Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Iron man: La llegada de Hulk por Kaulitz

[Reviews - 38]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Perdón por la demora.

Capítulo 12

Mientras Tony, Bruce y James despedían a Thor y Loki; en la mansión, en las habitaciones para los invitados, Alan despertaba frente a una hermosa y desnuda chica. Alan sonrió.

En otra habitación, Roudy se vestía con rapidez, alarmado y avergonzado; detrás de él y sobre la cama, un chico dormía boca abajo mostrando su desnudo trasero.

En una habitación, sobre la cama de un hotel, lejos de allí, Howard y Maria alargaban su noche sin hijos.

***

No fue un acuerdo hablado. Fue un acuerdo silencioso. De los más silenciosos posibles. Ni siquiera lo hablaron. Nada. Jamás. Ni una sola palabra.

Simplemente sucedió. Tony estaba tranquilamente coqueteando con una chica cuando vio la mirada que Bruce le mandaba desde el otro lado del salón de clases; no reprochando; no regañando; ni siquiera era una mirada herida; solo era una mirada normal, tranquila. Y Tony decidió, mientras se separaba de la asombrada chica y se acercaba a Bruce, que no habría nadie más mientras Bruce estuviera junto a él.

Y ni siquiera le importó que aún no fuesen una pareja de forma oficial; Tony sabía que pronto lo serían.

Para Bruce no fue necesaria la chica, solo la mirada de Tony, luego de besarse a escondidas en los baños vacíos de la escuela simplemente porque a Tony le habían entrado ganas de besarlo. Bruce  simplemente lo decidió, sin pensar demasiado.

Y ambos, sin si quiera comentárselo al otro; se habían prometido exclusividad.

***

Era de noche, muchos días después de la fiesta, de la visita de Loki, de su primer beso, y claro, de su primera metida de mano.

Bruce entró a la habitación de Tony, ya habiendo llamado a su madre para notificarle que se quedaría a dormir en casa de su mejor amigo.

—¿Qué dijo? —preguntó Tony sin voltear a mirar, simplemente continuó sacándose la ropa.

Bruce alzó ambos hombros—. Que bueno. Al parecer ella saldrá a comer con alguien.

—¿Nuevo novio? —preguntó Tony alzando una ceja.

—No lo sé, quizá es solo un compañero de trabajo.

Tony lanzó un sonido desinteresado—. James llamó, dijo que mañana estaría libre, quiere salir a tomar unos tragos.

—¿Tragos? ¿En serio? —preguntó Bruce alzando una ceja—. Tenemos quince, y James lo sabe.

—Casi dieciséis —Le recordó Tony con un rápido guiño—. Bueno, él no dijo "tragos", pero estaba implícito —sonrió—. Además, si no querías que bebiera alcohol, no debiste incitarme a beber del whisky de mi padre.

—¡Yo no te incité! —reclamó Bruce, sentándose en la cama para poder sacarse los zapatos—. Solo hice un inocente comentario preguntando qué tendría de rico para que todos los adultos lo beban, y tú lo tomaste como si fuera una ofensa a tu masculinidad.

—Y me bebí el whisky, lo recuerdo —asintió Tony riendo mientras Bruce meneaba la cabeza, su pantalón ya elegantemente doblado sobre una silla.

—¿Qué dijo James? —preguntó sacándose la camiseta.

—Quiere vernos, nos extraña un montón, y la universidad lo tiene con estrés. Oh, y que periodismo es lo mejor que le ha pasado en la vida después del papel higiénico.

—Eso suena como él —Bruce se levantó de la cama y caminó hacia el baño. Agarró el cepillo de dientes que había comprado específicamente para cuando durmiera en casa de Tony, y comenzó a lavarse los dientes.

Cuando salió del baño, Tony ya estaba metido entre las mantas.

—He estado pensando —comenzó Tony lanzándole una mirada a su amigo.

—¿Y no te dolió? —comentó Bruce sin interés, pues estaba más interesado en acercar su cuerpo al de Tony.

—Un poco, sí —respondió Tony rodando los ojos—. Estaba pensando que debemos buscarle una novia a James.

—¿Por qué? —preguntó Bruce frunciendo el ceño. Los pies de Tony estaban fríos.

—¡Porque se nota que lo necesita! —exclamó Tony riendo.

—No te creo, ¿en qué estabas pensando en realidad? —preguntó Bruce girándose para mirar a su amigo.

—Bien, bien —murmuró—. Estaba pensando en que deberíamos arreglar nuestro laboratorio.

—¿El laboratorio que teníamos cuando niños? —preguntó Bruce frunciendo el ceño—. No hemos estado ahí en años.

Y así era, meses después de que Bruce llegará a la vida de Tony, se habían dado cuenta de que la habitación de Tony era demasiado pequeña como laboratorio, y no podía albergarlos a ambos mientras jugaban, así que como solución habían cambiado todos los objetos que Tony mantenía en su habitación y los habían acomodado en una habitación aparte, y pasó a ser el laboratorio de Tony y Bruce, su propio lugar dentro de la mansión de Tony. Solo su lugar, de nadie más.

Con los años, a medida que fueron madurando, con los estudios y las tareas, la escuela y los amigos, fueron olvidando el lugar. Hasta que ya no entraron más. Hasta que dejaron de jugar a ser científicos.

—Sería una buena idea —murmuró Bruce luego de pensarlo por un momento—. Después de todo, es nuestro lugar...

Tony asintió—. Será divertido. Ahora que crecimos, y somos mucho más maduros, lo que sea que inventemos será mucho más genial que el oso parlante.

—¿Un robot de verdad? —preguntó Bruce sonriendo con entusiasmo.

—Oh, un robot —murmuró Tony abriendo los ojos—. ¡Lo había olvidado! Siempre he querido hacer un robot. Me gusta la idea, haremos un robot, juntos.

—A mí igual me gusta la idea —murmuró en respuesta—. ¿Qué dices si dormimos y mañana hablamos? Cuando tengamos la mente despejada, sin sueño, y todo eso.

—Bien, duerme bien —dijo Tony girándose hacia su amigo.

Y en silencio, se acurrucaron, uno contra el otro.

Al otro día no había quién los parase. Todo el día recogiendo, botando y volviendo a recoger lo que creían les podría servir en el nuevo y mejorado laboratorio.

***

—¡Y Howard dijo "no es un sombrero"! —exclamó Alice riendo, ante ella se encontraba un hombre intentando sonreír.

—Parece que quieres mucho a ese Howard, lo has nombrado muchas veces —murmuró el hombre haciendo una mueca.

—Oh, lo siento —exclamó Alice abriendo los ojos—, Howard y su esposa son mis mejores amigos —confesó guiñándole un ojo.

El hombre sonrió—. Ya veo, en ese caso deben ser muy buenas personas.

—Oh, sí, pasamos mucho tiempo juntos —comentó riendo—. Son buenos amigos y buenos padres, también. En poco tiempo se acerca el cumpleaños de su hijo, y le están preparando un pastel enorme, cumple dieciséis.

—¿En serio? Deben tener dinero a montones, si lo gastan en un enorme pastel —dijo el hombre riendo.

—Algo así —contestó Alice riendo—. Ellos gastan dinero haciendo feliz a su hijo, yo creo que es una buena forma de gastarlo.

—Cierto, tú tienes un hijo —cambió de tema sin quitar la sonrisa de su rostro—. Dijiste Bruce, ¿verdad?

—Sí, su nombre es Bruce, y tengo otro hijo llamado James, él está en la Universidad.

—Oh...

—Sí, estudia periodismo —explicó Alice con orgullo.

—Genial —contestó—. Y dime, ¿dónde compran ese pastel enorme? Mi hija estará de cumpleaños pronto...

—¡Quieres comprarle un pastel igual de enorme! —exclamó Alice feliz—. Te dije que es bueno gastar dinero en hacer felices a nuestros hijos —el hombre solo asintió—. Bueno, ellos lo compraron en una panadería de esta misma calle, al frente de aquí, dos tiendas a la derecha.

El hombre se giró, señalando con el dedo—. ¿Esa?

—Esa misma —dijo Alice—. Está algo lejos de su casa, pero dicen que es la mejor pastelería de por aquí. Vendrán ellos mismos a buscarla, pues es una sorpresa.

—¿Cuánto se demoran en entregarlo? —preguntó el hombre con la vista clavada en la panadería.

—Depende de cuando lo pidas —respondió—. Mis amigos lo pidieron hace tres días, con... dos mes de anticipación para que tengan tiempo en planificar, en hacerlo, en los detalles, y que no salga nada de improvisto. Y claro, porque dicen que esa panadería tiene muchos pedidos.

—Ya veo, así que en poco menos de dos meses, el hijo de tu amigo estará de cumpleaños...

—Sí, estará tan contento...

El hombre abrió los ojos—. ¡Mira la hora! Ya debo irme, lo siento, mañanas deberé llevar a mi hija a su recital.

—Oh, no hay problema —desestimó Alice sonriendo. El hombre sonrió, pagó la cuenta, dejó un pequeño beso en la mejilla de Alice, y con una promesa de volver a llamar, se acercó a la salida del restaurant.

—En dos meses, como teníamos planeado —murmuró el hombre a uno de los camareros.

Hail HYDRA —murmuró el camarero en despedida, con una sonrisa cortés.

Hail HYDRA —respondió antes de dejar el restaurante.

—Dos meses —dijo el camarero entregándole la cuenta al cajero. El cajero asintió con desinterés.

El cajero caminó hacia una de las puertas que prohibían el paso a quien no fuera del personal, caminó hasta el final del pasillo, a la derecha, y con un ligero golpeteo en la puerta para anunciar su llegada, abrió la puerta.

—Nuestro hombre lo logró —dijo—. En dos meses se hará.

—Gracias, puedes retirarte. —El hombre hizo un pequeño gesto, y el cajero salió.

El hombre, sentado en un enorme sillón negro, agarró su teléfono y marcó un número—. Hail HYDRA —saludó en cuanto descolgaron—. En dos meses. Díganselo al soldado.

Hail HYDRA.

Notas finales:

Bueno, solo quiero decir que lamento la demora, y que espero que les guste.

En primero lugar, estuve informándome sobre la muerte de Howard Stark, porque bueno... ya saben, para saber cómo proseguir, y por lo que entendí pues... como sea, decidí cambiarlo un poco, después de todo, nada ha salido exactamente como en los comics o películas (sí, sé que esto está basado en las películas, pero como saben, no ha salido nada de la muerte en las películas, así que leí un poco en internet y ya), como sea, es diferente... así que no se preocupen.

Y como vieron, Hydra anda por aquí, así que ha tener cuidado. Y, ¡pobre Alice! ¡Estaba entusiasmada en su cita!

Ya le llegará un buen hombre, en algún momento...

Gracias por leer~ 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).