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Please Don't Go... por Arizt Knith

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Notas del capitulo:

 

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Notas de la autora: Bueno... muchísimas gracias por los comentarios y pido perdón por tardar tanto en actualizar, pero el trabajo me consume aunque últimamente ha sido por... motivos bueno... digamos que me volvieron a abandonar ^^ y creanme que no tenía inspiración, no quería hacer nada con relación a mis fics y saben que tampoco escribo cualquier cosa porque jamás les presentaría algo mediocre... Prefiero que sea un capitulo corto pero escrito con el corazón, que algo largo y horrible ewe... En fin, ya me estoy recuperando de eso que me tenia tan mal y poco a poco, o sea en estos días actualizare, :3 tratare de hacerlo seguido, asi como dias antes de que me agarrara esta depresión :´v

 

 

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Capitulo 12

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Please Don't Go

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¿Cuantas horas llevaban ahí adentro atendiendo al francés? No recordaba exactamente y ni ver el reloj servia porque todo eso se había vuelto tan de repente, de un momento a otro la felicidad había desaparecido para dar paso a la angustia. Dejo salir un suspiro y paso su diestra por su rostro para apartarse algunos mechones de cabello que obstruían la vista.

La señal en rojo de la sala de operación seguía sin desaparecer y en esos momentos ya no sabía a que deidad rezarle para que las cosas salieran bien; mordió su labio con fuerza y agacho la cabeza, el flecho volvió a cubrirle la mirada y algunas lagrimas que bajaron por sus mejillas.

ㅡ "Dios, por lo que mas quieras... " ㅡSus rezos siguieron en silencio mientras esperaba noticias de algún doctor o enfermera, no perdería la fe y se mantendría positivaㅡ "...protégé a Dégel y sus bebés" ㅡSu mano tomo el rosario con cuentas de cristal que llevaba en el cuello, ahora mas que nunca deseaba que el idiota del heleno se encontrara tras esas puertas para apoyar y hacer mas ameno ese momento con el peliverde.

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Mientras tanto tras esas puertas el peliverde se encontraba en una enorme habitación blanca y esterilizada, muy fría por el aire y que de no ser por la bata típica de hospital que tenia puesta, se estaría muriendo del frio y la vergüenza, ahí sobre la cama de hospital encontraba con el cuerpo sudoroso, los cadejos del fleco los tenia pegados al rostro por causa del sudor ante las fuerzas que hacia para pujar; las lagrimas descendían por sus rojizas mejillas y se mezclaban con el sudor.

ㅡ Vamos muchacho, tu puedes ㅡEl doctor quien había estado atendiendo su embarazo, Milo Skorpió, le pedía una y otra vez que siguiera pujando mientras que su asistente monitoreaba los signos vitales del menorㅡ Eso es, sigue así, vamos ya casi sale la cabeza

Pero cabeza o no, Dégel no podía con aquello, se mantenía fuertemente agarrado a los barrotes de la camilla mientras gritaba y pujaba con todas sus fuerzas hasta teñir su rostro de un fuerte escarlata, las lagrimas salían mas copiosas de sus opacos ojos para nuevamente volver a caer sobre la suave cama y descansar por breves segundos antes de que el doctor le diera la señal.

ㅡ Camus, ¿Cómo van las cosas? ㅡEl mencionado alzo la cabeza y tras chequear los monitores, se volvió a ver al peli azul para decirle que todo estaba en orden con el menor y el bebé de este, aunque había algo mas en su interior, esto alerto al medico se acerco a ver el monitor mientras el de cabellos turquesas pasaba un pequeño aparato con gel sobre la barriga del menor que trataba de recuperar algo de oxigeno Vaya, vaya, pero que tenemos aquí?

ㅡ ¿Que? ¿Qué sucede? ㅡPregunto alarmado el menor mientras trataba de ver tras la pequeña pantalla que tenia aun lado suyo, el de hebras azul negó y le mostro una sonrisaㅡ

ㅡ Muy pronto lo sabrás, por mientras debemos continuar que este pequeño esta a medio camino ㅡTras su señal el menor volvió a pujarㅡ

Cerrando sus ojos con fuerza, sus manos apretaban lo mas que podía aquellos barrotes frios que era de donde tenia mas apoyo mientras arqueaba la espalda; ante los fluidos como la placenta y sangre, el medico logro terminar de deslizar el cuerpo del bebé. Una vez libre unas enfermeras se acercaron para ayudar al medico, una de ellas tomo al bebé mientras que otra cortaba el cordón umbilical, Dégel por mientras se encontraba tendido sobre la cama con la tez pálida, le costaba respirar pero al menos, cuando logro escuchar el sollozo del recién nacido, sintió como algo en su ser se llenaba de enorme gozo.

ㅡ Aun falta uno mas ㅡLe anunció el medico, Dégel por mientras aparto la mirada de la enfermera que atendía al bebé para fijarla en el peliazulㅡ Al parecer ese pequeño se encontraba muy bien escondido tras su hermano ㅡRespondió con una ligera sonrisa, anticipándose a la pregunta que el otro pensaba hacerleㅡ Descuida, son cosas que suelen suceder en caso de gemelos

Sin entender muy bien el como se les pudo haber pasado por alto algo como eso a su doctor, no le quedo de otra mas que volver al trabajo de parto, aunque esta vez iba siendo menos costoso para él. El primero de los bebés había tenido dificultades por su tamaño, pues tras tener un buen tamaño para el tiempo de gestación de la madre, se encontraba muy bien alimentado y tras ser el primerizo, las paredes del conducto de parto, no estaban muy bien dilatadas para dar paso, al menos con esto las cosas no serian tan difíciles para su hermano. El doctor Skorpió seguía contando hasta diez mientras el menor pujaba, tomaba un breve descanso para luego repetir el mismo proceso hasta anunciarle que la cabeza había salido y que siguiera asi sin detenerse.

Sus quejidos cesaron una vez que un sollozo interrumpió el silencio de la sala, el de hebras verdosas volvió a caer sobre el lecho con la respiración acelerada y el cuerpo bañado el sudor y otros fluidos, sus ojos estaban rojos por las lagrimas que intentaba contener; Camus quien estaba a su lado le limpiaba el rostro con un pañuelo blanco y le felicitaba por el trabajo bien hecho.

ㅡ Son unos bebés muy sanos ㅡLe menciono con orgullo a la futura madre que le vio y sonrió con cansancioㅡ Descansa, yo me hare cargo de ellos ㅡDégel mostro desconforme, quería negarse a hacerlo, el quería ver a sus pequeños pero sus parpados fueron cediendo al cansancio y se fue sumiendo en una oscuridad extrema donde lo ultimo que escucho fueron los sollozos de sus hijos y las ordenes de su doctor para que le trasladaran a una nueva habitaciónㅡ

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(***)

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Mientras las buenas nuevas se daban en la sala de espera, un hombre de hebras azules se encontraba tirado sobre su cama y con la mirada en el techo; no sabía porque pero sentía una extraña sensación en el pecho y la imagen del peliverde rondaba por su cabeza. No podía dejar de pensar en el, hiciera lo que hiciera, siempre el rostro de Dégel llegaba a su cabeza y terminaba desesperándose aun más, eso y que las palabras de Manigoldo terminaban por rematarle, ¿en serio estaría bien ver a Dégel con alguien mas? Aquello era una imagen que trataba de mentalizarse, pues fuera hombre o mujer, fuera quien fuera la pareja de su amigo, solo terminaba dejándole un amargo sabor en la boca y una extraña sensación de querer hacer desaparecer a esa persona.

Se levanto furioso del lecho y paso de forma violenta el brazo por su escritorio, tirando y rompiendo sus cosas. Sabia que Dégel estaba en Francia, quería ir tras de él, quería buscarle, hallarle, abrazarle y decirle que no volviera a dejarle, pero el solo pensamiento de que su familia se enterase y atentara contra el otro, le hacia temer, ese era su mayor miedo, perderle.

Pero de una u otra forma acabaría sin estar con el francés. Si enfrentaba a su familia, estos podían hacerle algo al peliverde y si mantenía distancia con este, Dégel terminaría haciendo su vida con alguien más, ¿irónico, no creen?

ㅡ Maldita sea, maldita sea, maldita sea... ¡MALDITA SEA! ㅡTomo su guitarra y la lanzo contra el espejo, haciéndolo añicos y el instrumento en dos pesados; se jalaba el cabello, gruñía y maldecía a todos, parecía león enjaulado, yendo de un lado hacia otro y haciendo destrozos su habitación, importándole muy poco esos objetos cuyo único valor era monetarioㅡ ¿Porque tuviste que irte?

Su pregunta ignorada, pues no había nadie en todo el mundo que pudiera darle al menos una pista del porque el otro había tomado tal decisión, o bueno, la única persona que lo sabía, se negaba a darle la información que necesitaba. Maldecía a esa tipa porque no le decía el paradero exacto de Dégel, pero esta insistía en que solo lo haría, el momento en que aceptara a los cuatro vientos sus verdaderos sentimientos, el momento en que enfrentara a sus demonios y dejara de ser manipulado por su familia con su tonta ideología. Su celular que empezó a sonar, el heleno lo ignoro varias veces pero ante la insistencia decidió contestar de mala gana, imaginándose que podía tratarse de aquella tipa que era su supuesta novia.

ㅡ ¿Que mierdas quieres? ㅡContesto de mala gana, la persona de la otra línea guardo silencio por varios minutos que parecieron eternos para el griegoㅡ Mira, si no vas a decir nada voy a colgar, no tengo tiempo para gastarlo en...

No tienes porque contestarme de esa manera tan grosera, Skorpió... ㅡEl griego resoplo con molestia y se paso la mano con el rostro, después de tanto tiempo aquella mujer del demonio se aparecía para llamarle y joderle aun mas el genioㅡ

ㅡ ¿Qué demonios quieres, maldita mocosa? ㅡLa mujer tras el otro lado de la línea soltó una risa burlona, avivando aun mas el enojo del heleno quien solo le amenazo con colgarle sino le decía el motivo de su llamadaㅡ Habla ahora o te mando a la mierda

Tu siendo tan grosero y yo que estaba por darte otra oportunidad ㅡEl mayor se trago sus ganas de volver a insultarle y trato de calmarse, la castaña solo reía tras el móvil mientras escuchaba las maldiciones del otroㅡ ¿Ya dejaste de maldecirme? ㅡLe pregunto risueña, el moreno solo le saco su madre cosa que no le molesto a la otra, ya estaba acostumbrada a que ese hombre idiota le insultase de tal manera, lo malo es que esos insultos solo le causaban graciaㅡ Como por fin has dejado de insultarme, me tomare mi turno para hablar

No era algo que deseaba e inclusive pensaba que aun no era momento para interceder, pero ante los sucesos ocurridos y el estado de su amigo, sentía que debía de darles un pequeño empujón a ese par de tortolos tontos, además de brindarle su bendición y protección a ese niño con cuerpo de hombre, aunque de ahora en delante debía de jugar muy bien sus cartas, pues sabía que la familia de Kardia no se tomarían muy bien las cosas si todo iba de acuerdo a lo planeado en su maquiavélica cabeza.

Escúchame bien Kardia ㅡSu tono risueño había cambiado a uno mas serio y frio, alertando al peli azul de que la cosa iba muy en serioㅡ Por una vez, basta de juegos, te estoy dando una ultima oportunidad para que...

ㅡ ¡Sabes que no puedo hacer eso que me pides! ㅡLa otra solo guardo un silencio y breve y le advirtió, de manera cortante, que no volvería a interrumpirleㅡ

¡COMPORTATE COMO EL HOMBRE QUE ERES! ㅡEstaba cansada de tantas excusas, ni siquiera se contuvo para gritarle y a mas de uno termino asustando con ese grito furico que dio, inclusive el heleno temblóㅡ Te estoy dando una ultima oportunidad y lo he hecho solo por Dégel... ㅡLo había pensado muy bien luego de verle descansar en su nueva habitación, nunca le había visto tan pálido y débil, ese no era el chico que ella conocía y adoraba con todo su ser, parecía que la vida se le iba y todo por sus esfuerzos en dar a luzㅡ

ㅡ ¿Q-que... que le sucedió a Dégel? ㅡLa otra guardo silencio, alertando al moreno aun mas y haciéndole creer que esa dolencia en su pecho significaba algoㅡ ¡Arizt, responde maldita sea!

Solo toma tu decisión, Kardia, solo hazlo de una buena vez ㅡNuevamente el silencio volvió a hacerse presente en ambos, uno pensando en su respuesta y la otra esperando por ella, pero al ver que el otro no decía nada decidió volver a hablar y dando su brazo a torcer, al menos un pocoㅡ Te daré tres horas para que lo pienses bien

ㅡ Arizt, escúchame ㅡLa castaña no lo hacia, ese era un ultimátumㅡ

Dentro de tres horas llegara uno de mis choferes por ti, el te llevara al aeropuerto ㅡ¿Al aeropuerto? el otro no entendía el porque tanto misterio, pero sabia que si interrumpida a la otra terminaría peorㅡ Aunque se muy bien que, a penas pongas un pie cerca de la puerta tu madre o tu abuelo te bombardearan con preguntas, diles la verdad ㅡVolvió a hacer otra pausa, pero esta vez fue porque una de las enfermeras se le acerco para comentarle algo sobre el estado del menor, Kardia simplemente se mantenía callado pero algo en su corazón dio un vuelco cuando escucho parte de la conversación ajenaㅡ En fin, solo afrontalos y huye de ellos, mi chofer se encargara de lo demás pero... Cuidado con querer engañarme, Antares, porque si llegas a querer verme la cara, no volverás a ver a Dégel, pero si haces lo correcto, me encargare de que las cosas salgan bien entre ustedes y tu familia no se meta... Piénsalo...

Quería quejarse, decirle que todo eso era una locura pero la otra no le dio tiempo de nada pues ya había cortado la llamada, dándole a entender que el tiempo que le había dado para que tomara una decisión, empezaba ahí. En ese momento eran las siete de la noche, ahora mas que nunca maldecía a la castaña y a sus juegos mentales con sus millones de reglas puestas, sabía que ella no era alguien fácil de engañar y que tenia gente trabajando para ella en todos lados, pues siempre se enteraba de todo.

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Mientras tanto la castaña se encontraba contra la pared, tenia la mirada perdida en el techo y con el celular aun en mano, tan solo esperaba que el otro tomara la decisión correcta. Volteo a ver hacia el reloj de pared, era de esos típicos redondos, con el marco negro y el centro blanco, no tenia los números sino que las típicas rayitas grandes y pequeñas; sonrió para si misma, ya quería que las horas pasaran y saber el resultado, el griego no podría engañarle porque de ser así, alguien en esa mansión le informaría o de caso contrario, que este afrontara a su familia, ella misma tomaría cartas en el asunto contra los Antares, después de todo, tenia poderosas cartas que le hacían las de ganar.

ㅡ Toma una sabia decisión, mi querido Kardia ㅡSu mirada aguamarina brillo con malicia antes de regresarse a la habitación donde estaba su amigo para darle un ultimo vistazo antes de dejarle con Garnet, pues aun tenia muchas cosas que hacer, además de que a la mañana siguiente iría por compras para los recién nacidos, entre otras cosasㅡ

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Ya solo el tiempo daría el resultado absoluto, ahora solo quedaba esperar pacientemente, tomar las decisiones correctas y saber jugar muy bien las cartas. Pues así como estas podían ayudarles contra sus enemigos, si estas eran usadas en el momento equivocado, podría terminar derrumbando todo su arduo trabajo.

 

Continuara...

 

 

Notas finales:

 

Notas finales: Hola a todos los que siguen este fic!!!! Lamento muchísimo el haberme tardado pero como siempre es el trabajo, solo que en esta ocasión se le unieron algunos asuntos personales, :´v en si, me abandonaron y con ello mi inspiración y ganas se escribir se fueron, pero poco a poco me he ido recuperando con la ayuda de una gran amiga :v si mija, si lees esto, hablo de tu... maldita mocosa...!! -le da un cabezazo-

En fin, espero que les haya gustado el capitulo, no se olviden de comentar!!! y en estos días hay capitulo de Esclavo de tu amor!!!!!!!!!!!!!!!!


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