviews - 319]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola :) aqui les traigo la continuacion de esta historia, muchas gracias a todas las personitas que me brindan todo su apoyo, las quiero. Espero que este capitulo sea de su agrado, me disculpo por lo corto que es; pero la verdad es que mi tiempo esta un poco ajustado. Bueno, sin mas demoras, disfruten su lectura.

DISCLAIMER: Los personajes de Kuroko no Basket no me pertenecen, son obra de Tadatoshi Fujimaki.

.

.

.

 

Camino lentamente hacia el automóvil. No podía creerlo, no podía aceptarlo, no podía respirar… 

 

Porque la verdad dolía… Estaba atrapado… Atrapado en manos ajenas…

 

Abrió la puerta del automóvil y se dejó caer; desecho, herido, cansado. Furihata ya no podía aguantar más, había tenido la esperanza de salir de la cárcel y poder ver nuevamente a su pequeño hijo. Sin embargo, las cosas no habían salido como esperaba.

 

Akashi Seijuuro… Ese hombre lo tenía nuevamente atrapado.

 

—Furi…— Takao fue el primero en hablar— ¿Paso algo?

 

Furihata no respondió, todo lo contrario, se limitó a quedar en silencio. No tendría oportunidad contra Akashi Seijuuro. ¿Cómo lo haría? ¿Cómo reclamaría a su hijo? Sus ojos se cristalizaron y suprimió un jadeo. Al final del día, ese hombre lo destruiría completamente. Tal y como deseaba; sino es que más doloroso.

 

El ambiente dentro del auto se puso denso; todos estaban preocupados por el bienestar de Kouki, la idea era colectiva, Takao ya les había comentado que posiblemente ir al orfanato no traería buenas noticias, puesto que, naturalmente, el niño habría sido adoptado o enviado  al exterior a buscar una familia.

 

Y desde ese punto, a decir verdad, era muy difícil encontrar un bebe y pedirle a la familia adoptante que lo regrese.

 

Sakurai coloco una mano sobre el asiento de Furi y se acercó, no se sentía lo suficientemente capaz para  instaurarle nuevos ánimos, pero por lo menos creía que podría hacer algo. — Furihata san…— susurro con los labios apretados y la cabeza agachada— ¿Qué fue lo que paso? Si nos dijeses, tal vez…— suspiro — Nosotros podríamos ayudarte, es decir— se apresuró a negar con la cabeza. —Nosotros queremos ayudarte, Furihata san.

 

—Esa persona— susurro en un hilillo de voz sorpresivamente, sin mover ni un solo musculo.   Sintiéndose derrotado, nuevamente, sintiéndose sin fuerzas. Las lágrimas de Furihata cayeron por sus mejillas, como una cascada sin destino alguno— La persona que me encerró, al parecer, adopto a mi hijo— los temblores en su cuerpo se hicieron más visibles al recordar, nuevamente, ese papel donde constaba la firma y aprobación de Akashi Seijuuro.

 

Kagami abrió los parpados sorprendido— ¿Que dices? — era inadmisible comprender hasta qué punto de obsesión había llegado ese tipo por Furihata. Era espantoso.

 

— ¡Demonios! — Aomine frunció el ceño y desvió la vista furioso— ¡Tienes que decirnos en este momento, quien es ese maldito!

 

Takao apretó los puños y respiro profundo— No puedo creer hasta qué punto a llegado. Separarte de tu bebe— murmuro — que cruel…

 

Durante unos largos minutos, estuvieron maldiciendo a aquel ser tan cruel; que se había atrevido a lastimar de esa manera a Kouki.  Ninguno de ellos podía encontrar una solución al problema en sí, era demasiado complicado meterse a la cabeza de esa mente perversa. Era inconcebible alguien tan horroroso.

 

Y entonces paso… lo que jamás debió pasar…

 

—Furi— Kagami quería ayudar lo más que podía. De verdad quería hacerlo— ¿Quién es esa persona?—Pregunto, porque en su mente tenía algo claro; si conocían el nombre de aquel sujeto tal vez podrían pensar en algo más conciso. Tal vez encontrarían una respuesta para poder acabar con el sufrimiento, tan prolongado, de Furihata.

 

Kouki que aún se mantenía con los puños apretados y el corazón destrozado como una tormenta. Movió lentamente su cabeza y respiro profundo— Su nombre— de tan solo recordarlo le producía dolor, dolor desgarrador— Es Akashi Seijuuro. — Kagami se quedó mudo— Él… lo hizo todo.

 

Esto no podía estar pasando, Taiga permaneció estático en su lugar; ya no había salida, ya no había escapatoria, ya no había esperanza…

 

 

Mantente cómodo en este lugar…

Porque te juro que cuando salgas, todo se volverá muy incómodo…

 

 

 

 

-w-

 

 

Aquella mañana, en medio de asuntos importantes y papeleo lapidatorio, Himuro Tatsuya se vio envuelto en un tipo de afonía.

 

Otra vez… El asunto que le molestaba… Comenzaba otra vez…

 

Detuvo sus pasos en medio de la multitud de empleados, que se movían de un lado a otro dentro de la enorme empresa. Esa mañana como cualquier otra, Tatsuya se había levantado de la cama con ánimo renovado; ese día por fin podría ver a su hermano; por fin lo vería en libertad. Y justamente por ello era que ansiaba llegar a la empresa y terminar todos los asuntos pendientes, lo más rápido posible, pero, como casi siempre le pasaba, ahí estaba de nuevo su mayor obstáculo.

 

Murasakibara Atsushi…

 

Suspiro fastidiado y entrecerró los ojos. Concéntrate, esto no va a arruinar tu trabajo, tienes que aguantar, tienes que aguantar por Taiga; se dijo a sí mismo. No le molestaría, no permitiría que ese hombre le siguiese molestando; por mas socio que sea ya no podía seguir aguantando todo ese acoso.

 

De pronto, los pasos de Murasakibara resonaron con fuerza por todo el primer piso de la corporación, era como un imán de miradas; ganándose la atención de todo el mundo. Pero eso era algo natural, muy natural ya que Atsushi era considerado uno de los hombres más  ricos de Japón, y también, el mejor de amigo de Akashi Seijuuro, el dueño absoluto de todo ese imperio. Era muy natural que todo su alrededor se fijase en él.

 

—Muro chin— saludo con una sonrisa. Atsushi se sentía extasiado de poder contemplar aquel rostro que tanto le gustaba, y le llenaba la panza de un extraño sentimiento, como si hubiese comido millones de dulces— Llegaste temprano hoy— sonrió— Me alegra verte al comenzar el día, te extrañe muuuchisimo, no sabes cuanta falta me hiciste.

 

Himuro que en el fondo comenzaba a sentirse avergonzado, puesto que todo el mundo se había detenido exclusivamente para observarlos, abrió los ojos y clavo la mirada en Murasakibara. Lo tenía que destruir… — Buenos días señor Murasakibara— hablo serio— me alegra saber que por fin  actúa con seriedad sobre su puntualidad en la empresa— quería alejarlo lo más rápido posible— Siga así— sonrió— Concéntrese solamente en su trabajo, limítese a lo que ha venido, no se dirige a mi si no es por cuestiones laborales.

 

—Muro chin— susurro, la sonrisa de Atsushi se borró instantáneamente, como un encantamiento. Himuro comenzaba a ser frio con él, comenzaba a distanciarse, comenzaba a ser diferente del Muro chin que conocía, de esa bella persona que se había tatuado en su piel. Tan pasional… —Yo— quería tenerlo, quería poseerlo, quería amarlo fuertemente— No entiendo— mentir era lo más dable, lo mejor, para aliviar su corazón— No comprendo lo que dices, Muro chin.

 

Mentía y eso era algo, que claramente, Himuro comprendía. No había mejor escapatoria que negar la realidad que te lastima—Simplemente, al igual, que ocasiones anteriores. Te estoy reiterando mi parecer— frio, sereno, calmado. Sin expresar ni un solo sentimiento. Himuro continuo hablando y despezando las ilusiones de su nuevo jefe—No quiero continuar de la manera en que hemos estado desarrollando nuestro trabajo. Es molesto, fastidioso y no es productivo.

 

—Muro chin

 

—No te quiero

 

Murasakibara se quedó estático en su lugar, esta vez, su Muro chin lo había derrotado con facilidad, con audacia, con dolor; siendo más cruel que las anteriores veces. Porque la verdad era que aquel asunto, es y siempre será doloroso, sin descanso, sin amor, sin esperanzas.

 

—No te amo Atsushi. No voy amarte, todo lo contrario, me molestas— pronuncio como si estuviese escupiendo veneno— Me fastidias, me alteras, me enojas. No me gustas, ni me gustaras en un futuro. Yo solo quiero estar solo, sin compañía, sin amor.

 

—Yo…

 

—No— corto de frente. No tenía pena, ni compasión, ni cariño. Himuro simplemente no sentía nada en su corazón— No te necesito— y con esa última frase, apretó los documentos sobre su pecho y camino en dirección hacia el ascensor

 

Sin embargo.

 

Nada nunca tuvo sentido.

 

— ¿Aunque tenga mucho dinero? — Murasakibara se giró sobre sus talones y enfrente, nuevamente, a Tatsuya, y esta vez, con toda la seriedad del mundo, eliminando el tono infantil que siempre le caracterizaba. — Tengo millones, mucho dinero. Puedo dártelo todo. Puedes tener todo lo que quieras— sonrió— Tienes que amarme…

 

Tal vez no ahora…

Ni en meses… ni años… pero si, muy pronto en tu vida

 

 

 

-w-

 

 

 

Furihata camino lentamente por las calles de aquel lugar; todo se le hacía tan raro y extraño. Después de contarle a cada uno de sus amigos sobre su situación, Kouki había insistido en que lo dejasen solo, es por eso, que ahora se encontraba ahí, enfrente de la que alguna vez fue su casa, de aquel hogar que había compartido con su madre.

 

Su madre...

 

Bajo la cabeza y suspiro; no habían sabido nada de ella en todo ese tiempo, ni una sola llamada, ni una sola noticia, simplemente un día había dejado de visitarlo y no había vuelto jamás. Alzo la vista y respiro profundo. Lo más probable, se repitió, es que ella ha decidido continuar sin mí. Sin embargo; le dolía pensar aquello, comprendía el hecho de que su madre también se sintiese cohibida al seguir brindándole apoyo, claro que lo comprendía, y no quería molestarla. Pero ahora… ahora más que nunca necesitaba un abraza y echarse a llorar; por todo lo que había pasado, por la cárcel, por los golpes, por su dolor, y por sobre todo, por Maasaki.

 

Así que sintiéndose el hombre más desafortunado del mundo, se dio fuerzas a sí mismo y camino serio y decidido hacia su hogar. Quería hablar con Naomi, con su madre, con el único familiar que le quedaba. 

 

Pero todo movimiento ceso cuando una de las vecinas se acercó a él.

 

 Furihata giro el rostro y miro extrañado a aquella mujer que le sostenía de una de las mangas de su abrigo.

 

— ¿Furihata san? — Pronuncio la anciana, llevaba un vestido floreado y enormes gafas sobre su rostro; características propias de una persona de la tercera edad— ¿Es usted, Furihata san?

 

Kouki se quedó mudo durante unos minutos, no comprendía que es lo que ocurría exactamente. —Sí, buenas tardes— saludo, recuperándose poco a poco de la reciente sorpresa— Yo…— comenzó a hablar un poco avergonzado de presentarse en el vecindario— Estoy buscando a mi madre. — finalizo con una sonrisa, tratando ser cortes.

 

— ¿La señora Naomi?

 

Asintió— Si, ella es mi madre. No la veo hace bastante tiempo y es por eso que quería contactarme con ella. —necesitaba encontrarse con ella. Más que querer, era una verdadera necesidad. Furihata adoraba a su madre sobre cualquier cosa.

 

— ¿Qué? ¿Acaso no lo sabía? — La anciana se acomodó los lentes sobre el puente de su nariz— La señora Naomi fue hospitalizada hace años, debido a una aneurisma; está en coma.

 

Los ojos de Furihata se abrieron de sobre manera. Ese había sido otro golpe sobre su corazón, sobre su alma misma, sobre todo su ser. — No lo sabía— murmuro con dolor  sintiendo un nudo en la garganta. Su madre… ¿Por qué su madre? No lo comprendía ¿Por qué su madre tenía que sufrir?  ¿Por qué de todas las personas tenía que ser ella justamente? Su madre nunca había hecho daño a nadie, no se merecía nada de lo que pasaba. — ¿Me puede decir en qué hospital esta? — Susurro— Por favor

 

Lo sabía…

La pesadilla apenas comenzaba…

 

 

 

-w-

 

 

Akashi leyó y examino cada uno de los papeles que tenía sobre su escritorio, eran como el preludio de una tormenta, tan ajustados, tan apretados.

 

Al final del día, las cosas estaban perfectamente alineadas sobre sus planes, todo, absolutamente todo era perfecto. La situación de Furihata se desvelaba poco a poco; y el, no podía ser más feliz con ello. Kouki pagaría por todos sus pecados, lentamente y tortuosamente. Seijuuro había clasificado cada una de sus acciones como un juego de shogi o ajedrez. Todo tenía que salir perfecto, único y memorable.

 

Todo se estaba dando frutos según sus planes. Había cerrado todas las salidas para Kouki, ya no tenía escapatoria y se quedaría ahí, claramente, donde le correspondía; junto a él, ese era su lugar, sufrir junto a Seijuuro.

 

De pronto la puerta de su oficina se abrió y Tatsuya entro lentamente junto a un nuevo empleado de Akashi Corp.

 

 La idea del nuevo empleado no le desagradaba en absoluto, pero tenía que admitir que ese hombre no era de su total y expresa confianza. Lo único positivo es que era un buen juguete, que usaría a su antojo, y que al final, lo desecharía como una basura; como lo que era.

 

—Señor— Himuro levanto la vista  serio y recto— Él es Kichiro Kisho— señalo en dirección hacia aquella persona— Es el nuevo integrante de nuestro equipo legal— pronuncio.

 

Kichiro Kisho... ese nombre era como música en sus oídos. Poco a poco todo se acomodaba en su lugar, absolutamente todo.

 

Sonrió, por supuesto, todo estaba bajo su control; ya que todo era para empaparse de información refrescante. Todo, todo, todo siempre se movía por Kouki.…

 

Para conocer a Furihata completamente, tenía que investigar en su pasado y por supuesto, Kichiro Kisho era el pasado perfecto de Kouki. Tenía que serlo, después de todo, era el ex novio del castaño.

 

—Bienvenido— susurro Seijuuro con una sonrisa. Escondiendo sus verdaderas intenciones. Escondiendo sus atroces planes. Escondiendo sus deseos de venganza.

 

 

 

.

.

.

Notas finales:

Bien, hasta aqui llego :'D. Espero que este capitulo les haya gustado. Gracias por leer :DD Hasta la proxima.

PD: Acabo de leer que hubo un terremoto en Chile :( Espero que esten bien las chicas que son de ahi, cuidense, esperemos que no pase nada malo.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).