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Iron man: La llegada de Hulk por Kaulitz

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Notas del capitulo:

¡Hola! Lamento la demora, estuve un poco ocupada. 

Reporten cualquier error que vean, intentare corregirlo lo antes posible.

 

Gracias.

Capítulo 5.

 

—No iremos a la casa a buscar el auto para ir a la farmacia, Tony —dijo Howard meneando la cabeza—. Ya falta poco.

—Bien —aceptó Tony de mala gana.

Bruce y James solo rieron.

***

Tony sentía que el tiempo pasaba cada vez más rápido. Estaba a solo una semana de comenzar la escuela junto a Bruce, y se sentía cada vez más nervioso. Sería su primera vez entre alumnos.

Para intentar calmar su ansiedad, Tony veía las caricaturas, específicamente una caricatura sobre robots gigantes que intentan destruir la tierra. De ahí nació la idea. Robots. Tony debía crear un robot.

Comenzó a moverse, recolectando todo lo que fuera de metal, todo lo que pensaba, le sería útil después. Y con todos los materiales en mano, Tony comenzó a crear.

Tomó un juguete viejo, un pequeño peluche de cuando era bebe, y con unas tijeras, lo abrió por la espalda. Le saco todo el relleno. Tony agarró un aparato, que tenía un curioso parecido con el intercomunicador de última generación de la mansión. Tony lo abrió, estudiando de forma minuciosa cada pequeña parte del minúsculo aparato, como si los circuitos y las conexiones fueran algo sumamente fascinante.

Tony comenzó a sacar, con una pequeña pinza, cada parte que creía necesitar, y volviendo a colocarlos ordenadamente dentro del peluche, estuvo unos minutos corrigiendo errores y listo.

Tony había creado un robot.

***

Corría al estudio de su padre, estaba deseando contarle sobre su invento lo antes posible.

Tony golpeo la puerta, esperando, Segundos después Howard abrió la puerta, alzando una ceja al ver a su hijo con un viejo peluche en brazos.

Tony entró, sin pedir permiso ni saludar a su padre. Howard siguió a su hijo, preguntándose que estaba haciendo allí.

—¿Un robot graba eso? —preguntó Tony señalando la pantalla que segundos antes Howard miraba. Tony solo veía un paisaje blanco, vacío y solitario a través de la pantalla.

—No, lo hace un satélite —respondió Howard girándose—. Los robots no existen.

—Padre, yo cree un robot —dijo Tony sentándose en el enorme sofá de su padre, mientras miraba distraídamente la pantalla.

—¿En serio? —preguntó Howard sonriendo, como si la imaginación de un niño fuera divertida para él—. ¿Cómo es?

—Es tierno —dijo Tony mientras le tendía el peluche a su padre. Tony corrió fuera de la habitación luego de que su padre tomará el peluche, dejándolo parado en si sitio, asombrado—. Papá —Howard soltó el peluche, haciendo que callera al suelo, la voz de Tony se había escuchado dentro del muñeco, y Howard estaba asustado.

—¿Tony? —preguntó Howard asustado, mirando al peluche de forma analizadora.

—No soy Tony, soy Peluche —dijo la voz de Tony a través del peluche—. Me he robado el alma de Tony y me la comí.

—¡No, Tony! —exclamó Howard acercándose a la puerta en silencio—. ¿Qué le hiciste a mi pequeño, malvado Peluche? —preguntó, dejando la puerta entreabierta, mirando por el espacio. Tony estaba al otro lado de la puerta, en el pasillo, intentando no reír. Howard veía a su hijo hablar de sí mismo en tercera persona, contándole a un aparato que intentaba mantener escondido entre sus dedos, que Peluche tenía secuestrada su alma, y solo había una forma de salvarlo; llevarlo al cumpleaños de Bruce. Howard giró la cabeza, mirando hacía el peluche tirado sobre el suelo, estaba repitiendo palabra por palabra de lo que decía Tony.

Entrecerrando los ojos con sospecha, Howard se acercó a su hijo, y en cuanto pudo corroborar que el aparato en la mano de Tony era parte del intercomunicador que creían perdido, no pudo evitar reír, sobresaltando a su hijo.

—¡Has hecho un robot! —dijo Howard de manera feliz.

Tony asintió, feliz de hacer que su padre se maravillara con su creación—. Sí, padre, hice que mi peluche hablara, ¿crees que mi idea cambiara al mundo?

—Ya lo creo —respondió Howard—. A nadie se le había ocurrido crear un juguete que hablará.

—Padre, no es un juguete —reclamó Tony haciendo un mohín—. Es un robot.

—Pero no se mueve —dijo Howard riendo—. Has que se mueva y será mucho mejor robot que ahora.

Tony negó con la cabeza.

—¿No quieres que se mueva? —preguntó Howard frunciendo el ceño—. Que hable es genial, no me malinterpretes, solo que un robot que hable y se mueva es mucho más... genial —dijo Howard sonriéndole a su hijo—. Yo te ayudare a crearlo.

—Lo sé, pero... —Tony le sonrió a su padre—. Este robot no es mío.

***

—Toma —dijo Tony tendiéndole el peluche a Bruce—. Es un robot.

—¿Para mí? —preguntó Bruce asombrado. Tony asintió.

—Y habla —aseguró—, es un regalo, hice dos, uno para ti y otro para mí, así podremos estar comunicados siempre —explicó Tony sonriendo.

Bruce sonrió.

***

—¿Qué haces? —preguntó Howard frunciendo el ceño—. Estoy un poco ocupado —dijo viendo a su hijo mirar pensativamente el monitor.

—Quiero ayudarte a buscar a... ¿cómo se llama tu amigo? —preguntó Tony frunciendo el ceño, intentando recordar.

—Steve, estoy buscando a Steve —dijo Howard girándose a mirar a la pantalla.

—¿Cómo funciona el satélite? —preguntó Tony pensativamente.

—Los satélites están en el cielo —comenzó Howard sin saber cómo explicarle el funcionamiento de un satélite a un niño pequeño—, y... sacan fotos de la tierra.

—¿Tu amigo esta sobre el hielo? —preguntó Tony analizando la información.

—No, debe estar dentro del hielo —contestó riendo.

—¡Debe tener frio! —exclamó Tony alzando los brazos—. Padre, debemos encontrarlo pronto.

—Eso intento, Tony —murmuró Howard mirando a su hijo, como si recién se diera cuenta de que él quería ayudar.

—Si Steve está dentro del hielo, debemos hacer que el satélite saque fotos de lo que hay dentro del hielo...

—Eso ya lo hice —dijo Howard asintiendo.

—¿Cómo? —preguntó Tony asombrado.

—El satélite fue fabricado por Industrias Stark, le introduje un... dispositivo que lo hace capaz de analizar los subsuelos y demás... Ya ha dado varías vueltas por todo el sector, pero no aparecen anomalías.

—Quizá debas hacer más grande el rango de visión.

—¿Más grande? —repitió Howard sin entender.

—Sí, padre —dijo Tony rodando los ojos—. Más grande, hacia abajo. Quizá tu amigo está más adentro. O tus coordenadas están mal...

—¿Sabes que significa condenadas? —preguntó Howard entrecerrando los ojos, divertido. Tony asintió entusiasta—. ¿De verdad? —volvió a preguntar. Tony guardo silencio. Howard espero pacientemente. Tony negó con la cabeza, derrotado.

—Lo escuche en la televisión, creí que estaría bien decirlo ahora —dijo Tony mirando hacia el suelo.

—Estuvo bien —dijo Howard asintiendo—. Estuvo muy bien, las coordenadas son un sistema que puede... determinar todas las posiciones sobre la superficie de la tierra.

—¿Yo estoy sobre una posición? —preguntó Tony intentando determinar en qué coordenada se encuentra.

—Algo así, tú estás sobre una posición... —contestó Howard, dándose cuenta segundos después, que su respuesta fue igual que la de Tony. Meneo la cabeza—. ¿Crees que deba buscar en otras coordenadas? —preguntó para cambiar de tema.

Tony asintió frenéticamente—. Claro que sí, llevas buscando más de ocho años, así que...

—¿Cómo sabes que llevo buscando más de ocho años? —preguntó Howard mirando a su hijo.

—Porque yo nací hace ocho años, y sé gracias a tía Peggy que Steve se perdió mucho antes de que yo naciera. Y mucho antes de que ella se casara con tío Richard.

—Eres un buen detective —alabó Howard—, así que según tú, el tiempo pudo afectar la posición de Steve, bajo el hielo...

—Sí, porque las corrientes marinas se mueven con el mar —dijo Tony completamente seguro—, y Steve pudo quedar atrapado en una corriente marina que lo arrastro muchos kilómetros al noreste.

—En primer lugar, no hay corrientes de agua donde hay hielo, las corrientes marinas solo están presentes en la superficie —aseguró Howard—, y en segundo, no es posible que Steve haya sido movido muchos kilómetros, no estando en una gran nave.

—Papá, sí es posible —dijo Tony como si Howard fuera un niño pequeño—. Bajo el hielo hay agua, puede existir una corriente bajo el hielo, y sí Steve cayó ahí, pudo arrastrarse mucho, mucho, mucho.

Howard observo a Tony, como si fiera la primera vez que lo hacía—. ¿Una corriente submarina?

—¡Sí! —exclamó Tony felizmente—. Como una corriente submarina que pasa bajo el mar —Tony sonrió.

—Debemos calibrar el satélite desde aquí para poder… —comenzó a murmurar Howard, tecleando pensativamente.

***

Meses después, salía a la venta un libro titulado "Corrientes marinas y submarinas" de Howard Stark. Tuvo muchas ventas.

 

 

Notas finales:

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