Capítulo 14.
Además, él tenía un plan. Y el plan consistía en no hacer nada.
Las cintas de vídeo se guardaron, sus maquetas fueron selladas, papeles fueron escritos, testamentos fueron firmados. Sí, Howard debía dejar todo listo.
***
—¡Tony! —exclamó Howard viendo a su hijo correr escaleras abajo—. ¿Qué dices de salir a comer? ¿Solo nosotros dos? —preguntó sonriendo, ansiando pasar tiempo —el poco que le quedaba—, con su hijo.
—Lo siento, pero le prometí a Bruce que iría a su casa hoy —explicó Tony sonriendo—. Me ha invitado a dormir, ya le he preguntado a mamá, y ha dicho que sí.
Howard suspiró, pues como buen padre, no podía impedirle a su hijo crecer—. Le diré a Maria, quizá quiera salir a cenar...
Y Tony se va, ignorando la sonrisa triste de su padre.
***
Tony golpeó la puerta, y esperó. Segundos después, Alice abrió con una gran sonrisa.
—¡Tony! —saludó—. Pasa, Bruce esta en su habitación,supongo que te quedas a dormir —comentó mirando la mochila que Tony traía en su espalda—. ¿Quieres que te preparé la habitación? ——preguntó sonriendo, luego de que Tony asintiera.
—No se preocupe, dormiré en la habitación de Bruce —respondió Tony, su rostro sonrojándose levemente.
—Si ustedes piensan que estarán cómodos en ese pequeño cuarto, yo no comentaré nada —añadió Alice meneando la cabeza—. No te entretengo más, Bruce debe saber que estas acá, diviértanse.
—Gracias, Alice —dijo Tony comenzando a subir las escaleras.
—¡Los llamaré para comer, estén atentos! —gritó antes de que Tony se perdiera al final de las escaleras.
Tony abrió la puerta, y sonrió—. ¿Haciendo la tarea, señor Banner? Eso es bastante responsable de su parte.
—No seas payaso, estoy anotando las cosas que necesitaremos para nuestro nuevo laboratorio —respondió Bruce rodando los ojos.
—Me gusta como suena eso —murmuró entrando a la habitación y acercándose a Bruce. Bruce levantó la mirada sonriendo al ver a su mejor amigo parado frente a él—. Hola —saludó Tony besándole brevemente los labios.
—Hola —respondió Bruce riendo—. Tony,he estado pensando...
—Ahora es cuando me dices en que has pensado, ¿no? —preguntó Tony inclinándose y besando nuevamente a Bruce, deforma tan rápida que al segundo siguiente, Tony estaba parado con una sonrisa inocente.
—Debemos invitar a Roudy, y a Alan a nuestro laboratorio —dijo luego de un rato.
—¿Qué? ¡No! ¿Porqué? A ellos ni siquiera les gusta la ciencia —rebatió Tony frunciendo los labios—. Además, es nuestro lugar, ¡tú mismo lo dijiste!
—Y seguirá siendo nuestro, pero también de ellos; son nuestros amigos, Tony, nuestros mejores amigos, no podemos dejarlo afuera de algo que para nosotros es tan importante —explicó.
—Pero tú eres mi mejor amigo...
—Roudy y Alan también, y James, y estoy absolutamente seguro de que Loki también lo es.
Tony suspiró con derrota—. Por cosas como esta, odio rebatir contra ti.
—Ahora que hablamos de ciencia...
—No estamos hablando de ciencia —interrumpió Tony riendo.
—Cállate,idiota. Esto es importante, estoy tratando de decirte que quiero ser científico, cuando crezca —afirmó Bruce luego de dejar el cuaderno a un lado, y fijando su mirada seria en los ojos de su amigo, en espera de su opinión.
—Siempre he pensado que serías un gran científico, y que ayudarías mucho, en lo que sea que hagas. Serás el científico más reconocido del mundo, posiblemente por curar el cáncer, o algo igualmente importante.
—¿Qué quieres ser, o hacer, cuando crezcas?
—Eso es obvio, heredaré la compañía de mi padre, y quiero guiarla de la misma forma en que lo ha hecho él, y quiero crear cosas con mis manos, con mis propias manos, cosas que ayuden a la gente.
—Sabes que una parte de la compañía Stark crea armas, ¿verdad?
—Sí, y la otra parte ayuda personas con inventos innovadores como un peluche que habla...
Bruce comenzó a reír—. Crear ese peluche fue bastante innovador.
—Pero Bruce, las armas solo son para los ejércitos, mi padre supervisa cada bodega con detalle, para que las armas no lleguen a la gente, solo a personas experimentadas y con criterios, para que las usen para defendernos, y ayudarnos a todos.
—En ese caso, asegúrate de que eso se siga cumpliendo cuando tú tomes la compañía —pidió Bruce seriamente—. Prométeme que harás que la compañía siga siendo así, que no dejarás que esas armas lleguen a manos de personas que puedan dañar a otros.
—Prometo hacer que la empresa promueva la paz, y no la guerra, tal y como mi padre esta haciendo en estos momentos; y si eso no es suficiente para ti —dijo Tony con solemnidad—, te invito a acompañarme en todo momento, en cada camino y decisión que escoja, para que puedas supervisar que la compañía promueve por la paz, con tus propios ojos.
Bruce sonrió—. No te preocupes, confío en tu criterio.
—Me halagas —murmuró Tony acercando sus labios a los de Bruce.
—¡Chicos, la comida esta lista!
Ambos suspiraron, y dijeron al mismo tiempo—. Más tarde seguimos —Antes de romper a reír.
***
Howard observó a su esposa, senada frente a él, elegantemente vestida. La observo mientras ella bebía de su copa de vino de forma distraída.
—Cariño —murmuró Maria alzando la mirada del menú—. ¿Estás bien? No has dejado de mirarme en todo lo que llevamos de cena —comentó frunciendo el ceño.
—Solo observaba tu belleza —dijo Howard con seguridad. Maria se sonrojo—. Eres... Eres muy hermosa.
Maria rió—. Gracias, querido. ¿A qué viene esto tan de repente?
—Siempre te lo digo —respondió Howard alzando los hombros, su mirada aún fija en su esposa.
—Y jamás me acostumbro —respondió Maria tomándole de la mano—. Te amo.
Y Howard sonrió, porque estaba haciendo lo que quería; pasar tiempo con la persona que amaba. Lo único que interrumpía esa felicidad, era la ausencia de su hijo. Esperaba que en las próximas horas pudiera encontrarlo para pasar tiempo con él.
Un par de horas después, cuando la cuenta se encontraba pagada, Howard y Maria dejaban el restaurante. Caminaron en silencio, sus manos tomadas en todo momento, subieron al auto, y rápidamente se pusieron en marcha.
No demoraron nada, en menos de cinco minutos se encontraban ingresando a su habitación, y aprovechando que la mansión se encontraba vacía, Howard comenzó a besara su esposa, con pasión, con más pasión de la que ella estaba acostumbrada a recibir.
Con mucha más pasión de la que Howard había entregado en toda su vida, pues para él, podría ser la última vez que estuviera íntimamente con su esposa.
Las manos de Howard comenzaron a viajar, comenzaron a quitar ropa. En cosa de segundos, Maria estaba desnuda de cintura para arriba. Mientras las manos de Howard se entretenían toqueteándole los senos; las manos de Maria desnudaban a su esposo.
Y cuando estuvieron completamente desnudos, sus cuerpos hicieron lo que siempre hacían; amarse. Se amaron toda la noche, mientras sus gemidos entremezclados se deslizaban a través de la puerta.
***
Tom alzó la mirada luego de escuchar que Alice fue a dormir—. ¿Podemos seguir ahora? —preguntó entre susurros, toda la casa estaba en silencio, todos dormían menos Tony y Bruce.
Bruce se giró, mirando fijamente a su mejor amigo, mientras su mano se movía hasta atrapar la de Tony, sus dedos entrelazándose entre si, con fuerza. Ambos, al mismo tiempo, acercaron sus rostros, y en medio, unieron sus labios.
Sus lenguas se frotaban con entusiasmo, mientras sus manos se recorrían mutuamente con desesperación.
Sus alientos chocando, sus extremidades entrelazándose, sus manos intentando abarcar toda piel que alcanzarán. Y nunca parecía suficiente, aunque intentarán acabar con cada espacio entre sus cuerpos, o intentaran besarse con más fuerza, o tocar más piel. Jamás era suficiente, ellos querían más.
Tony alzo una mano, inseguro entre tantos sentimientos, y la posó sobre la mejilla de Bruce, luego fijo sus ojos en lo de su amigo, a centímetros de su propio rostro, y de repente sonrió. Sus labios se unieron una vez más, ambos aceptando los sentimientos que comenzaran a gestarse de forma silenciosa.
Ambos aceptando que estaban juntos en esto, como en todo lo demás. Y sabiendo que aunque cayeran, él otro los recogería, se dejaron llevar.
La temperatura subió mientras ambos frotaban sus cuerpos con desesperación, mientras sus manos se escabullían dentro de los pantalones del otro, mientras sus labios dejaban marcas sobre la piel del contrario, mientras se marcaban entre sí de manera distraída.
Y la temperatura siguió subiendo mientras la mano de Bruce acariciaba la polla de Tony, y también mientras la mano de Tony desnudaba la erección de Bruce, dejando que el aire frío chocará contra la piel caliente, Bruce inhalo entrecortadamente.
Al final, la temperatura subió hasta que ambos se corrieron. Y la temperatura subió un poco más, mientras se abrazaban completamente agotados.
La temperatura solo descendió cuando ambos se hallaban completamente dormidos.