En lo profundo de un bosque al lado de un gran árbol frondoso se encontraba una pequeña cabaña, era acogedora y muy cálida, dentro se encontraba un joven quien se disponía a preparar la cena cuando de improvisto se abrió la puerta de golpe y un niño entro gritando alegremente
- ¡¡¡¡Din ya volví!!!!
- Bienvenido Huwa, ¿dónde te habías metido? – preguntaba un joven de cabellos cafés, ojos negros, piel blanca, de unos 23 años de edad y era lato pero delgado, vestía un conjunto café de camisa y pantalón ambos meticulosamente hechos para la caza – llegas tarde – regañaba al pequeño
- Lo siento Din, me entretuve en el rio – se disculpaba tiernamente con una sonrisa la cual Din no podía resistirla – mira lo que te traje, lo atrape yo mismo – dicho eso saco un pez de su bolsón y se lo entrego a su cuidador, pues sabía que a Din le encantaba el pescado fresco
- Wuaaao, se ve delicioso, vamos a comerlo será la cena de hoy – proponía alegre el cuidador olvidando que el pequeño había llegado tarde
- Me parece bien ya me estaba cansando de comer puras plantas – comentaba victorioso el pequeño guardián al ver que Din ya no estaba enojado
- pero antes de cenar Huwa quiero que te des un baño – dijo firme al ver lo sucio que se encontraba
- entendido – respondía Huwa con una sonrisa
Habían pasado tres años desde que Din se convirtiera en el cuidador del guardián, a ambos se les había ordenado vivir en el bosque y no salir de él, hasta que fueran llamados nuevamente por las deidades, mientras esperaran a eso se le encomendó a Din el entrenamiento básico del guardián que nació sin conocimiento alguno del mundo, ellos vivieron conforme a lo que se les había ordenado
Un buen día fueron llamados por las deidades, las cuales probarían el resultado del entrenamiento básico que había recibido el guardián durante los tres años pasados, dependiendo de su rendimiento decidirían si merecía ser un guardián oficial del bosque o pasaría a ser un simple sirviente de alguna deidad, todo el futuro del guardián dependía de tan solo una prueba y mañana seria el día en que se definiría todo aquello
Al día siguiente
En un claro del bosque se encontraban esperando 2 deidades, ambas estaban sentadas sobre unas rocas cerca de un pequeño rio, su misión era la de probar al nuevo guardián y decidir si merecía volverse un guardián oficial o sirviente simplemente, de pronto escucharon una voz a lo lejos
- ¡¡¡¡Deidad Tawase, Deidad Galdandir, por acá!!!! – agitaba la mano un joven cuidador quien traía de la mano a un pequeño guardián
- Oh, ya llegaron Tawase – codeo la deidad plateada con cierta picardía – es ahora o nunca, sino aprovechas el tiempo que tendremos gracias al entrenamiento del guardián, no podrás verlo de nuevo durante un buen tiempo – molestaba con una gran sonrisa la deidad
- ¿Pero qué dices Gal?, él es un cuidador y yo….bueno yo soy una deidad, no sería correcto – dijo casi en un susurro la deidad verde quien se había sonrojado por las palabras de su amiga
- Jajajaja eres tan linda cuando te pones así, ¿no crees Din? – preguntaba alegre la deidad plateada al joven cuidador quien había llegado hace un buen rato y escucho sin querer la conversación de las deidades
- ¿pero en qué momento…..?, bueno tu……yo…….lo que dije……yo…yo…yo…kyaaaaaa – la deidad verde no sabía dónde poner la cara por la vergüenza a así que huyo con su sirviente hacia el bosque a toda velocidad, al ver como se alejaba la deidad verde el joven cuidador se sintió mal por haber escuchado esa conversación mientras que la deidad plateada miraba la escena con una gotita en la cabeza
- Deidad Galdandir creo que te pasaste esta vez – reprochaba un poco molesto el cuidador
- lo siento Din no pensé que lo admitiría esta vez, siempre lo negaba muy seria y bueno solo quería jugarle una pequeña broma – se disculpaba la deidad con las manos juntas
- ¿Qué hacemos ahora?, no creo que vuelva por el día de hoy – comentaba resignado el cuidador
- tienes razón, con lo avergonzada que estaba no será fácil hacer que vuelva – ente esos comentarios ambos terminaron deprimiéndose
- ¿dime una cosa Din?, ¿Qué piensas de Tawase? – preguntaba seria la deidad plateada – ¿no sientes nada por ella?, ¿aunque sea solo un pensamiento? – el joven cuidador solo respondió con una sonrisa
- yo soy un cuidador y un cuidador le entrega su vida solo al guardián, no tengo derecho a sentir afecto hacia otras vidas recuérdalo – dicho eso se levantó y se dirigió hacia el bosque dejando al pequeño guardián con la deidad plateada
- ¿Din a dónde vas? – preguntaba asustado el pequeño guardián e intento seguirlo, pero lo detuvo la deidad plateada
- descuida no ira muy lejos, volverá en un rato solo espéralo quietecito aquí, ¿vale? – decía con una sonrisa la deidad
- Está bien, lo esperare……por cierto, ¿quién eres señorita? – cuestionaba el pequeño con cierta curiosidad
- ¿yo? – asintió el pequeño mirándola fijamente – ahora que lo recuerdo no tuve la oportunidad de presentarme – recordaba la deidad un tanto apenada
- En ese caso déjame presentarme, yo soy la deidad del hielo Galdandir y la que salió corriendo es la deidad del bosque Tawase, quien pues tiene que encargarse de tu entrenamiento, yo me encargare de registrar tu crecimiento y también decidiré si apruebas o no, ¿lo entiendes? – preguntaba la deidad asegurándose
- Entendido Galdandir – respondía el pequeño emocionado
- Huwa deberías debes de dirigirte a mi como deidad y no llamarme por mi nombre, si Tawase te hubiera escuchado de seguro te mandaba a volar de una patada – advertía la deidad al pequeño recordando el carácter de su amiga
- ¿Por qué?, si tienen tan lindos nombres – dijo con inocencia el pequeño, al escuchar eso la deidad no pudo contenerse y acabo abrazándolo fuertemente
- kyaaa eres tan mono, si fallaras en la prueba en definitiva te volvería mi sirviente – asfixiaba con sus brazos al pequeño guardián
Mientras tanto en el bosque
- ¡¡¡¡deidad Tawase, ¿Dónde se encuentra?!!!! – buscaba el joven cuidador a la deidad fugitiva – no podemos dejar esperando a Huwa y a la deidad Galdandir para siempre, salga por favor – ante las suplicas del joven la deidad apareció
- ¿no estás enojado conmigo?, ¿no te molesta que tenga esta clase de sentimientos por ti? – preguntaba tímida la deidad verde
- Para nada, es un honor para mí que usted se sienta de esa manera por mi persona, se lo agradezco mucho jamás podría odiarla deidad del bosque Tawase – afirmaba el joven cuidador con seriedad
- ¿en serio? – asintió el joven – que alegría – sonrió aliviada la deidad, luego se disculpó por haber salido corriendo de esa manera dejando sus obligaciones desatendidas y después se dispuso a regresar al claro del bosque
Unos minutos más tarde llegan al claro donde Huwa y Galdandir se encontraban esperando en el pasto
- Al fin regresas Tawase, ya me estabas preocupando – respiraba aliviada la deidad plateada
- Lo siento no debí escaparme de esa forma, pero tú tienes la culpa así que discúlpate también – reprochaba la deidad verde a su amiga
- Está bien aceptos tus disculpas y de igual manera me disculpo – decía arrepentida la deidad plateada, dicho eso comenzó con el entrenamiento del guardián
- Muy bien comenzaremos con un enfrentamiento directo, tienes que golpearme pequeño como si tu vida dependiera de ello, utiliza todos los conocimientos que Din te proporciono e intenta derrotarme – explicaba la deidad al pequeño quien escuchaba atento las palabras de la deidad – bueno comencemos – sin ninguna palabra de advertencia la deidad verde mando volar al pequeño guardián por los aires
El pequeño intento reincorporarse, pero antes de que lo hiciera la deidad verde se abalanzo hacia él y de una patada lo estrello contra una roca cercana, luego lo tomo de la cabeza y le propino un golpe en el estómago lo cual hizo que el pequeño vomitara
- ¿pero qué te pasa?, ¿Por qué no te defiendes? – cuestionaba la deidad confusa
- No me gustan las peleas……no quiero hacerte daño a ti, ni a ningún ser humano – respondía el pequeño guardián quien aún no se recuperaba del golpe anterior
- ¿pero qué tonterías estas diciendo pequeño?, ¿no comprendes que si no peleas no podemos determinar tu valor?, no seas tonto y has lo que te digo – regañaba la deidad verde
- No lo hare – decía Huwa decidido, al escuchar esas palabras la deidad del bosque no tuvo más remedio que hablar con Din para averiguar sobre el rendimiento anterior del pequeño guardián
Cuando Huwa y Tawase dirigieron sus miradas hacia donde se encontraban Din y Galdandir para preguntarle unas cuantas cosas, se encontraron con una escena de lo más perturbadora para ambos, Din yacía en el suelo sobre un charco de sangre y detrás de él se encontraba la deidad plateada con las manos llenas de sangre y una sonrisa que helaría a cualquiera