Paso un día más, por fin logro hacer la gran técnica del rayo. Creía que nunca lo iba a lograr. Además que tenía que atender a Sasuke en todo, andaba de un humor, ¡pero qué humor! En un ratito era de lo más dulce y tierno, y de repente parecía el mismísimo demonio.
Qué quería comer moras, luego que frambuesas, nieve de zarzamora, manzana, fresas, gelatina, ¿Qué era eso? Ya después de preguntarle a Kurama supo lo que era y como se hacía. ¡Qué difícil! Pero lo hacía, lo complacía en todos y cada uno de sus “antojos” como dijo Kurama y ero-sennin después de haberse recuperado.
¡Y como comía!
— Como por dos dobe — le dijo molesto, cuándo le comento que comía mucho.
Y ahora estaba con Kurama, practicando detectar la energía. Después podría aprender la transmutación. Y después a cambiar cualquier cosa que quisiera en lo que quisiera. Era sorprendente la magia de Kurama. Ya quería saber todos esos trucos.
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— Así qué es aquí — miraba la cascada
— Vamos, están del otro lado — el hombre lobo los apuraba
— ¿Seguro? — cuándo vio el hombre serpiente cambio a su forma animal y se sumergía en el agua desapareciendo de su vista
— No me puedo mojar — alzaba la voz el hada
— Vamos — el semi-gigante la tomo con sus manos, protegiéndola cuando atravesó la cascado
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— Nunca había entrado aquí — hablaba el incubo mirando la cueva
— Nadie la conoce — hablaba el hombre serpiente — es lógico que no la conozcas
— Pasando esa cascada está el rubio — señalo con el dedo la otra caída de agua
— No fue tan difícil — mencionaba altivo el chico agua, convirtiéndose en líquido y pasando del otro lado
— No sabe lo que es la paciencia — comentaba la serpiente
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— Vamos, no quiero dejarte atrás — el perro corría demasiado rápido aún con toda esa carga
—… — No contestó nada, simplemente lo siguió, llevaban corriendo desde hace mucho rato y ya se estaba cansando. Tenían que hacer una parada o su cuerpo no resistiría
— No me digas que ya te cansaste — maldito perro — tenías que ser humano — si pudiera matarlo Pronto, pronto Se dijo — de acuerdo pararemos un momento — se dejó caer en un árbol, el perro estaba lejos de él, sentado en otra parte
Ya quería acabar con esto, mataría al perro después de encontrar al duendecillo para que no fuera a por Deidara, eso no estaba en sus planes. Pero no le quedaba de otra. Si tan solo el pequeñín no se hubiera escapado.
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Seguía caminando por el bosque hacía su destino, hasta que le dio sed y se detuvo cerca del rio que pasaba, se agacho y tomo algo de agua con sus manos, llevándoselas a la boca
— ¡Ahh! ¡Esta riquísima! — volvió a tomar agua con sus manos pero esta vez se mojó el rostro, se sacudió la cabeza y se levantó — ¡Refrescante!
Siguió su camino, ya estaba cerca
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Era un día tranquilo, hacía una brisa que hacía caer algunas hojas del gran árbol. Se encontraban comiendo cerca del rio que atravesaba la aldea
— Eso sí que es extraño — comentaba un chico gordito metiéndose pasitas a la boca
— Problemático — decía un chico que estaba recostado en el pasto
— Pero… — una pelinegra miraba a su compañero — ¿estará bien?
— Tsunade-sama dijo que sí — mencionaba una castaña de chonguitos
— Tranquila Hinata, además si esta con el torpe de Naruto, estará más que bien — decía Kiba que se metía una bolita de una frutita roja en la boca
— Pero en su estado — volvía tomar palabra la pelinegra
— Confía en Naruto, él lo cuidara bien — le acariciaba sus cabellos
— Neji — lo miraba con ojitos llorosos
— Ejem, hagan eso en su mush-room, aquí no por favor — decía el chico con los caninos afilados
— Vamos Kiba, ¿te da vergüenza? — le picaba la rubia
— ¡Claro que no! — se sonrojo
— Gaara… ¡Hey Gaara…! — le pasaba la mano enfrente de los ojos del pelirrojo
— Déjalo Lee — le decía un chico con unas gafas oscuras
— Pero Shino, ¡que está desaprovechando su juventud! — y antes de que pudieran reaccionar el pelirrojo cayó al suelo
— Creo que le afecto más de lo que parecía — decía la peli-rosa
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— ¡Hey Naruto-kun! — Gritaba desde la orilla del rio alzando la mano. El rubio volteo a ver quién le llamaba ¡Más locos entraban al lugar! Miro a Kurama pidiendo una explicación, el zorro se relajó y se sentó tranquilamente en lo que el rubio después de ver al resto de criaturas que entraban salió corriendo a su encuentro
— ¡Suigetsu! — Gritaba alzando la mano — ¡Karin! — Vio a la pequeña hada salir de las manos del semi-gigante — ¡Juugo! — llegó donde los primero tres y el hada se colocó a su altura — ¡Oh! — Se sorprendió al ver pasar a una serpiente cerca del él — ¡Orochimaru! — La serpiente sacó la lengua antes de convertirse en humano
— ¡Naruto! — otro chico corría hacía él
— ¡Haku! ¡Zabuza! — El semi-gigante lo levanto con sus manos — ¡Kabuto también está aquí-ttebayo! — Vio pasar al chico lobo por la cascada — ¡Pero que hacen aquí-ttebayo!
— Tan curioso como siempre — siseaba la serpiente
— También estás guapo — se posaba junto a él el hada de alas negras
— Jejé — se rascó la nuca — ¿Adivinen qué?
— Mmm… — hacía que pensaba el peli-naranja — tu novio está aquí
— ¿Cómo lo sabes? — preguntó asombrado
— Creo que es ese que está gritando — volteo a donde apuntaba el dedo índice del gigante
— Sí, ese es Sasuke — les contesto feliz — ¡vamos a ser papás dattebayo!
Se quedaron atónitos, era imposible. Ni siquiera en las razas de seres más antiguas habían pasado algo similar. Ese chico era todo un misterio, alrededor de él sucedían las cosas más inesperadas.
Salto de la mano del semi-gigante, diciéndoles que lo siguieran
— ¡Sasuke! — le gritó y cuando estuvo cerca lo abrazó y le a bordo de preguntas — ¿Tienes hambre? ¿Calor? ¿Frío? ¿Se te antoja algo? ¿Quieres darte un baño? ¿Quieres ir al baño? ¿Te hicieron algo? ¿Estás bien? ¡Oye Sasuke te estoy hablando! — no le contestaba, su cara de miedo lo asustó, y luego su cuerpecito empezó a temblar
— Na… Naruto — sí tenía miedo, esos seres se acercaban lentamente donde ellos, sus pasos agigantados lo atormentaban
— Tranquilo — lo abrazó después de voltear a ver dónde miraba, recordó que sus compañeros le temían a esos seres. Le acariciaba la espalda y lo giró para que no los viera — No nos harán nada, confía en mí — beso sus cabellos — yo estoy aquí, tranquilo
— Tu novio es guapo también — el hada llego hasta donde estaban parándose a un lado de ellos. El azabache se tensó y hasta dio un brinquito
— Shh… — pidió silencio, y así se hizo, abrazó más fuerte al moreno — Sasuke, todo está bien, de verdad. Mira, no nos hacen nada — todos miraban, la escena. Por alguna extraña razón hacían caso al duendecito. De cierta forma lo apreciaban, como habían dicho se los gano. Pero no le quitaba lo extraño — ven, mira — sintió el fuerte agarré para que no se alejara — está bien, si no quieres ver. Te llevaré con Kurama, ¿de acuerdo? — El asentimiento de cabeza del otro, le dio la confirmación — esperen chicos, ahorita vuelvo
Y cargó al azabache mientras corría hacía Kurama — Cuídalo — le pidió dejando al azabache entre el pelaje del zorro
— Mocoso — le llamo antes de que el otro se marchara — ya casi es hora
— Hm — le contesto y corrió de nueva cuenta donde estaban los otros esperándolo
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— ¡Por fin llegue! — después de haberse perdido, ¡por fin! Dio un paso al frente y chocó. Tocó con sus manos donde estaba esa barrera invisible
— Jajaja — una risa estruendosa se escuchó debajo de sus pies — ¡¿Este es el gran mago?!