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No podía creer que estuviera esperando un bebé, la idea no me cabía en la cabeza, apenas estaba estudiando ¿Qué iba hacer? No pensaba decirle a Takano-san ¿O sí? De igual manera no tenía ni idea de cómo empezar, ni cómo acabar. Repace mi crítica para desviarme del tema en unos meses la entregaría y debía de estar bien.
Sude frío al escuchar el timbre de mi celular, un tronido provino de mis dedos con mi ansiedad. Y al agarrarlo noté que era un mensaje de la Maestra Saeki-kun
De: Saeki
Para: Onodera
Onodera-kun, hagas lo que hagas
No confíes en Takano
Y el mensaje se cortaba, no decía el nombre de la persona, le pregunte quien era de quien no debía confiar, pero no recibí respuestas, pasaron las horas rápidamente y me moví al oír el ruido de la puerta, viendo a Takano-san envuelto en sangre.
—Onodera—cayó en mis brazos, me puse histérico y salí corriendo junto con él a un hospital ¡Esto debía ser una broma! Yo no soporto tanta tensión, el agudo nudo en mi garganta no se hizo esperar y yo mismo sabía que esa sangre no era proveniente del cuerpo de mi pareja, quizás debió de ser un animal o de una persona.
— ¡Misaki-san! Me alegra que hayas venido, Están revisando a Takano-san
—Vine cuánto pude—tenía una gran venda en su cuello, se había recuperado hacia unas cuantas semanas atrás y el misterio todavía no se había resuelto, él no recordaba cómo era su agresor y todo apuntaba a una chamarra de cuero, color negro que había ido hallada en los lavabos, la pertenencia era de Takano-san. Pero incluso él me había dicho que sólo se trataba de una réplica y que esa no era suya.
Yo le creí, sin muchas explicaciones, lo amaba y eso era suficiente justificación para mí. Nadie sabía de mi embarazo, ni siquiera mis padres o amigos cercanos, pero se lo tenía que decir a él. Es su padre de mi pequeño y tenía el derecho a saber. Al pasar a la recamara sólo lo vi acostado, pálido.
—¿Estás bien Takano-san?
—No…Onodera tienes que creerme, yo no cometí un homicidio, ¿Crees que lo haría sabiendo que puedo arriesgar mi libertad? Yo quiero estar contigo
—Te creo Takano-san, no importa lo que digan los demás, yo sé que eres inocente.
—Vámonos de aquí, Onodera-kun, vámonos y casémonos, aún estamos a tiempo—me besó en mis labios con mucha intensidad—Vámonos de aquí, volveremos a nuestros estudios
—Yo no puedo irme Takano-san—una lagrima se me colo en mi mejilla—Por que estoy esperando un hijo tuyo
Vi cómo mi pareja se quedó en silencio
—¿Un hijo? ¿des-de…cuándo lo sabes?
—Tengo dos meses aproximadamente, pero dice el doctor que va muy bien.
Con las pocas fuerzas que le quedaban me abrazo, dando pequeñas caricias en mi plano vientre, donde comenzaba a florecer una vida.
—Cásate conmigo Onodera
—Si—lo abrase con todas mis fuerzas
Rato después me salí de la habitación para dejarlo descansar en la recamara, y al salir me encontré con mi profesor apurado en la sala de espera
—¿Profesor Haitani? ¿Qué paso? ¿Por qué esta aquí?
—Saeki-kun está gravemente herida…posiblemente no resista por el aborto provocado
— ¿ah? Que-que ocurrió —¿Quién le hizó eso?—dije con temor, no me había dado cuenta de esto.
—Eso es simple, tu novio le encajó una navaja y perdió al bebé que estaba esperando—en su voz me percate de la inmensa tristeza que sentía y que se aguantaba todo—Takano es un asesino, ¿No te das cuenta? Él es el hijo de Shizuku, no te lo quería decir pero él es escoria, siempre lo ha sido… Mato a mi hermana—guardó silencio para después retomar —Cuándo Misaki-kun fue atacado, su chamarra estaba en la escena del crimen ¡Que te dice eso! Abre los ojos maldición, él es un asesino
—No permitiré que hables mal de Takano—le di una bofetada poniendo su mejilla roja—N-no tienes el derecho de hablar de esa forma de él Haitani-san
Él se empezó a reír cómo un lunático y se agarró divertido la parte donde le había pegado. No entendía su comportamiento. Pero me ponía furioso que difamara sin conocer
—No pensé que tuvieras tantas agallas para defender a un asesino—su cambio de expresión me provocó pavor e inquietud, pareciera que tuviera una doble personalidad—Espero que sigas así mi dulce, dulce Onodera-kun
— ¿¡No lo llames de esa manera!?—al intentar de nuevo darle otra bofetada, él detuvo mi brazo y me lo torció
—Escúchame bien, no tolerare esto, ni siquiera voy avisarte, pero si Saeki muere Ustedes dos me las van a pagar—su mano se deslizó para tocar mi vientre con brusquedad—Y te juró que te lo arrebataré cómo tu novio me arrebató a Saeki y a mi hijo
—No dejaré que nos hagas daño, Takano-san no mato a Saeki-kun, y lo voy a demostrar. —Me soltó, tirándome al suelo, y con arrogancia camino hacia la salida
—Eso lo veremos…