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Abre tus ojos por girlutena

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Notas del capitulo:

oh!oh-!

Lamento mucho la demora T_T...

Nunca se iba a cansar de verlo, con sus mejillas suavemente sonrojadas después del baño, su tersa piel brillando y emanando un dulce aroma de almendras, sus rubios cabellos brillando, y aquellas hermosas sonrisas que todos los días le recibían después de un cansado día de trabajo.

Nunca se iba a cansar de ello; los pasos de su pequeño Keishi se detuvieron en la mitad de la sala y él tuvo que agacharse para poder atrapar al pequeño infante entre sus brazos, rio divertido cuando su hijo empezó a llenar su rostro de muchos besos.

-Ya llegué. –El doncel pudo sentir como una corriente eléctrica pasaba por todo el largo de su columna, esperó que el moreno caminara hacia él y se sintió nervioso cuando sus labios se tocaron en un suave y amoroso beso.

-Bienvenido. –Sasuke no pudo evitar soltar una pequeña risa al ver el tierno puchero de su doncel.

Sentó a su hijo sobre sus piernas, mientras veía como el doncel caminaba hacia la cocina, bajó su mirada para observar como su primogénito le enseñaba uno de sus nuevos dibujos, le besó tiernamente su cabecita y sonrió cuando su novio se sentó a acompañarlo.

-Vamos mi amor, no estés enojado.

-No lo estoy. –El pequeño Keishi escondió su rostro cuando percibió el tono molesto de su oto-chan, gimió bajito, mientras apretaba sus manitos contra la camisa de su padre.

-Ya te expliqué que llegaba tarde porque estaba cerrando un contrato.

-Sí, sí; ya entendí que los contratos son más importantes que nosotros. –Sasuke no pudo evitar sonreír despacio al ver como el doncel mostraba aquella faceta molesta, apretó un poco más el cuerpo de su hijo, y se acercó hasta los labios del doncel.

-Te prometo que mañana será un día especial. –Naruto tan solo hizo un tierno puchero y Sasuke sonrió al ver como el menor se alejaba hacia el segundo piso. –Mi pequeño Keishi, mañana será un día muy especial. –El pequeño niño levantó sus bracitos y sonrió emocionado cuando su padre lo levantó con sus dos brazos.

Cuando Naruto abrió sus ojos no pudo evitar sentir una horrible opresión en su pecho, al que Sasuke no se encontraba con él, mordió su labio inferior sintiendo como la angustia empezaba a llenar su cuerpo. Soltó un suspiro frustrado, lo iba a dejar pasar, no deseaba discutir más con el moreno, ahora tenía otra prioridad, ir a levantar a su pequeño y darle su comida.

Llevó sus manos hasta su vientre al ver que la cama donde dormía su bebé se encontraba vacía, bajó rápidamente las escaleras, esperando y deseando que los dos varones se encontraran en la cocina, pero todo estaba vacío.

Frunció ligeramente su ceño cuando el sonido del timbre llenó todo el lugar, y no pudo evitar preguntarse qué hacían Obito, Sasori y Lee, pero más extraño le pareció al ver todas las cosas que traían entre sus manos.

-¡Bien, es hora de poner manos a la obra!

-¿Qué pasa? –Pero ninguno de los tres donceles le pudo responder, y cuando se dio cuenta se encontraba bañado, perfumado y vistiendo un pesado kimono de color blanco con finos estampados naranjas, observó el Obi y pasó delicadamente sus dedos por el símbolo de la familia Uchiha.

-Te ves hermoso, Naru.

-¿Qué está pasando, Obito-san?

-Ya lo verás, mi querido. –Obito acarició suavemente los rubios cabellos del menor y con una pequeña sonrisa le colocó una pequeña horquilla de color azul.

-¡Ya es hora de irnos! –La voz de Lee se escuchó hasta el segundo piso, y Obito tan solo le pudo sonreír al menor.

 

Se podía escuchar las suaves y contagiosas risas de los más pequeños, los encargados se movían de un lado a otro, llevando consigo los hermosos adornos florares, mientras que los músicos arreglaban los últimos retoques de sus estrofas.

Naruto sentía como su corazón bombardeaba rápidamente, mientras apresaba la fina tela de su kimono entre sus pequeñas y delicadas manos, se encontraba mordiendo ligeramente su labio inferior, dejando que sus zafiros recorrieran el largo de su cuerpo.

Lentamente sus manos se detuvieron en la pequeña, pero ya notoria curvatura de su vientre, y una pequeña sonrisa empezó a mostrarse en su rostro al saber que su pequeño bebé se encontraba ahí, sano y salvo, mordió ligeramente su labio inferior y fue soltando, lentamente, un ligero suspiro, intentando tranquilizar sus nervios. Tus azulejos se habían posado sobre el cielo azul, recordando la época en la que solo eras un pequeño niño enamorado de un varón.

-Mi bebé se ve hermoso. –La voz de Minato se escuchaba entrecortada y emocionada, sus hermosos ojos brillaban al ver a su pequeño doncel vestido con un kimono blanco, sus cabellos suavemente recogidos y esas hermosas gemas brillando. Lentamente fue acercándose para detenerse detrás del menor, apoyó sus manos sobre los delgados hombros, sonriendo al ver el rostro reluciente de su hijo doncel.

-¿Qué es todo esto, Oto-san? –El mayor caminó con el menor hasta el sofá de tres plazas para sentarlo sobre sus piernas; escondió su rostro en la curvatura del cuello del doncel, apresando su delgado cuerpo con sus brazos; no quería dejar ir a su bebé, Naruto aún era pequeño, era SU pequeño doncel; sin darse cuenta aprisionó un poco más su cuerpo contra el del menor. Naruto sonrió suavemente y escondió su rostro en los cabellos mojados de su padre, sintiendo un nudo en su estómago al percibir el aroma a cítricos de ellos.

Naruto dejó que su padre le abrazara con fuerza, mientras él sentía como su corazón latía con rapidez, cerró lentamente sus ojos deseando encontrarse con Sasuke y su pequeño hijo, deseaba regresar a la comodidad de su hogar, y no dejar salir al mayor nunca más.

 

Por otra parte, Sasuke se encontraba observando su cuerpo en el espejo entero de la habitación, sus cabellos aún estaban mojados y pequeñas gotas habían caído sobre la tela gris de su kimono, se sentía extraño con esas ropas tradicionales, pero sabía que a su doncel le gustaba usarlas en momentos especiales.

Frunció ligeramente su ceño al sentir como su corazón latía con fuerza, cerró lentamente sus ojos y soltó un abatido suspiro.

-Te veo nervioso, hermanito. –Sasuke frunció su ceño al escuchar las palabras de su hermano. Pero sí, estaba nervioso y el Uchiha mayor sabía cómo se debía sentir. Itachi caminó lentamente, dejando que el pequeño Keishi corriera hasta los brazos de su padre, sonrió embobado al ver al menor con aquellas ropas grises.

-Nuestros padres se sentirían nerviosos, ansiosos, y felices al saber que te vas a casar con Naru-chan. –Sasuke no pudo evitar observarse en el espejo, las manos de Itachi eran grandes y fuertes, pero se movían con delicadeza y con maestría acomodó el Obi de su hermano. –Estoy muy feliz, ototo.

-Vamos nii-san, que no me voy a ir a otro país. –Itachi sonrió suavemente, y no pudo evitar abrazar al menor, ocultó su rostro en el cuello de su hermano, sintiéndose emocionado cuando Sasuke se aferró a él. –Gracias por cuidarme nii-san.

-Muy bien, ya es hora de ir. –Itachi palmeó la espalda del menor, sintiendo como pequeñas lágrimas deseaban escapase de sus cuencas oscuras; le dedicó la última mirada y con una pequeña sonrisa salió de la habitación, dejando que Sasuke observara el lugar por última vez. –Por cierto, aún Naruto no se entera de nada.

 

El hermoso templo de Kinkakuji se alzaba con majestuosidad ante los ojos de las personas, el color dorado de su cubierta brillaba junto con el resplandeciente sol, mientras que el sonido del agua, y el perfume de las rosas le daba un estado de tranquilidad.

Los altos árboles se movían con suavidad, la primavera ya había llegado, suave y pausada como su hermoso clima, los pequeños pétalos de cerezo caían con ligereza, adornando el suelo adoquinado. Los más pequeños se encontraban sentados al costado de sus padres, intentando contener la emoción que invadían sus pequeños cuerpecitos.

Sasuke se encontraba de pie, intentando controlar sus emociones, mientras que la voz de Itachi se escuchaba con un suave y lejano susurro, intentó tranquilizar su agitado corazón, pero sintió como su alma caía al suelo, cuando las grandes puertas del templo se abrieron de par en par, dando inicio a la suave música instrumental.

El aroma de incienso se sintió tan ligero en sus pulmones, mientras que la luz del sol se reflejaba sobre el cuerpo del doncel, y Sasuke tan solo pudo visualizarlo en una mancha oscura, pero Itachi palmeó suavemente su hombro trayéndolo a la realidad.

Los cabellos dorados de Naruto brillaban como las láminas doradas de aquel majestuoso templo, pero nada se podía comparar con la belleza, y la emoción que transmitían los zafiros del doncel; sus pasos eran suaves y parsimoniosos, su pequeña sonrisa, y aquellos hermosos zafiros que derramaban finas lágrimas de emoción.

Sintió como todo a su alrededor empezaba a desaparecer, sus calculadores ojos negros se perdieron en aquel mar, tan puro como el alma del doncel, no escuchaba nada, tan solo su bruna mirada se había combinado con la del menor.

Su corazón nunca dejó de latir desbocado, se vio obligado a regresar a la realidad cuando sintió la mano de Minato sobre su hombro, y él, como un Uchiha le dio una perfecta reverencia jurando al patriarca Namikase, lealtad y amor completo para su único hijo doncel; después que Minato asintiera suavemente, Sasuke pudo tomar delicadamente la mano de Naruto, besando casta y suavemente sus nudillos, observando excitado como aquellas tersas mejillas se teñían de un suave carmín.

-Los declaro esposos. –No habían podido escuchar las palabras del monje, ni las felicitaciones de sus amigos, ni familiares. En toda la ceremonia Naruto había pasado con las mejillas fuertemente sonrojadas al sentir como los dedos del Uchiha rozaban sus nudillos. Sasuke solo se encargaba de observar las relucientes gemas de su ahora esposo, y Naruto, a pesar de ser tan joven, sentía como su alma se sentía completa.

Las suaves manos de Sasuke acunaron el joven rostro del doncel, y no le importó al verse obligado a agachar la mitad de su cuerpo; atrapó el labio inferior del rubio entre sus dientes; le escuchó gemir bajito, y él aprovechó para meter su lengua y recorrer aquella pequeña, pero caliente cavidad; sintió como los delgados brazos del menor se aferraban con fuerza a su cuello, y sin saber como se vieron atrapados en un demandante beso.

Las risas y júbilos de los presentes se escucharon en todo el recinto, mientras que el monje se encontraba abochornado por aquel acto de amor, pero tampoco podía ocultar la una pequeña sonrisa que mantenía en su rostro.

-¡Oto-chan! –El pequeño Keishi corrió lo más rápido que aquellas pesadas ropas le permitían y se sintió emocionado cuando su padre lo tomó entre sus brazos.

 

Naruto observaba todo el hermoso lugar, la noche ya había llegado, pero las luces brillaban por todo el lugar, el sonido del arroyo se escuchaba a lo lejos y el suave soplido del viento primaveral le daba un toque risueño, la música sonaba alegre, mientras que todos los invitados se divertían, y los niños corrían de un lado a otro, intentando atrapar a las pequeñas luciérnagas.

-¿Hiciste todo esto tu solo? –Sasuke mantenía fuertemente aferrado a su doncel, y sonrió al escuchar aquella suave y emocionada voz.

-Obito se moría por decírtelo, y tu padre dio el grito al cielo cuando se lo conté. –Naruto volteó la mitad de su cuerpo, y se acomodó entre las piernas de su esposo, acunó el rostro del mayor entre sus pequeñas manos y sintió como su pequeño cuerpo temblaba.

-Te amo. –Naruto escondió su rostro en la curvatura del cuello del moreno, y soltó su llanto que había contenido todo ese tiempo. –Yo pensé que tú… te habías cansado de mí. –Sasuke besó los cabellos del doncel, su doncel, y acarició suavemente su espalda, esperando a que se calmase.

-No podría cansarme de ti. –El menor se alejó lentamente de aquel gran cuerpo, y se sintió extasiado al ver como aquellas gemas oscuras brillaban para él. –No después de saber que estas esperando otro hijo mío.

Naruto sintió como calor empezaba a acumularse en sus mejillas, mordió ligeramente su labio inferior al sentirse expuesto ante aquella noticia.

-¿Por qué no le contaste?

-Yo… esperaba el momento para decírtelo. –Sasuke acarició la mejilla del menor y se dio el gusto de darle un pequeño beso en aquella pequeña y respingada nariz, para luego besar aquellos sugerentes labios.
-Pues, ahora tendremos que decírselo a nuestro pequeño Keishi. –Naruto sonrió divertido al ver como su hijo bailaba con aquellas ropas. –No fue fácil ponérselo, pero después que vio que su padre vestiría igual que él, se sintió emocionado.

Su primogénito se detuvo en la mitad de la pista y puso sus grandes ojos negros sobre sus padres, y con una hermosa sonrisa empezó a correr hacía ellos, quien fue recibido por los brazos de su papi, sintió como sus pequeñas manitas eran llevadas hasta el vientre de su papi.

-Vas a tener un hermanito, bebé. -Y con aquella mirada crítica y analizadora intentó ver más allá que una simple tela y el cuerpo de su progenitor.

-¡Bebé! –El pequeño Keishi alzó sus bracitos, sonrió emocionado, aún sin entender que era a lo que se referían sus padres, pero dejó gustoso que sus padres le llenaran de besos.

Notas finales:

pero espero que les haya gustado este capitulo.

Espero que dejen sus comentarios!!!! *-*!!!!!

Besos!!!

PD: Lamento si encuentran algunos errores ortograficos... como comprenderan paso la mayor parte de mis días haciendo trabajos en la computadora... y ...algún día mis ojos morirán T_T


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