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De Sherlock Holmes y Dr.John Watson, Detectives Asesores por LadyRed

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Notas del capitulo:

Me reconcilié un poco con el Johnlock xD

Capítulo VI – Contra todo y más allá, Parte II.


 


Tener a Sherlock a pocos metros de el mientras estaban en la escuela no era tan malo (y es que, oye ¡había pasado una semana sin volar los laboratorios) John nunca había sido especialmente sociable pero sabía tratar a la gente y a Sherlock de verdad parecía más calmado que antes, claro, seguía gruñéndole a la gente y mirando a todos como si no le sacasen cabeza y media de alto, pero no se quedaba dormido en clases y no llamaba idiotas o incompetentes a sus profesores y no se había vuelto a meter con el coeficiente intelectual de sus compañeros. Y aunque eso no cambiase el hecho de que fuera del aula seguía intratable y con la única persona con la que se podía decir que mantenía una conversación decente era John (si es que se les podía llamar decentes) daba cierta tranquilidad saber que el mundo podía seguir girando y Sherlock no llegaría con morados o marcas de manos en el cuerpo, con la cara hinchada por los golpes o una pierna claramente lastimada. Si, lo mejor era procurar que las cosas siguiesen así.


 


- ¿por qué lo soportas? -escuchó que le preguntaban, John, confundido, apartó la vista del libro que llevaba rato fingiendo leer (había estado más concentrado en Sherlock buscando insectos y que no se fuese mucho hacía los edificios de sexto) y se dio cuenta de que, sentada a su lado, estaba Mary Morstan. Mary era nueva, era rubia y tenía los ojos azules, las mejillas rosadas y era muy bonita, tenía esa clase de lindura que hacía que los niños de su clase quisiesen halarle el cabello o esconderle escarabajos en el bolso. John pensaba que ser Mary no era fácil – disculpa ¿puedes repetir lo que dijiste? No te estaba escuchando – le dijo el rubio, cerrando el libro poniéndoselo en las piernas. Sherlock se trepaba en los postes siguiendo una abeja.La niña parecía contrariada, de estar Sherlock junto a ellos de seguro no dudaría en señalar lo “extrañada que debía de estar la señorita Morstan de encontrar a alguien que no se tire a lamerle las botas”.


 


- te decía que no entiendo como soportas a Holmes, digo ¡es molesto, gruñe y contesta mal y no para de decirles a los profesores que son incompetente o inútiles y que el darías las clases mucho mejor que ellos! ¿quién querría pasar su tiempo con alguien así? - se quejó la rubia, y John no pudo evitar fruncir el ceño – uno pensaría que siendo tan inteligente sabría cerrar la boca...


 


- Sherlock podrá ser muy inteligente – la interrumpió John – pero eso no quita el hecho de que es un niño, y no digo que nosotros no lo seamos, pero el es menor y no entiende las cosas como nosotros, por lo cual debemos guiarle y explicarle, cosa que, dicho sea de paso, ninguno de ustedes se molesta en hacer, así que si no te importa, por favor, guardate tus opiniones, porque además de todo, Sherlock es mi amigo – le dijo el rubio a la niña, molesto. Mary le miró, con la cara roja hasta el nacimiento del cabello (no sabe si de vergüenza o indignación o porque claramente estaba conteniendo la respiración) y antes de que pudiese abrir la boca para decir algo la voz de Sherlock los interrumpió - mira John, es una Augochloropsis metallica, hembra, sino me equivoco, escuche que están haciendo un estudio sobre su reproducción, cría y desarrollo en el laboratorio que queda a unas cuadras de aquí, ya sabes, donde realizan estudios entomológicos, debió haber escapado, la seguridad de esos sitios es una autentica porquería – parloteó el pelirrojo poniéndole el frasco donde había metido la abeja en las manos. John le sonrió, olvidándose de Mary por un segundo mientras le escuchaba quien sabe que sobre su reproducción y cuando quiso darse cuenta la rubia llevaba rato de haberse ido. Entonces se fijo en que el menor se había callado y le miraba fijamente.


 


- no soy un niño que necesites cuidar ¿sabes? - le dijo Sherlock, alzando una ceja como si fuese lo más obvio del mundo, John le miró por un segundo antes de golpearle la cabeza - ¡au! - se quejó ahora el otro, mirándole entre molesto y sorprendido.


 


- ni se te ocurra decir eso de nuevo ¿de acuerdo? - le gruñó el rubio antes de que pudiese replicar nada – si eres un maldito niño y si necesitas que te cuide, pero no creas que lo hago por hacerlo, te cuido porque eres mi amigo y yo a mis amigos los cuido, tengan la edad que tengas, así que o te aguantas o te buscas a alguien más – le gruñó, rojo hasta el nacimiento del cabello por haber tenido que decir eso en voz alta, entonces se fijo en su reloj y vio que ya casi era hora de que fueran por ellos – vamos a la entrada, Mycroft debe estar por llegar – murmuró levantándose y dejando al pelirrojo sentado en la banca, aun con la boca abierta - ¿te piensas quedar ahí?

Notas finales:

Gracias por leer ~


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