Capítulo III – Compañero.
- ya no vamos a vivir con mamá – la verdad es que al principio le costó entender un poco lo que acababa de decirle Harry ¿que no iban a vivir con su mamá? Entonces ¿donde iban a...? John sintió que le daban una patada en el estomago - ¿nos van a separar? - preguntó el rubio con la voz temblorosa, sintiendo como se le aguaban los ojos, su hermana se sobresaltó - ¿qué...? ¡Oh, dios, Johnny, no! No, no, no, no... ¿crees... crees que estaría tan tranquila si te fueran a llevar lejos? - le preguntó. La verdad es que Harry se veía de todo menos tranquila, seguía muy tensa y a pesar de que su piyama rosa se veía muy cómoda (al igual que la de él, azul claro) a veces miraba el fijo de la camisa como si quisiera arrancársela, y no pudo evitar decírselo – no pareces muy tranquila – le acusó, a lo que la morena gruñó, la verdad es que no, no estaba feliz en lo absoluto, no quería que aquella bola de idiotas les tuviera lástima, pero ¿qué se le iba a hacer? Su madre cometió la estupidez de tratar de estafar a una persona que no se conmovía con sus ojitos de cordero degollado y ahora Alyssa Holmes le había dicho que si, que ellos podían quedarse en la mansión todo lo que quisiesen, pero que ella tendría que volver a su pequeño departamento sin calefacción y conseguir un trabajo porque no pensaban mantener, la mujer se había puesto roja de indignación, pero no podía refutar si quería seguir manteniendo su imagen de amiga dedicada, por más que la repugnase.
Le asqueaba tener que vivir de limosna, pero era lo que les tocaba, Alyssa le había dicho que podían hacerlo que quisieran siempre y cuando no interfiriese con sus asuntos y no provocasen grandes desastres, si hacían cualquier cosa para meterse en problemas era su asunto, no suyo, por lo que seguían por su cuente, solo que por lo menos ahora tenían comida y una casa, y no tendrían que caminar dos horas a la parada de autobuses más cercana para poder llegar a clases – no lo estoy, imbécil, pero es lo que nos toca, mamá no pudo escoger un mejor momento para ser una perra, y lamentablemente esta vez no lo digo con ironía, Clara ya no puede pasarnos dinero y en la escuela ya están comenzando a preguntar, si no hubiésemos venido para acá lo más probable es que hayamos tenido a la policía tocándonos la puerta dentro de nada – murmuró Harry, mirando a los ojos a su hermanito. John asintió y se acurrucó más contra su brazos, la morena lo jaló más cerca y los tapó mejor con la sábana antes de abrazarlo – te quiero hermanito – le sonrió, dejando un beso sobre su frente – yo también te quiero Harry.
Si John se hubiese quedado despierto tan solo unos minutos más, hubiese visto a Sherlock colarse dentro de la habitación con un pañuelo azul y una nota en la mano, las cuales dejó en la mesa de noche del rubio, justo donde sabía que sería lo primero que vería al levantarse.
3:00pm casa del árbol, no tardes.
SH.