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Siete Pecados por Aurora Execution

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Notas del capitulo:

¡Hola! Perdón por la demora en actualizar, es que el trabajo me ha absorbido el tiempo u.u

El capítulo es cortito, pero espero igual manera que lo disfruten... había manejado varias ideas para éste pecado, pero no quería caer en lo cliché, espero haber podido dar con una historia interesante.

Sin más, disfruten de la lectura.

III

Gula

 

Vienen las sombras de acompañante, cuyos rostros sin vida buscan carroñeros, un pedazo de su presa.

La oscuridad se tiñe de rojizos y verdes, cielo pérfido de su habitad. La velada perfecta a su fetiche personal.

 

A limón, a cárnico… a dolor. Le gustaba el sabor de la desesperación, el sudor como sazón. Justicia era su arma, poder su bandera, que caiga el desdichado en sus manos, por voluntad propia.

 

Lo había visto prodigarse de belleza, tanta que enfermaba a sus ojos. Le resultaba tentador y misterioso, que poco conocía ese niñato del valor. Con esos rasgos finos de color semejante a la crema, si sabía suave y delicado como ésta, pues ya pronto lo averiguaría.

 

No le había costado mucho llamar la atención del joven, él sabía que a pesar de su siniestra presencia, era apuesto e inteligente. Que le sobraban palabras a la hora de cazar, una tenue e insinuante sonrisa y listo… un trofeo más.

Veinte habían caído esa noche, no estaba ni cerca de su record personal, y claro está, para nada satisfecho. Pero en su funesto ritual, el postre siempre era el mejor y esa noche su postre seria ese joven.

 

Sonrió, siempre lo hacía cuando comía, cuando saboreaba cada pedazo de esos manjares. Cada pieza tenía un sabor distinto, único que le hacía desear más, mucho más. Recordaba vagamente en alguna ocasión donde Shura le reprochaba su accionar, que estaba enfermo, pero… que sabía ese español insípido del placer que experimentaba al probar cada porción, por pequeña que sea, aunque no eran las que mejor sabían, podía decirse que las pequeñas carecían de sabor y no llenaban, necesitaba grandes pero jóvenes, esas si despedían el más dulce néctar, sazonadas de experiencia y pecados, de vanidades y egoísmo.

 

Caminó por su hogar, viendo como algunos rostros aun lloraban mientras contemplaban impotentes como devoraba su esencia, convirtiéndolos en nada… en absolutamente nada. Como se retorcía de placer al terminar, y sabían ellos, testigos humillados y lacerantes, que no acabaría hasta exprimir hasta la última gota.

 

Observaban inútiles, el rostro desfigurado por el temor de aquel joven desnudo, que hacía escasos minutos había estado gimiendo entre los brazos de esa bestia voraz, mientras lo besaba embelesado por tan exquisito amante, como una criatura frágil en brazos de su protector, se aferraba a su espalda y gritaba su orgasmo.

 

Vitoreaba su orgasmo, paladeaba ya su sabor.

 

Ahora los ojos llorosos y suplicantes del pequeño francés en su lecho, transportado a las puertas del infierno, donde completaría su placer, devorándolo, no asemejaban en nada al anterior, a ese narciso de soberbio carácter. No podía negar que le excitaba sobremanera someter a sus víctimas a ese grado de locura, extirparles todo cuanto alardeaban, dejándolos solamente vestidos con la capa de vergüenza y humillación.

 

—Sekishiki Meikai Ha…

 

Fue sólo un susurro cavernoso, un llamado de ultratumba que separaba el alma de ese joven rubio y ya no tan bello, deformado por el miedo. Allí el alma vagaba hasta su plato. Olía a uvas.

 

Aspiró con intensidad, llenando sus pulmones con el inconfundible aroma a muerte y terror, a miseria…

 

—A tu salud, Misty…

 

La risa resonó siniestra por toda la Colina del Yomotsu, mientras degustaba el alma del Santo de Plata, el postre de esa noche, donde ya había engullido centenares de almas, y si no fuera porque la del miserable joven lagarto era por demás deliciosa, seguiría saciando su vicio.

 

Las almas más pútridas, esas que ni el cielo ni el infierno quieren, a él le sabían a dicha.

 

DeathMask sorbió un trago del vino que, abandonado en la mesa, le saludaba y reía junto a él.

 

Enfermo… que placer era estar enfermo…

Notas finales:

Bueno ¿qué les pareció?

Ya sé que todas amamos al nuevo Death, todo romantico y justiciero... pero el viejo y querido sádico siempre será mi favorito.

Gracias por leer, será hasta el próximo capítulo.


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