Hacer el ridículo se me había hecho costumbre desde que empecé mi “relación” con ese rufián.
Esa misma noche apenas llegó de quién sabe dónde, se acostó junto a mí en la cama y me abrazó como si fuese lo más preciado en su vida:
Koichi:- Déjame en paz Tsuzuku, quiero dormir- se aferró más a mi cintura.
Tsuzuku:- Te extrañé mucho, no es lo mismo si no sales conmigo- beso mi hombro dulcemente- ¿Me extrañaste?-
Koichi:- ¿Estás de broma o qué?- me di la vuelta enfadado y lo alejé de mí- Déjate de joder y duérme-…-
Pero antes de recobrar la posición me sujetó del cuello.
No por favor, hoy no, no a esta hora.
Cerré los ojos con fuerza esperando a que algo pasara. Un golpe, un apretón, algo, pero solo sentí sus labios sobre los míos en un beso que no mostraba ni deseo ni amor, parecía como una disculpa:
Tsuzuku:- Te amo- susurró separándose apenas de mí, dejándome apenas ver sus ojos tristes cubiertos por varios mechones de cabello que me hacían cosquillas en las mejillas- Te adoro Ko-chan-
Nuevamente me besó, pero más intenso, con más súplica, como si desesperadamente quisiese pedirme algo, ese algo era que le dejara pasar nuevamente lo que pasó en el día.
Porque siempre era de esta misma forma. Él hacía una estupidez, yo me enojaba, él se hacía el indiferente y al final del día, me daba unos cuantos besos y algunas palabras dulces para que yo termine perdonándolo y acostándome con él…
Tonto Koichi, ¿por qué dejas que te manipule de esa forma?
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Koichi:- Ah…- suspiré cuando sentí su cadera chocar contra la mía y sus perforaciones hicieron contacto con lo más profundo de mis entrañas.
Tsuzuku:- ¿Te gusta?- colocó su rostro sobre mi hombro, dándome un beso en la mejilla cuando tiré mi cabeza hacia atrás.
Koichi:- Cállate…- balbuceé. Sonrió de forma ladina y sus dedos acariciaron mi vientre sensualmente- Muévete-
Tsuzuku:- Demuéstrame que lo quieres de verdad- rió artero- Muévete tú si tanto lo necesitas-
Koichi:- Que lacra eres-
Y sin embargo luego de reír divertido me posicionó bien sobre sus piernas, dejando cada una de las mías a los costados para comenzar a moverse. Sus embestidas eran tan profundas que creí no aguantaría mucho, esa posición hacía que sintiese cada una de sus perforaciones acariciar mi interior, estimulándome demasiado:
Koichi:- Tsu… espera…ah…- llevé mi mano hacia su nuca clavando mis uñas en ella- Más despacio…-
Tsuzuku:- ¿Por qué?- su lengua pasó por mi oreja y cuello- Pareces disfrutarlo mucho bebé-
Sonrió macabro haciéndome voltear para quedar frente a frente, colocando mis piernas alrededor de su cadera:
Koichi:- ¡Aah…!- gemí sonoro tirando mi cabeza hacia atrás.
Tsuzuku:- Te vez tan jodidamente sexy- bajó su cabeza hasta llegar a mi pecho para besarlo y lamerlo.
El muy infeliz sabía cómo engatusarme para que cediese, cómo hacerme sentir espléndido en la cama, como mantenerme a su lado… cómo hacerme feliz así sea momentáneamente.
Y yo volvía, volvía por esas pequeñas cosas que si quería, podía usar a su favor para estar bien conmigo, pero él elegía usarlas cada tanto cuando peleábamos solo para tenerme donde quería, para manipularme como deseaba:
Tsuzuku:- Te sientes tan delicioso, estás muy apretado- su voz resonó grave y sensual en mis oídos.
Koichi:- Ah… ¡Aah!-
Sin darme tiempo a reaccionar mi voz escapó de mi garganta en forma chillona y casi afónica cuando su miembro tocó el punto más sensible:
Tsuzuku:- ¿Aquí?- mordió mi labio inferior y me penetró en la misma zona de forma más brusca.
Koichi:- ¡AAAH!- clavé mis uñas en sus hombros- Tsu, ya basta…ah-
Tsuzuku:- ¿Seguro?, me gusta como gimes, lo estás gozando- rió burlón.
Koichi:- Tsu- me abracé a él cuando aquel cosquilleo se hizo presente amenazando con un pronto orgasmo.
Rodeó mi cuerpo con sus brazos y dejó una marca que mañana por la mañana sería un gran manchón morado en mi cuello. Lo sentí acabar dentro de mí soltando un largo suspiro ronco finalizando con mi nombre.
Se recostó boca arriba con una sonrisa de satisfacción y me jaló hacia él recostándome sobre su pecho:
Tsuzuku:- No importa que estés enojado, siempre cedes- rió.
Koichi:- ¿Por qué me haces esto?- reproché indignado- Me haces siempre lo mismo-
Me levanté de la cama con enojo dispuesto a vestirme:
Koichi:- Se supone que esto era solo por diversión, solo para quitarnos las ganas del momento. Luego me dijiste que te habías enamorado y caí en tu juego, sabes que te quiero, pero me mentiste-
Tsuzuku:- No te he mentido-
Koichi:-¡Bastardo!- lo miré con recelo- Y tienes la cara para decirme eso. Me utilizas como se te viene en gana y luego vas y te acuestas con la primera cara bonita que ves. Pero claro, cuando me enojo yo quedo como la histérica entonces es cuando pones tu mejor cara de perro desamparado, me seduces con caricias y declaraciones para luego acostarte conmigo. Porque es lo único que te interesa, follar-
Tsuzuku:- No hables de esa forma-
Se acercó a mí, sentándose a mi lado al filo de la cama:
Tsuzuku:- Yo no te trato como si fueses uno más, Ko-chan- una de sus manos pasó suavemente por mi mejilla, acariciándola tiernamente- Tú eres el único que considero importante, el único al que me gusta satisfacer en la cama- sonrió seductor.
Lo empujé tirándolo sobre la cama nuevamente y me observó sorprendido:
Koichi:- A eso me refiero, ¿crees que lo único que me interesa es que me satisfagas en la cama?, si quisiese solo eso me acostaría con cualquier otro tipo. No eres único Tsuzuku, no eres más importante que mi propio bienestar y cuando me harte de ti créeme que no me costará nada encontrar a alguien más que ocupe tu lugar- sus ojos mostraron un destello de preocupación- El único que quedará solo eres tú, así que piensa en qué harás cuando eso ocurra- sentencié con enfado queriendo contener el nudo en mi garganta.
Tomé mis ropas y luego de vestirme en el baño salí del apartamento lo más pronto posible. Me rompí apenas puse un pie en la calle.
¿Por qué me sentía tan cruel y despiadado cuando intentaba pagarle con la misma moneda?
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Tsuzuku:- ¿Por qué me odias tanto?- su voz sonaba ahogada por el llanto, las lágrimas no dejaban de brotar de sus ojos con violencia.
Koichi:- No te odio…- lo abracé de forma protectora- Solo… me haces enojar a veces, pero no te odio-
Se abrazó a mí como si fuese un niño que llora desconsolado, escondiendo su rostro en mi pecho:
Tsuzuku:- Perdóname, no lo hago a propósito, no quiero que te enojes y me dejes. Pero…- me miró lloriqueando- … pero tú no me amas como yo te amo, sé que no me amas-
¿Yo no te amo?... ¿acaso tu sí me amas?
Volvió a abrazarme agudizando el llanto.
No podía contra él, no importaba cuantas veces perdiese, cuántas veces intentase dejar todo y comenzar de nuevo, no podía abandonarlo a su suerte. Si escogía hacer eso… quién sabe qué pasaría con la vida de Tsu:
Koichi:- Ya deja de llorar- besé su frente cariñosamente y esbocé una sonrisa con la esperanza de que se calmase- Te amo, sabes que te amo también, pero tienes que tratar de hacerme enojar menos-
Nuevamente me encontraba repitiéndome a mí mismo que esto no era culpa suya, que sabía que él no era de esta forma, que con el tiempo podría hacer que cambiase.
Me pregunto… ¿podré curarte yo solo?