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—Despierta…—me miró con desagrado, entre sus manos llevaba una bandeja—No tengo todo el día, y necesitas desayunar…
Lentamente cedí a sus mandatos, el ardor que acontecía en pierna era imperdonable; deposito un pan de trigo en mi boca.
—Muerde… —le obedecí mordiendo el pan, estaba duro; cómo si hubiera estado días en la cocina. No me quedaba otra opción si quería que mi hijo viviera; ni siquiera vi su rostro, el aspecto que nublaba la habitación padecía de poca luz.
Mis dedos se volvieron morados, con un ligero tono negro, lo que anunciaba que posiblemente los perdería. La circulación ya no fluía en esa parte, anunciando lo obvio.
—…— con su mano me dio una caricia en el estómago. Se levantó y se fue. Nunca había tardado tan poco. No entendía muy bien porque nos hacía tanto daño.
Lo que más me daba miedo era que pudiera hacerle algo a Takano-san, ni siquiera sé dónde está en estos momentos; un escalofría inmovilizo mis sentidos, Sólo cerré los ojos, necesitaba dormir, pensar que podría salir de alguna forma, él siempre buscaba los momentos en los que veía que me sentía solo; ¿Takano-san se habrá olvidado de mí? Del amor que nos tuvimos, necesitaba estar en sus brazos nuevamente.
Si tan sólo le hubiera hecho casa… no hubiera pasado esto. A las pocas horas un ardor insoportable me despertó
—Aaaahhhhh, pe-ro ¿Q-que diablos?—él sostenía uno de mis pies, en sus manos sostenía una navaja y la había metido por completo en mi uña del dedo, quise moverlo, pero eso sólo facilito que la uña se desprendiera. —Aaahh basta… ya no sigas…déjame, te daré todo lo que quieras
— ¿Todo lo que quiera? —Soltó una carcajada—Ya te dije que te quiero para que me traigas a mi objetivo. No es nada personal Onodera-kun—mi pie estaba cubierto de sangre y seguía en movimientodel constante malestar, lo que temía eran las pequeñas pulsaciones que se establecían en mi vientre, mi hijo le temía. Sabía que si no nos íbamos de este maldito lugar, moriríamos.
—¿Cuál es tu objetivo?—pregunte con temor. Mientras intentaba mover alguna parte de mi cuerpo
—TakanoMasamune.—al escucharlo, me quede mudo… él ¿Lo mataría? ¡No! Imposible, no podía matar a Takano-san.
—¿Por qué?
—Él no es cómo tú piensas, tarde o temprano se volverá un lunático cómo yo—clava nuevamente aquel objeto, haciendo que apretara la boca para aguantarse el dolor—Su madre tuvo una aventura con mi padre antes de casarse con Ishi, así que nació Takano…
—Pero… Shizuku era el que estaba enfermo no Kyo
—Eso piensan todos, no lo llegue a conocer, por suerte, pero leí cosas en un pequeño diario que había dejado en la habitación—jaló rápidamente la uña levantada con su mano manchando las sabanas—Nunca había tocado los pies de un hombre, supongo que deberías sentirte orgulloso, eres el primero.
—Ahhh…deja de h-hacer eso—un par de lagrima se escabulleron en sus mejillas—¿Por qué …?—repuse sin mucho sonido en mi pregunta, me sentía humillado, débil…
—¿Cuál es la pregunta?
—¿Por qué me haces daño?—insistí, notando la expresión anterior de satifacción.
—Por simple diversión…
Piensa… Matar a Takano…¡No lo puedo permitir, a él no…Lo tenía que ayudar, salvar de las manos de Haitani. Estaba claro que me había metido a la boca del loco yo sólo, pero había sólo una opción de salir…sólo tenía una oportunidad y no la iba a desaprovechar por mi hijo.
—Lo mataras—afirme.
—No, mis planes van más allá…
Continuara…