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¿Qué es el sexo anal? por Ginko Sakata

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Ambos sentían que el tiempo pasaba rápido cuando estaban juntos. Por eso mismo Eren, con días de anticipación a aquella fecha tan especial, se había tomado la molestia de crear un pequeño y sencillo horario. El cual sacaba del bolsillo de su pantalón para ojearlo de vez en cuando, a espaldas de Jean, por supuesto. No quería que creyera que era algún tipo de novio obsesivamente calculador con lo que respectaba a las horas, simplemente quería que todo saliera tan y como lo había planeado, perfecto.

Luego de acabar con aquel agradable desayuno, partieron tomando un taxi hacia un parque temático popular por sus excéntricas atracciones mecánicas. Eren suponía que tres o cuatro horas para antes de almorzar, parecían ser suficientes para que ambos pudieran disfrutar de aquellas entradas plateadas, las cuales, les permitirían el acceso a cualquier atracción que el parque temático les pudiese ofrecer.

Eren sacó la cámara semi-profesional que trajo en el bolso pequeño que colgaba de su hombro, colocándosela alrededor cuello. La había traído con la esperanza de que con ella pudiese capturar cada memorable momento que pasara junto a Jean. La tomó en manos y le dirigió una mirada llena de ilusión a su novio, el cual, solo le devolvió una llena de disconformidad al notar lo que claramente estaba insinuando Eren.

–¿Qué mierda, Jaeger? Recuerdo bien haberte dicho que no me agradaban las fotos. –respondió sin ningún ápice de sensibilidad.

–…Jean. –musitó el más bajo con el ceño fruncido, los ojos de cachorro hambriento y el cámara aun en manos.

–No.

No importaba que tanto insistiera, ¡Jean no permitiría que se tomara ni una una foto junto a él! Realmente no comprendía la aversión de este hacia aquel inofensivo aparato, pero de todas formas, no planeaba darse por vencido, quería por lo menos una miserable fotografía, y estaba decidido a conseguirla sin importar que clase de pretextos tuviera que poner.

–Por favor…–

–No.

–¡¿Por qué no?! ¿No quisieras tener un recuerdo de este día?

Jean al contrario de inmutarse, solo apartó los ojos de las destellantes orbes de Eren.

–¿No desearías que en algún futuro, pudieses enseñarles las fotografías de este día a tus hijos?

–… ¿Qué?

De acuerdo, esa excusa pudo haberse oído algo agresiva, pero es porque, siempre estaría el inevitable hecho de que Eren era impulsivo por naturaleza y en ocasiones no pensaba en las palabras que decía hasta después de haberlas articulado. Se podría decir que, aquella oración pudo haber sido una indirecta de una muy mala propuesta matrimonial. ¿Acababa de insinuar que ya estaba pensando en casarse y tener hijos? Eso era algo que definitivamente uno no debería mencionar en la primera cita. Sí, a pesar de llevar un poco más de un año juntos, este día podía calificarse oficialmente como la primera cita que tenían, puesto que, estaban seguros que esas salidas después de clases a comer comida rápida o aquellas cuando iban al centro comercial para comprar el último video juego de aquella saga de titanes que se había vuelto tan popular, no se le podrían considerar verdaderas citas -o por lo menos Eren estaba seguro de eso-.

Y ahora, con lo que Jean intentaba procesar en este momento.

¿Niños? Parece que Eren sí estaba yendo muy en serio con la relación, pero de alguna manera parecía habérsele olvidado del pequeño hecho de que ninguno de los dos poseía una vagina. ¿Adopción? Esa también era una opción válida, por supuesto, pero para adquirir un niño uno tiene que haberse casado primero… ¿Casarse? Jean aún era muy joven para pensar en matrimonio y en niños, por lo que, decide evitar darle más vueltas al tema del cual aún no estaba preparado, optando por darle una respuesta a Eren, el cual revelaba una expresión de notoria sorpresa en el rostro, como si no creyera la cursilería que acababa de salir de sus labios.

–… Sólo una foto. –Indicó, con un leve tono bermellón en las mejillas, para a continuación ver la gran sonrisa que se plasmaba en el rostro de su novio.

Parecía que después de todo, aquella pregunta tan incómoda sí había valido la pena. Eren lo tomó por la muñeca y lo guio hacia un punto en el cual suponía, una foto tomada desde unos cuantos metros más atrás, estaría perfecta para que en esta se pudiera apreciar gran parte de toda la zona como fondo. Buscó con la mirada al individuo que le pudiera hacer el favor de tomarles la fotografía, decidiéndose por la mujer que se encontraba más cerca de ellos.

–¿A dónde vas? –inquirió Jean.

–Iré a preguntarle a ella, –dijo señalándola disimuladamente con el anular –si es que nos podría tomar la foto.

Casi inmediatamente después de que el más alto le echara un vistazo, detrás de aquella mujer aparecieron dos niños pequeños, quizás, de unos siete u ocho años de edad, los cuales se prendieron de las manos de la joven. De la cual, se obviaba a simple vista que posiblemente sería la madre de ambas criaturas. –No creo que deje a sus niños para hacerte el favor, pídeselo a alguien más.

–Oh, entonces ¿Qué tal ese calvo? –opinó, señalando al muchacho que se encontraba charlando con una castaña cerca de un carrito de churros.

–¿“Calvo”? –dirigió su mirada hacia donde apuntó su pareja para caer en cuenta de que efectivamente, aquel chico estaba calvo, o más bien, solo rapado. –No, que sea alguien más.

Eren no pudo evitar alzar una ceja al no comprender el por qué Jean había dicho eso. –¿Por qué?

–Él te la robará.

–¿Ah? –Eren soltó una pequeña carcajada –no lo creo, no deberías juzgar a las personas por como lucen. Sin importar que tan calvas estén, Jean. –Este solo suspiró con resignación y dejo que su pareja tomara su mano para encaminarse hacia aquel muchacho, quien no se encontraba a más de tres metros de distancia de ambos.

–Disculpa, ¿Te importaría tomarnos una foto? –preguntó una vez toco suavemente el hombro del chico que se encontraba de espaldas mientras mantenía una conversación con la castaña que sostenía en cada mano, tres churros.

–Claro. –afirmó tomando la cámara que le ofrecía Eren.

Ambos se posicionaron en el lugar elegido por el ojiverde a esperar por el acostumbrado flash del aparato, el cual no tardó en hacerse presente.

–Te lo dije, Jean. No todos son malas personas. –este rodó los ojos y eren se adelantó un poco para a alcanzar al muchacho, estaba emocionado por ver la primera foto en la que saldrían juntos.

–Gracias. –dijo esperando a que este le entregara el cotizado aparato. Mientras que en el rostro de aquel chico, se podía apreciar una notoria expresión de confusión e indecisión. Después de haber presionado el botón de la cámara, dentro de su mente se comenzaron a debatir dos opciones de gran polémica. La primera opción consistía en echarse a correr con la cámara, venderla y gastar el dinero que pudiera obtener con esta, en el regalo que no le pudo comprar a su novia por San Valentín. O también podría considerar la poco atractiva opción de conformarse con ese “gracias” y continuar con su miserable vida.

 Estaría de más decir que optó por la primera opción.

Sin embargo, para desgracia de este calvo, el dueño del ostentoso aparato ya se encontraba demasiado cerca y se estaba empezando a extrañar por su comportamiento. No lo pensó dos veces y dirigió una parata directa a la entrepierna del castaño, seguido de eso comenzó con su huida tomando la muñeca de su novia, la cual parecía algo confundida y sin embargo al no dejar de prestarle atención a sus churros, terminó por dejarse llevar por su pareja.

Eren en el acto se encogió y cayó inevitablemente al pavimento, permaneciendo ahí mientas intentaba procesar lo que acaba de ocurrir.

Jean ya había previsto algo como eso; sin embargo, así como Eren y los espectadores, no podía evitar sentirse algo sorprendo. No le iba a decir algo como “te lo dije”, no, eso sería demasiado para el pobre chico. Solo se aproximó a él, se arrodillo y en medio de toda la gente, acomodó la cabeza de este sobre sus piernas.

–Eren… –ya no pensaba en las demás personas que presenciaron aquella escena, ahora mismo, su atención estaba dirigida exclusivamente a su patético novio, el cual, seguía recostado con las manos sobre el vientre.

 Se presume que el cuerpo humano solo puede aguantar cuarenta y cinco unidades de dolor, y que una mujer puede llegar a sentir como cincuenta y siete durante un parto, lo que equivaldría a romperse veinte huesos, todos al mismo tiempo. Sin embargo, también se rumorea que un golpe en los testículos podría llegar a generar hasta nueve mil unidades de dolor, por lo que Jean, teniendo una idea de esto, no se sorprendió mucho al percatarse de que Eren estaba llorando.

–Eren, era solo una cámara. –intentó remediar, acariciando las hebras castañas del contrario.

–Pero, fue un regalo de Mika… –musitó en respuesta.

Jean era consciente del lazo fraternal que lo unía a Mika a pesar de no ser hermanos biológicos, y por eso, podía comprender un poco de cómo se estaba sintiendo su pareja.

Eren se sentía realmente impotente al no poder ir a recuperarla debido a su  estado actual. ¿Patético? Indudablemente no podía dejar de sentirse también de esa forma. Pero demonios, ¡Se suponía que ya había dejado de ser un mocoso! Y contradictorio a toda la madurez que creía haber obtenido, ahora se encontraba llorando recostado sobre el pavimento de un lugar público.

–¿Puedes ponerte de pie?, vamos a sentarnos.

–Sí. –dijo levantándose con algo de dificultad.

Ambos se pusieron de pie y se dirigieron a una banca a descansar su peso sobre esta.

–¿Aún duele?

–Sí… –Afirmó, como pidiendo permiso con los ojos acuosos para poder seguir usando las cómodas piernas de su novio como almohada.

Jean asintió con la cabeza, en señal de aprobación ante aquella inocente petición. El ojiverde esbozó una sonrisa y posó su cabeza. Permaneciendo así durante unos minutos, rodeados de la tradicional música en aquel tipo de ferias, niños rebosantes de alegría y energía que arrastraban a sus padres a cada atracción a la que se les antojaba subirse, y de las miradas fisgonas de una que otra persona que pasaba cerca de ellos.

–¿Sabes? Creo que hay atracciones que te toman fotos una vez en ellos…

Eren se sobresaltó y se sentó correctamente sobre el banquillo. –¿Hablas en serio?, ¿Entonces, sí podemos?

Jean se limitó a asentir con la cabeza, lo que bastó para que su pareja se entusiasmara aún más -si era eso posible-. Los ojos de Eren ya no podían ser más destellantes.

Ambos se volvieron a levantar y fueron a buscar alguna atracción que les suministrara la fotografía que tanto estaba ansiando el más bajo.

                                                                                  -x-

Después de unos minutos de vagar alrededor el parque, resultó que, afortunadamente, en algunos juegos, especialmente, en las montañas rusas, se vendían las fotografías instantáneas que eran tomadas a mitad de cada paseo. Estas eran exhibidas a la salida de la atracción, adheridas a un un panel de corcho, para que así, los protagonistas de aquellas imágenes pudieran adquirirlas.

Parecía que las horas pasaban volando, una tras otra mientras comían dulces, hacían las colas, subían a los juegos y Eren compraba sin el permiso de Jean, las fotos de cada paseo a la salida de estos. Las adquiría y guardaba de forma disimulada, lo cual Jean entendía como algo realmente estúpido si creía que él estaba tan ciego como para no notar aquella transacción encubierta. Y sin embargo, no hacía nada al respecto. Solo le bastó con ver la gran sonrisa de Eren al guardarlas con recelo dentro de su bolso, para caer en cuenta de que para él significaban mucho.

–Jean, ¿Tienes hambre? –interrogó después de darle un rápido y disimulado vistazo al papel que guardaba en el bolsillo.

–¿Uhm? Sí, un poco. –Durante esas últimas horas, Jean había estado tan entretenido con las atracciones de la feria, que apenas le prestó atención a los leves crujidos de estómago que sentía cuando este expresaba su necesidad de comida de verdad, no los dulces colmados de químicos y colorantes que estuvo compartiendo con Eren, sino de algo que realmente pudiera alimentarlo.

–¿Vamos a almorzar, ahora?

 –De acuerdo, –Y aunque creía que cualquier cosa pudiera estar bien, no pudo evitar preguntar: –¿En dónde?

–Es una sorpresa –dijo sonriendo con orgullo mientras tomaba la mano del contrario para así estrecharla con la suya durante el camino hasta la salida del parque temático.

 

Notas finales:

La idea original fue narrar un resumen de toda la cita, para así saltarme directamente a lo zukulento, pero creo que eso dejaría algún tipo de vacío. Además, narrar el robo y la forma en que Jean consuela a Eren fue entretenido xD.

Espero que te haya gustado este cap. ¡Qué viva el ereshen! y eso es todo, hasta el proximo y ultimo cap, (╭a58; v5; v5;° v0; b2; v5; v5;°)╭a58; y esta vez sí habrá lemon.

¿reviews? c:


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