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Caminé rápidamente, se me había hecho tarde, ¡Rayos! Si sólo no me hubiera detenido nada hubiera pasado, escuche un zumbido en los casilleros de gimnasia, no, el sonido no era de un animal, más bien de unas personas teniendo… ¿¡!? ¿En la universidad? ¿En el salón de gimnasia? Intenté seguir en mi trayectoria sin embargo mi curiosidad fue más allá de lo establecido y me asome para ver quiénes eran… mis dos profesores, dí la media vuelta y corrí.
Haitani-san y Saeki-kun eran amantes.
¡Que no sé supone que son hermanos! ¿Por qué estaban teniendo relaciones en el gimnasio? ¿Me habrá visto o escuchado? Espero que no.
Esto estaba muy raro, primero el extraño comportamiento en la mañana de Takano, después lo que vi en los casilleros y por último estos síntomas de mi parte.
Me detuve en la entrada de mi departamento, para respirar un poco, y relajarme, al entrar y descansar en el sofá no pude pensar que HaitaniShin era un mentiroso, al engañar a todos con su “supuesta” relación de hermanos que nos hacía creer a todos.
El afán de mostrarse con una máscara ante los demás solo me daba asco, ¡Debía decírselo a Takano-san! Él tenía que enterarse de lo que hacía su primo. Pero me detuve y pensé seriamente las cosas.
Hacia unas semanas me había vuelto a encontrar con Haitani-san y él mismo me dijo algo que me dejó con una transgresión en el alma.
Flash back
—Onodera-kun, leía el avance de tu crítica y para mí es uno de los mejores del salón, tienes muy buenos argumentos y razonas muy bien, dando justo al punto clave
—M-muchas gracias Maestro Haitani-san
—Oh vamos, no seas tan serio conmigo Onodera-kun, sólo dime Haitani, y no tienes nada que agradecer, sería todo lo contrario, eres un excelente alumno
— De todas maneras gracias Maes… Haitani-san, para mí vale mucho en que piense de mí eso.
—Sólo tengo una pregunta Onodera-kun, ¿Por qué escogiste a ese asesino? ¿Qué fue lo que te llevo a escogerlo?
—¿Huh? Ah…Fueron dos cosas con exactitud para escogerlo, lo primero fue la manera tan fría en la que mataba a sus víctimas y la segunda por su enfermedad y que él creía que era alguien más…es escalofriante.
—Creo que te has olvidado de una cosa muy importante, supongo que Takano ya te lo ha de ver dicho pero la enfermedad se puede heredar
— ¡Sí! Me comentó algo hace alguna semanas
—Bien, te diré algo que te puede ayudar en tu trabajo—se acercó a mí y me susurró en mi oído—Si quieres averiguar más, pregúntaselo a su propio hijo de Shizuku, va en esta misma Universidad.
— ¿¡C-cómo sabe eso Haitani-san!?— vi cómo movía sus labios para responder mi pregunta, cuándo Takano-san se interpuso entre los dos,
— ¡Onodera! ¿Qué haces con él?
—Es mi maestro, ya te lo había dicho
—Hola Takano, a mí también me da mucho gusto verte, Saeki-kun te manda saludos
— ¡ALEJATE DE ONODERA!—me jaló hacia las escaleras… y me detuve indignado por su actitud, ¿Qué le pasaba?
—No quiero que te acerques a él Onodera-kun, hazlo por mí—me abrazó muy fuerte, cómo si no quisiera que nada me pasara, lo único que me preguntaba era ¿De qué me estaba protegiendo?
Fin flashback
—Onodera ya regrese, ¿Onodera?
—¿T-takano-san? —Susurre subiéndome un poco para ver la puerta—¿No ibas a regresar más noche?
—Sí pero estaba preocupado por ti, hace días te noto demasiado extraño—me cogió de los brazos para alzarme —Te llevare al doctor, si algo malo te sucediera Onodera, me moriría de angustia, así que por favor déjame llevarte.
—Estoy bien Takano-san, son sólo nervios por tantos trabajos pero no me pasa nada.
—Idiota, sé que algo malo te ocurre y aunque no quieras te llevaré al hospital
—N-no voy a ir, estoy perfectamente bien, quiero preguntarte algo
— ¿Qué cosa?
— ¿Tú sabias que el hijo de ShizukuIshi y KyoIjuuin, iban en la misma universidad donde vamos tu y yo?—su color de piel palideció con mi pregunta y se quedó callado cómo si le hubiera dicho algo terrible. — ¿Takano-san? ¿Lo sabías?
— ¿Quién te dijo eso Onodera?
—Fue Haitani-san
—Alejate de él, es enserio. Te dije que no te metieras tanto en este asunto.
Me quedé callado y me retire a mi cuarto. No quería seguir hablando, siempre se ponía muy mal cuándo quería saber más acerca del tema.
Al otro día, fui ir al instituto, me dieron unas terribles nauseas entrando en la Universidad, y entré rápidamente al baño encerrándome, la situación cada día estaba empeorando más, Takano-san y yo nos estábamos distanciando por culpa de mi curiosidad, debía dejarla y concentrarme en mi relación, al salir del baño, una imagen aterradora se presentó ante mis ojos.
Quise gritar en cuanto vi la sangre transcurrir de su cuerpo, mi compañero de clases se estaba muriendo, con dificultad se agarraba la garganta tratando de retener la hemorragia, pero ¡Quien habrá sido! Me quede parada viendo tan cruel escena.
—Onodera, ¿Qué haces aquí?—me sostuvo unas manos extrañas antes de que me desmayara.
No recuerdo muy bien lo que paso después sólo, que desperté en una cama de un hospital, estaba solamente con una bata azul. Me recosté sobre la cama y con sigilo sostuve mi reloj, y no tarde en que apareciera en mi mente el nombre del manicomio donde estaba Shizuku, podría ir a visitarlo. Me distrajo el sonido de la puerta.
—Onodera-kun, vine en cuanto pude, Saeki-kun no tarda en venir. Tuvo una complicación
—Muchas gracias Maestro Haitani-san, ¿La maestra Saeki-kunestá bien?
—Si no te preocupes, pero ¿viste algo en el baño?—Asentí a su pregunta
— ¿Lo recuerdas?—su curiosidad me estaba agobiando.
—Vi a Misaki tratando de retener la hemorragia para no morir, ¿él murió?—entrecorte las palabras teniendo miedo de un “si”.
—No, claro que no…él está bien pero ¿No viste al agresor?—me tranquilicé con su respuesta, pero faltaba alguien más que me preocupaba
—No—me quede callado—Maestro Haitani-san, y ¿Takano? ¿Él está bien?
—Sí, está afuera preocupado por ti…
Pareciera que la Universidad comenzaba a entrar a un periodo de Muerte, donde todos los estudiantes peligraban, Nadie estaba seguro, y más aún con el hijo de dos asesinos
— ¿OnoderaRitsu?—el doctor pasó a su recamara con unos análisis y se puso a un lado de la cama
—Si soy yo, ¿Qué pasa doctor?—dije angustiado
—Tengo una noticia que darle, cuándo llegó y lo revisamos descubrimos algo en su cuerpo.
— ¿Es malo?—Takano tenía razón, me había sentido mal por mucho tiempo, y por mi terquedad ahora posiblemente peligraba, sólo esperaba que no tuviera una enfermedad mortal, que pudiera hacer que muriera.
—No, es bueno Señor Onodera, usted está esperando un hijo