Tony asintió de acuerdo, sonriente y entusiasta.
Howard acarició el cabello de su hijo.
Obadiah, parado detrás de Howard, negó con la cabeza, su jefe siempre permitía que el mocoso se saliera con la suya.
***
Tony no podía ser más feliz. ¡Su padre lo estaba acompañando al parque! Tony ni siquiera podía recordar alguna otra ocasión en que eso sucedió.
Howard caminaba agarrando a Tony de la mano, pensando en que es la primera vez que hace algo como ir a jugar al parque con su hijo. Para él, era desconcertante; ¡Tony era feliz! Y por tan poco...
Howard ama a su hijo, lo adora con todo su ser. Tony es su pequeño bebe, su único hijo. Pero Howard no sabe cómo tratar con niños. Howard detesta a los demás infantes, pero ama al suyo. Howard no sabe qué hacer para hacer feliz a su pequeño. Howard no sabe cómo pasar tiempo con él. Howard le da todo lo que Tony pida. Howard cree que así lo hace feliz.
Howard está pensando en que quizá se equivocó en sus suposiciones. Tony es feliz con tenerlo a su lado, no comprando cosas. Howard está pensado en que quizá debería pasar más tiempo con su hijo.
***
—Padre —dijo Tony cuando estaban llegando al parque.
—¿Qué pasa, Tony? —pregunto Howard mirando a su hijo.
—Quiero ir a la escuela con Bruce —dijo Tony de forma directa.
Howard comenzó a reír—. Todavía no conozco a este tal Bruce y, ¿ya me pides ir a la escuela con él?
—Sí —dijo Tony asintiendo de forma solemne.
—¿Qué pasará con los profesores particulares? —preguntó Howard alzando una ceja.
—No me gustan los profesores particulares —confesó Tony mirando hacía el suelo.
—Entonces tendremos que decirles que quizá ya no necesitaremos de sus servicios —dijo Howard sin mirar a su hijo.
—¿En serio? —preguntó Tony ilusionado.
—Solo es un quizá —dijo Howard observando el parque—. Aún debo conocer a Bruce.
—Y su hermano James —interrumpió Tony soltando la mano de su padre.
—Y a su hermano James —Se corrigió Howard viendo a su hijo comenzar a correr—. Tony, no corras —advirtió. Howard vio cómo su hijo le desobedecía y corría hacía un niño.
—¡Bruce! —gritó Tony alzando una mano. Bruce comenzó a correr hacía Tony, al juntarse en el centro se abrazaron. Detrás de Bruce, corría James a menor velocidad.
—Hola, Tony -dijo James agachándose para quedar a la altura de Tony y Bruce.
—¡James! —exclamó Tony sonriendo mientras se aferraba al cuello de James. James rio mientras abrazaba a Tony.
—Estas cada vez más grande —dijo James acariciando la cabeza de Tony. De repente se dio cuenta que un hombre desconocido se encontraba parado junto a ellos. James lo observo con el ceño fruncido—. ¿Quién eres? —preguntó levantándose y poniéndose delante de los pequeños, de forma protectora.
—Yo... —Howard no sabía qué hacer, no sabía que decir—. Yo soy el padre —dijo aún asombrado. Un adolescente que para él era desconocido, había protegido a su hijo pensando en que quería hacerles daño. Era admirable.
—¿Padre? ¿De quién? —preguntó James mirando al rededor, buscando al posible hijo del hombre misterioso.
—Es mi padre, Howard —dijo Tony riendo, sus ojos achinándose de felicidad—. Vino a jugar conmigo.
James se sonrojo. Frente a él se encontraba uno de los hombres con más riquezas y poder del país.
—Lo siento, señor —dijo James haciéndose a un lado.
—No te preocupes —dijo Howard sonriendo—. No te regañare por querer proteger a mi hijo de esa manera —aseguró mientras se sentaba sobre un banco—. Ve a jugar, Tony —dijo sonriéndole a su hijo.
Tony sonrió entusiasmado. A su padre le había gustado James y su hermano Bruce.
Pronto Howard acepto que su decisión fue la correcta. Podía ver a su hijo correr feliz, sin importarle que sus pantalones se habían estropeado cuando segundos antes había caído al suelo, sin importarle tener la mejilla raspada. Si Tony era feliz; Howard era feliz.
***
De esa forma, y queriendo ver a su hijo ser feliz, Howard hacía espacio en su apretada agenda para pasarlo con Tony. Habían ido en cuatro ocasiones en las dos semanas que pasaron.
Howard está seguro, Bruce y James no se irán en un futuro cercano, y Howard está feliz con eso.
Howard caminaba hacia la habitación de Tony. Al llegar toco la puerta, y luego de un suave "pasa, papá", Howard entró. Abrió los ojos asombrado, frente a él ya no se encontraba la habitación de Tony, frente a él se encontraba un pequeño laboratorio, con sus respectivos elementos.
—¿Qué es esto? —preguntó asombrado. Comenzó a sonreír al ver la pequeña bata acomodada sobre la cama de su hijo. Howard esta admirado de todo lo que había logrado su hijo.
—Es mi laboratorio —dijo Tony sonriendo—. Quiero crear cosas para ayudar a las personas.
—Eso es muy lindo, Tony. Serás un gran inventor —aseguró Howard riendo, aun aturdido—. Si quieres luego te ayudare a crear algo, podemos hacerlo juntos. Y cambiando de tema, James llamó, hoy no podrán ir al parque porque su madre está enferma, pero nos ha invitado a su casa, ¿quieres ir? Tengo tiempo libre y te puedo acompañar.
—¡Sí! —exclamó Tony dejando lo que estaba haciendo, y sin explicarle a su padre si la respuesta era por visitar a Bruce, o por ofrecerse a crear cosas con él, Tony comenzó a correr por todo el cuarto, buscando lo que necesitaba para vestirse, con una sonrisa agarro la chaqueta verde que le había regalado su amigo Loki y siguió a su padre.
Se tomaron de las manos, y caminaron en silenció, solo roto por un inconstante sonido hecho por un Tony sumamente feliz.
—Tony, ya hable con tus profesores particulares —dijo Howard sonriendo.
—¿Qué dijeron? —preguntó Tony mirando fijamente a su padre.
—Están un poco molestos —confesó—. Pero ya les dije que prefieres ir a la escuela con Bruce.
—Entonces, ¿voy a ir a la escuela? —preguntó ilusionado.
—Claro que sí —dijo Howard alzando un hombro—. Creo que será bueno para ti, Bruce es un buen chico.
—Yo también —dijo Tony completamente seguro.
—Tú también —dijo Howard riendo—, no he dicho lo contrario; pero ya te había comentado que no decidiría nada hasta conocer a Bruce, y ya lo conozco, estoy totalmente de acuerdo en que vayas con él.
Tony no podía dejar de sonreír—. Gracias, papá.
Llegaron gracias a las indicaciones de Tony, que ya había visitado la casa de Bruce, y golpearon la puerta, esperando. Segundos después, la puerta se abrió dando paso a un James sonriente.
—Seños Stark —dijo James asintiendo en reconocimiento—, Tony.
—No me trates con tanto respeto, hijo —dijo Howard sonriendo—. Dime señor Howard —añadió guiñándole un ojo. James rio.
—Adelante, Bruce esta frente al televisor y mi mamá esta en cama —dijo haciéndose a un lado.
Howard entro tranquilamente. Tony entro corriendo, llego junto a Bruce y lo saludo con un gran abrazo.
—¿Tu madre puede recibirme? —preguntó Howard mirando a James.
—Iré a preguntarle —murmuró James caminando hacía la habitación. Luego de un momento, James volvió a salir—. Dice que vendrá en un momento.
Howard asintió—. Solo quiero conocer a su madre, puedo suponer que en algún momento Tony querrá venir solo o ustedes querrán ir a nuestra casa. Es necesario conocernos... por ellos —dijo Howard mirando a su hijo y a Bruce, que felizmente jugaban en el suelo.
James asintió de acuerdo—. Espero que ellos puedan formar una fuerte amistad, y me gustaría que usted y mi madre tengan una gran comunicación.
—Gran comunicación —murmuró Howard pensativo—. Puede que Tony y Bruce no sean los únicos en formar una amistad —añadió apretando el hombro de James, con cariño.
***
—Te lo digo, Alice —dijo Howard riendo—. Tony no para de hablar de Bruce y de James —Howard no podía parar de reír.
—¡Lo sé, Bruce tampoco deja de hablar de Tony! —respondió Alice, la madre de James y Bruce, riendo entre la tos que tenía por su resfriado.
—¿Quieres que vaya por más jarabe? Tienes una tos horrible —aseguró Howard riendo.
—¿Lo harías? —preguntó Alice sonriendo.
—Claro que sí, no me molesta —contestó—. Puedo ir con los chicos —Se encogió de hombros.
—Gracias, de verdad —dijo Alice sonriendo—. Ya se había acabado el jarabe.
—Chicos, ¿vamos a comprar? —preguntó Howard mirando a Tony, Bruce y James.
—¡Sí! —exclamó Tony levantándose y corriendo hacia su padre. Bruce y James asintieron, y con calma, caminaron hacia la salida—. ¿Por qué no vamos en el auto, papá? —preguntó Tony a mitad de camino a la farmacia. Sus dos manos ocupadas, agarradas a Bruce y su padre. James caminaba cerca de ellos.
—Porque no lo traje, Tony —respondió Howard con paciencia—. La casa de Bruce está cerca de la nuestra, creí que sería mejor caminar.
—Pero ahora vamos mucho más lejos —reclamó Tony.
—No iremos a la casa a buscar el auto para ir a la farmacia, Tony —dijo Howard meneando la cabeza—. Ya falta poco.
—Bien —aceptó Tony de mala gana.
Bruce y James solo rieron.