Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

All Of Me por ElizabettaBlack

[Reviews - 31]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

John creía que estaba soñando. Sherlock, café caliente, su dulce sonrisa, su habitación. Demasiadas emociones juntas. Agradeció el café con una enorme sonrisa en los labios.  Al tomar la taza que su amigo le ofrecía, sus dedos rozaron los de Sherlock. Un oscuro estremecimiento le recorrió la espina dorsal. John buscó su mirada, pero él parecía ausente.

Se apresuró a beber un sorbo para disimular que se había sonrojado.

Debemos apresurarnos, Lestrade nos espera en la escena del crimen

¿Tenemos un caso? – preguntó John, extrañado

Eso parece – sonrió – De cualquier manera, no creo que sea algo demasiado difícil de resolver

¿Desanimado?

Aburrido – musitó – Una mujer apareció en un callejón con heridas consistentes con un ataque pasional, encontrar a su marido o amante no podrá llevarme más de quince minutos

¿Entonces por qué has aceptado el caso?

Creí que salir un poco de aquí nos vendría bien – replicó, sin muestra alguna de interés – Podríamos ir de compras

John se atragantó con el café. ¿Compras? ¿Café a la cama? Sherlock se estaba comportando demasiado extraño aquella mañana. Observó sus rasgos, que parecían tallados a mano por algún afamado escultor del período Renacentista. Su perfecta nariz se arrugó por un breve segundo cuando rió.

Se acabó el té – explicó – Quizás quisieras ir a la tienda conmigo cuando terminemos

Claro, encantado

Bien, te dejaré para que te alistes – suspiró, poniéndose de pie

El doctor siguió observándolo hasta que desapareció de la habitación. Sonrió ante el inesperado  itinerario que Sherlock le había planteado: escenas del crimen y compras se relacionaban sin problema alguno en su complejo mundo de fantasía. Se puso de pie y dejó la taza en la mesa de noche. Tras girar su cuello detenidamente de un costado hacia el otro, se vistió con unos jeans, un sweater y una camisa. Era extraño que dedicara tanto tiempo en su imagen personal, pero sentía la imperiosa necesidad de hacerlo. Por Sherlock. Para Sherlock. ¡Maldita sea, si hasta estaba poniéndose perfume!

Salió de su cuarto riéndose de sí mismo. Se frenó en seco cuando encontró los increíbles ojos de Sherlock fijos en él.

¿De qué te ríes tanto?

Nada

Apresúrate – dijo, colocándose su abrigo

Voy detrás de ti

“Qué ironía”, pensó. Hacía exactamente dos años que iba tras él. Tomó la bufanda de Sherlock y lo ayudó a enredársela alrededor del cuello, aguantando la respiración.

 

Por supuesto, Sherlock tenía razón. Crimen pasional, sin lugar a dudas. A Lestrade le tomó exactamente quince minutos encontrar al culpable, cuyas características habían sido exitosamente deducidas por el detective de los ojos zafiro. Sherlock se mostraba enfadado con  él y su equipo de Scotland Yard; sentía que le hacían perder el tiempo en casos que podrían resolver sin necesidad de molestarlo.

Bufó. John lo observaba sin parpadear. John y sus ojos de cachorro lo observaban. Si tan sólo él mereciera algo de toda aquella atención. Le dedicó una pequeña sonrisa. El doctor se la devolvió con creces.

Bien John, creo que nuestro trabajo aquí ha terminado – supiró - ¿Compras?

Compras – respondió, sonriendo aún más

Caminaron en silencio. Sherlock tenía ambas manos metidas en los bolsillos del abrigo, aunque hubiese preferido tomar la derecha de John con su izquierda y entrelazar sus dedos con los suyos. Sonrió al pensar en ello. John, querido John. Nunca podría tener la dicha de besar sus labios. Era una quimera, lo más bello y doloroso que había sentido en su vida. Lamentaba el momento en el que había cedido ante la insistente voz en su cabeza. Una cálida melodía se había despertado en su mente al instante en el cual John se presentó frente a sus ojos. Algo que nunca se había permitido experimentar. Sherlock Holmes, a quien todo el mundo había catalogado de raro, antisocial, inhumano: él había sido víctima del amor a primera vista. Él, un hombre completamente racional, que siempre había refutado toda frase relativa a las emociones y sentimientos. Él había caído rendido a los pies de John Hamish Watson.

¿Te encuentras bien, Sherlock?

La voz de su acompañante lo sacó de sus pensamientos. Giró su cabeza para observarlo. Sus labios rosados lo incitaban.

No he podido evitar percatarme de tu aroma, John

¿Qué? ¿Mi… aroma?

Hueles muy bien – dijo, frenando su marcha - ¿Crees que yo…?

¿Tú qué, Sherlock? – preguntó, deteniéndose

El detective acercó su nariz al cuello del doctor e inspiró detenidamente. Los diferentes componentes químicos del delicioso perfume de John se filtraron por sus receptores olfativos haciendo estallar sus bulbos olfatorios, conectados con los centros más primitivos del cerebro, donde se estimulan las emociones. “Bendito sistema límbico”, pensó.

John se quedó completamente paralizado. La cercanía de Sherlock lo perturbaba, despertaba en él una sensación tan íntima que producía dolor. Sus ondulados cabellos le hacían cosquillas bajo el mentón.  

¿Sh… Sherlock? – susurró

¿Tienes una cita?

N… no

Acabas de conseguirla – sonrió, divertido – Creo que iremos a almorzar

Se alejó de él con paso veloz. John parpadeó varias veces, intentando recuperar el aire. ¿Cita? ¿Realmente estaba sucediendo?

Notas finales:

¡Gracias por leer!
¡Espero les guste éste capítulo!
Saludos,

 

Lizz.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).