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Secretos por Mokona negra

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Notas del capitulo:

¡Hola a todos! Espero que disfruten el capítulo.


Alfred x Arthur


Arthur x Alfred (¿?) XD


Nota: Los personajes no me pertenecen, créditos a su respectivo a autor.

  El televisor estaba encendido, pasaban una serie policiaca. Creo que ese episodio ya lo había visto. No sé. Solo la tenía encendida para escuchar un poco de ruido mientras me aseguraba que estaba todo listo para mañana. La habitación era un caos pero mantenía la cama como mesa para ver qué era lo que tenía que llevar. La brisa del verano apenas y se percibía esta noche, se colaba temerosa por las ventanas del balcón.

-Cartera, llaves, alarma, ropa que me pondré…aaamh ¿Qué más?

 Repasaba. Estaba ansioso y emocionado. Dudaba que pudiera dormir.

-Al.-Matt entró dejando pasar a Papa frita y a Mapple. Los dos perros Golden corrieron y se fueron directo al balcón de la habitación, buscando aire fresco.-La cena esta lista.-Decía apagando el televisor.-Si no estás usándola, no la dejes encendida…Que desastre tienes…-Observó.

-¡Ey Matt! ¿Crees que puedas pasear mañana a Papa frita?

-¿Vas a salir?                                                   

-Si.-Ensanche una sonrisa.-Tendré una cita con Iggy.

-Bueno eso era de esperarse.-Dijo entre dientes.

-¿Eh?

-No. Digo que, no hay problema…Podría llevar a Scone también, si Iggy está de acuerdo. Por lo que me contaste, su padre trabaja y si ella no está en casa, podría sentirse solo.

-¡Ah! Eso sería genial. Le mandare un mensaje a Iggy.

-Las cosas van bien  ¿Verdad?

-Sí. Es un poco difícil de carácter pero creo que esto va en una buena dirección.-Decía distraídamente mientras mandaba el mensaje.

-Al…

-¿Qué pasa Matt?

-No crees…no crees que estas hiendo muy rápido.

-¿Eh? ¿Por qué lo dices?

-Bueno. No deberías de abordar tan rápido a una chica como Iggy. Ella parece ser una chica muy reservada y…

-¿Por qué me dices eso? –Deje el móvil de lado y note que Matt parecía un poco avergonzado. Si conociera al “verdadero Iggy” la palabra reservado tendría un nuevo significado. Pensé divertido.

-Bueno…por nada. Mejor baja o mamá se enfadara.-Dijo echando una mirada a la cama y luego saliendo de la habitación.

  Mire a donde Matt lo hacía y encontré por qué se había comportado de esa forma. Súbitamente sentí como la sangre me subía por la cabeza. Matt se dio cuenta de los paquetitos de preservativos que me disponía a guardar.

-¡Espera Matt! ¡No es lo que piensas! ¡Es solo precaución!-Grite saliendo tras él.

 …

    Miraba cada dos minutos el móvil, esperando a que Alfred se dignara a aparecer. Estaba ansioso desde anoche pensando mil cosas. Como: ¿Estaría bien la ropa que llevaba? ¿Lucia raro? ¿De qué hablaríamos? ¿A dónde iríamos? ¿Y si Alfred se aburría?

 Saque el móvil de nuevo mirando la hora. Me estaba poniendo nervioso. No creía que Alfred se atreviera a plantarme. Sentí como un hueco en el estómago amenazaba en sacar la poca comida que había desayunado. “Tranquilo. Está bien” Me dije tomando aire. “Debí traer un paraguas” Pensaba mirando las perezosas nubes en el cielo. En realidad no parecía que fuera a llover. Era un día soleado, de esos que las personas aprovechaban y salían a pasear a los centros comerciales, había familias y parejas caminando por la calle de la parada, donde nos habíamos citado.

 Discretamente mire a la chica que estaba a mi lado. Escribía en su móvil distraídamente; era bonita. Su cabello castaño estaba recogido y vestía ropa muy fresca. Tense los hombros tamborileando los dedos sobre las piernas. Trate de vestirme de manera que me sintiera cómodo. Apretujando un poco las alas en el límite de “me molesta, pero puedo con ello” además. Eliza me había dado la idea de llevar el cabello en una trenza para amortiguar el calor. Estaba bien. Suponía que no me veía raro. Podría confundir a las personas y empezarían a dudar de mi sexo…pero… ¿Y si alguien se daba cuenta que era un chico? ¿Alfred se sentiría incomodo? ¿Nos mirarían raro? Debí pensarlo mejor.

-Hola, perdón ¿Te hice esperar mucho?

 Di un saltito cuando un chico llego con la chica de al lado. Estaba mucho más nervioso de lo que creía.

 “¡Ya se! ¡Le diré a Alfred que no me siento bien y que pospondremos esto para otro día!” Sonreía nervioso mirándome los pies. “¿Qué estoy pensando? ¿Desde cuándo era un cobarde?” me enfrentaba a chicos peligrosos que me doblaban en tamaño y el numero en ocasiones y jamás había pensado en huir. “¡Valor! ¡Es solo una cita!”

-¡Hola Iggy!- Alce la vista y con una sonrisa Alfred había aparecido por fin.-Perdón…ayer no pude dormir muy bien. Estaba muy nervioso y el sueño se me fue.-Río.

-Eres un sin vergüenza. Estuve esperando mucho.

-¡Lo siento! Te lo compensare.

-No quiero dulces como compensación. Sacaras provecho de ello, comiéndolos al final.

-¡No estaba pensando en dulces! Bueno…tal vez algo por el estilo.

  Era curioso…

-¿Qué pasa Iggy? –Preguntó Alfred.

-No nada.-Dije levantándome. Lo curioso, era como la ansiedad y mi temor habían desaparecido con su presencia.- ¿Nos vamos?

-Claro, pero antes.- Alfred miró a todos lados, en actitud sospechosa.-Arthur.-E inclinando su cabeza presionó ligeramente sus labios en los míos.-Por hacerte esperar.

Dijo con una sonrisita nerviosa. Sus labios temblaban un poco y el sonrojo invadió sus orejas. Solo él podría hacer este tipo de cosas. Tome su mano, por supuesto, también me había sonrojado un poco; aceptando entrar a una burbuja de color rosa que me había creado para los dos ¿Qué importancia tenia lo que pensaran los demás? No me importaba. Solo quería estar con Alfred y divertirme junto a él.

-¿A dónde vamos primero?

-No sé… ¿A dónde quieres ir?

-Pensé que ya tenías un plan.-Fruncí el entrecejo.

-Lo tengo.-Decía confiado Alfred.

-No me digas que el plan es…

-¡Ir a donde se nos dé la gana!

  La ansiedad no tenía lugar en nuestra burbuja. Hiciéramos lo que hiciéramos, si estaba junto a Alfred, me sentía a gusto.

 Horas después, me estaba arrepintiendo de darle la oportunidad a Alfred se escoger a donde ir.

 Caminamos por las calles principales de la cuidad. Alfred corría arrastrándome cuando veía algo que le interesaba o parábamos de vez en cuando en algún puesto de comida que encontrábamos sobre la acera. No me dejaba de asombrar la capacidad del estómago de Alfred para soportar tanta comida chatarra. Sodas, crepas, helados triples, chocolates y demás. Yo solo podía mirarlo y negar con insistencia cuando me ofrecía algo de chucherías.

-¿Dónde te cabe todo eso?

-¿Mmh? ¡Mira videojuegos! ¡Juguemos algo! –Ignoró mi pregunta terminando su perro caliente.

  Alfred era como un niño, tenía mucha energía y se me dificultaba seguirle el paso.

-¡Inténtalo Iggy!

-No sé cómo…-Intentaba negarme sintiendo el sofocante lugar al que habíamos entrado. El ruido estruendoso de las otras consolas te envolvía. Había niños (y no tan niños) corriendo por ahí y otros más embobados con las pantallas ¿En serio estaba en una cita?

-Mira solo tienes que tomar esto.-Decía Alfred entregándome un tipo de arma.- Solo apunta a los zombis y con este disparas. Lo pondré en competencia y así jugaras contra mí.

-Ammh está bien.-El arma era pesada ¿Era parte de hacer el juego más real? ¿Cómo era que los niños se divertían con esto?

-Lo aremos emocionante ¡Apostemos! El que pierda tendrá que concederle un deseo al otro.-Sonreía Alfred agitando el arma.

-¡¿Eh?! ¡Espera! Eso no es justo.

-¡Listo! ¡Ya va a comenzar!

 Me advirtió Alfred mirando a la pantalla. Los números regresivos aparecían salpicando manchas rojas y escurrían simulando sangre fresca. Mire de reojo a Alfred que parecía estar divirtiéndose de lo lindo. “El que pierda tendrá que concederle un deseo al otro”

-¡Oh!

 Si ganaba, podía ordenarle a Alfred detenernos en un lugar por un rato y poder recuperar mis energías.

 “3…2…1…”

 ¡No podía perder! Por mi propio bien, debía ganar…

-¡Yeiii! ¡Gane! –Gritó Alfred después de que me masacrara con una puntuación aplastante de diferencia.

-Por eso decía que era injusto…-Decía con los ánimos por los suelos.

-¡Lo siento Iggy! Tengo el juego en la versión para mi consola.

-¡Eres un tramposo! –Grite enfadado.

-Se un buen perdedor Iggy.-Alfred me tomo de la mano y nos fuimos a la siguiente consola.- ¡Probemos este!

-Agh…

 Este sería en verdad un largo día…

 Después del odioso local de videojuegos. Se me ocurrió decirle a Alfred que sería bueno buscar algo para comer (En realidad, solo quería sentarme un rato) De nueva cuenta, arrastrándome, nos fuimos a un local de comida rápida.

 -¿Solo vas a comer eso? –Preguntó Alfred mirando el pobre batido que había pedido y las papas fritas en mi bandeja.

- ¡¿Y tú comerás todo eso?!

-¿Qué? Solo son dos hamburguesas dobles, papas y soda jumbo.

-Voy al baño.-Dije levantándome, conteniendo un tortuoso suspiro. 

 Al principio esto pintaba bien. Me imaginaba a mí y Alfred tomados de la mano, caminando bajo senderos con sombra, tranquilos, disfrutando de una amena charla y nuestra mutua compañía. Era la burbuja “rosa” en la que quería mantenerme….

-¿¡Cuando demonios paso esto!?

 En vez de eso, parecía que solo perdíamos el tiempo como cualquier par de chicos que salían después de la escuela ¡Esto no estaba bien! ¡No era lo que pensé! ¡Si importaba lo que hacíamos juntos! Lave mis manos con demasiado entusiasmo, salpicando el espejo por mi mal humor.

 Cerré el grifo y me mire al espejo. “¿Estas con Alfred no? ¡Se supone que debe ser divertido!” Me dije viendo el otro yo reflejado “¡Vamos Arthur!”

-Si Alfred está feliz…Tú…también debes serlo.

   Al terminar la monstruosa comida, nos dirigimos al centro comercial. El día parecía que terminaría con una película. Pero…

-¿El parque?

 Me pregunte en voz alta cuando los dos caminamos por calles menos transitadas en dirección a donde suponía.

-Sí ¿O acaso quieres ir a ver una película?

-¡Esta bien! ¡El parque suena muy bien!

 “¡Por fin! Tranquilidad, paz y…”

 -¿A dónde vamos Al?

 -Ya verás.

  No íbamos por los senderos de roca lisa y gris que marcaban los caminos del parque. Ya habíamos pasado varias jardineras repletas de personas que hacían días de campo o solo paseaban por los céspedes verde limón exageradamente cuidados. Trace la vista por el cielo que se deshacía de sus vestimentas azules y comenzaba a vestir de naranja y amarillo. Los arbustos se hacían más tupidos y descuidados a medida que avanzábamos colina arriba.

 Solo esperaba a que esto no me llevara a una larga caminata. Mis pies me estaban matando. Baje la cabeza mirando mis piernas, animándolas a que no se detuvieran.

-¡Llegamos!

 Anunció Alfred con energía. Levante la cabeza pesadamente deseando tener toda esa vitalidad que Alfred derrochaba. Y me quede sin habla. Mi cuerpo estaba molido por caminar todo el día y mi mente fatigada, tal vez alucinaba.

-Esos son…

-Son los arboles de las flores que veías el otro día desde la escuela.-Alfred me impulso a caminar.

 En la colina, una callada colina, las flores lilas tapizaban el césped por los arboles altos que se acompañaban unos a otros, a unos cuantos metros de distancia cada uno. Las flores en el suelo, formaban junto el color de césped una alfombra dispareja. Las copas de los arboles triangulares rebosaban de cientos de estas flores de trompetilla que caían despreocupadamente de las ramas delgadas como una lluvia sorpresa.

-Ven vamos a sentarnos.

 Seguí a Alfred y bajo las sombras de un viejo árbol de tronco grueso y un acolchonado césped, me deje caer. El fresco perfume de las flores nos rodeaba. Aspire profundamente y extendí los brazos sintiendo que esto era lo que necesitaba.

-¿Cómo diste con este lugar? –Pregunte incorporándome con las piernas extendidas.

 Alfred se sentó a mi lado y sonrió encantado con mi reacción.

-Cuando dijiste que te gustaban las flores, ese día que andabas en las nubes. Recordé que Papa frita y Mapple nos trajeron aquí a mí y a Matt un día de paseo.  

-Ya veo. Tendré que agradecerle a esos dos…-Bromee.

-¡Oye! ¿Y yo que?

-Buen chico.-Dije revolviéndole el cabello.

-“Ja ja” muy gracioso Arthur.

 Alfred enfadado se recostó en mis piernas. Me quede quieto por la sorpresa y en seguida el calor de su cuerpo me hizo reaccionar.

-Estoy muerto.-Decía sin poder ver su rostro.

-Eso tendría que decirlo yo.

 Toque su cabello, hundiendo mis dedos en él. Era muy suave y grueso. Comencé a peinarlo y recordé que este lugar era muy parecido al que había soñado con mamá.

-Creo que eh estado aquí.-Decía sin dejar de acariciarle el pelo rubio.- Hace mucho, cuando era niño. Dormía al lado de mamá…no recuerdo mucho, pero si recuerdo estas flores.

-¿En serio?

 Alfred se dio vuelta, dejándome ver su rostro tranquilo.

-Sí. Recuerdo el césped fresco, las flores caer con el viento…su calor.

-Eres muy parecido a ella ¿Verdad?

 Sonreí recordándola.

-Sí. Y te confieso que, es por eso que no me importa mi apariencia. Si puedo conservar su recuerdo a través de cómo me veo. Soy feliz de ello.

“plop” una flor calló sobre el rostro de Alfred, quedando varada en sus lentes.

-Las flores me atacan.-Decía cerrando los ojos aunque sus lentes lo protegían.

-Déjame ayudarte.-Dije divertido quitándole la flor.-Listo.

 Alfred abrió los ojos, hacia viscos, arrugando la frente.

-Se han manchado.-Alfred tomó sus lentes con cuidado y los dejo a un lado.- ¿Qué?

-Nada.-Conteste de inmediato cuando me atrapo viéndolo.- Solo que es la primera vez que te veo sin tus lentes.

-Ah…-Alfred apretó un segundo sus labios y sin decir nada me invito a besarlo.

  Sin chistear acepte y me incline para hacerlo. Era una lástima perder el azul de sus hermosos ojos, pero era grato ser recompensado por sus labios cálidos. Este beso era más largo que los últimos que habíamos tenido. Saboreaba lento sus labios, recordando, aquella vez que su boca húmeda se abrió para mí y toque su interior. Presione un poco más deseando probarlo de nuevo. Alfred, leyó mi mente y me lo permitió. Mi corazón latía con emoción y el deseo se convirtió en una fuerza que me alentaba a seguir.

 “Si para llegar a un momento tan dulce como este, tenía que pasar de nuevo por un día ajetreado y cansado…sin duda lo haría de nuevo”

-Al.-Susurre su nombre en un momento en que nuestros labios se separaron. Sus ojos brillaban y me llamaban con tanta intensidad que sin pensarlo, actué.

  Privándolo de su cómoda almohada que eran mis piernas, decidí que quería estar en otra posición.

-¿Arthur?

 Alfred estaba recostado en el césped mientras que yo me había escabullido para quedar encima de él. Mis brazos lo tenían a mi merced. El calor, había sido demasiado, estaba abrió y quería saciarme de su boca.

-¡E-espera!

 Ahogue su reproche con un beso agresivo.

“¿Qué era esto? Quería probar aún más su boca, quiero escuchar ese suspiro que alguna vez escapo de ella. Quiero averiguar como sabe su cuello, su piel…”

-¡Arthur!

 Gritó Alfred deteniéndome en seco cuando me alejó con sus manos, e interponiendo sus brazos puede ver un hermoso sonrojo en todo su rostro.

-¿Qué pasa?

-¡Lo estás haciendo mal!

-¿Mal?

-Tú deberías de estar abajo…

 Los dos nos miramos un rato como idiotas, hasta que…me di cuenta de algo muy importante. Que hizo que la sangre se me esfumara del cuerpo, haciéndome sentir frio. 

Notas finales:

¿Qué les pareció? ¿Les gusto? ¿Quién creen que será el sumiso de la relación? XD bueno, no olviden dejar sus comentarios o sugerencias.

 ¡Nos leemos! 


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