13
—Hmmm…ahhh….pa…ra…—cabalgaba entre sus piernas, el aroma de nosotros fluía por toda la habitación, el reloj marcaban la una de la mañana. Agarre fuertemente sus hombros, ni siquiera sabía porque se sentía tan “caliente”. Era la tercera vez que lo hacíamos de esa manera.
—Ahhh…sabes que …no…quieres…eso—cambio de posición poniéndolo boca debajo de la cama—La próxima vez que intentes quitarte la vida, será mucho peor querido Takano—jalo mi cabello para levantarme la cabeza, viéndome en el gran espejo… mi aspecto era terrible, mi esqueleto se marcaba en mi cuerpo, por la falta de alimentos.
La droga es tan persistente que no puedo actuar por mí mismo; ni siquiera he encontrado la posibilidad de matarlo, abrió más mis piernas, y al dar en mi próstata, arquee la espalda, profundizo las embestidas marcando el fuerte paso para culminar adentro…No…me da repulsión que se corra dentro.
Onodera, ¿Por qué te fuiste? Ahora sólo quiero morirme rápido…sentí su asquerosa viscosidad en mi esfínter.
—Demonios, eso fue increíble…—se tumbó en mi espalda y soltó una carcajada—Estas todo sucio, al menos debiste controlarte—me abrió los glúteos mientras su semen comenzaba a salir—Nunca me he sentido tan feliz.—acerco sus labios a los míos, queriéndome dar un beso sin embargo yo le escupí en la cara.
—JAMÁS ME VOY A ENTREGAR A TI—recibí un fuerte golpe en el rostro.
—Te he tratado bien Takano, he complacido tus caprichos…pero sigues sin entender. —Se levantó furioso y salió del cuarto desnudo, al volver trago unas sogas con las que amarro mis manos. —¿Quieres que te corte las piernas? …—temblé al ver la cierra; este tipo no bromeaba—Te cortare en pedazos Takano.
El efecto del éxtasis hacía que no sintiera ninguna parte del cuerpo, y tampoco sentí dolor al tener el filo de la cuchilla en una de mis piernas, sus ojos se volvieron de tonalidad roja, mi corazón dio un giro atroz al ver el placer que le causaba… y un susurro de voz casi mudo lo hizo detener.
—Te amo—me rendí… mi pierna derramaba sangre por la gran cortada, tiró el objeto al suelo y me abrazo.
—Seremos una familia “feliz” Takano—otra vez con su misma tontería…no estaba embarazado, no…
—Soy estéril, no puedo tener hijos.
— ¿Has visto tu vientre últimamente?—negué con la cabeza, ¿Qué planeaba? Miré nuevamente al espejo y vi una curva…
—No puede ser…
—Tanto tiempo en tu otra realidad te hace olvidar cosas de esta Takano…—acaricio con cariño mi gran vientre—No te dejare que nadie más te amé, tú sólo me perteneces, si alguien intenta robarte de mi lado lo matare sin dudar…
—¡¡No!! Esto no puede ser verdad, sácame este adefesio—quise golpearme pero no pude, ¿Cuántos meses habían pasado? Sólo podía recordar la última vez que me había drogado—Sácame a tu bastardo cómo hiciste con Onodera…
—¿Por qué tan violento? Si ese “bastardo” no se morirá mientras este en tu vientre…—sonrió con arrogancia, tanto tiempo…había estado con Onodera todo este tiempo que no vi que esta sanguijuela crecía; Me rehúso a dar a luz.
—No quiero a tu hijo…
—Si me amas, tendrás que amarlo a él—agarro con fuerza mi mano lastimándola y deposito un anillo de oro—Querido esposo.
— ¿Cuántos meses tengo de gestación?
—Siete…
— ¿¡Siete!? Es demasiado, pero ¿Cómo ocurrió? Yo ¡No lo quiero!—se burló de mi desgracia. —Haitani…
—Ya te dije, después de todo soy Doctor y me di cuenta desde el primer mes de embarazo—se quedó mirando a la nada—Pero cada que te lo mencionaba decías una y otra vez que eras estéril, quizás en tu otra realidad estabas tan feliz con Onodera y tu pequeña.
—No tienes derecho a mencionarlo… ¡Me lo arrebataste de mis brazos! Y jamás te lo perdonare.
—Te dije que jamás dejaría que alguien más te amara.
—Yo tampoco dejare vivir a tu bastardo, lo matare.
—Antes de que eso pase, tú estarás muerto esposo mío.
Continuara…