—Haa... Haa..— jadeé— ¡Zane! ¡No me asustes así!— grité, lo más bajo que pude o lo que se puede, para no despertar a nadie. Sus ojos azules brillaban o eso parecían en la plena oscuridad de la habitación en donde estabamos. Él me miraba tan detenidamente que sentí un escalofría recorrer mi cuerpo y erizar mi piel. Su silencio me está matando y su mirada penetra en mí como una flecha. No puedo apartar mis ojos de los suyos... Es como si quisiera transmitirle algo y él a mí.
—S-será mejor que va-vayamos a dormir, es tarde...— dije al fin, apartando mi mirada hacia un lado. Siento mi cara caliente.
De repente, caigo en la cama. Abró los ojos de par en par y me encuentro con que Zane está encima de mí, aún con su mirada fija, siento su mano a través de la tela delgada del pijama. Me estremesco. Es como en el sueño. Su mano, a pesar de der fría, es gentil y suave, sus toques se sienten muy bien.
Comienza a deaabrochar mi camisa y, aturdido, lo detengo.
—¡E-espera! ¿Qu-qué haces...? No p-podemos... ¿y si nos oyen?— dije, evitando lo inevitable y evitando algo que mi cuerpo simplemente desea sin justificación.
—¿Así que sabes lo que planeo hacer?— me susurra al oído. Tiemblo ante su voz y suelto un jadeo. Ese tono de voz podría hacer que me corriera infinidad de veces. Zane vuelve a su trabajo y al final se deshace de mi molesta camisa, con la cual tenía tanto calor. Sus frías manos tocan mi pecho y, mientras tiemblo y jadeo, él se pone a jugar con mis pezones hasta que están tan erectos como mi parte inferior. Qué patetico, me he excitado con tan sólo sus roces. Pero esta gentileza con la que me trata ayuda bastante. Estoy ansioso, aunque quiero que siga mimandome así— Que lindo color... Tan rosado...
—¿Huh...? Ah- ¡ah!— siento su lengua húmeda lamer mi pezón izquierdo y no pudé reprimir tan vergonzoso sonido. Se siente increíble. Mientras mi otro pezón es pellizcado y rasguñado, el que está dentro de su boca es lamido, jalado y mordido, y me es imposible soltar gemidos. Gemidos que al parecer son música para sus oídos. Oh, diablos... Estoy cerca— Ngh... Zane, me voy a...
—Correr— me susurrá en mi oído una vez que dejó mi pezón en paz. Lo repito, ese tono me haría correrme infinidad de veces y esta es la primera. Al sentir su aliento en mi cuello y su voz en mi oído sentí la maravillosa sensación al eyacular, como si el me estuviera tocando todo el tiempo.
—Zane...— susurro, mirando sus ojos azules. Estiro mi mano y tomo su rostro, para atraerlo a mí, dejandolo a poca distancia— ¿Podrías besarme?— le ruego. Puedo ver como una sonrisa se dibuja en su rostro y rompe los escasos centímetros que nos separan, uniendo nustros labios en un cálido y demandante beso. Paso mis brazos y manos a su espalda, abrazándolo y enredo mis piernas en su cintura. Agarra mi cabeza y me empuja hacia él mientras que con su otro brazo atrapa mis caderas.
Mi oxígeno se funde con el suyo y se escapan juntos de nosotros. Zane rompe el beso y me abraza de una manera dulce. Coloco mi cara en su hombro izquierdo y aspiro su aroma, tan hipnótico.
—Te amo, Zane...— las palabras se escapan de mis labios sin mi concentimiento y siento mis mejillas arder. Espero no haberla echado a perder. Zane se aferra más a mí, apretando su agarre.
—Yo también, Jayn.
Sonrio y lo abrazo más fuerte al punto de jalar su ropa. Soy tan feliz, él siempre me ha hecho y me hace feliz, con tan sólo verlo mis días se alegran. Me siento bien con su valor corporal unido al mío. Lágrimas de felicidad se deslizan por mis mejillas y empapan su hombro. Acaricia mi cabello suavemente y, de esta manera, me sumergo, nuevamente, en un profundo sueño colocado en sus brazos.