14
—Debes comer, no lo repetiré dos veces—me arrimo la cuchara con comida a la boca, yo lo ignore, iba a cumplir mi promesa, si no comía el feto que llevaba dentro se moriría. —Te abriré la boca si no obedeces…
—…—voltee mi cara, para darle más coraje, hacia unos días ya no me drogaba y eso me alegraba, era molesto sentir esa necesidad de tenerlo dentro, de solo pensar todo lo que hicimos entre las sabanas me da repugnancia de mí mismo, ¿Cómo fui capaz de eso? Supongo que está mal que no ame a mi “hijo” si le puedo llamar así, no lo quiero… Haitani apretó mi mandíbula para que volteara a verlo.
— ¿Quieres que te trate mal?—acerco su cara a unos centímetros de la mía, rosando sus labios con los míos—Te haré la vida miserable si así lo quieres, puedo destruirte, no creas que eres especial... — aventaba veneno sin consideración, y sus ojos destilaban odio hacia mi presencia, le daba coraje que no lo obedeciera, pero a pesar de eso me cuidaba y trataba que comiera, me aseara e hiciera algo de ejercicio. ¿Eso se le llama amor? No lo creo, su mano se metió en mi camisón, lastimando mimiembro,lo apretó con gran fuerza haciéndome gruñir de dolor No…no quería tener intimidad con él…—Mírate… te vez tan sumiso ante mí—su burla martirizaba mis oídos— el gran Masamune, prepotente, engreído, arrogante se rinde ante mí, esto se me satisface Takano—clavo sus filosas uñas, incrustándolas para cortar—Debería cortártelo para que entiendas, cada que me desobedezcas y hagas algo que afecte al bebé que llevas dentro te haré miserable—aguante el dolor, no quería que me viera triste.—
—…
Una punzada comenzó a darme, demasiado intensa, empecé a moverme de una forma exagerada, mi pies se tensaron.
— ¿¡Que te ocurre!?—Mordí mi lengua antes de gritar desesperadamente, no soportaba el dolor, este era tan diferente, mi espina dorsal se colapsó y un calambre me hizo querer llorar, ¿Qué está ocurriendo?—Estás a punto de dar a luz—al sacar sus manos de mis piernas, vio maravillado el líquido rojo que salía.
—Ni creas que daré a luz a tu bastardo…
—Morirás, si no lo haces.
—Ahhh…prefiero morir—tome aliento, para aguantar lo que me ocurría
— ¿No obedecerás?—me arrastro hasta la curva de la habitación, los dolores cada vez se profundizaban más en mi vientre, era irresistible no detenerme de la pared. —Estar en labor de parto, si no lo haces por las buenas por las malas será
—Muérete Idiota.—suspire otra vez al sentir una contracción, la sanguijuela amenazaba en salir.—Tu bastardo morirá.—grite al sentir la afilada punzada en mi espalda, retorciéndome, con todas mis fuerzas lo empuje para que cayera al suelo; me puse encima de él—Te…matare—puse dos manos en su cuello, mi respiración se entrecorto, fue inevitable no atravesarlo con el artefacto filoso que estaba en mis manos, viéndolo escupir sangre.—Jamás volverás Yuichi…Ahhhh—las patadas en mi panza aumentaban, ese mocoso se enojó al ver a ese maldito morir.
Corrí hacia la salida, abriendo la puerta con desespero, por la tensión olvide el cuerpo de Onodera, sólo pensé en mí, después de todo no era tan diferente a Haitani, las escaleras parecían infinitas, estaba en un edificios de departamentos olvidados, nunca pensé que él me haría eso, mi venganza aún no acababa, quedaba este bastardo que llevo, él luchaba por vivir, desde el momento que llegó a mi…Lo detesto, parecerá en vano pero he cometido varios errores que quisiera arreglar.
—Ahhhh…—al salir a la calle me detuve en la pared, agarrando mi gran vientre, las personas me veían extraño, un hombre mayor se me acerco para darme su ayuda.
— ¿Estás bien Muchacho?—asentí a su pregunta, mintiendo a sus palabras. Un líquido viscoso se escurrió en mis piernas, levantando sospechas.
—Llamare a una ambulancia.
—No…usted no entiende…no lo haga.
Mis ojos se cerraron y sin darme cuenta ya estaba retorciéndome en el suelo por el insoportable dolor.
Lo mate Onodera… vengue tu muerte.
Escupí mi propio veneno, yo te metí en esto desde un principio, debí arrebatarte de sus brazos, él te destrozó y yo me quedé sin hacer nada, tampoco te dije la verdad de mi enfermedad, la controlaba con medicamento, hasta que sus garras me atraparon.
Me quede completamente solo, soy miserable en este momento y más allá de este, porque he sido condenado a una vida sin ti.
—Todo estará bien Muchacho, la ambulancia ya viene en camino.