11
— ¿Hasta cuándo vas a estar dormido? Ya es muy tarde, levántate—Me jaló del cabello arrastrastandome para tirarme de la cama. Me arrebato de Onodera a primera hora. Hace unos días que hago lo mismo, me duermo con su cadáver, porque no quiero dormirme en ese asqueroso colchón.
—Tsk Idiota… —me levante con un dolor punzante entre el filo de mi espalda, me ardía mi cuerpo, me moví para escapar de sus manos.
— ¿Dónde crees que vas? Si esto apenas comienza —levantó mis caderas hasta tenerlas arriba y bajo mi pantalón, de sólo pensar lo que planeaba hacer el asco se produjo en mi garganta, odiaba tenerlo sobre mí, que me tomara sin más.
Detestaba a esta tipo con todas mis fuerzas, lo mataría cuándo fuera el momento indicado, le haría pagar lo que le hizo a Onodera… lo vengaría.
Me quito todo lo que más quería, y lo más agobiante se formaba en un nudo cuándo era tocado por sus sucias manos.
¿Desde cuándo me sentía tan débil? La droga había paralizado mi cuerpo, apenas podía sostenerme, estas malditas nauseas me llevan al límite.
—Ahhh…c-contigo, me siento en la puerta del paraíso—susurro en mi oído—Ni te molestes en resistirte, es mejor que disfrutes del placer que se te está otorgando—paso por mis mejillas una cuchilla filosa, la clavo cortándola—Si no quieres terminar peor que Onodera-kun es mejor que cooperes.
—T-te matare… lo juro—mi cuerpo se movía a mi merced, tan sólo con el paso de las embestidas, entre mis piernas un líquido rojo se escabullía, derramándose por ellas; todos los días venía a hacerme lo mismo, hasta que se corría dentro…maldito enfermo; lo matare—Te odio.
Mi comentario le causo gracia, se detuvo.— ¿Odias a tu propio hermano? Pensaba hacerte sentir bien, pero me equivoque, tú vendrás a mí para que te la meta, no aguantaras mucho en sentir tu cuerpo arder por la droga.
—Prefiero morir, antes de acostarme contigo.
—Tus palabras son ordenes Takano, desde hoy tendrás que arreglártelas tu mismo—agarro mis brazos y los subió a la cabecera para amarrarlos.—No aguantaras ni dos noches durmiendo sin tu Onodera.
—VETE AL DIABLO…
Se abrocho su pantalón y se retiró, cerrando la puerta, sin embargo mi orgullo duró poco, tenía razón el afrodisiaco que me puso me estaba calentando todo el cuerpo, y haciendo una sensación molesta en mi entre pierna. Necesitaba arreglar ese problema rápido…antes de que cayera en la humillación.
Cuándo regreso, trajo una silla y se posiciono enfrente para verme.
—Voy a disfrutar esto—sonrió con arrogancia—He pensado en quitarte los dedos, pensándolo bien me gustaría tener tus ojos…—me removí con bruquedad, la sensación incrementaba y al tener las manos amarradas. —Aunque te causaría más dolor si te quito los testículos, no los necesitas de todas maneras.
—PUDRETE.
—Ya lo intente, pero cómo le decía mi difunto tío a mi padre, mis propias cosechas me mataran en vida—soltó una carcajada—Si tan sólo hubiera vivido para este momento, haríamos una orgía entre los tres.
—Deja de decir tonterías.
—Me dan tantas ganas de cogerte, sólo me queda esperar hasta cuanto aguantaras…
—No me acostare contigo Idiota—quise vomitar; voltee mi cara de lado para sacar los desechos de mi estómago.
— ¿Nauseas? —Se tornó serio de un momento a otro, y estiro un pie—Parecen síntomas de embarazo—lo beso, lamiéndolo erizando mi piel—Siempre quise tener un hijo, pero cada que dejaba en estado a las putas con las que me acostaba, las mataba o ocasionaba su muerte, me enteré que Yokozawa tu ex pareja esperaba un bastardo, al que aborto… Saeki murió a los tres meses de gestación—agarro ambas piernas separándolas—Pero nunca quise tener hijos con nadie, sólo que contigo; hay otra enfermedad Takano… una que te hace enloquecer hasta desfallecer, pero sólo se tiene con dos que tengan la enfermedad Carios… sólo tú puedes darme hijos, nadie más.
—Eso no pasara, yo mismo me encargare que ese feto se extinga antes de crecer, además soy estéril… tus planes han fallado.
— ¿Estas tan seguro que no puedes tener hijos?
—…