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Iron man: La llegada de Hulk por Kaulitz

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Capítulo 21.

 

—Ese…  ese fue el mejor discurso que he escuchado —se escuchó una voz cansada, rota, con evidente dificultad. Marcus se apresuró, asombrado y admirado.

—Howard Stark, el hombre que desafió a la muerte —murmuró con admiración.

—Pues esa muerte me ha dejado bien molido.

***

—Te odio profundamente —murmuró Alice rodeando a Howard con sus brazos.

Howard comenzó a reír—. Lo siento, lo siento, prometo no volver a pelear contra la muerte en unos diez años.

—Por eso te odio —reclamó nuevamente—. El que hayas revivido no te ha quitado lo arrogante —bromeó—, creí que ahora serías un hombre nuevo…

—Soy un hombre nuevo —meneó la cabeza, siguiéndole el juego  a su mejor amiga, pero de repente, la seriedad tomo posesión de su rostro—. ¿Tony?

—En un par de segundos entrará por la puerta —murmuró Marcus comprendiendo la seriedad del que desde ese momento sería su mayor ídolo—. ¿Quieres que espere afuera de la sala y lo lleve a mi despacho?

—Sí, debemos seguir el plan —asintió Howard—. ¿Hydra?

—Un agente entró —respondió Alice al entender la pregunta—, dijo ser muy amigo tuyo, dio un nombre falso y… —Fue interrumpida.

—Y tú ya sabías su nombre —respondió Howard por ella—. Muy inteligente, por cierto.

Marcus meneo la cabeza y salió, él aún seguía dentro del plan, él debía llevar a Tony a su despacho donde se llevaría a cabo la última y más importante parte del plan; contar la verdad.

—¡Oh, doctor! —dijo Tony al verlo parado frente a la puerta—, Bruce me estaba preguntando qué es lo que le pasa a un hueso cuando se fractura, y yo lo sé, pero creo que usted lo explicará mejor…

—Necesito hablar con usted, señor Stark —dijo Marcus dándose ánimos—, ¿podría acompañarme a mi despacho, por favor?

—Sí es sobre el pago, debe hablar con Alice, ella es la adulto al mando —respondió Tony siguiéndolo—. ¿Bruce puede acompañarnos? —Bruce comenzó a seguirlos sin esperar respuesta.

Entraron a la oficina privada de Marcus en silencio, y se sentaron, esperando.

—Veamos… —murmuró Marcus para sí mismo—. No sé cómo comenzar esto…  —añadió riendo con nerviosismo—. Esto es confidencial —asintió para sí mismo, ese siempre sería el mejor comienzo.

—¿Ya saben quién es el asesino de mis padres? —preguntó Tony confundido.

—¡No! Es decir, sí, pero… —Marcus guardó silencio y suspiró con alivio al oír un leve golpeteo en la puerta—. Gracias, Jesús —murmuró visiblemente agradecido, y corrió a abrir la puerta—. Señores, él les explicará mejor, yo esperare afuera para que puedan conversar en privado —Marcus sonrió con entusiasmo mientras dejaba pasar a Alice empujando una silla de ruedas, el hombre sentado en la silla estaba tapado de forma exagerada, ridícula, gritaba a los cuatro vientos que no quería ser reconocido.

Marcus salió cerrando la puerta a sus espaldas.

—¿Usted tiene información sobre el ataque a mis padres? —preguntó Tony con la vista fija en el hombre, Alice se acercó sonriendo con ternura.

—Siéntense, chicos —recomendó acariciando el cabello de Tony—. Creo que será mejor si se sientan…

Ellos obedecieron al tiempo que veían al hombre comenzar a quitarse toda la ropa de sobra que tenía.

—Alice, esto es ridículo. —Se escuchó la voz del hombre, que con molestia se dio cuenta que había quedado atrapado entre una montaña de ropa.

Tony abrió los ojos, sin poder creerlo, sin querer creerlo, la voz se había escuchado igual a la de su padre, pero no, no podía ser, él había tocado el cadáver de su padre, había acariciado el frio rostro de Howard y había comprobado que no albergaba ninguna vida. Así que simplemente, no podía ser lo que él estaba pensando.

—Debías pasar desapercibido —respondió Alice caminando hacia el hombre pero Tony fue más rápido, él corrió y comenzó a quitar las prendas del hombre que podría ser su padre, no queriendo tener esperanzas pero albergándolas igual. Alice se apartó, quedándose junto a su hijo mientras veía los ojos de Tony llenarse de lágrimas, mientras veía a Tony quitar las prendas con evidente desesperación.

—Gracias, Alice —murmuró el hombre cuando Tony quito la prenda que rodeaba su rostro—. Tony…

—¿Papá? —Fue la pregunta de Tony, su voz rota y llena de tristeza, y un poco, una muy pequeña pizca de esperanza filtrándose por su voz.

—Oh, Tony… —murmuró Howard estirando un brazo para llegar hasta la mejilla de su hijo.

—¿Qué esta…qué está pasando? —preguntó cerrando los ojos, dejándose envolver por la calidez que se transmitía desde la palma de su padre, y que parecía moverse por todo su cuerpo hasta llenar su corazón con un calorcillo que le llenaba los ojos de lágrimas y le hacía querer llorar como un pequeño bebe—. ¿Papá? —murmuró abriendo los ojos repletos de lágrimas—. ¿Por qué estás…? —vivo, fue lo que no pudo decir, la pregunta se cortó por un pequeño sollozo.

—Tony, hijo, mírame —dijo Howard acercándose a su hijo para que sus rostros quedaran a centímetros—. Estoy vivo, estoy vivo por ti. Todo lo hice para no abandonarte, ¿está bien? No me voy a ir…

—Pero no entiendo —reclamó Tony—. ¿Por qué…es decir-cómo? Tú moriste…

—Hay una razón para todo —contestó Howard sonriendo aliviado por poder contarle a su hijo todo lo que había pasado—. Y sí, estuve muerto por… en realidad no lo sé —giró la cabeza, fijando su mirada en Alice.

—Más de dos horas —contestó Alice con facilidad.

—¿Por qué no estas asombrada? —preguntó Bruce entre susurros, sin querer interrumpir a su novio y a su suegro que hasta hace cinco minutos permanecía muerto sobre una camilla.

—Calla y escucha —murmuró Alice en respuesta—, Howard les explicará todo.

Howard asintió hacia su amiga—. Hay una razón para todo, hijo… y lamento habértelo ocultado, pero no te hubiera causado tanto dolor si no fuera absolutamente necesario, lo sabes, ¿verdad?

—Sí —murmuró Tony alzando una mano para tocar el rostro de su padre, su aliento se cortó momentáneamente—. Estás-estás caliente… eres tú… ¿cómo? —exigió.

—Reviví —respondió, y comenzó con la explicación, con voz firme y a la vez suave, buscando, en todo momento, que Tony comprendiera todo lo que se estaba diciendo en esa habitación—, por eso, querido mío, debía morir.

—Comprendo —aceptó Tony asintiendo—, si llegabas a sobrevivir a ese ataque, habrían otros, tantos que en algún momento… no podrías sobrevivir a todos, cabía la posibilidad de morir verdaderamente en el próximo ataque…

—Ese es mi hijo, tan inteligente —murmuró con una gran sonrisa.

—¿Y mamá? —preguntó Tony dejándose acariciar por su padre—. ¿Dónde está mamá? —preguntó.

—Aún no despierta… —respondió Alice uniéndose a la conversación—. Marcus está monitoreando sus signos, pero…

—Pero es posible que no despierte —respondió Howard con una sonrisa que no podía ocultar la preocupación presente en su rostro—. Debemos seguir esperando.

Tony asintió—. Me alegra que no estés…  —alzó sus hombros—. Pero por favor, debes contarme estás cosas, yo… quiero ser tu apoyo, puedes confiar en mí, y en mamá.

—Lo sé —respondió Howard sonriendo—, créeme cuando te digo que lo sé, pero no quería asustarte. ¿Qué hubiera pasado si sabías sobre el plan, y ni yo ni tu madre despertamos? Te estarías culpando, pensando en que pudiste idear un plan mejor, yo no quería eso… Dios, estaba tan asustado, Tony, no quería dejarte solo —confesó jalando el cabello de su hijo, de forma juguetona—. Así que… esperaste a que estuviera muerto para contarme de tu novio —sonrió mientras le lanzaba una fugaz mirada a Bruce.

—Tenía planeado decírtelo hoy —respondió.

—Oh, feliz cumpleaños, Tony —murmuró Howard con una enorme y evidente felicidad. Y Tony sonrió, porque sin importar que hubieran intentado hacerles daño a sus padres, y que la explicación de Howard hubiera sonado ligeramente ilógica, Tony tenía razones para sonreír, para ser feliz.

Howard estaba junto a él, y su madre lo estaría pronto.

***

Tiempo después, Maria abría los ojos para toparse frente a frente con el rostro de Marcus, inclinado sobre su cuerpo mientras intentaba determinar si sus estudios eran correctos, si Maria estaba a punto de despertar.

Maria gritó fuerte, asustada, y su brazo se impulsó rápidamente hacia adelante, con el único propósito de golpear a la persona que, según ella, intentaba abusar cruelmente de su cuerpo.

Minutos después, Marcus entraba a su despacho privado empujando la silla de ruedas de Maria, que al igual que Howard anteriormente, vestía exagerada y ridículamente. El ojo de Marcus estaba morado.

—¿Es… es mi madre? –preguntó Tony sin moverse.

—Soy yo, hijo —respondió Marcia confundida—, ¿por qué te ves tan asombrado?

—Tú… tú moriste, estuviste muerta por más de tres horas —respondió Tony corriendo a abrazar a su madre, escondió el rostro en el cuello de Maria, y lloró, lloró como no lo había hecho en ningún momento, ni siquiera al saber que su padre estaba vivo y su madre despertaría en cualquier momento, él simplemente lloró entre los brazos de su madre.

—Howard, ¿qué carajos has hecho? —preguntó Maria enojada.

Notas finales:

Gracias por leer, y por comentar~

Solo quiero decirles que la última frase, " Howard, ¿qué carajos has hecho?", fue mi favorita en todo el capítulo, fue divertido escribirlo e imaginar el rostro de Maria al ver a su bebe llorando en sus brazos, y como no, con su cosa maternal (no logro recordar la palabra, pero es esa cosa cuando las madres saben todo, ¡siempre aparece en la tv! Como sea...)con su cosa maternarl supo de inmediato que la culpa era de Howard~

 


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