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Abre tus ojos por girlutena

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Notas del capitulo:

 

Lamento alguna falta ortográfica... acabo de terminar este capitulo y pues... espero que les guste!!! *-* 

El frío del invierno había empezado a disminuir con mucha más rapidez, mientras que los copos de nieve caían con mucha sutileza cubriendo los altos árboles, convirtiendo en una manta blanca y brillosa. Los villancicos sonaban fuertemente, mientras que los padres caminaban con sus hijos llevándolos de la mano por los largos pasillos de los centros comerciales, comprando los regalos de navidad.

Se podían ver a los niños jugar en los parques, tirándose bolas de nieve, riendo y corriendo sin ninguna preocupación, mientras que sus padres intentaban no morir de frio, mientras los veían felices.

Naruto caminó lentamente por el largo del parque, saltando levemente por las piedras del caminito, sus manos escondidas en los anchos bolsillos de su abrigo y su gorro de lana cubriendo parte de su cabeza, frunció levemente su ceño, mientras quitaba un mechón que empezaba a cubrir su vista.

Arregló la fundada mientras ocultaba su nariz en aquella suave tela y sus mejillas yacían levemente sonrosada por el frio de aquella mañana, pero sintió como el calor empezaba a recorrer en el interior de su cuerpo al sentir el fuerte y varonil aroma de Sasuke en aquella tela.

Alzó su mirada añil al ver como unos pequeños zapatos se detenían delatan de él y sonrió suavemente al ver a un pequeño niño de unos cinco años, mirándolo detenidamente, con unos ojos verdes, demasiado hermoso, mientras que el viento soplaba suavemente removiendo sus cortos mechones azabaches.

Naruto se colocó en cuclillas hasta quedar a la altura del infantil niño y con una suave sonrisa acarició los mechones azabaches, riendo bajito al ver el suave sonrojo que empezó a cubrir las mejillas del pequeño.

-Mi nombre es Naruto-ttebayo. –El pequeño niño siguió analizándolo un poco más y él no pudo evitar sentirse un poco nervioso, hasta que vio como una pequeña sonrisa empezaba a adornar aquel serio rostro.

-Mi nombre es Akio. –El menor sonrió abiertamente al ver las hermosas sonrisas del doncel. –Eres muy bonito.

-Muchas gracias Akio.

-Mi oto-san dice que si encuentro a un doncel bonito, tengo que decirle lo bonito que es. –Naruto rio bajito al ver como el pequeño varoncito empezaba a hablar como todo un adulto y sonrió despacio al sentir una pequeña felicidad crecer en su pecho. –Pero a mí solo me gusta mi oto-chan, pero tú también eres bonito.

El pequeño Akio le miró fijamente y él tan solo pudo asentir levemente, mostrando una sincera hermosa sonrisa, haciendo que el pequeño se sonrojara.

-¿Y dónde están tus padres?

-Mi oto-san está trabajando y mi oto-chan. –Naruto vio como el pequeño volteaba su cabecita buscando a su padre doncel. –No sé dónde está mi oto-chan. –Naruto no pudo evitar reír bajito al escuchar como la voz del pequeño salía toda seria y sin rastros de preocupación.

-Creo que me perdí cuando empecé a seguirte. –Akio seguía hablando, mientras que caminaba lentamente tomado fuertemente de la mano de aquel rubio hermoso.

-Pero no debiste separarte de tu Oto-chan. –Akio agachó su cabecita entristecido, mientras que mordía su labio inferior. –Pero tranquilo, yo te ayudaré a encontrar a tu Oto-chan.

El pequeño varoncito alzó rápidamente su cabecita, mostrando una hermosa sonrisa, sin ningún rastro de haber querido llorar, empezó a caminar con mucha más prisa llevándose al doncel con él.

-¡Oto-chan! –Naruto fijó su azulada mirada en un hermoso doncel de cabellos azabaches, quien se volteó rápidamente al oír el fuerte grito del pequeño y no pudo evitar sentirse un poco culpable al ver la angustia plantada en su hermoso rostro.

-¡Akio! –El doncel lo tomó entre sus brazos, ocultando su fino rostro entre los sedosos cabellos del niño, mientras que el pequeño tan solo pedía disculpas. – ¿Por qué te alejaste de esa forma? Acaso quieres alejarte de mí.

-No Oto-chan, nunca me alejaría de tu lado, pero vi a un bonito doncel y lo seguí. –Naruto sintió como sus mejillas empezaban a colorearse al escuchar las palabras del menor y tener la bruna mirada del doncel sobre su cuerpo.

El doncel mayor frunció levemente su ceño, mientras escrudiñaba al menor y mantenía aferrado el cuerpo de su hijo entre sus brazos.

-Buenos días, mi nombre es Naruto, Namikase Naruto-ttebayo

-Mi nombre es Lee. –Naruto se removió un poco incómodo al seguir teniendo aquella bruna mirada en su cuerpo. – ¡Oh! Disculpa Sabaku no Lee.

Naruto sonrió suavemente al ver como la mirada del doncel empezaba a tornarse suave y delicada, vio como palmeaba suavemente los cabellos de su hijo y volvía a colocarlo en el suelo.

-Oto-chan, ¿Podemos ir a recoger a Oto-san? –Lee asintió suavemente, mientras le permitía a su pequeño para que vaya a jugar, sin alejarse de su vista. –No te vayas a ir sin despedirte, Naru-nii.

Naruto asintió suavemente y sonrió enternecido al ver como el pequeño se alejaba corriendo hacía los otros pequeños niños, siguió con pasos tranquilos al mayor hasta sentarse en una de las bancas.

-Siento mucho si mi hijo te causó problemas.

-Oh no se preocupe, tan solo necesitaba pensar en algo. –El moreno observó como el menor agacha su hermosa mirada y mordía su labio inferior.

-¿Algo te preocupa? –Naruto sintió la suave mano del mayor sobre su cabeza y sintió ganas de llorar al recordar que él no había tenido contacto con su madre, que nunca había podido contar sus problemas.

-Yo. –Sus manos apresaron la fina tela de su pantalón, mientras que su mirada caía sobre la nieve blablá que ocultaba el suelo. –A mí me gusta alguien, pero él es mucho mayor que yo y él, creo que tiene miedo-ttebayo.

Lee relajó su cuerpo, mientras que su bruna mirada caía sobre el pequeño cuerpo de su hijo, quien se encontraba corriendo detrás de otros niños, tirándose bolas de nieve, sonrió suavemente al recordar la mirada enamorada de su esposo y soltó un leve suspiro.

-Cuando conocí al varón que ahora es mi esposo, tuvimos que pasar por muchos problemas antes de poder compartir una vida. –Naruto se estremeció suavemente al escuchar la añorada voz del doncel. –Hubo un tiempo en el que nos ocultábamos muchas cosas, hasta que al final la bomba explotó y yo desaparecí de su vida. No tuve la fuerza ni la valentía de decirle que estaba embarazado, en ese tiempo pensaba en criar a mi hijo solo, en el día intentaba no pensar en él, pero todas las noches lloraba.

Fue la época más fría de mi vida y yo tan solo pensaba que él estaba bien, que tal vez ya me había olvidado y había empezado a construir una nueva vida, el invierno había empezado a caer mucho más fuerte y yo salía del consultorio después que la doctora me recriminó por no alimentarme correctamente. Ese día choque con un amigo de él y yo, después de contarle y rogarle que no le diría nada a nadie, lloré en su hombre, mientras que él me abrazaba.

Y en ese momento llegó él, con sus cabellos rojos y alborotados, con su respiración agitada y sus ojos llenos de un sentimiento que yo no pude entender, recuerdo que lloré como un niño, mientras sentía sus fuertes brazos rodeando mi cuerpo y sus labios repartiendo suaves besos en mi cuello.

 

Los ojos de Lee observaron el rostro de Naruto, quien había derramado una pequeña lagrima, el mayor sonrió suavemente, mientras se daba el placer de acariciar los cabellos del menor. No se sorprendió cuando el rubio le abrazó ocultando su rostro en la curvatura de su cuello y sintiéndolo llorar.

-Por eso te aconsejo que si tú lo amas, no lo dejes. –Lee secó una pequeña lagrima que se resbalaba por la mejilla del menor. –Y si él, por alguna razón, no siente lo mismo por ti, por más que sufras debes estar feliz que alguien más lo ame.

Naruto asintió suavemente y sonrió levemente al saber que aún tenía una pequeña oportunidad con el Uchiha, Lee se separó lentamente de él cuando el pequeño Akio llegó todo agitado y cubierto de nieve.

-¿Por qué Naru-nii está llorando? –Sus hermosos ojos verdes observaron el rostro del rubio doncel, mientras que fruncía levemente su ceño al sentir las suaves y delicadas manos de su papi limpiando los restos de nieve sobre su cuerpo.

-No estoy llorando. –El menor observó como el doncel hacía un tierno puchero, mientras cruzaba sus brazos sobre su pecho. –Creo que ya debo irme.

-Nosotros también. –Lee se puso de pie, mientras que Akio se abrazaba de la pierna de su nuevo y hermoso amigo doncel. –Vamos Akio, ¿Quieres ir a ver a tu Oto-san?

-Sí, pero quiero que Naru-nii venga nosotros. –Los hermosos ojos esmeraldas del pequeño empezaron a brillar fuertemente. –Te voy a presentar a mi tío, aunque parezca un poco amargado es muy amable.

Naruto no supo cómo, pero fue guiado por la pequeña mano del varoncito hasta el alto edificio de telecomunicaciones, pero no pudo negarse al ver la enorme y hermosa sonrisa que cubría aquel rostro e infantil, mientras que Lee caminaba a su lado comentándole algunas cosas sobre aquel tío misterioso.

Lee caminaba suavemente manteniendo una pequeña sonrisa en su rostro, soltó un suave suspiro cuando Akio soltó la mano de Naruto y al mismo tiempo que las grandes puertas del ascensor se abrieron corrió rápidamente por el largo pasillo, sin hacerle caso a la voz de la rubia secretaria.

-¡Oto-san! –Akio entró sin tocar la puerta de la oficina de su padre y Gaara dejó el lapicero sobre la mesa para dejar que su pequeño niño se tirara a sus brazos. -¡Conocí a un doncel muy bonito! –Akio se puso de pie y tomándole fuertemente de la mano lo llevó con él. –Ven te lo voy a presentar.

Naruto se había quedado en la pequeña salita, observando por la translucida mampara del edificio, el parque central, soltó un suave suspiro al saber que la oficina de Sasuke se encontraba unos pisos más arriba, lentamente se volteo al escuchar las suaves pisadas del pequeño Akio.

Sus ojos se abrieron de par en par al ver a uno de los mejore amigos del azabache varón, sus mejillas se sonrojaron cuando el pelirrojo le sonrió suavemente, acercándose a él, con un brillo extraño en su mirada esmeralda.

-Naru-chan. –Lee junto con Akio se quedaron de pie observando como el varón, que ellos conocían que era serio y callado con los desconocidos, abrazaba amistosamente al rubio doncel. –Mi hijo me contó que te va a presentar a alguien.

Akio espabiló rápidamente y tomó la mano del doncel, llevándolo nuevamente al ascensor y esperó impaciente a que sus padres ingresaran después de él. Sonrió feliz al ver por las paredes de espejos como su padre abrazaba protectora la cintura de su papi.

Sasuke soltó un fuerte suspiro y dejó su lapicero sobre los informes, mientras se ponía de pie para observar aquel hermoso parque, escondió sus manos en los anchos bolsillos de su pantalón al recordar la mirada triste con la que el doncel de sus sueños había salido de su oficina.

-¡Tío! –Los ojos de Sasuke se fijaron en el reflejo de la puerta y sonrió levemente al recordar al pequeño niño, pelinegro y de ojos esmeraldas.

El pequeño Akio entró con demasiada prisa y energía, sin importarle azotar la puerta contra la pared, sus cabellos azabaches se encontraban desordenados, mientras que su pecho subía y bajaba en busca de aire, Sasuke lo tomó en sus fuertes brazos, soltándole un sonoro beso en la fría y tersa mejilla del varoncito.

-¡Tío, tío! –El pequeño Akio alzó sus bracitos, mientras que hablaba casi sin aire. - ¡Conocí a un doncel muy bonito y quiero que lo conozcas! –El moreno iba a refutar a lo que el menor le estaba diciendo, cuando rápidamente la imagen de Naruto apareció por sus pensamientos. –Y quiero que seas bueno con él y te enamores.

-Akio no creo que. –Pero el menor no le escuchó y se bajó de los brazos de su tío hasta que volvió a correr hacía fuera de la oficina, Sasuke soltó un fuerte suspiro mientras acariciaba con frustración su ceño fruncido.

-Se llama Naruto, pero yo le digo Naru-nii. –Sasuke cerró lentamente sus ojos, mientras soltaba una pequeña risa, ante el fuerte sonrojo del hermoso doncel, lentamente se acercó hacía los dos y se colocó en cuclillas hasta quedar a la altura del pequeño.

-¿Quieres que me enamore de este doncel? –El pequeño asintió fuertemente, aún tomado de la mano del rubio, mientras que alzaba su brillante mirada hacía el doncel y no entendía el porqué de su sonrojo en sus mejillas. –Está bien, entonces ve con tus padres para poder conocerlo.

El menor entrecerró levemente sus ojos al sentir la mano de su tío sobre sus cabellos y rio bajito al sentir las suaves cosquillas que le causaban la barba del mayor sobre su mejilla. Naruto se removió un poco incómodo cuando el pequeño salió corriendo de la oficina y él se quedó a solas con el mayor.
-Yo… yo no sabía que él. –Naruto detuvo su voz cuando Sasuke empezó a caminar hasta su escritorio y empezaba a arreglar algunos papeles, frunció su ceño cuando le vio presionar el telefonillo, casi sin notar su presencia.

-Karin. ¿Puedes entrar? –La secretaria ingresó y tomó entre sus manos los documentos que le entregaba el moreno. – ¿Tengo alguna reunión?

-No, Uchiha-san. -Naruto se sentó en el mueble de tres plazas intentando no prestar atención al moreno. -Hasta la próxima semana.

-Bien, entonces hoy saldré antes. –La mujer asintió suavemente y sin decir nada más, salió de la oficina, haciendo una pequeña reverencia al doncel. -¿A dónde deseas ir?

 

Sasuke no pudo evitar sonreír al ver como los ojos de Naruto habían brillado con emoción cuando habían entrado al zoológico, pero lo que le emocionó fue cuando el menor saltó de alegría al enterarse de que iban a subir a un teleférico, Naruto se encontraba apoyando sus manos en la pared de vidrio observando toda la ciudad desde lo más arriba del teleférico.

Una enorme sonrisa cubría el hermoso rostro del menor y Sasuke, quien estaba sentado, observaba fijamente cada rasgo del menor, fijando sus orbes negros sobre las sutiles marcas en las mejillas morenas del rubio y no pudo evitar compararlo con un pequeño kitsune, su hermoso kitsune.

-Nee Sasuke, esto es demasiado hermoso-ttebayo. –Alzó su mirada hasta los hermosos ojos de Naruto y se sintió feliz al verlo sonreír, alzó suavemente su mano hasta tomar la del menor y lo jaló lentamente hasta que el menor cayó sentado sobre sus piernas.

Ocultó su rostro en la curvatura del cuello del menor, sintiendo aquel dulce aroma a girasoles y no pudo evitar sentir un ardor crecer en su vientre, mientras que un estremecimiento recorría su espina dorsal. Sintió como el cuerpo del menor se estremecía entre sus brazos y el no pudo evitar repartir suaves besos en el largo de su cuello.

Recorrió todo el largo del cuello con su nariz y pensó que talvez aquella suave piel tendría el mismo sabor de aquella adicta fragancia, abrazó con más fuerza sus brazos en la cintura del menor y pasó su lengua en aquella piel que poco a poco empezaba a calentarse y le dio un beso, dejando su marca con sus dientes.

Escuchó el gemido que salió de la voz del doncel, mientras que su menudo cuerpo se estremecía con fuerza entre sus brazos, vio como Naruto escondía su rostro fuertemente sonrojado entre las palmas de sus manos, esperando que su temblor cesara lentamente.

-¿Por qué me haces esto-ttebayo? –Sasuke alzó su mirada, pero no tuvo la fuerza de soltar al menor, sintió una fuerte opresión en su pecho al oír el leve susurro de su voz, que sonaba entrecortada y dolida, mordió con frustración el interior de su mejilla.

-Es verdad. –Naruto se sintió desolado cuando sintió como el Uchiha se alejaba de él, dejándolo sentado en el pequeño sofá, sintió las suaves y calientes manos del varón sobre sus rodillas, mientras que sentía como sus lágrimas luchaban por salir de sus cuencas. –Pero no quiero alejarme de ti y aunque no lo entienda. –Sasuke tomó suavemente las manos del menor entre las de él y con su otra mano limpió aquellas lágrimas que empezaban a resbalar por las tersas mejillas del menor. –Te amo.

El corazón de Naruto empezó a palpitar con fuerza, que el menor tenía miedo de que Sasuke pudiera escucharlo, sus lágrimas empezaron a salir con más fluidez y un fuerte temblor empezó a cubrir su cuerpo; los fuertes brazos del mayor lo aferró con fuerza y él escondió su rostro en su pecho limpiando sus lágrimas en la camisa del varón.

-No juegues conmigo, Teme.

-Nunca podría burlarme de ti. –Sasuke alzó suavemente el rostro del menor y capturó los labios del menor, sintiéndolos mojados y salados, aquel pequeño cuerpo temblaba aferrado al de él y sin perder tiempo su lengua empezó a acariciar los labios del doncel y éste, aun temblando, abrió suavemente su boca, dándole permiso al mayor para adentrarse a su cuerpo.

Notas finales:

u.u 

 


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