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La habitación de los milagros por FourSN

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Notas del capitulo:

Lamento muchísimo haber estado tanto tiempo sin actualizar, pido por ello perdón a quienes quieran seguir leyendo esta historia. Prometo añadir otro capítulo lo antes posible. 

 Durante los dos días siguientes Naruto permaneció inmóvil en la cama, con los ojos fijos en la puerta de la habitación. Temía que en cualquier momento se abriese y le dieran la noticia, aquella que significaría una nueva separación, volver a quedarse solo. Y por primera vez no sabía qué debía hacer.

En la madrugada del tercero Sai fue a verlo para entregarle un mensaje. El corazón de Naruto latió más rápido que nunca, el momento fatídico parecía haber llegado; pero al terminar de leerlo-y releerlo para asegurarse-, comprobó que no se trataba de lo que le atormentaba.

-Supongo que asistirás , tengo entendido que ya estás en condiciones- dijo Sai con la cordialidad acostumbrada-; aunque si todavía no te encuentras con fuerzas puedo excusarte.

Naruto miraba absorto el pergamino, el alivió que inicialmente le había inundado ahora le hacía sentir culpable.

-Sí, acudiré. Yo no puedo faltar por nada del mundo-dijo con decisión.

-Les complacerá mucho saberlo- dijo Sai con su eterna sonrisa; sin embargo le miró con atención y añadió-Y si necesitas ayuda puedo acompañarte o pedir a alguien que lo haga, porque tenias una cara muy rara cuando he entrado, ¿Te duele algo?¿Estas enfermo?

Naruto esbozó una pequeña sonrisa. La falta de entendimiento de Sai en lo que a sentimientos se refería a veces jugaba a su favor:

-No. No me pasa nada, gracias Sa...

Antes de que pudiese terminar de responder, Sai metió una mano por debajo de la ropa del rubio para palpar su vientre.

-Es verdad, tu temperatura no es excede lo normal.

-¡Lo que no es normal eres tú!-exclamó sorprendido Naruto mientras apartaba ruborizado la mano de su compañero-Cuando quieres saber si alguien está enfermo se le toca la frente.

-Ah... perdón. Aunque no entiendo que importancia puede tener dónde se mida la temperatura corporal- se dijo el shinobi confuso, y volvió a colocar su mano en el lugar que le había dicho su amigo- No, no estás enfermo.

-¡Estate quieto!Ya sabes que estoy bien- dijo con un mohín de disgusto Naruto, volviendo a apartar la mano de Sai que esta vez se encontraba en su cara.-Siempre haces cosas raras-ttebayo.

El AMBU sonreía de una manera que empujó a Naruto a sospechar que quizás estaba haciéndolo a propósito; aunque tratándose de Sai nunca se podía estar seguro.

-He de regresar- dijo Sai, encaminándose hacia la puerta- Informare de que asistirás.

-¿Tienes que marcharte tan pronto? Me gustaría que te quedases un rato más-dijo Naruto desilusionado.

Sai detuvo sus pasos:

-No lo entiendo: si ya estas repuesto ¿por qué continúas aquí?- le preguntó el moreno-, Siempre que vengo a visitarte te quejas de la comida y de lo mucho que te aburres, y ahora que no está Sasuke debe ser aún peor.

Naruto miro al suelo sin responder.

-Aunque, por supuesto, hay muchas cosas que yo no comprendo- comento Sai mientras salía .

Naruto, a solas de nuevo, dejó escapar en voz baja

-Es que... no sé que hacer

Seguía sosteniendo el mensaje en la mano.

<<Es está tarde¡Ya podían haberme avisado antes!. Tendré que ir a mi casa a por la ropa adecuada... espero que me siga valiendo. Sin duda estará toda la villa allí, y todos te habrán tenido en la mente más que yo. Perdóname por no haber pensado en ti en todo este tiempo: te debo la vida y ni siquiera he hecho el esfuerzo de recordarte. Soy un desagradecido. Lo lamento muchísimo;pero es que han sucedido tantas cosas. Espero que me disculpes, Neji.>>

Más tarde, llegado el momento, se abrazó a la almohada diciéndose:

<<Abandono esta habitación al fin. Cómo voy a añorar esta cama. Aquí nos unimos los dos.>>

 

No muy lejos de allí, en una amplia casa de aspecto abandonado, un joven observaba con melancolía una fotografía enmarcada. Después la volvió a dejar en su sitio, encima de un polvoriento mueble. Deambuló por un pasillo hasta llegar a un amplio cuarto. Salió otra vez al pasillo y entró en otra estancia más pequeña. Su rostro experimentaba pequeños cambios que traicionaban su habitual impasibilidad: gestos de rabia, de tristeza... hasta que finalmente se apoderó de su semblante una cansada resignación. Se tumbó boca arriba en el suelo.

 

<<Sigo sin encontrar una respuesta: ¿Cómo pude continuar viviendo en esta casa después de lo que ocurrió?, ¿Cómo aguante tanto tiempo antes de marcharme de Konoha en busca de venganza?¿Cómo no convertirse en alguien despiadado con todas estas imágenes de un pasado mejor que no volvería jamás?

Mire donde mire todo me recuerda lo que he perdido, cómo y porqué lo perdí. Sabiendo la verdad sobre mi hermano es imposible que me quede. Llevo tres días aquí y no aguanto más. Si tuviese que vivir en este lugar de nuevo... volvería a convertirme en un monstruo.¡Malditos Kages!, ¿cuánto tiempo más necesitáis para decidiros?

Itachi. En esta casa jugaba contigo cuando eramos niños; en ese baúl esta el arco con el que fuimos a cazar a ese jabalí salvaje; ahí, en el porche, nos sentábamos mirando hacia el jardín mientras hablábamos de cualquier cosa...,tú... ¿de verdad no tuviste otra opción? No merezco cuestionarte pero, ¿no había otra solución? Sé qué no hubieses hecho lo que hiciste de no ser absolutamente necesario, no obstante... eras muy joven, te utilizaron y quizás... No, no merezco juzgarte.

Cargaste el resto de tu vida con la responsabilidad de tus actos. Yo en cambio me justifico: ¿Cómo no convertirse en alguien despiadado?. He de asumir de una vez mi culpa, mis errores. Para ello necesitaré tiempo. Redimirme.

El designio de los Uchiha.

Os recordaré como antes de que todo esto ocurriera:Padre, siempre tan severo. Madre, siempre tan buena. Itachi, mi hermano. Os guardaré así en mi memoria porque necesito mirar hacia adelante, extinguir el dolor y la rabia que esta aldea me causa. Necesito marcharme y renunciar al deseo de hacer arder esta casa, de arrancarle la vida a los ancianos de Konoha. Y sobretodo renunciar a...

Siempre estoy pensando en lo mismo. Espero cambiar eso.>>

 

Estuvo tumbado largo rato, en un estado de vigilia que le hizo perder el sentido del paso del tiempo. De repente un clamor le sacó de su ensimismamiento. Los gritos provenía de un punto no muy distante de la aldea. Tuvo un presentimiento. Se levanto entumecido y camino hacia la ventana, notando que la estancia estaba en penumbras, por lo que dedujo que llevaba horas inmóvil en el suelo, absorto en sus cavilaciones.

Apartó las cortinas y aguzó su oído para escuchar qué jaleaban todas esas voces. Sí, había acertado.

-Así que ya has salido-murmuró Sasuke.

El Uchiha maldijo otra vez la lentitud de los Kages, pues ahora era posible que volviese a encontrarse con él, o aún peor, que viniese a buscarlo para rogarle de nuevo que no le abandonase, que se quedase a su lado. Y eso no era de ninguna manera posible

 

Los gritos de admiración no cesaban y el mal humor del moreno crecía a cada instante, hasta que no pudo contener un impulso de rabia y golpeo con el puño la pared, sin importarle lo más mínimo que le pudieran haber escuchado los ninjas encargados de vigilarlo que se hallaban apostados en los alrededores de su casa.

<<Hipócritas, cobardes, falsos... ¡Y soy yo el que he de marcharme? ¡Yo el que debe renunciar a él? Yo no me lo merezco, es verdad, ¿pero acaso vosotros sí ? Cuando era un niño, un indefenso niño pequeño, le apartabais, le mirabais con odio, le llamabais monstruo. No tenía a nadie, estaba solo en el mundo y además tenía que soportar vuestro desprecio. Os aprovechabais de que era huérfano para mortificarlo, cobardes.

Y ahora, sólo después de que os haya salvado vuestras despreciables vidas le aceptáis, le decís que le queréis. Os oigo corear su nombre, gritáis entusiasmados: <<Naruto, Naruto, Naruto>>. Le llamáis héroe, y deseáis que sea pronto vuestro nuevo hokage. Él es tan ingenuo, tan bueno y tan blando que sé que no ha pensado en esto con profundidad. Y aunque lo hiciese os perdonaría y no os guardaría rencor. Me dan ganas de quedarme en esta repugnante aldea y devolveros el favor haciéndoos sufrir. O mejor aún: llevarme a Naruto conmigo, apartarle de hipócritas como vosotros, recorrer el mundo juntos y tomarlo cada noche en un refugio, aldea o villa distinta para hacerle olvidar este despreciable lugar. Alejarnos, atravesando bosques y sendas, de esta podrida basura llamada Konoha por la que desgraciadamente mi hermano murió.

Mi Usuratonkashi. No os lo merecéis, le hicisteis daño, igual que yo. Pero a diferencia de vosotros,yo renuncio a él, porque sé que no me he ganado la felicidad de tenerlo conmigo.

 

Estoy siendo injusto. Naruto tiene amigos que lo aprecian de verdad, y que seguramente le habrán dado su apoyo mientras yo estaba fuera. Además,yo... casi... matarlo. Tampoco a ellos puedo juzgarlos. ¿Llevarme a Naruto conmigo? Tan solo por pensarlo soy un egoísta. Precisamente por él debo irme cuanto antes>>

 

La progresiva oscuridad del anochecer se unió a la del ánimo del Uchiha.

 

 

 

El crepúsculo alcanzó a Naruto emprendiendo la vuelta a casa agotado física y mentalmente después de los acontecimientos de la jornada:

Esa misma mañana, nada más salir del hospital, una multitud formada por casi todos los habitantes de Konoha y personas de otras aldeas se le echaron encima: Le felicitaban, aplaudían, le llevaban a hombros..., finalmente pudo zafarse de ellos y llegar a su vivienda. La encontró tan desordenada como siempre pero se alegró de estar allí de nuevo. Tomó un largo baño y se vistió con las prendas oscuras pertinentes. Quiso comer algo, sin embargo, los alimentos del refrigerador habían caducado, lo que le hizo tomar consciencia de todo el tiempo que llevaba fuera: desde antes del inicio de la Guerra. Espero sentado acariciándose la tira adhesiva que llevaba bajo el ojo magullado hasta que llego la hora de volver a salir. Y otra vez,la gente con la que se cruzaba intentaba retenerlo para alabarle, por lo que tuvo que correr y emplear clones de sombra para escapar . Debido a esto llegó el último al funeral de Neji, lo que apenó a Naruto pese a que ninguno de los que se habían congregado para honrar al fallecido shinobi - compañeros, maestros,familiares, etc.- le hiciera reproche alguno al rubio por la tardanza. Durante la ceremonia se guardó silencio y se dijeron palabras cargadas de sentimiento a favor de tan admirable miembro del clan Hyuuga, muerto en la cruel guerra. Naruto permaneció cabizbajo y triste, rememorando el combate que libraron cuando eran genins, la relación entre perdedor y genio... y cómo Neji le había cubierto para salvarle la vida, perdiendo así la suya. Luchó por contener las lágrimas.

 

 

Una vez finalizado el sepelio, Naruto se dirigió hacia a su casa con rapidez, no le apetecía hablar con nadie. Inesperadamente alguien le sujetó del brazo y Naruto imaginó que se trataba de otro inoportuno fan. Estaba en un error: era Iruka. Su antiguo maestro le invitó al Ichiraku ramen para conversar tranquilamente, a lo que el rubio no pudo negarse. Naruto se esforzó por aparentar normalidad pero Iruka le conocía desde que era un niño y a diferencia de Sai supo rápidamente que algo le ocurría:

-Naruto, sólo has repetido dos veces. Ya te he dicho que invito yo

-No gracias, me siento lleno-dattebayo.

-¿No quieres algo dulce de postre?

-No..., es que tengo un poco de sueño y me apetece volver a casa. Muchas gracias por la comida Iruka.

-Si se trata de eso... de todas formas, sabes que puedes contarme cualquier cosa,¿verdad? Si tienes algún problema puedes hablar conmigo.

Esas sinceras palabras hicieron que Naruto se sintiera tentado a contarle lo que le sucedía, decirle lo mucho que estaba sufriendo; pero a pesar de que confiaba plenamente en Iruka, éste tampoco podría ayudarle..

-Estoy bien, sólo tengo ganas de irme a dormir.

Iruka simuló creele para no molestarle. Quería mucho al joven Uzumaki.

-Te comprendo, ser un héroe tiene que ser agotador.

-Ja ja ja , lo es, la gente ni siquiera me deja comer en paz, ¡Mira cuantas veces nos han interrumpido desde que estamos aquí! ¡y es por tu culpa, Iruka sensei!

-¿Cómo que por mi culpa?

-Sí, si no fuese por ti yo estaría aún encerrado en esa isla llena de animales raros y nadie me consideraría un héroe ni me molestaría mientras tomo ramen.

-No te enfades, si te engañaron fue para protegerte..., pero yo sabía que sin ti no podíamos ganar.

-Sí, tú siempre fuiste el primero en tener confianza en mi ¡Y el que más veces me ha invitado a comer-dattebayo! Gracias Iruka-sensei

-La verdad es que me cuestas una fortuna... y oye, sí de verdad me estas tan agradecido por una vez podrías pagar tú.

-De acuerdo, de acuerdo.

Iruka observó sorprendido como su travieso ex alumno se levantaba velozmente e iba hacia donde se encontraba el anciano dueño del Ichiraku. El rubio le dijo algo y regresó junto a Iruka con una sonrisa.

-No te he visto darle dinero.

-Es que no ha hecho falta: Lo he convencido para que la comida nos saliera gratis. Ser un héroe tenía que servir de algo.

-Estupendo, pero...no vallas a abusar ahora de esto, ¿eh Naruto?.

-Ja ja ja … claro que no. Me voy ya, hasta otro día sensei.

Dicho esto Naruto desapareció corriendo velozmente.

-Pues menos mal que estaba cansado..., bueno, yo también me marcho.

Ahora fue a Iruka al que agarraron del brazo. Era el dueño:

-¿Adónde vas? Todavía no me has pagado.

-¿Eh?... Naruto me ha dicho que nos invita.

-¿Qué! ¡Pero sí me ha dicho que pagabas tú!,¡Ese chico ya me debe una fortuna como para convidarle otra vez, por muy héroe que sea! ¡De ningún modo!

 

Naruto apresuró su carrera al escuchar a lo lejos cómo el tío del ramen regañaba a su antiguo sensei. Esbozó una sonrisa zorruna: Iruka estaría furioso con él la próxima vez que se lo encontrara, pero no había podido resistirse a gastarle una inocente broma.

Su buen humor fue desvaneciéndose a medida que se hacía de noche y se aproximaba a su casa. A su solitaria casa.

Era una estupidez, era imposible: Naruto sabía perfectamente que lo tenían custodiado en su antigua barrio; y, aunque no se lo confesase a sí mismo, en el camino de regreso a su casa esperó encontrárselo en cualquier momento, en la próxima calle. Deseó toparse con él al girar en cualquier esquina, verlo apoyado en cualquier pared con su rostro prepotente y su mirada altanera. Su corazón palpitaba con fuerza cuando vislumbraba a lo lejos de forma borrosa a algún joven de cabello y ojos oscuros, para después chocar con la realidad: No era él. Desilusión.

Naruto supuso que el entierro de Neji había contribuido a aumentar su tristeza . Y era cierto. La idea del fin y lo que significaba . Naruto se imaginó siendo ya anciano, esperando la muerte tras una vida sin amor, arrepintiéndose de no haber hecho lo suficiente para evitar acabar así. No quería vivir sin él.

Detuvo sus pasos frente al escaparate de un comercio que -como los demás- ya había cerrado. Apenas pudo reconocerse en la persona que reflejaba el cristal: Una figura triste que le miraba con atención, envuelta en ropajes oscuros cuando siempre había vestido de colores brillantes; su eterna sonrisa había sido sustituida por una expresión de pena que no podía disimular y por la que todos adivinaban que algo malo le sucedía. Ese no era Naruto.

 

Al llega a su casa, antes de entrar, volvió la cabeza una vez más. Nadie.

-Tiene razón, soy tonto.

Y cerró la puerta.

Ese había sido el día de Naruto.

 

 

 

La siguiente semana también estuvo marcada por el desasosiego y la incertidumbre para los dos jóvenes, hasta que, finalmente, sucedió:

 

 

Nara Shikamaru se presentó una tarde escoltado por dos miembros del AMBU en la ``casa´´ del Uchiha.

-Debo entregarte esto-dijo serio el inteligente shinobi tendiéndole un pergamino sellado.

Sasuke lo leyó sin titubear. Era lo que esperaba.

-Efectivamente, desde este momento quedas en libertad. Los kages están a tú favor... la mayoría de ellos, al menos.

Sin dar ninguna muestra de emoción, Sasuke asintió con gravedad. Decidió que cuanto antes mejor:

-Bien, dile a Kakashi que mañana partiré al alba. Me marcho de Konoha.

-Te estará esperando en la salida principal de la aldea. El Hokage tiene que decirte un par de cosas antes de que te vayas. Así lo ha ordenado- dijo Shikamaru.

-Tsk... él ya sabía qué es lo que iba a hacer si me dejaban libre, ¿cierto?- preguntó con una amarga sonrisa el Uchiha.

-Sí- contestó sin dudar el Nara.

De todos sus ex compañeros, Shikamaru era probablemente al que mejor toleraba, ya que era tan formal y directo como él.

-Informaré a los guardias que te vigilan de que te han indultado para que se retiren- le dijo el Nara y después desapareció.

 

Sasuke fue a sentarse al porche. El sonido del agua del antiguo estanque le ayudaba a reflexionar.

El momento había llegado. La hora de la partida. Hasta siempre Konoha.

<<Me alegro de que no hayas venido a buscarme en estos días para pedirme que me quede, porque pienso cumplir mi promesa: esa noche fue la última vez que estuvimos juntos>>

Se levantó de nuevo y fue a su antigua habitación. Tomo la fotografía enmarcada que reposaba en un polvoriento mueble. En los días que llevaba allí, había dedicado mucho tiempo a mirar esa imagen mientras pensaba. No pudo evitar que una sonrisa se le formase en la cara. El equipo 7 al completo: Kakashi parecía animado ese día, Sakura posaba algo tímida y Naruto...-la sonrisa se le amplió inconscientemente-: Allí estaba el rubio, con los brazos cruzados mirando molesto al indiferente Sasuke.

Se permitió por un instante recordar de nuevo aquellos días, especialmente su rivalidad con el pequeño Uzumaki. No obstante, esos gratos pensamientos no duraron mucho, pues la realidad le golpeó repentinamente:No importaba -se dijo-, esos días quedaban lejos. Ese tiempo en el que todavía portaba atado en la cabeza el protector con el símbolo de Konoha, la aldea de la que renegó y de la que se marcharía en unas horas.

Volvió a dejar el retrato boca abajo en su sitio: en el polvo, en el pasado. Donde le correspondía.

 

 

Anochece . Sasuke se tumba con la mano bajo la cabeza.. Esa sería su última noche en Konoha. Los rayos de sol se apagaban y en la mente del Uchiha se dibuja la figura de Naruto. Sin saber por qué, Sasuke se lo imagina de espaldas, meciéndose a un ritmo lento, el alborotado pelo rubio enviando brillantes destellos, como un faro que le atrae irresistiblemente. Muy despacio. Despacio. Sasuke Imagina que lo captura desde atrás, envolviéndolo con los brazos: <<Eres mio,dobe>> <<¡Teme!, siempre he sido tuyo, te has dado cuenta muy tarde estúpido>>

Cierra con más fuerza los ojos, pero las imágenes no se van: <<Sí, demasiado tarde>> Naruto sonríe desafiante, incitándolo,<<No, aún hay tiempo-dattebayo>>.

-No puede ser.- se le escapa en voz alta,exasperado. Niega con la cabeza-Mañana estaré lejos de él y no habrá nada.

Se queda dormido en el suelo, está acostumbrado por sus muchos viajes a prescindir de camas o futones. Todo se vuelve silencio y penumbras.

 

Al cabo, despierta al sentir frío y comprueba que todavía es de noche. Desvelado, avanza a ciegas por el pasillo que lleva a la estancia principal y que le parece mucho más largo y oscuro de lo habitual. Descorre la puerta y se detiene al reconocer a la persona que está sentada a la mesa. Ésta le habla con calma, sin mirarle directamente, como si le hubiese estado esperando:

-No te apartes de los que te quieren, Sasuke. Yo lo hice y fallé.

-No puedo quedarme aquí.

-Es tu elección, tonto hermano menor; pero hasta las personas más fieles tienen un límite, si las haces sufrir demasiado las pierdes. Y es muy difícil volver a encontrar un tesoro por segunda vez.

-Itachi, también lo hago por él.

Un relámpago. Todo se queda a oscuras. No hay nada, no hay nadie.

 

Sasuke salió del sueño, esta vez de verdad. Notaba un desagradable sentimiento de desazón. Volvió a coger la fotografía. Miró por la ventana: Aún quedaba toda la noche. Sonríe.

-Mi promesa...- asiente con firmeza-, una vez más antes de marcharme.

Notas finales:

Muchas gracias por leer y mis sinceras disculpas de nuevo.


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