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Secretos por Mokona negra

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Notas del capitulo:

 ¡Hola de nuevo! espero que les guste este capitulo y pues, unica advertencia: Lenguaje vulgar

Alfred x Arthur

Nota:los personajes no me pertencen creditos a su respectivo autor :3 

No lo pensé. Tan solo actué al verlo. Quería sentirlo un poco más y por eso, había olvidado que, cabía la posibilidad que Alfred deslizara sus manos en mi espalda y notara algo extraño.
Sus manos sobre mi…

El sol se ocultaba y las flores seguían cayendo. Mi estúpido impulso me había jugado chueco, Alfred compartía los colores del atardecer y yo seguía encima de él. Con una mezcla de sentimientos que me impedían pensar claro. Mi corazón seguía latiendo deprisa y con fuerza, invadido por la vergüenza y la emoción del momento. Pero también, estaba molesto por el comentario de Alfred “¿Cómo que abajo?” “¿Cómo que mal?”

Estaba en una encrucijada…tenía que actuar ya y decidir que debía de atender primero. Prioridades, prioridades….

Podía decir que solo estaba jugando con él y reír como tonto. Podía decir que era un malpensado o encarar las cosas y decirle que me había dejado llevar por el momento y que ahora solo no podía dejar que siguiera porque….

-No seas tonto Alfred, no crearas que iré hacer algo aquí ¿Verdad? –Sonreí lo más inocente que pude. “Soy un idiota” –Además ¿Qué quieres decir con eso de que lo hago mal? ¿Y todo lo demás? –Alfred sonrió nervioso. “Ah…apenas se dio cuenta de lo que dijo”

-¡No pienses mal Arthur!

- Sí, claro. Olvide que con este aspecto tú…

-¡No! ¡Espera!

“¡Ja! ¡Funciono!” rodé un poco aliviado recostándome en el pasto. Las ramas rebosantes de flores se mecieron con el viento sorpresa de la tarde y una nueva lluvia de flores nació. Asombrosamente la vista me tranquilizaba.

-Aun es la primera cita, no te iba a permitir hacer cosas raras.-Ahora me estaba pasando de la raya con el supuesto mal entendido y lio que yo mismo había creado.

-¡No soy un pervertido! –Gritó Al.

-Yo nunca dije que lo fueras, tonto.

-Emh pero tu…Tu iniciaste.

-A-ah, bueno eso… Solo…-No, claro que no lo había dejado pasar.

-Eso quiere decir que tu fuiste el mal pensado desde un principio.

-¡No digas que soy un mal pensado!

-Lo eres.

-No lo soy.

-Pervertido.

-¿Pervertido? –Me levante empezando a enfadarme.

-¡Pervertido!

El crujido de las ramas nos asustó.

-P-pense que era alguien…

-Sí. Yo también.-Alfred buscó sus lentes en el césped y limpió el cristal con su ropa; los dos nos quedamos callados.

“Bien echo Arthur, metiste la pata, quisiste culpar a Alfred y ahora a los dos nos comió la lengua el gato” Abrece mis piernas mirando el atardecer. Era mejor romper el silencio y partir ya a casa. No sabía que decir.

-No quiero echar las cosas a perder.-empezó a decir Al acomodándose los lentes.-Cuando te veo mi cuerpo se siente extraño y no pienso bien las cosas…Entre en pánico cuando avanzaste de la nada. Pensaba “¿Se enfadara si lo toco?” “¿Si lo beso una y otra vez aunque estemos en el parque?” “¿Hasta dónde puedo llegar?” –Suspiró sentándose como yo.-No quise ofenderte con lo que dije, la verdad ni se porque lo dije…yo…
Alfred se rascó la cabeza, frustrado. Él era muy sincero y yo…

-Olvida eso. Ya veré como reprenderte.-Yo no podía ser como Alfred.

-¡¿Re-reprenderme?!

-Ahora lo importante es saber que voy a ser.- Deslice la mano sobre el pasto. Haciéndome cosquillas en la piel. Busque la mano de Alfred y entrelazando los dedos con los suyos, me prometí no volver hacer lo que había hecho. Tal vez no iba a arreglar nada. Pero…-¿Recuerdas que perdí en los videojuegos? Apostamos, ahora tengo que cumplir lo que me digas.-Quería recompensarlo por mi estupidez.

-Arthur…

-Te puedo invitar lo que quieras, no se…ayudarte con las tareas (no te las voy a hacer) Ammh tal vez…

-Quiero que me digas que me amas…
Los dedos de Alfred se cerraron entre los míos. Y yo…trate de no atragantarme con mi propia saliva.

-¿Me lo dirías? – Su mano libre hizo que me girara para verlo al tocar mi mejilla. Podía ver lo nervioso que estaba. Sus hombros estaban tensos y no me dejaba de ver.

-Al…
Decirle que lo amaba….yo…

-Yo…-Mantuve el aire dentro, temía respirar, temía dejar de verlo.-Alfred, no pidas eso tan irresponsablemente. Si me pides que te lo diga como resultado de un castigo ¿Cómo puedes saber que es verdad?

-Pero…-Alfred me miro ceñudo por unos segundos.-Tienes razón…
Alfred era increíble. Me podía hacer sentir tantas cosas en un solo día ¿Era normal? ¿Así es cuando te gusta alguna persona? O ¿Es eso que él dijo?

-¿Lo ves? - “Aunque yo, también quisiera escuchar esas palabras emanar de su boca”- Piensa en algo mejor. Te daré un lapso de dos días para que lo piensas, sí no encuentras que pedirme, olvidare que hicimos ese castigo.

-¡Eso no es justo! ¡Me has hecho pensar que es lo que quiero y ahora no sé qué pedir!

-Ese es tu problema, no el mío.
Al hacia pucheros mientras me reía de sus caras raras.

-Tal vez me invites a comer todo lo que quiera por un día, ese sería un buen castigo.

-¡¿Quieres dejarme pobre!?

-¿Qué quieres decir con eso?

Me pregunto, si alguna vez podremos decir “Te amo” sin ningún temor.

-Esta oscureciendo. Creo que es mejor regresar…
Al final del día regresamos a casa tomados de la mano. Estaba feliz aunque seguía un poco apenado porque no puede convencer a Alfred de que no era necesario que me acompañara hasta casa. No era como si me fuera a perder. Al llegar al portón de mi hogar, recordé aquellas películas románticas fofas que alguna vez llegue a ver.

Peine su cabello y, con ese ademan me despedí con el último beso de la noche por mi parte.

-Buenas noches Alfred.

-Buenas noches Arthur.-Me susurró y se despidió con un beso dulce en los labios. Sin detenerse, también besó mis mejillas rosadas y luego mi frente.

Le di un golpecito suave en la frente como reproche.

-Si haces eso. No querré que te detengas.

-Tal vez, yo no quiero detenerme.

Los dos nos sonreímos.

Alfred se balanceó sobre sus pies y guardando las manos en los bolsillos se despidió. Lo seguí con la mirada hasta que su espalda se perdió al doblar la esquina de la calle.
No había pasado ni dos segundos después de que se fuera y ya quería verlo de nuevo.

Me detuve justo antes de entrar. Por el momento podía estar tranquilo. Estaba seguro de que Alfred no descubriría mi otro secreto. Yo había tenido la culpa de ese momento incómodo y no había pensado como serían las cosas si Alfred hubiera sido el primero en avanzar.

Me imagine como sus manos recorrían mi cuerpo topándose con mis alas. Mi pecho sintió una pequeña sacudida que no podía interpretar. Podía ser que me emocionara la idea y lo deseara, pero…también podía ser atemorizante. Le temía a como sería su reacción ¿Me perdonaría por ocultarle otro secreto?

¡Ah! ¡Que lio! ¡Aun no entendía porque tenía ese afán de meterme en problemas!

-Mañana podre romperme la cabeza todo lo que quiera con esos asuntos, por ahora, solo quiero dormir.-Dije entrando, pensando que la sensación de flotar, me seguiría toda la noche.- Estoy en casa… ¿Papá?

Camine por el pasillo notando que la luz de la cocina estaba apagada, en su lugar, la luz de la sala era la que estaba encendida ¿Estaría leyendo mientras me esperaba? Eso sería raro, porque siempre anda metido en la cocina o en su estudio.

-¿Estás aquí pa…?

Plantando de nuevo los pies en la tierra, sentí un golpe seco en el estómago al entrar a la sala. Papá, no estaba ahí…
Solo una persona presente se dio cuenta de mi llegada, aparentemente.

-Hola hermanito ¿Cuánto tiempo ha pasado sin vernos? - Dylan se levantó de golpe de uno de los sillones al verme entrar y recibiéndome con una sonrisa me abrazó un instante. Mi cuerpo tembló al sentirlo.- ¡Como has crecido! –Decía dándome espacio.-Llegamos y la casa estaba vacía, seguro papá esta trabajando como siempre ¡Oh! También note que hay ciertas cosas que me sugieren que tienes una mascota ¿Verdad?

Dylan sonreía, siempre lo hacía. Y no siempre era buena señal.

Mis ojos se centraron a las espaldas de Dylan, en la melena cobriza. Cian me vio de reojo, dándole un trago a algo que bebía, ¿Wiski? Tomando su contenido de una sola vez y sirviéndose de nuevo. Estaban los tres, Dylan, Cian y Allistor. Una nube gris, se levantaba del mueble más grande, Allistor no me miraba, solo estaba ahí sentado, fumando como si la habitación estuviera vacía. Sus piernas largas, cruzadas y los brazos extendidos en el respaldo, lo hacían ver relajado ¿Cuánto tiempo tendrían de haber llegado?

-Estas muy pálido ¿No estas comiendo bien?

-¿Qué hacen aquí Dylan? –Pregunte para detener su palabrería.

-¿Ya olvidaste que también es nuestra casa? –Su mano se posó en mi cabeza.-Mira qué largo tu cabello. Es cierto lo que dice Cian. Es lindo.

-Pensé, que estaba viendo un fantasma.-Interrumpió Cian viendo su vaso de cristal como si se tratara de un objeto fascinante.-Pensé que miraba a mamá frente su propia tumba.
Mordí mi labio. Cian me había visto en la tumba de mamá. Pero no recordaba haberlo visto.

-¡Que tenso te has puesto Arthi!- decía en tono burlón Dylan dando media vuelta y caminando con largos pasos para sentarse al lado de Allistor.

Allistor lo miraba de una forma rara. De una forma que solo un adulto puede ver a otro y que no entendía del todo.

-Escuché…lo que le dijiste a mamá.

Lentamente gire la mirada hacia Cian. La imagen de Alfred me alarmo, liberando un sabor amargo en mi boca que lograba tensar todo el cuerpo. “No, lo había dicho. No dije su nombre”. Estaba bien. Mis hermanos no lo conocían. La urgencia de saber que Al estaba bien, brotó de mi interior alterando mis entrañas que se sacudieron.

-No te vi ahí.- Escupí tratando de no verme afectado por él.-Solo le deje algunas de sus flores favoritas.

-¡Ah! ¡Sí! Nuestra madre le gustaba mucho las flores como a ti, también le gustaba bordar como a ti, era mala en la cocina, era única…Mmm, Arthi ¿Por qué tratas ser ella? –Soltó una risita Dylan.-Eso es un poco tenebroso y si conectamos algunos puntos, puedo llegar a la conclusión que…eres asqueroso Arthur.-Dylan sostenía esa eterna sonrisa suya en cualquier situación. Eso lo tenía claro. No importaba que.

-Arthur ¿Por qué te ves cómo ella? –Cian golpeo la barra del bar con el vaso haciendo tintinear los hielos de su interior.-Se supone que ya eres capaz de entender que lo que haces ensucia el apellido de los Kirklan ¿Vestir como mujer? ¿Qué acaso eres un tipo de puto depravado? ¡Eres una vergüenza!

Los arrebatos furiosos de Cian, ya me habían costado algunos moretones. Esta vez no iba a permitirle que me golpeara a sus anchas. Prepare los puños sabiendo que esto se podía poner feo en cualquier momento.

-Cian, Dylan.- Allistor colocó el cigarrillo descuidadamente en el cenicero de la mesita del centro. Por fin me miraba. –Cierren la boca un momento.

Sus ojos eran penetrantes y calculadores. La sombra tenue bajo el esmeralda de su iris delataba sus noches en vela en el hospital. Pero eso no hacia menos atemorizante, sino todo lo contrario. Solo lo endurecía. Allistor no era del tipo sonriente…jamás lo había visto sonreír, ni siquiera de niño ¿Y porque debería de sonreírme? Si él me culpaba de la muerte de nuestra madre.

-¿Por qué sigues jugando? –Preguntó. Calcule que no quería una respuesta y acerté.-Por mi puedes verte como un puñetero cualquiera, puedes coger con un chico o una mujer. No me importa. Pero que sigas empeñado a verte de esa forma. No puedo dejarlo solo así.

-No tienen por qué seguir viéndome ¿Saben? –Ya no era un niño, este trio no me iba a atemorizar.- Los tres han crecido lo suficiente para dejar de comportarse como unos críos. Lo que yo haga es “mi” asunto…y…

-¿No lo entiendes verdad? –El esmeralda brillo en su mirada. Allistor buscó entre sus ropas otro cigarrillo y lo encendió.- El secreto que cargas, no es solo tu secreto. Las deformidades que cuelgan de tu espalda son peligrosas. Si se sabe ¿Cuánto tiempo crees que tome la noticia en difundirse? Te dije que me daba igual la mierda que hicieras con tu vida. Pero…no voy a permitir que por una fantasía, mis hermanos se vean perjudicados.

-¿De qué hablas? –Pregunte con la rabia ahogándome.

-Si, como dijo Cian, sales con un mocoso y este se da cuenta de tu secreto…no me dejara otra opción que encargarme.

-Maldito bastardo.

Camine hasta él con toda la intención de golpearlo, pero la fuerza de un puño que no vi venir me desoriento.

-Tranquilo Arthi.- Escuche la voz de Dylan. El muy maldito me había interceptado con un golpe en la mejilla.- ¿Sabes Arthi?-Hablaba con esa sonrisa enfermiza.-Allistor es un buen hermano, él me dijo que todo esto lo hacía por el bien de la familia ¿No es lindo? Además, no somos tan crueles como crees. Bueno, Cian había optado por cortar esas alitas de angelito que tienes desde que nos contó este problemita. Aunque bien puede ser una excusa para verte de nuevo ¡O tal vez esto es solo una excusa para hacerte sufrir un poquito! –Soltó una carcajada.

-No te cortaremos las alas…solo queremos que dejes de ver a ese chico.

-¡Ves! No somos malos Arthi, es como dice Cian. Solo tienes que dejar ese chico y si crees que no puedes hacerlo. Nosotros te ayudaremos con mucho gusto.

-¡Solo están jugando conmigo! ¡Malditos bastardos! –Grite tratando de recuperarme pero un puntapié por parte de Cian me lo impidió. Caí de bruces tosiendo. La patada me había arrebatado el aire de los pulmones.-Mi-miserables…-Dolía. El hijo de puta me había dado con todas sus fuerzas.

-¡Estas son puras niñadas! –Chilló Cian.- ¡Solo deberíamos tratarlo como es! ¡Una mierda! –Soltó dándome otro puntapié.
“Crash” el cristal romperse me hizo cubrirme. Pensé que me lo habían arrojado.

-¡Cállate de una puta vez Cian! –Bramó Allistor.-Arthur solo aprenderá una lección como el perro que es y es todo.

-Has hecho enojar a Allis, Cian. Que idiota.-Suspiro.-Bien, yo lo hare feliz luego por ti. Pero por ahora... 

Dylan se acercó a mí e inclinándose me acarició la cabeza.

-Yo me encargare de que ese chico te deje de una vez por todas, le hare ver que solo se está engañando… mi querido hermano.-Susurró con dulce voz.

Notas finales:

¿Que les parecio? No olviden dejar sus comentarios XD

¡Nos leemos!


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