Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Iron man: La llegada de Hulk por Kaulitz

[Reviews - 38]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Simplemente lean.

Capítulo 25.

—¡Lo vi, Howard! ¡Vi a Tony! —exclamó Monique con alegría mientras abrazaba a Howard, porque en ese momento no necesitaba a Louis, en ese momento necesitaba al padre de su hijo.

—¿Cómo estaba? ¿Se veía feliz? ¿Estaba comiendo bien? Cariño, ¿qué te dijo? —preguntó impulsivamente, besando las mejillas de Maria de forma repetida—. Lo hecho tanto de menos.

—Va a seguir visitando la cafetería, Howard. Él lo prometió. Va a seguir yendo, y luego podrás verlo también. —Y ambos se abrazaron, llenos de felicidad.

***

Poco más de una semana después, Louis se vestía apresurado mientras su esposa Monique esperaba con paciencia en la sala de su apartamento. Había pasado una semana desde la primera cena junto a todos sus vecinos, y estaban ligeramente retrasados para la cena que, si el reloj de muñeca de Monique no fallaba, había comenzado hace exactos treinta minutos.

Louis salió apresurado de su habitación, y se encontró de frente con el rostro molesto, la ceja alzada, los labios fruncidos y la respiración ligeramente pesada de Monique.

—¿Ups? —preguntó con una sonrisa nerviosa. Monique rodó los ojos y alzó una mano, esperando que su esposo la agarrase. Louis no la defraudo, y juntos salieron cerrando la puerta a sus espaldas, cruzaron el pasillo y golpearon a la puerta.

—Buenas noches —saludó Monique en cuanto la puerta se abrió mostrando al matrimonio joven que organizaba la cena de esa noche.

—¡Monique, Louis! ¡Creímos que no llegarían —dijo la mujer, Clarisie Obearcot, con una sonrisa enorme—. Adelante, por favor. Todos están en el comedor.

—Gracias —dijo Monique besando la mejilla de Albert, el esposo de Clarisie—. Me gusta la decoración —comentó mientras admiraba el comedor mitad sala de estar donde todos sus vecinos comían entre risas.

En menos de quince minutos Monique y Louis habían encontrado un lugar en la mesa, y con lentitud fueron introducidos a la conversación. En menos de una hora todos reían un poco pasados de copas, y conversaban como si la amistad de todos los presentes se remontara a años.

En algún momento de la velada las mujeres se separaron de los hombres para conversar a gusto, y Monique, con desinterés notó que su esposo no estaba en la sala.

—¡Mike es un idiota! —exclamó Olive entre risas mientras se apoyaba contra Monique—. Es horriblemente malcriado, ¿cierto, cariño? —preguntó con la mirada fija en Marcus, su esposo.

Marcus fijo su mirada en los ojos brillantes de su esposa y suspiró—. Creó que has bebido demasiado...

—¡Claro que no! —desestimó soltando una pequeña risita. Las mujeres alrededor de ella comenzaron a reír—. ¡Es que Mike me hace enojar! ¿Verdad que es un malcriado, cariño? —repitió la pregunta.

—Claro, amor. Nuestro hijo es un idiota —afirmó Marcus suspirando. La afirmación ganó varias burlas de los hombres que bebían a su lado.

—¿Vieron? Lo tengo comiendo de mi mano —murmuró Olive soltando una risotada. Monique solo pudo sonreír con diversión mientras veía como la tranquila cena iba perdiendo su tranquilidad.

Clarisie entró en la sala de estar mitad comedor con una enorme sonrisa, detrás de ella caminaba Louis con igual felicidad.

—¡Niños, adultos, viejos decrépitos y señoritas! —gritó Clarisie ganando la atención de todos en la sala—. Ahora que tengo su atención, tengo algo que anunciarles antes de que esto pierda el poco control que le queda. Algunos observadores habrán notado —Su mirada se desvió ligeramente hacia Louis, quien le guiño un ojo al tiempo en que Monique alzó una ceja hacia su esposo, interrogativa pero él solo señalo hacia Clarisie, diciéndole silenciosamente que pusiese atención—, que no he bebido nada esta noche cuando en todas las anteriores... yo era quien acababa con el Whisky —La sala se llenó de risas—, yo... ¡estoy embarazada! —chilló con felicidad.

—¿Qué...? ¡¿Estás hablando en serio?! —preguntó Albert asombrado—. ¿Por qué no me dijiste? —preguntó abrazando a su esposa con una gran risotada emocionada.

—¡Sorpresa! —murmuró Clarisie contra los labios de su esposo.

Y las celebraciones siguieron, ahora con una razón especifica por la que agarrar un vaso y beber hasta perder la conciencia.

—Es extraño como todos parecen una gran familia —Le comentó Monique a Clarisie cuando ella se sentó a su lado.

—Para nosotros es normal —murmuró Clarisie bebiendo de su vaso con jugo—, hemos estado así desde que comenzaron estas cenas... todos estuvimos cuando el ex de Lisa le fue infiel, y cuando nació el pequeño Mike-

—He escuchado de ese tal Mike —comentó Monique riendo—. Me han dicho que es todo un idiota.

—Oh Dios, ¡y lo haces sonar como si fuese un adolescente rebelde! Mike solo tiene dos años —murmuró Clarisie meneando la cabeza con diversión—, pero sí, es malcriado como... Olive siempre se queja de lo malcriado que es cuando ella está borracha pero debes creerme, a ella le gusta malcriarlo —afirmó entre risas—, como ves, todos somos un apoyo para quien lo necesita. Todos, absolutamente todos estuvieron junto a mi cuando mi madre... ya sabes, se fue al cielo —añadió con una sonrisa ligeramente triste—. Creó que hasta me he acostumbrado a llegar a casa y ver a alguno de ellos esperando en la puerta para preguntarme si puedo cuidar a uno de sus hijos por media hora. Aunque jamás es solo media hora, nunca les creas.

—Es... genial —murmuró Monique observándolos a todos conversar en armonía.

—Y ahora eres parte de esto —afirmó posando su mano sobre el hombro de Monique.

—Gracias —dijo Monique con una gran sonrisa lanzándole una mirada a su esposo, quien bebía sin preocupaciones. Louis estaba riendo con verdadera felicidad mientras hacía bromas sin gracia con los otros hombres del edificio como una persona normal, como sí cada problema que tuvieron en su vida hubiese sido olvidado junto a todo su pasado, como sí su vida como millonarios jamás hubiese sucedido.

—Por cierto, ¿qué opinas sobre tener hijos? Por lo que me has contado, ustedes son un matrimonio reciente pero... —Clarisie guardó silencio al notar que su acompañante no le ponía atención.

Monique lanzó un pequeño ruido ahogado. Louis reía como si su vida siendo Howard Stark nunca hubiese existido; como si Tony no fuese una parte de su vida.

—No —murmuró Monique levantándose repentinamente—. Howard, por favor, no —murmuró acercándose a su esposo mientras las lágrimas se acumulaban en sus ojos.

—Ey, ¿qué pasa? —preguntó Louis con preocupación—. ¿Qué está mal? —Fue la pregunta equivocada, y lo pudo comprobar al ver la expresión de su esposa cambiar con rapidez.

—¡Todo está mal! —gritó con enojo, sus lágrimas saliendo de sus ojos y corriendo libremente por sus mejillas. La sala quedo en silencio—. Todo está mal... Howard, por favor, quiero a mi hijo —murmuró—. Por favor.

Howard suspiró rodeando a su esposa con ambos brazos—. Lo verás pronto. Tú lo dijiste, ¿recuerdas? Él ha visitado la cafetería con frecuencia —murmuró intentando que sus vecinos no escuchasen, pero la sala estaba tan silenciosa, y todos estaban tan pendientes de la conversación que sí lo escucharon.

—No —respondió Maria negando con la cabeza—. Yo lo quiero aquí, conmigo. Ya me canse, Howard, me canse de esto. Yo... me duele. Me duele no poder verlo al despertar... me duele no poder comer junto a él, me duele... no poder verlo cuando yo quiero.

—También me duele —respondió Howard con voz rota—. También me duele —repitió posando sus labios sobre la frente de Maria.

—Entonces, ¿por qué estamos celebrando cuando nuestro hijo no puede ser parte de esto? —preguntó—. ¿Cómo podemos seguir con nuestras vidas cuando él está solo? Ya... Ya ni siquiera somos una familia... ¿Cómo poder serlo si vivimos por separado?

—Somos una familia —afirmó—, y él no está solo; tiene a Alice, a James y a Bruce para apoyarlo y acompañarlo.

—Pero no está conmigo —respondió Maria suspirando—, estamos... estamos perdiendo experiencias valiosas, Howard. Experiencias de las que quería ser testigo... yo... yo lo amo, Howard, lo amo demasiado.

—Yo también, querida, yo también lo amo —respondió Howard, sus ojos llenándose de lágrimas que inútilmente intentaba mantener en sus ojos—. ¿Cómo no hacerlo? Es mi pequeño hombrecito... es... es como yo, es tan inteligente que... —Su voz se cortó, y sollozos se escucharon por toda la sala—. También lo extraño.

Lloraron abrazados, aferrándose al otro mientras sus lágrimas se suicidaban al caer por sus barbillas y todos observaban anonadados. El estrés de cambiar por completo su forma de vida, la lejanía con su hijo, la tristeza y los sentimientos acumulados finalmente salieron a flote de forma abrupta, y frente a todos los que, con la boca abierta, miraba a la pareja llorar entre los brazos del otro.

***

—Lo siento —murmuró Howard contra el oído de su esposa. Estaban en su apartamento, luego de abandonar a todos sus vecinos parados con asombro en la sala de estar de Clarisie y Albert—. Lamento que mis decisiones hayan causado tal problema, pero te lo prometo, aquí y ahora; pronto podremos estar con Tony todo el tiempo que queramos. Te lo juro.

Maria asintió con la cabeza—. Gracias. Y lo siento, también... sé que también estás mal con todo esto pero... solo quería decirte cuando me dolía y molestaba nuestra situación actual.

—Y lo hiciste —comentó Howard meneando la cabeza al tiempo en que comenzaba a reír—, creo que hasta me lo has reclamado. No te disculpes, al contrario, me alegra que me cuentes las cosas que te molestan.

—Bueno —comenzó Maria con una sonrisa pequeña—, tú también puedes contarme lo que te moleste... no quiero que actúes todo valiente y... duro frente a mí, hazme saber cuándo sientas tristeza y tengas ganas de... llorar como un pequeño bebé, ¿sí?

—No me comportó duro y valiente —reclamó Howard—, solo... quiero ser tu apoyo cuando estés triste.

—Y yo quiero ser el tuyo, idiota.

—Entendido —aceptó Howard asintiendo con la cabeza—. Ahora que eso está arreglado, creo que debemos hablar con algunas personas...

—Oh Dios, estoy segura de que escucharon tu nombre... y el de Tony —murmuró Maria alarmada, recién notando el problema en el que los había metido—. ¡Soy horrible en esto de la infiltración!

—Cariño, esto no es una infiltración, aunque si eres horrible —respondió Howard negando con la cabeza, recibió un golpe en el brazo—. Tendremos que hacerlos callar, no tenemos los recursos para conseguir una nueva identidad y no podemos recurrir a S.H.I.E.L.D por ayuda pues sería mucho más peligroso que quedarnos aquí, además esto de ser Chef se me estaba dando muy bien.

—¿Qué pasará si no podemos callarlos? —preguntó Maria preocupada—. ¿No los mataremos, verdad? Dios, esto es culpa-

—Nuestra, es culpa nuestra —interrumpió—. Ambos necesitábamos desahogarnos, no pudimos hacerlo frente a Tony y en esta semana hemos estado tan concentrados haciendo un papel... actuando una vida que en realidad no nos pertenece, que hemos estado olvidando lo que en realidad necesitábamos; simple consuelo. Y no te preocupes, no mataremos a nadie, si quieren dinero por el silencio, les daremos dinero.

—Howard, ellos son como una familia —recordó Maria—, y ahora somos parte de ella, es posible que-

—No te ilusiones —aconsejó con suavidad—. Si todo sale bien, esto no será más que un triste y extraño recuerdo, pero sino... debemos aceptar las consecuencias.

—¿Y cuáles son? —preguntó Maria.

—Hydra podría enterarse de nuestra sobrevivencia, y tomar medidas para...

—Oh...

—Sí, oh...

—Mierda...

—Sí, mierda.

—Dios mío —Howard frunció el ceño hacia Maria—. Lo siento, tengo un pequeño, muy pequeño gusanito de miedo moviéndose dentro de mi cuerpo.

—En primer lugar, eso es asqueroso —dijo Howard con firmeza—, y en segundo lugar, todo saldrá bien.

—¿Tienes un plan? Siempre tienes un plan, y tus planes son muy buenos.

—Tengo un plan, sí, y consiste en hablar con nuestros vecinos hasta obtener una respuesta satisfactoria. Si ellos se comprometen a no decir nada estaremos a salvo, es muy poco probable que algún agente de Hydra le pregunte a alguno de ellos por nuestro paradero; ellos siguen creyendo que fuimos sepultados hace algunos días.

Maria asintió, y agarrándolo de la mano salieron del apartamento. Inhalaron con nerviosismo e inseguridad, y golpearon a la puerta.

***

—¿Son...?

—Sí.

—¿Y...?

—Creo que-

—Oh...

—¿Pueden, por favor, terminar las malditas frases? —preguntó Maria frustrada.

—¡Esto es sorprendente! —exclamó Lisa emocionada—. Es decir, esto es muy serio —Y volvió a sentarse al sentir todas las miradas sobre ella.

—Creo que... es muy difícil la experiencia que han vivido —dijo Olive asintiendo luego de mucho, mucho tiempo en silencio—. Deben vivir lejos de su hijo para mantenerlo seguro, y tienen miedo porque ustedes no están completamente a salvo, siempre con el miedo de que alguien que no debería, se entere de todo esto... nunca estarán completamente a salvo, y creó que es perfectamente normal ser partícipe de una escena como la que ocurrió hace unos minutos, están bajo muchísimo estrés... creo que la mayoría en esta sala se volvería loca al estar en sus zapatos.

—Lo que mi esposa quiere decirles —dijo Marcus intentando resumir el discurso de Olive—, es que los apoyaremos en todo lo que necesiten.

—Gracias, querido —murmuró Olive acariciando la mano de su esposo—. Y Marcus tiene razón, estaremos junto a ustedes en lo que deseen... somos una familia, después de todo, y no se preocupen, cuando sea posible, el pequeño Tony será incluido.

Maria sonrió mostrando todos los dientes—. Gracias.

—Yo... ¿cómo podemos estar seguros de que nosotros estaremos a salvo? Esas personas no vendrán aquí buscándolos, ¿o sí? —preguntó Clarisie con un ligero miedo filtrándose por su voz—. Tengo familia, y un bebé por nacer al que cuidar antes que a ustedes.

—Yo lo entiendo —afirmó Maria intentando calmar todos los rostros fruncidos que habían aparecido en respuesta al comentario de Clarisie—. Soy madre, y les digo aquí, con sinceridad y frente a todos ustedes que Tony siempre será mi mayor prioridad, pero a la vez, les juro haré todo lo que esté a mi alcance para que nada ni nadie toque a sus familias.

Ambas se miraron por lo que a los demás les pareció una eternidad, luego Clarisie asintió conforme con lo que sea que haya visto dentro de los ojos de Maria.

—Así que... derrotaste a la muerte —comentó Clarisie con una sonrisa emocionada. Y todos pudieron sonreír, sintiendo que todo estaba bien.

***

—Buenos días, caballeros —saludó Monique con una gran sonrisa.

—Buenos días, señorita —Tony sonrió con felicidad mientras se sentaba—. ¿Cómo estuvo su fin de semana? —preguntó con aparente desinterés. Bruce sonrió por la evidente felicidad de su novio.

—Algo alocado —contestó ella con un gesto vago—, mi esposo y yo tuvimos algo así como una... conversación profunda y- o Dios, lo siento —murmuró repentinamente—. No los molestaré con mis problemas personales, ¿qué quieren ordenar?

—¡Yo quiero saber! —exclamó Tony mirándola, y su expresión de anhelo era tal que Monique solo pudo suspirar mientras reprimía las ganas de envolver a su pequeño entre sus brazos y no soltarlo jamás.

—No te contaré mis cosas de pareja, Tony —reclamó silenciosamente, con su típico tono de ligero regaño que usaba con frecuencia en sus conversaciones con su hijo, y que, no sin cierta tristeza, no había podido utilizar.

Tony sonrió con una ligera tristeza, y ordenó. Monique suspiro entrecortadamente mientras anotaba el café favorito de Howard.

 

Notas finales:

¡El siguiente es el último capítulo sobre la adolescencia, así que será lo bastante largo como para abarcar todo lo que se necesita abarcar,y luego un especial.

Comenten si quieren LEMON ;) 

Mientras más comentarios, más largo será.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).