— ¿Naruto? — Lo escucharon decir, por lo que voltearon a verlo — ¡Maldito dobe! — eso los sorprendió. Sasuke andaba de mal humor desde que emprendieron el regreso a casa, órdenes de la Hokage. Y ahí estaban soportando el mar humor del azabache. Qué no dejaba de hacer caras. Un montón de gestos que creyeron no podrían salir de él. Se enojaba, se entristecía, se veía abatido, culpable. Su cuerpo reflejaba muchas cosas.
Apenas iban a medio camino ¿podrían soportarlo? El día se veía eterno antes sus pequeños ojos. Se detuvo. ¿Ahora qué?
Voltearon a verlo, se había quedado quieto, no era normal en él. ¿Eso eran… lágrimas? No podía ser cierto. Uchiha Sasuke llorando. ¿Pero por qué? No tenía razón.
Sakura se había acercado, sabía todo. Toda la historia, abrazo al azabache que no podía lograr que las lágrimas no salieran.
— Sasuke — lo abrazó. Sentía como empezaba a dar saltitos
— Fue mi culpa, si yo no… — hipaba, le costó aceptar que era su culpa. Él había empezado y al final todo salió mal
— Tranquilo, no fue tu culpa — le sobaba la espalda. La culpa era de los tres, uno por terco, el otro por orgulloso y ella por metiche
— Pero yo… — hundió su cabeza en el cuello de la peli-rosa
— No, también fue mi culpa. Lo siento — se quedaron ahí por un rato. Hasta que se calmara. Los demás seguían anonadados por los cambios del azabache, ¿ese era Sasuke? ¿No se lo cambiaron?
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Se había tumbado al pasto, mirando el agua pasar. Sus manos colgaban cerca del agua y sus dedos atravesaban el líquido. No quería estar ahí, quería verlo.
Tal vez si no se hubiera salido estaría con él. Y tal vez estarían en casa del azabache abrazados en la cama como hacían de vez en cuando. Y tal vez esta vez Sasuke lo dejara probar otra vez.
No podría hacerlo en un tiempo. Pero quería volver a hundirse en su alma, en sus deseos, en sus brazos, entre sus piernas.
Quería embriagarse de su aroma, de su sabor, de su calor, de sus besos. Quería ver su rostro sonrojado por la excitación que le provocaba, el deseo que renegaba, su piel que ardía, sus ojos que le decían cuanto lo amaban, sin palabras, solo miradas, caricias.
Quería decirle cuanto lo deseaba, cuanto haría el por él, cuanto daría por estar siempre a su lado. Y sobre todo que lo amaba, que lo ama y que lo amará.
Pero el mundo parecía ponerse en su contra, no sabía cómo salir de ese lugar. Y al parecer no lo dejarían hasta que cumpliera con lo que supuestamente tenía que hacer. Todo estaba mal. Todo el mundo conspiraba en su contra. Y volvió a llamarlo en un susurro, un susurro que el viento llevo a oídos de la persona que ama
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Estaban entre las hojas de los árboles, escondiéndose. Vieron salir al hombre. Había tomado algo del suelo. ¿Una vara? Empezó a trazar un círculo, y unos símbolos extraños dentro de él. Se empezaba a poner extraño. Se sentó dentro con las piernas cruzadas, las manos apoyadas en las rodillas con las palmas hacía el cielo. Cerró los ojos y el círculo se empezó a iluminar.
La luz los cegó por un momento. Cuando los lograron abrir vieron otros dos hombres con la misma capa negra. No lograban ver sus rostros, las capuchas que tenían sobre sus cabezas no se los permitía.
— Sé que están ahí — la voz los hizo congelarse ¿Habían notado su presencia? Eso era imposible, nunca nadie los había detectado bajo el encanto de las piedras — salgan de una vez antes de que vaya por ustedes — estaban a punto de salir huyendo cuando vieron salir de entre los arbustos a dos personas más
— Jajá te diste cuenta — salieron con las mismas capas. ¿Había más de ellos?
— ¿Por quién me tomas?
— Tranquilo, solo venimos a ayudar
— Te mando él — afirmó
— ¿Si ya lo sabes para que preguntas? — Se burlaba mientras se acercaban a los otros — mejor entremos, las árboles pueden oírnos — los otros tres no habían dicho ni una palabra.
Los vieron perderse dentro de la cabaña, se alejaron un poco del lugar y decidieron comunicarse con su líder
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Ya estaban a unos pasos de la villa, hasta la Hokage se veía de pie cerca de las piedras blancas. Y un grito los descoloco por completo
— ¡Sasuke! — grito Sakura que venía a lado del moreno. Lo veía correr hacía una dirección desconocida. Le siguió el paso y un grito, una orden dirigida a todos ellos la hizo quedarse quieta
— ¡No lo dejen ir! ¡Atrápenlo! — No entendían lo que estaba sucediendo, para cuando reaccionaron Kurenai y la Hokage habían atrapado a Sasuke que pataleaba — ¡Agárrenlo!
— ¡No! ¡Suéltenme! ¡Me está llamando! ¡Tengo que ir donde esta! — gritaba con todas sus fuerzas, tratando de deshacer el agarre que le propinaban las mujeres y los otros chicos del grupo que lo agarraron de brazos y piernas, metiéndolo a la fuerza dentro de la aldea. Logró zafarse y corrió a las piedras pero estas se cerraron impidiéndole salir — ¡No! ¡Necesito ir con él!
Un golpe lo hizo callar, la rubia le dio tremenda bofetada. Se tenía que calmar. Ni siquiera entendía su actitud, ¿acaso sabía dónde estaba el rubio?
— ¡Todos a mi oficina! — Todos se quedaron tiesos, no creían aun lo que veían, las sorpresas no acababan — ¡Ahora!
…
Estaban en la oficina de la Hokage, se encerraron y dieron el informe. Tuvieron que amarrar al Uchiha a una silla. Después de que recibiera la cachetada se había calmado, pero volvió a cambiar su humor una vez más y se quería aventar a su líder.
— Entonces — miró al azabache que mantenía la mirada baja — Sasuke lo vio con ese hombre
— Así es — afirmó la mujer de cabellos negros y ojos rojos
— Bien eso es todo por ahora, pueden retirarse — iban a llevarse a Sasuke con todo y silla cosa que no les permitieron — él se queda conmigo — se miraron unos a otros pero era mejor hacer caso y salir del lugar. La peli-rosa lo miro de soslayo viendo aun la cara gacha del azabache. Suspiro no podía hacer nada por él en ese momento, pero encontraría una forma
Cuando quedaron solos la mujer no apartó la vista del chico, si su intuición no la engañaba él experimento lo mismo que ella. Tenía que comprobarlo
— ¿A dónde ibas? — cuestionó. Él sabía a qué se refería pero guardo silencio — Yo sé dónde está — llamó su atención, la miraba sorprendido.
— ¿Dónde? — preguntó, tenía que saberlo ¡pero ya!
— No te diré — se había acomodado con los codos sobre la mesa y las manos cruzadas apoyando su barbilla en estas — te preguntaré una vez más ¿Dónde ibas?
Sabía lo que pensaba, esa mujer era muy inteligente no por nada era archimago y líder del bosque, si quería la información tenía que decirle, además de que se evitaba ciertos problemas
— No sé — era la verdad
— ¡¿Cómo que no sabes?! — estaba desconcertada
— No sé, yo solo seguí su voz — dijo casi en un susurro para que no lo oyeran, era absurdo pero era la verdad
— Su voz… ¿la de Naruto? — justo como le paso a ella
— El me llamó — la mujer recargó la espalda en la silla y cruzo los brazos debajo del pecho
— Ya veo — sí, lo mismo. No había error. Tenía que ser eso — Supongo ya te explico Kakashi, lo de tu don — cambió de tema
— Algo así — pronunció escuálidamente
— Te enseñare a ver más allá de la simple precognición — ¿Qué? — Podrás ver a Naruto si lo aprendes — ¿Eso era cierto? — se lo que hay entre ustedes, por eso te ayudaré — se sonrojo ¡Ella lo sabía!
Veía su cara sonrojada y la cara de impresión que tenía en la cara, se acercó a él y lo desato de la silla — ¿Entonces?
— Yo… — agacho la mirada — Por favor — sonrió, los cambios del Uchiha no eran tan malos
— Ve a desayunar que seguro no has comido nada — se encaminó a su silla — vuelve al mediodía, empezaremos a esa hora
— Gracias — se levantó de la silla en la que había sido amarrado y camino a la puerta. Ya a estaba abriendo cuando sintió que el mundo empezaba a girar y de repente todo se puso oscuro