Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Secretos por Mokona negra

[Reviews - 36]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola a todos, solo una pequeña nota, SDA* iniciales que utiliza el padre de Arthur en su mensaje significan Sexo, drogas y alcohol XD ahora sí, que disfruten el capítulo.


Alfred x Arthur


Los personajes no me pertenecen, créditos a su respectivo autor. 

Estaba mal. Mi corazón, por latir con fuerza cada vez que se acercaba, mis ojos, por encontrarlo sin importar la situación, mi cuerpo, por reaccionar con su imagen, mi mente, porque no dejaba de pensar en sus sonrisa, en el sonrojo de su rostro cuando quito aquella ramita de mi cabello. Estaba mal, todo en mí, estaba mal…

  “¿Qué puedo hacer?” Me pregunte en la segunda hora aquel día. Los chismes se había calmado un poco en el salón de clases. Trate de disimular la decisión que tome ese mismo día. Me alejaría poco a poco de Alfred. Ya era bastante haberlo metido en el asunto de chico-chica. “¿Qué puedo hacer?” Me pregunte aquel día. Ya lo sabía. Y lo que iba a hacer era lo correcto.

 El día siguiente, los dos actuamos como si nada hubiera pasado, era lógico. Seguro solo fue un malentendido. No tenía sentido recordarlo.

 Esa semana, seguimos hablando. Seguía proponiéndome tomar el receso juntos. Yo aceptaba, pero de ningún modo iría si estábamos los dos solos. Tendría que disculparme con Matthew, ya que se convirtió en mi escudo en esas situaciones.  Le formulaba rápidamente excusas cuando quería que lo acompañara después de clases, a alguna tienda de comic, dar la vuelta a los videojuegos, comer un nuevo postre que recientemente había descubierto (El muy glotón); todo eso, lo esquivaba diciendo que tenía que estudiar, que adelantaría tareas, que saldría con las chicas…Cosas así. Funcionaba, él seguía diciendo “Entonces otro día” con una pequeña sonrisa triste.

 Y cada vez que sonreía de esa forma, yo me preguntaba lo mismo “¿Qué puedo hacer?” No podía aceptar. Él, solo era amable conmigo y eso... No podía estar a su lado solo así. Porque estos sentimientos podrían alcanzarlo. Y yo…Tenía miedo. Miedo que aquellas palabras que me hicieron feliz en el almacén se convirtieran en odio y rechazo. No quiero que alguien más me odie. No quiero que Alfred también lo haga.

 Las luces artificiales de la noche, iluminaban el cruce en el que esperaba. Había tenido que salir a pesar de la lluvia pasajera de hace instantes por vivieres. La tienda exprés no estaba lejos, solo a tres cuadras de mi hogar. Tome el móvil del abultado abrigo que llevaba (para proteger mis alas de la humedad) Leyendo el mensaje de texto de papá.

 “Hoy hay luna llena. Tendré que recibir muchos bebes en el hospital. Deje dinero para la cena. Perdón pajarillo. Tqm!

 Pd: Nada de “SDA*”

 Gruñí con lo último. ¿Qué cree que hago cuando no está?

-Oh…

Aparte la mirada de la pantalla iluminada. Al otro lado de la calle, había un local nuevo de donas. El brillante anuncio de una dona con patas y sonrisa feliz que daba la bienvenida, me hizo pensar de nuevo en él. Gruñí para mis adentros apartando el cabello trenzado de mi pecho hacia atrás (Otra de las razones que odiaba la humedad, era que esponjaba mi cabellera si estaba suelta) Tenia que ingeniarme la forma de evitar pensar en Alfred a cada rato.

 Mire de reojo las luces y como tanteando mi desesperación por irme, esta cambio dando el paso al peatón. Pero cuando me disponía a cruzar, unos tipos que me parecieron conocidos salieron de la tienda de donas. Reían haciendo escándalo. “No me jodas” Pensé al estar un cincuenta por ciento seguro de que eran los mismo idiotas que había golpeado hace un par de semanas. Me quede donde estaba. Era mejor esperar a que se alejaran. Si en verdad se trataba de ellos, era posible que me reconocieran y me echaran bronca. No estaba de humor para golpearlos.

 Un lamento del otro lado de la calle me hizo ver de nuevo a aquel par. Sus carcajadas me hirvieron la sangre al notar que alguno había lastimado a un cachorro callejero. “Paren esa mierda, es solo un cachorro” Pensé ceñudo sin apartarles la vista. Fue cuando uno de ellos tomo un guijarro de la acera y se lo lanzó. El aullido de dolor dejo al descubierto que habían acertado con otra tanda de risas. “Malditos hijos de put…” El cachorro sabía que tenía que escapar de ahí, porque de nuevo le habían lanzado una piedra para lastimarlo…Fue cuando mi cuerpo se movió por sí solo.

 La luz había cambiado dándole el paso a los coches y el cachorro se lanzó al camino. No lo pensé. Solo me lance también. El claxon de los coches resonó en mis oídos cuando sentí el pelo mojado del animal en mis manos. Todo duro solo unos segundos.  

-¡Fíjate niña estúpida!

 Escuché que gritaba algún conductor cuando caí de rodillas a la acera. Mire a mí alrededor notando que me había salvado por un pelo, y también al cachorro que meneaba la cola bajo mis brazos. La adrenalina del momento hizo temblar mi cuerpo y me quede un rato sentado en la acera sin poderme levantarme.

-¿Estas bien? ¿Cómo es que puedes ser tan imprudente? - Le dije al can mientras buscaba la bolsa de plástico con las compras y mi móvil. Los había perdido en el momento en el que me lance al tráfico.

-¿En serio?

 Me hele al escuchar esa voz.

-¿A-Alfred? –Pregunte sintiendo como la sangre se me escapaba del rostro al alzar la mirada.

-¿Te arriesgaste para salvarlo?

  Era una pesadilla. Alfred estaba frente a mí con una bolsa de papel colorida mirándome con una seriedad extraña.

-¿Qué haces aquí?

-Compre donas.-Dijo señalando la tienda detrás suyo como si fuera lo más natural del mundo.

-Ah.-El can se revolcó en mis brazos frotando su negro pelaje-. ¡Auch! mi rodillas.-Exclame al sentir que me ardían. Los pantalones negros estaban rotos y mis rodillas sangraban. “Todo por culpa de esta bola de pelos” Pensé mirándolo con cariño.

-Tengo tus cosas.-Alfred me mostró la bolsa de las compras. No se habían arruinado del todo -Tu móvil está en mi chaqueta.

-¡Ah! ¡Gracias! –Decía con cierto nerviosismo porque aun sentía como el cuerpo me temblaba.- Solo dame un momento y…

 Alfred tomó al perro y lo metió en su chaqueta. Lucia muy tonto, ya que la cabeza del pequeño animal salía a nivel de su pecho, el perrito tenía la lengua rosada de fuera y jadeaba sin importarle donde estaba.

-¿Qué haces?

-Si lo llevas tú, no podrás subirte.-Decía dándose la vuelta para agacharse y darme la espalda.-Vamos, date prisa. Te llevare a casa.

“¿¡Qué, que qué?!” La sangre regresó a mi rostro coloreándolo de rojo.

-¡No es necesario que lo hagas! ¡Yo puedo caminar!

-Vamos. Hay gente que nos mira. Y, si no subes. No te daré tu móvil.-Amenazó.

-Agh…

 Solo eran tres cuadras. Tres larguísimas cuadras en las que me sentía morir de vergüenza cuando nos miraban de reojo. Ya me imaginaba que pintorescos podíamos vernos. Alfred simplemente caminaba con el can en la chaqueta que parecía disfrutar de la caminata desde aquel lugar, cargando las compras, y yo…abrazando su cuello mientras me cargaba como a un niño pequeño en su espalda. Sí. Me quería morir de vergüenza.

-¿Por aquí? –Preguntó por tercera vez.

-Sí. Es aquella con las enredaderas.-Señale con alivio mí hogar.

 Por fin esto terminaría.

-Bien.

 Pude notar que desde que me lo había encontrado, Alfred actuaba de una forma inusual. Solo hablaba cuando era necesario y evitaba verme directamente. Estaba muy serio. Era como si… Un golpecito en el pecho hizo que la boca se me secara. Era como si, no quisiera estar ahí. Como si, tratara de evitarme.

-G-gracias. Ya puedes bajarme. Eh dejado la llave escondida en una esquina porque no iba a tardar…

-¿En esta? –Pregunto Alfred al mismo tiempo que tomaba la llave de la esquina que había señalado.-Con permiso.

 “¿¡Iba a entrar?! ¿Por qué?”  Gritaba para mis adentros con una mezcla de sentimientos difíciles de identificar.

-O-oye está bien….

-¿Esta tu familia?

-No, pero…

-Ya.

 Alfred entró y buscó encender las luces del pasillo.

-¿Dónde está la cocina?

-¿Para qué quieres saber?

-Dejare los vivieres.

-Oh, por ahí.

 “¡Ya por favor! ¿Cuánto tiempo me iba a tener cargado?”

-¿Y tu cuarto?

-…

“¿Mi habitación?” Hice una mueca sin que me viera.

-Si no me dices la buscare por mi cuenta.

-¿Por qué haces todo esto? ¡Ya estoy en casa! ¡Puedes bajarme de una maldita vez!

 El cachorro ladró.

-Subiré.-Dijo sin explicaciones y comenzó a subir las escaleras que estaban en el pasillo.

-¡E-espera!

 ¿Qué le pasaba? ¿Por qué se comportaba de esta forma? ¿Por qué no me escuchaba?

-¿Sera esta? –preguntó Alfred deteniéndose en la primera puerta del piso superior.

 Estaba hablando en serio.

-Es aquella, la tercera.

 Solté rápidamente temiendo que pudiera ver si entraba al estudio de mi padre.  

  Alfred se dirigió al cuarto y los dos entramos. Había poca luz. Solo esa poca se colaba de las luces de la calle, por las ventanas. Mire hacia todos lados tratando de divisar algún objeto vergonzoso o alguna foto que no quisiera que viera. Todo estaba en su lugar por suerte.

-Te dejare en tu cama.

-Está bien, está bien.-Dije apresurado. Solo quería que se fuera.

-Y tu.-Le decía al perro.- No hagas desastres.

 Alfred me coloco con cuidado en la cama. Logre sentarme en la orilla sin ningún problema. Separarme del calor de su cuerpo me produjo cierta tristeza. Me sonroje aún más al pensar que me había agradado viajar en su espalda.

-Sal de aquí.-Dijo poniendo al cachorro en la alfombra.- ¿Te has hecho daño?

 Soltó de pronto mirándome de pie. No le preguntaba al cachorro, si no a mí. La poca luz no me dejaba ver con claridad sus ojos. Su ropa estaba sucia por culpa del cachorro. Y parecía un poco agitado.

-Estoy bien. Solo me hice unos rasguños en las rodillas. Nada importante.-Resoplé.

-¿Seguro?

 Mire extrañado como su boca se curveaba. Parecía enfadado, porque apretaba los puños.

“Si tanto te desagradaba venir y estar aquí ¿Por qué lo hiciste? No era tu deber” Pensé con un malestar en mi estómago.  “Nadie te pidió ayuda”

-Sí. Seguro. Me limpiaré estas cortadas y pondré unas venditas. Nada especial-Resople de nuevo con ademan molesto.- Sé que fue una tontería saltar por el perro, pero no lo pensé. Ahora.-Dije mirando al pequeño perro que se lamio las patas.-No sé que voy a hacer con el…

-¿Lo vas a ignorar?

 Mi pecho dolió con esa pregunta. Su voz…su voz era afilada.

-¿Solo lo dejaras a un lado, fingiendo que nada paso?

-Ja, claro que no. No soy ese tipo de personas. Yo no… ¿Alfred?

 Yo no podía ver su rostro con claridad. Pero estaba seguro que aquel brillo rodar en su mejilla, era una lágrima.

-¿Al-Alfred? ¿Qué pasa? ¿Estás bien? –Pregunte angustiado pero no pude levantarme. Mi fuerza aun no regresaba por completo.

 Alfred se hecho a mis piernas, rendido, escondiendo su rostro. Lastimaba mis rodillas pero no me importaba. Podía sentir como algo húmedo y cálido empapaba mi ropa.

-Eres un idiota Iggy. Saltaste por un cachorro y casi te lastiman ¿Qué personas hacen eso? ¿A caso te crees un héroe? ¿O eres solo un descerebrado?…

-¡Claro que no soy un héroe! ¡Ya te dije que lo hice sin pensar!

-Me asuste.

 Alfred me rodeó con sus brazos, haciendo que mi corazón latiera deprisa y olvidara respirar. Allí estaba su calor acogedor, rodeándome con delicadeza. Y como ese calor, estaba lo malo en mí. Aquella emoción mezclada con el nerviosismo que embriagaba mis sentidos. Ese sentimiento que no quería dejar al descubierto.

-Me has estado evitando. Y creo saber porque. Seguro que estas molesto por lo que paso…yo no…quería incomodarte. Iggy…

 Lo recordaba. Recordaba el momento en que nuestros rostros estuvieron tan cerca uno del otro. Pensé que lo había dejado en el pasado. Creí también, que no se había dado cuenta de mi estrategia. Pero lo sabía. Por eso me sonreía con tristeza.

-Alfred…yo

 Sus manos viajaron por mi cintura rodeándome con más fuerza. Era como si quisiera mantenerse de esa forma. Mis manos temblaban. Mi cuerpo era una gelatina viviente “¿Qué podía hacer?” La pregunta resonó como una campana en mi cabeza. Era claro que no podía alejarme de él. Pero no quería manchar lo que sentía Alfred por mí… “¿Pero que siente por mí?” Aquella pregunta hizo que mi mundo girara como un carrusel.

 Alfred se había interesado en mí cuando creyó que era una chica. Al descubrir la verdad, no se alejó…el siguió a mi lado. Sonriendo, buscando mi compañía…Mis labios temblaron. Todo paso muy rápido. Él dijo no odiarme. Pero no me dijo que era lo que quería de mí ¿Ser amigos? ¿Por eso me buscaba? ¿Por eso había dicho que quería verme como a un chico?

 “Yo quiero conocer, tu verdadero yo”

-Por favor-.Su voz me trajo de nuevo al presente.-No vuelvas a hacer algo tan imprudente…

 Alfred deslizó sus brazos deshaciendo el abrazo con el que me contenía. De pie, frente a frente. Estiró su brazo acariciando con sus dedos mi sien. Mis ojos se agrandaron tratando de captar su mirada pero no lo lograba. La luz no era suficiente para verlos.

 Tenía que preguntarlo. Las palabras se arremolinaban en mi cabeza, hacían que doliera mi cuerpo y nublaban mis ojos.

-¿Por qué te preocupo?

 Alfred se inclinó como aquella vez en las jardineras, dejándome ver por fin sus hermosos ojos azules hechos agua.

 -¿Qué no es obvio? –Dijo con una pequeña sonrisa fugaz.

 Sus palabras me cosquillaron la boca.

-Soy un hombre.

Fue lo único que se me ocurrió decir.

 Su sonrisa abrió paso a un suspiro que me llamo a su boca. Quería acercarme, quería responder el llamado ¿Qué es lo que estaba haciendo? Los dos éramos chicos. Nuestro encuentro, ese mal entendido nos había unido…mi apariencia de chica…eso…

-Si no me hubieras conocido como una chica tu no…-No quise completarlo.

 Si no me hubiera conocido como una chica, Alfred jamás se hubiera interesado en mí. Jamás se hubiera acercado como ahora… Pensarlo dolía tanto.

-Por eso quiero conocerte como un chico. Quiero conocer tu verdadero yo…-Alfred tomo mi cabeza. Sentí como sus largos dedos acariciaban mi cabello.-Por favor…déjame demostrarte que yo…-  Si seguía mirando sus ojos  azules, me perdería en ellos. Por eso, solo los cerré. Su mirada era muy peligrosa. -¿Me darías una oportunidad?

 Su pregunta no fue contestada con palabas. No las tenía. Ya que decirlas abriría mi mundo de secretos que había mantenido cerrado por tanto tiempo. No solo estaba ser un chico…si no algo más importante.

  Escondí mi rostro.

“No podía. No podía. No podía…”

 En mi cabeza se escuchaba resonante aquellas palabras. Tenían eco. Me hacían doler la cabeza.

-Iggy…-Suplicó con voz dulce.

“Ni siquiera sabe tu nombre real ¿Cómo puedes confiar en él? ¿Cómo sabes que no te lastimara? ¿Cómo sabes que no terminara odiándote? ¡Lo que tú crees que hay entre los dos no existe! ¡No puede existir en tan solo unos días! ¡Esas son patrañas! ¡Son cuentos de hadas!”

-Mírame.

 Pidió Alfred. Lentamente, abrí los ojos chocando de nuevo con el cielo en su mirar.

-Solo mírame y…si quieres que me aleje, solo dilo y lo hare…

 Me estaba ahogando ¿Cómo podía decir semejante cosa? Yo no quería que eso pasara.

-Pero…-continuo.- quiero que sepas que aunque no me quieras a tu lado, yo seguiré tratando de que sea lo contrario…no me voy a rendir tan fácil.

- ¿Cómo puedes decir que te alejaras si te lo pido y al mismo tiempo decir que no lo harás? Eso no tiene sentido.-Decía con un nudo en la garganta.- Es una tontería, es…

-Exacto.-Dijo ensanchando una enorme sonrisa que me hizo vibras de pies a cabeza, que hizo temblar incluso mis pequeñas alas dormidas.

 “No tiene sentido…” Lo que hacía, lo que decía, como me hacía sentir…nada en él tenía sentido y parecía ser…que eso me gustaba.

-Arthur.-Dije tomando sus lentes con cuidado para retirarlos.-Mi nombre verdadero es Arthur.

 Alfred abrió la boca un poco y volvió a sonreír.

-Solo podrás llamarme de esa forma cuando estemos solos.-le advertí.

-Está bien…Arthur.

 Sus manos me atrajeron y yo ya no me resistí…

 Lo acepte. Mi sed, el cosquilleo de mis labios, mi corazón enloquecido, el calor que emanaba en mi interior…Todo lo que estaba mal en mí… lo acepte, como sus labios en los míos.

 Suaves, tiernos…

 “¿Qué podía hacer?”

 Yo…tome una decisión. Y desde ahora tendría que defenderla, sin importar que…

Notas finales:

 

   Y la pregunta de siempre ¿Qué les pareció? ¿Les gusto? Dejen sus comentarios y sugerencias :3 saben que soy gustoso de leerlos ¡Saludos! ¡Y hasta el próximo capítulo! XD


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).