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Secretos por Mokona negra

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Notas del capitulo:

Hola a todos, espero que les guste este cortito capitulo y lo disfruten como yo al escribirlo. Me alegra que esto vaya ya para el capitulo 12 pero ya saben, toda historia tiene un final y ese final se acerca por acá. Sin más que decir, les mando saluditos y les agradezco que sigan el fic :3


Alfred x Arthur


Nota: los personajes no me pertenecen, créditos a su respectivo autor.             

El azul de su iris se nublo sobre una boca entreabierta. Paralizado y sin aliento, me quede viéndolo con ojos de plato. No me cabía en las pupilas su imagen. Yo, creía que era una ilusión, deseaba desesperadamente que fuera solo mi imaginación haciéndome pasar un mal rato.  Tal vez solo eran los analgésicos que tomaba para las molestias del brazo.

 Scone ladró alegre por mi visión y corrió a recibirle. Cuando el espejismo de un Alfred tomaba a Scone con cuidado del suelo y le sonreía con un gesto de muñeca, mi corazón bombeo sangre como loco. Mi secreto…no era una ilusión, no era un espejismo, era Alfred, en verdad era él.

-Lo siento Scone. Espera un poco afuera.-Alfred dejó con cuidado a Scone fuera de la habitación y cerró la puerta helándome la piel desnuda. No se giró y yo no me moví.- ¿En verdad eres Arthur?

  Había mucho ruido, zumbidos en mis oídos, el eco del palpitar de un corazón desbocado, su voz…Había tanto ruido en una habitación callada que no podía hablar. Si intentaba tan siquiera pronunciar su nombre, no podría escucharme.

-¿Cómo puedes ser Arthur? ¿El Arthur que conozco? –Preguntaba a la puerta cerrada. Del otro lado Scone arañó la puerta pidiendo entrar. Yo, quería salir.- ¡Dilo! –Gritó con fuerza Alfred. Su voz me golpeo haciéndome bajar la mirada.

-Yo…                                                                

 No tenía fuerza ni para hablar.

-¿De verdad eres mi Arthur?

 Mire confundido la nuca de Alfred. Había sido mi imaginación o… ¿O en verdad su voz se apagó de golpe?  Su espalda como su voz, cambio en un parpadeo. Se veía pequeña, encorvada.

-Al…

 ¡Ah!…eh hablado de nuevo sin pensar. Solo lo dije porque sí. Y ahora no podía verle a la cara. Si lo hacía, sabía que esas preguntas que zumbaban con eco en mi cabeza se transformarían en palabras y las preguntas a Arthur no se detendrían. Pero quería saberlo. Quería saber porque Arthur tenía esa apariencia tan lamentable ¿Porque? Además estaba asustado… Su piel estaba herida, su mano estaba enyesada, su labio hinchado y las ojeras debajo de sus ojos me alarmaron. La rabia subió por mi pecho y comenzó a fluir a todo mi cuerpo acompañando la sangre en mis venas. Quería golpear a quien le había hecho esto, quería saber por qué…yo… ¡Mi Arthur no era tan fácil de lastimar! ¡Pero lo habían hecho! Yo…

-Arthur.- Ya sabía la respuesta.- ¿En verdad eres mi Arthur? –Pregunte de nuevo con un dolor agobiante creciente en mi pecho.

Hubo un silencio alargado. Arthur soltó una risita nerviosa, triste y melancólica.

-¿Cómo preguntas eso? Que tonto. Claro que soy Arthur…

 Se derramo hiel en mi interior. Ya sabía su respuesta ¡Claro que era mi Arthur! Era por eso que no quería verlo, no quería que esa persona herida que estaba frente a mi fuera mi Arthur porque, eso quería decir solo una cosa.

 Me di media vuelta y corrí al encuentro con su cuerpo, chocando con el. Nos tambaleamos, casi lo hice caer. Su cuerpo era tan cálido y su calor me enjuagaba mis lágrimas.

-Eres mi  Arthur.-Susurre en su oído.-Que estupidez pensar que no lo eras.

-¿Al?

    Lo rodee con mis brazos con mucha fuerza.

-Perdón. Yo…yo te falle.

 Por esa razón, deseaba que no fuera mi Arthur, porque si este pajarillo de alas blancas y lastimadas lo era; eso quería decir solo una cosa. No había podido protegerlo. Por eso…por eso sentía odio, odio por quien  lo hirió, pero también, odio porque yo lo permití.

-¿Al?

 Era un idiota. Era un inútil ¿Cuantas veces trate de ayudarle y no pude? Arthur había podido defenderse en el callejón cuando esos dos tipos lo molestaron, salvo a un pequeño cachorro, puso en su lugar a ese tal Allen ¡Mientras yo solo pude mirar!

-¿Por qué no puedo ser tu héroe? ¿Por qué no pude protegerte?

 Ni siquiera ha mencionado mis alas…él no, Alfred… Al está lagrimeando porque dice que no pudo protegerme.

-Al…eres un tonto.- Lo rodee con dificultad cuando trate de abrazarlo.

 Este idiota, no le interesaba este secreto, el secreto que tanto me pesaba y doblegaba mí vida, había sido expuesto y él, ni siquiera lo había notado. A Alfred solo le importaban mis heridas.

-Esto fue inevitable. Mis hermanos hicieron esto porque me odian.- Alfred suavizó su fuerza pero no me soltó.- Al parecer les desagrada la idea que parezca una chica, ya que les recuerdo a mamá, dicen que soy un fenómeno. También se enteraron que empecé a salir con alguien.- Ya no tenía sentido ocultarlo más. Era mejor que Alfred lo supiera todo.- Me amenazaron porque estaban preocupados que el apellido Kirkland fuera manchado por mi secreto.

-¿Tu secreto? Quieres decir…

-No les gustaba la idea que saliera con alguien porque creían que ese alguien, acabaría por descubrir mis alas y el apellido Kirkland estaría envuelto en un escándalo ¿No te lo había dicho? Mis hermanos como mi padre son muy respetados en la comunidad de la salud ¿Te puedes imaginar que banquete se darían las personas si se descubre que hay un cuarto hermano? Extraño, afeminado y con estas deformaciones…-Mi lengua cosquilleo adormecida. Decir todo esto era tan difícil y abrumador.- Sé que tu no dirías nada.-Dije antes de que Al pudiera objetar.- Pero eso no importa, ya que mis hermanos solo quieren en realidad hacerme lo más infeliz que puedan. Destruyendo la promesa que le hice a mamá y alejándome de ti… Ellos me odian porque creen que es mi culpa que mamá haya muerto…

-¡Pero son tus hermanos! –Gritó Alfred reincorporándose con pequeñas lágrimas rebeldes que seguían aferradas en sus pestañas. Por fin me daba la cara y me aliviaba que el color de su iris azul hubiera regresado.- ¿Cómo pueden hacerte algo tan horrible? ¡Es pura mierda! ¿Cómo puede ser tu culpa? ¡¿Por qué dicen eso?!

-Al…

 Esto pintaba mal, por fin le había dicho a alguien la verdad. Alfred se había abierto paso, poco a poco encontrándome en el pantano en el que me creía feliz. El…en verdad no veía que era un héroe para mí. Mis ojos quemaban, mi garganta picaba y no pude soportarlo otro segundo. Mis lágrimas brotaron y me eche a llorar.

 Su voz se ahogó en lágrimas, le empaparon de inmediato las mejillas, rodando por su piel cayendo como suicidas de su barbilla. Arthur lloraba abiertamente y no comprendía bien porque.

-¿¡A-ARTHUR?! ¿Te duele algo? ¿Te lastime? ¿Dije algo?

 Arthur sacudió frenéticamente la cabeza negando, mientras yo dudaba en volver a tocarlo. Fue cuando tras su cuerpo tembloroso, note que esas alas de pajarillo lastimado despertaban, se levantaron aumentando tres veces su tamaño original. Eran tan bellas desplegadas, poseían el color de la luna plateada que pintaba cada pluma.

-¿Cómo es que no me odias? ¿Cómo es posible?

 Sí; tenía cientos de preguntas que se multiplicaban a cada segundo que pasaba frente a él, Sí, no entendía ni un comino porque este Arthur tenia alas y se lamentaba de que lo supiera. Si, estaba tan confundido…Pero… ¡¿Eso qué demonios importaba?!

-¿Cómo puedes seguir pensando que puedo odiarte? –Lo tome con agresividad sintiendo la suavidad de sus plumas rozar mi piel al abrazarlo y sin importarme más, esas malditas preguntas, lo mire a los ojos y lo bese, lo bese ardiendo en el deseo de protegerlo, de hacerle entender que jamás, jamás lo dejaría. Sentí su mano tratando de alejarme pero solo logro que lo siguiera besando con más intensidad. No quería, no quería verlo llorar, no quería verlo sufrir ¡Yo lo iba a proteger!- No me importa que tengas también cuernos, alas o colmillos… ¡Yo te amo! ¡Te amo Arthur!

 Acaricie sus cabellos cortos y antes de volver a besarlo, Arthur volvió a llorar con lágrimas silenciosas.

-Otra vez…otra vez estas diciendo cosas muy irresponsables Alfred.-Arthur se talló los ojos tratando de parar las lágrimas.-Perdón, no puedo dejar de llorar…

 Lo bese en la frente.

-Está bien. Yo te ayudare a secar tus lágrimas, mi pequeño ángel.

 Arthur sonrió débilmente.

-Eres tan raro.-Dijo con un susurro.

-Mira quien lo dice.-Le sonreí enamorándome de su nuevo yo.

-Alfred…Yo, te amo.

 Todas mis dudas sobre él, todas las preguntas que me hace plantearme…todo lo engulló con esas palabras. Y mi mundo se convirtió en una persona…Ahora solo pensaba ¿Cómo es que me puede enamorar una y otra vez con tanta facilidad?

 Le sonreí como tonto sin poder contener mi felicidad al escucharlo y lo bese, lo bese una y otra vez tatuando el momento en mi mente y mi alma.

-¿Puedes creerlo Scone? Estoy celoso de que alguien ame a mi hijo.- El Sr. Kirkland levantó al cachorro del suelo y acariciándolo pensó que era mejor partir de nuevo al trabajo.- Olvidar mi móvil en casa no fue tan malo ¿Verdad? Aunque han allanado mi hogar. Ese chiquillo.

 Scone ladeó la cabeza sin entender una pizca de lo que decía el padre de Arthur que le sonreía cálidamente.

-¡Espera Alfred! ¡DAME UN RESPIRO!

-¿Por qué?

-¡Deja que me vista!

-¡A mí no me importa que estés desnudo!

-¡Pero a mí sí! ¡Al! ¡No Alfred! ¡E-espera!

 El Sr. Kirkland se aclaró la garganta, listo para parar el escándalo que se estaba armando dentro de la habitación de Arthur.

-Aunque creo que son demasiado jóvenes para “eso”…

Notas finales:

Lo sé, es muy corto (No me odien por eso) Prometo que el siguiente será más larguito. (Porque regresan los hermanos de Arthi XD )

 No olviden dejar sus comentarios y espero no haberlas confundido mucho, pero quería que supieran como era que pensaban estos dos en un momento importante :3

¡Hasta el próximo capítulo! ¡Nos leemos! 


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