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Dave Craine era un gran amigo de Howard Stark, el sucesor de Howard en S.H.I.E.L.D, el nuevo líder, el nuevo jefe, como le quieran llamar. Él era, también, quien se encargaba de que todo el plan de Howard se hiciera como se había planeado.
Primero, debían acondicionar el terreno, y para eso habían mandado expertos a evaluar las posibles vías de escape, gracias a eso se habían encontrado con varios edificios abandonados en los que se podría llevar a cabo el plan.
—Ahora —murmuró una agente vestida de civil, mientras que desde un café cercano, veía al hombre enmascarado acercarse a gran velocidad hacia el coche de Howard—. Bajo ataque.
—¿Dónde? —se escuchó una voz a través del radio comunicador.
—Cerca del edificio Owen’s —respondió mientras dejaba de tomar su café.
—Perfecto —se escuchó otra voz—. Esto es perfecto, Howard se dirigirá allí, no intervengan, por muy doloroso que sea, no intervengan —ordenó—. Quédese donde está, agente Lousse, los refuerzos se acercan.
—Entendido, señor Craine —respondió la mujer haciendo una mueca.
Todos comenzaron a gritar pues un hombre había lanzado un auto hacia una pared, Lousse no pudo hacer más que suspirar, e ignorar a los civiles asustados que corrían buscando refugio. Ella agarró su café, y bebió con tranquilidad.
Los refuerzos, como Dave había nombrado, eran la siguiente parte del plan. Con Howard dirigiéndose al edificio, tal y como se había previsto, lo único que quedaba era esperar a que llegará la policía.
La policía comenzó a llegar, y el edificio rápidamente se vio rodeado, entre la policía, varios agentes encubierta se mantenían esperando.
—Agente Rost, activación —se escuchó la voz de Dave Craine a través del comunicador de uno de los agentes que se mantenía escondido entre la policía—. El hospital está cubierto, el objetivo puede ser enviado. Repito, activación.
La explosión que le siguió a esa declaración pudo ser escuchada en todo el lugar. Era la señal que Howard necesitaba, la que le avisaba que tenía agentes esperándole afuera, que todo estaba listo… que lo estaban esperando.
Gracias a eso, Howard corría por su vida sabiendo que había personas que lo estimaban lo suficiente como para ayudarle a crear un loco plan de salvación. Que no estaba solo.
Con terror, los agentes que estaba encubierto vieron a su mentor caer varios pisos hasta estrellarse contra el suelo. Con miedo, lo vieron golpear el piso hasta quedar ensangrentado e inconsciente.
Alice, encubierta como si fuera un policía cualquiera, comenzó a gritar, sus lágrimas bajaban mientras corría hacía el cuerpo inerte de su mejor amigo.
—Oh Dios —murmuró tapando su boca con ambas manos—. Howard, oh… Dios, te mataré, cuando estés bien, juro que te voy a matar —juró restregando sus mejillas—. ¡No se acerquen al cuerpo! ¿Dónde demonios está la ambulancia?
La siguiente parte del plan era la de acompañar a Howard hasta el hospital. Dave, en un principio, no pudo evitar sentirse incrédulo al ver que varios de sus agentes acordaban que acompañar a Howard en la ambulancia era algo crucial e importante, pero luego de varios argumentos, entendió que Howard no estaría a salvo hasta que se llevará a cabo el último paso del plan. Aún existía la posibilidad de que quisieran asegurar el fallecimiento de Howard, y el plan solo estaba previsto para un ataque.
Alice estaba decidida en buscar a Maria, pues nadie podría asegurar lo que pasaría dentro del edificio, así que en esos momentos Maria podría estar muerta y ellos ni enterados. Por la negativa de Alice, la persona que acompañaría a Howard hasta el hospital no era otra más que Dave, que vestido de auxiliar, subía el cuerpo de su amigo a la ambulancia.
Dave le guiño un ojo a Alice, le hizo un pequeño gesto al conductor de la ambulancia, y cerró las puertas detrás de él En segundos, la ambulancia se alejó, llevándose con ella, el cuerpo inconsciente de Howard Stark.
Esa fase estaba lista, a esas alturas la ambulancia estaría llegando al hospital, donde un doctor de confianza vería que todo saliera según el plan, frente al edificio, Alice se preparaba junto a todo el equipo policial, para entrar al edificio.
En el hospital, Dave se encargó de llevar la camilla hacía la sala que tenían preparada, y esperó. Junto a él esperaban tres enfermeros, que se encargaban de revisar el cuerpo.
—¿Todo listo? —preguntó Marcus, el doctor. Dave asintió mientras veía al doctor acercarse a Howard—. Ya perdió el pulso…
—Howard está completamente loco —afirmó Dave meneando la cabeza.
—Ya lo creo —murmuró concentrado—. Sí, comprobado, está muerto.
Dave suspiró nuevamente—. Lo voy a matar cuando despierte.
—Sí es que despierta —le recordó el doctor.
—Despertará —dijo Dave sonriendo—. Estamos hablando de Howard, el idiota que se atrevió a desafiar a la muerte.
—Chicos, que alguien me traiga mis… —Marcus se puso a trabajar, dispuesto a llegar a un diagnostico creíble que haga legitima la muerte de Howard. Dave solo pudo observar a su amigo ser tratado prácticamente como un muerto.
Tiempo después, una mujer entro en la sala, ella era Ange, la forense.
—¿Terminaste? —preguntó la mujer—. Despertará pronto, debemos tener todo terminado.
—El certificado de defunción está listo —hablo Marcus alzando la mirada—. Necesito que lo revises y me digas si un juez lo creerá.
—Perfecto —respondió la mujer leyéndolo—. Yo tengo los papeles de la autopsia.
Tener todos los papeles legales era una parte importante del plan, la muerte de Howard debía verse lo más real posible. Ange y Marcus eran los encargados de producir todos los documentos necesarios, aunque no se haya llevado a cabo una autopsia, era completamente necesario hacer de cuentas de que si había pasado, y gracias a que Howard era una persona sumamente importante, sería fácil hacer parecer que habían acelerado el proceso.
Así que en cosa de horas todos los papeles, documentos, y certificados estaban en poder de un abogado que, curiosamente, era uno de los pocos implicados que desconocía el plan.
Según el abogado, Howard Stark realmente había muerto.
***
Tony se acercó a la puerta, luego de escuchar el timbre, y abrió. Frente a él, Alice lo observaba con lágrimas en los ojos.
—Feliz cumpleaños —murmuró comenzando a llorar—. Tony…
—¿Qué pasa? —preguntó alarmado—.¿Estas bien? ¿Alice?
—Tus padres, Tony —susurró Alice entre sollozos—. Tony, tus padres…
Y mientras la música seguía sonando, y las personas bailaban despreocupadas en el salón de su mansión, Tony comenzó a llorar.