Maria alzó la mirada, más de media hora después de que Howard dejará la mesa. Miró a su hijo, que ignorando la ausencia de su padre conversaba con entusiasmo, giró la cabeza nuevamente, para fijarla mirada en el pasillo que da a los baños.
Se levantó en silencio, y comenzó a caminar. Al llegar a las puertas dudo, y sonrojada, abrió la puerta del baño de hombres. Maria alzó una ceja, frente a ella y sentados sobre el piso, Howard y Alice conversaban entre risas.
***
Maria los observo a ambos, que avergonzados no emitían ningún sonido.
—¡No estábamos haciendo nada extraño! —repitió Howard entre murmullos. Alice asintió dándole la razón.
De repente comenzó a reír—. Por supuesto que les creo, son mi esposo y mi mejor amiga, después de todo. No sería yo si desconfiará de las personas en quien más confió.
Y Howard suspiró de alivio.
***
—Bueno, nos hemos reunido aquí porque queremos mostrarles algo importante —comenzó Tony mirando a Alan y Roudy—. Sé que a ustedes no les gusta la ciencia como a nosotros...
—Pero queremos que formen parte de nuestro pequeño mundo —siguió Bruce—. Queremos que compartan con nosotros lo que por años hemos compartido Tony y yo, porque somos amigos.
Tony asintió—. Somos amigos, y no podemos excluirlos.
—¿De qué se trata su pequeño mundo? —preguntó Alan interesado.
Bruce inhalo mientras abría la puerta que se encontraba detrás—. Me complace presentarles nuestro laboratorio —dijo con voz celebré.
—Es... es genial —murmuró Roudy al entrar. Y definitivamente lo era, repleto de artefactos de última generación completamente ordenados en un modo que no se viera aburrido.
Alan asintió, sin palabras pero con tantos sentimientos que era casi abrumados.
—Gracias—dijo Roudy sonriendo—.Sabemos lo importante que es para ustedes todo esto, sabemos que esto es algo relacionado con su infancia, y... Dios, ¡es genial que quieran compartirlo con nosotros! Al menos a mi, me hace sentir verdaderamente bien.
—Sí, puedo decir lo mismo —asintió Alan—. Es abrumador saber que somos tan importantes para ambos, que nos incluyen en esto, que es... que es el símbolo de su amistada, de su casi hermandad. Es algo genial.
—Bueno—comenzó Tony—. No es para tanto, hemos sido amigos por muchos años, y creemos que era hora de incluirlos —Alzó sus hombros, quitándole importancia—. ¡Muchos sentimientos por hoy!—gritó de repente, haciendo que sus amigos comenzaran a reír—. Ahora, por favor, pasen a conocer nuestro laboratorio, de nosotros cuatro.
Y entraron a conocer el lugar en el que pasarían muchas horas, en el futuro.
***
—No estoy hecho para esto —reclamó Roudy mirando a Tony crear el prototipo para el robot.
—Me hacen sentir idiota—reclamó Alan frunciendo los labios, su mirada fija en Bruce, que se movía de un lado para el otro, creando su propio prototipo.
—Puedes crear algo mientras observas—sugirió Tony sin levantar la mirada. Alan suspiró mientras miraba todos los objetos que Tony tenía en su escritorio, sin pensarlo agarró uno de ellos, examinándolo detenidamente, luego, simplemente lo dejo sobre la mesa—. ¿Nada? —preguntó Tony.
Alan negó con la cabeza—. Nada —Y Roudy comenzó a reír, divertido.
—Crear algo como lo que estas creando en este momento es difícil para personas completamente normales como nosotros —añadió Roudy sentándose sobre el escritorio que Tony y Bruce habían puesto para él.
Bruce también comenzó a reír, sin desatender lo que tenía entre las manos—. Ustedes no son normales.
—Eso, querido amigo, no es un buen cumplido —afirmó Alan meneando la cabeza—. Por mucho que a ustedes les guste ser llamados anormales, se los aseguro, no es un buen cumplido, más bien es una ofensa.
—¡No nos gusta ser llamados anormales! —reclamó Tony fijando su mirada en sus amigos—. Preferimos el termino “especial” o “únicos”, ¿verdad, Bruce?
—No.
—¡Vamos! —reclamó Tony.
—A nuestro Brucie le gusta pretender que es normal —murmuró Roudy riendo.
—Tampoco.
—¡Vamos! —reclamó Roudy esta vez.
—Simplemente no me gusta ser etiquetado como algo normal o anormal... yo soy yo, y listo —dijo Bruce entre murmullos, su atención completamente dirigida hacía el pequeño robot que estaba creando.
—No me extrañaría que de repente comenzara a escribir poemas —murmuró Alan meneando la cabeza—. Por favor, dime que no comenzarás a escribir poemas alabando el cabello de Tony.
—¿Qué tiene de malo mi cabello?
—¿Qué tiene que ver un poema con ser normal o anormal? —preguntó Roudy frunciendo el ceño.
—Solo quería decir algo divertido —contestó Alan guiñándole un ojo a su amigo.
Roudy negó con la cabeza—. Lo siento, pero eso fue de lo más aburrido que he escuchado en toda mi vida.
—¡Pero yo quiero ser comediante! —reclamó—. Mi madre me ha dicho que sería un muy buen comediante.
—Mintió —aseguró Bruce.
—Yo creí que querías ser enfermero —comentó Tony poniendo los últimos ajustes a su prototipo.
—Y también abogado —asintió Alan sonriendo. Todos suspiraron.
El tiempo paso como una típica tarde entre amigos, repleta de burlas y risas, y al esconderse el sol, el prototipo de Tony y el de Bruce estaban terminados.
—Chicos, necesitamos que evalúen nuestro trabajo —pidió Bruce dejando su robot sobre el suelo. Tony lo imitó.
—¿Lo hicieron con control remoto? —preguntó Roudy al ver pequeños aparatos en las manos de ambos.
Tony asintió—. Pensamos que es mucho mejor que nosotros los controlemos, por ahora... ya que no nos veo capaz de hacer un robot que piense por si mismo, al menos no con la tecnología que tenemos ahora... quizá cuando cree una nueva tecnología...
—Ambicioso —murmuró Bruce de forma cariñosa, y la sonrisa que Tony le regalo fue de la mejor paga para el arduo trabajo efectuado ese día.
Los robots comenzaron a moverse, silenciosamente de acuerdo en hacer una carrera, ambos comenzaron a llevar a sus robots en una linea recta imaginaría. Los robots prácticamente corrían, a una velocidad bastante más rápida de lo que hubiera pensado anteriormente.
Al final, el robot de Tony resulto ser el ganador, y Tony, por ser Tony, no pudo sino comenzar a burlarse.
—Esperen, tengo algo que decir —dijo Alan con voz seria. Todos le pusieron atención—. Como observador pude notar que el robot de Bruce fue el más ágil y rápido, pero en los últimos diez segundos la velocidad bajo, y el ganador fue Tony. Eso solo me hace pensar que el prototipo de Bruce genero algunas fallas porque no estaba preparado para tener tanta velocidad.
—Gracias, Alan —dijo Bruce sonriendo—. Mi robot es mejor que el tuyo —murmuró mirando hacía Tony.
Y de esa forma encontraron una buena ocupación para Alan y Roudy. Mientras Tony y Bruce creaban las cosas en su laboratorio, Alan y Roudy eran los encargados de calificar los objetos, de determinar cual recibía el visto bueno, y cual se iba a la basura.
Para todos, fue una gran forma de organización.