Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

De Sherlock Holmes y Dr.John Watson, Detectives Asesores por LadyRed

[Reviews - 11]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

El Johnlock no me desea, y quedo yo como la acosadora loca porque no paro de escribirlo (nomehagancasollevomuchotiemposindormirydesvarío)

Capítulo V – Contra todo y más allá.


 


Si John no esperaba que el interés de Sherlock sobre su persona no durase más de una semana, no pudo dejar de sorprenderse cuando, pasado este tiempo y un poco más, el interés de Sherlock no solo se mantuvo firme, sino que pareció aumentar después de un tiempo. Claro que de vez en cuando peleaban y Sherlock tenía uno de sus muy característicos ataques de aburrimiento generalizado, pero en todo ese tiempo, en medio de experimentos y berrinches y largos días de silencios profundos, en menor se aseguró de que siempre hubiese un elemento que se mantuviese invariable: John. Ya fuese asistiéndole, regañándolo, dándole apoyo o simplemente estando allí John se había convertido en parte sustancial de la vida del menor de los Holmes y, sin saberlo ni quererlo, este también lo había hecho en la vida de John. Al principio de atemorizó un poco. Después de todo, con Sherlock nadie sabía que podía pasar a continuación y siempre que este tenía uno de sus típicos ataques no podía evitar pensar que ese era el día en que el pelirrojo al fin se hartaría de su presencia. Un día, el menor comenzó a buscarlo en la escuela y, maravillados, sus profesores hablaron con Alyssa sobre el aparente “avance social” que estaba logrando Sherlock. La mujer no comentó nada, más le recordó a su hijo la importancia de no buscar más problemas que provocasen que los profesores dejasen de pensar eso. Al principio no entendió nada, y para cuando quiso darse cuenta de lo que pasaba, el menor ya había negociado con su madre ser transferido al ala contigua de su edificio de clases, con los créditos académicos que Sherlock reunía tenía suficiente como para adelantarse un par de años a John, pero según le había dicho a su madre: no le valdría de nada sin su frente social (dígase John). Alyssa le había explicado que solo hablaría con el director siempre y cuando no volviese a buscarse problemas graves ya fuese destruir el laboratorio o llamar incompetentes a sus profesores, para sorpresa suya y de su hermana, el pelirrojo asintió, murmurando que, después de todo, debía saber con que tratos insistir y con cuales conformarse.


 


Sherlock había tomado por costumbre ir a verlo en su habitación (temporal, y ahora Harry dormía en la habitación contigua) fuese la excusa que fuese, todo se reducía a lo mismo: como Sherlock quería, Sherlock lo hacía. No era demasiado molestos, más hallá de los días en los John tenía algún deber o lo que sea y su compañero terminaba exigiendo atención (a veces se tenía que recordarse a si mismo que pese a que Sherlock no actuase como tal la mayoría del tiempo, no dejaba de ser un niño). Dado que ese era un día relativamente tranquilo el pequeño rubio pensó que lo mejor sería aprovechar de preguntarle a Sherlock aquello que le había estado picando desde hacía un tiempo. Después de todo, nadie nunca dijo que no podía preguntar. Aprovechó que el niño parecía absorto en uno de esos libros de química que tanto parecía gustarles y preguntó - ¿porqué le pediste a tu madre que te mudase de ala en la escuela? - si tenía suerte tal vez Sherlock no lo habría escuchado y podría fingir que jamás abrió la boca. Pero claro, la suerte de John no podía ser tan buena.


 


El pelirrojo alzó los ojos (a veces grises, a veces azules, a veces verdes y a veces amarillos) para mirarle y alzó las cejas hasta casi el nacimiento del cabello - ¿qué? Creo que no entendí bien que dijiste – se excusó, aunque algo le dijo que había escuchado perfectamente bien lo que había dicho, y eso solo lo hizo más vergonzoso. De pronto John sentía toda la cara caliente y quería que la tierra se lo tragáse – b-bueno, ya sabes, s-s-solo quiero saber porque el cambio tan r-r-repent-repentino, en ningún momento d-dijes que quisieras cambiar de ala e incluso mencionaste que te convenía que quedase cerca de los l-l-laboratorios... - si, ahora definitivamente parecía una antorcha, debía verse ridículo con el cabello amarillo brillante y la cara color granate.


 


- no hagas preguntas estúpidas – le reprendió Sherlock antes de volver a su libro. Eso, por algún motivo, enfureció a John - ¡puede que para ti sea estúpido, pero no para mi! ¡a diferencia de lo que crees no todos opinamos o pensamos como tú, así que te agradecería que dejes de ser un maldito idiota! - le gruñó, sonando como un cachorro rabioso, puro diente y mucho malestar. Esta pequeña demostración de coraje pareció sorprender a Sherlock, que ahora le miraba con los ojos muy abiertos - ¿me llamaste idiota? - preguntó ahora sorprendido - ¡porque es lo que eres, por lo menos la mayoría del tiempo, no te pido que actúes como un pelele, pero por lo menos podrías darme un poco de respeto! - se quejó, escondiendo un poco la cara. Sherlock sería menor que él, pero en definitiva era mucho más maduro la mayoría de las veces. John había sido demasiado golpeado en ocasiones anteriores como para no explotar.


 


El pelirrojo se arrastró hasta su extremo en la cama y se quedó muy cerca, pero lo suficientemente lejos como para alejarse de un salto en caso de que John optase por pegarle un puñetazo – John, le pedí a mi madre que me mudase de ala para poder estar cerca de ti, pensé que era obvio – le explicó, sintiendo como se le calentaban las orejas, en verdad, debía aprender a controlar las reacciones de su cuerpo, Sherrinford ya había encontrado unas cuantas fibras sensibles que golpear al sentirse vengativo y no quería darle más. John, por su parte, levantó la cabeza con cierta rudeza al escuchar eso ¿cómo que para estar cerca de él? - ¿qué quieres decir? - le preguntó un poco más que confundido.


 


- bueno, te dije que eres mi frente social, sin ti, lo más probable es que vuelva a quemar los laboratorios en menos de una semana, y aunque no estemos en la misma clase, por lo menos tu presencia sería más inmediata. No con esto quiero decir que vaya a hacerte caso, pero al menos podrías distraerme lo suficiente como para no llegar a esos extremos – John seguía sin saber que decir, así que solo se lo quedó mirando – por supuesto, eso te acarreará uno que otro problema, principalmente porque una vez que estemos en la escuela serás mio, y eso... ¿John? Quita esa cara, pareces estúpido, sinceramente...

Notas finales:

Y me pasé por 93 palabras, lo sé, no hace falta que me lo digan


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).