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Entre dulce y salado por sue

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Notas del capitulo:

 

Hello mis queridines!! Agradecida de tenerlos de nuevo por acá ^o^  una vez más disculpen la tardanza, mi mente estaba algo dispersa (hasta anoche mismo acabé el capi, me acosté tarde… muy tarde o_o *Con la taza de café sin azúcar en una mano temblorosa *) y los racionamientos de luz no ayudan mucho que digamos cuando tienes la mente desinflada y una musa que llega cuando quiere a trabajar… se nota de qué “área” del globo somos ¿Ne? ^3^ (inner: para entendidos en la materia ¬¬Uuu) Pero bueno, lo importante es que ya estamos aquí con ganas de echar pa’ lante :B Leamos a ver que será de nuestros sufridos personajes n_n (inner: con eso último no alientas a nadie, te diré o_o)

 

 

 

Luego de haber concluido que en efecto, estaba enamorado, Raoul decidió darle al pelirrojo un lugarcito en su corazón. Lo invitaba a almorzar y a cenar en los más prestigiosos restaurantes, pero éste se negaba a ir a ellos; le ponía por excusa que le gustaba los lugares más sencillos y sin tanto protocolo. El Am no le cuestionaba los malos gustos, pareciéndole bueno permitirse un cambio de aires.

                                    

Todo era nuevo para Raoul, acostumbrado a las citas planeadas en las fiestas de la alta sociedad; de vez en cuando, su padre le presentaba a una mujer – esperando que su hijo se interesara en ella – y en ocasiones les seguía la corriente, pero únicamente para saciar sus propios deseos. Incluso cuando había tenido un romance con su compañero de cuarto de la universidad y compartido intimidad con uno que otro sujeto atractivo, siempre solía aburrirse con rapidez de las personas con las que llegaba a intimar.

 

Nada de esto ocurría con Katze, por eso lo sabía. Estaba enamorado de él.

 

- Katze.

 

- ¿Si?

 

- ¿Sabías que mi madre murió cuando yo era muy pequeño?

 

- Algo de eso oí, pero no mucho…

 

- Eso ocurrió durante un secuestro. Mi padre y mi madre fueron secuestrados una noche que decidieron salir a divertirse, yo apenas era un bebé así que me dejaron a cargo de mi nana… Aquella vez, mientras estuvieron en cautiverio… mi padre vio como los secuestradores mataron a mi madre frente a él; no tenían necesidad de asesinarla, pero igual lo hicieron… Quizás por torpeza o por simple crueldad…  El amor de su vida se desvaneció ante sus propios ojos… Dicen que después de eso mi padre cambió, que antes de aquel infortunio era un hombre bastante alegre, cuya sonrisa podía aliviar a cualquiera que la viese… - Musitó, más para sí mismo – Me hubiese gustado verlo cuando era así…

 

Sobrevino un breve silencio entre ambos.

 

- “Ahora entiendo… por eso el señor William lo protege tanto… después de todo, es lo único que le queda de ese gran amor” - No tenía ni idea de que aquello hubiese pasado.

 

Raoul sintió pena por su progenitor, presenciar la muerte del ser amado debía de ser una experiencia horrible. No pudo evitar evocar lo cercano que el pelirrojo estuvo de la muerte mientras buscaba de salvarlo, eso hizo que su corazón se angustiase.

 

- ¿Por qué me cuentas todo esto? – Preguntó Katze.

 

- Porque quiero que lo tengas en cuenta de ahora en adelante… para mí sería desgarrador perderte.

 

Los ojos de Katze se iluminaron.

 

- ¿Qué cosas dices? No vas a perderme… no con todo lo que me ha costado que estemos juntos - Abrazó el cuerpo junto al suyo, tratando de transmitirle todo el amor que sentía.

 

Raoul se tranquilizó un poco mientras era cobijado por los fuertes brazos de su amado, pero aquel miedo ya se había asentado fuertemente en su corazón.  

 

- Y bien… ¿Algo nuevo para contarme? – William hacía mención que revisaba unos papeles, aunque realmente lo que buscaba era hacer sentir al otro poca cosa.

 

- No mucho en realidad…

 

- Katze, Katze… - Mencionó mientras abandonaba los documentos - No me estarás ocultando algo ¿O si?   

 

- ¿Por qué lo dice? – Comenzó a sudar frío.

 

- No… por nada – Emitió de lo más tranquilo – Vete entonces. Tengo asuntos más importantes que atender.

 

- Con su permiso.

 

Katze salió de la oficina con un mal sabor de boca. Se suponía que debía informarle al hombre sobre todos los movimientos de su hijo cada vez que lo dejaba en la oficina… pero definitivamente, no podía contarle sobre su relación.

 

***

 

La sofisticación de Iason era un escudo que utilizaba la mayor parte del tiempo para ocultar la falta de seguridad en sí mismo. Lo cierto era que siempre temió estar y vivir solo, pero permitirse depender de otros le hubiese generado un daño mayor a su ego que compartir su casa o sus pensamientos con un extraño. Por aquella razón, rechazaba a sus amores cuando estos mostraban intenciones de querer compartir casa con él – sus relaciones anteriores no pasaban del mes y si lo hacían, él siempre hallaba la manera de arruinarlo -; por aquella razón, vivía metido en la oficina, olvidándose que tenía que experimentar parte de su vida consigo mismo; por aquella razón, la “traición” de Riki le había dolido tanto, pues se había permitido salir de su zona de confort y fue engañado.

 

Claro que aunque todo se tratara al final de una farsa, para su psique le era difícil aún aceptar una acción distinta a la que hubiera ya realizado.

 

Su vida siempre llevaba la pauta que él le imponía, salirse de aquellos patrones significaba  por tanto, pisar un terreno que desconocía del todo.

 

Aparte temía al rechazo de Riki si iba en su búsqueda. El pelinegro era joven, recién entrado a la veintena, en plena etapa en donde los muchachos desean comerse al mundo y gozar de las libertades propias de su edad ¿Para qué volver a enrollarse con un hombre que hacía rato pisaba los treinta y que no había dudado en desconfiar de él a la primera?

 

Más luego de la conversación sostenida con Raoul, el ojiazul había abierto una abertura, en dónde no dejaban de colarse miles de sentimientos que había estado bloqueando. Sus reflexiones cambiaron, dejando de ser momentos dedicados a la desmoralización del pobre muchacho a la posibilidad de haber cometido – posiblemente – el peor error de su vida al dejarle marchar.

 

Tenía que admitir que el moreno le hacía falta e incluso, sopesaba entre que era más importante ¿Su orgullo o su felicidad? Después de todo, prefería aquellos meses viviendo con Riki - aún si éste lo hubiese engañado cada día con cualquiera- , a tener que vivir los días antes de haberlo conocido y ahora, que ya no lo tenía a su lado.

 

En definitiva, su vida era un tedio, un fastidio total. Le faltaba el amor ¿Cómo no sentirse así si se había arrancado lo más importante?  

 

- Disculpa ¿Eres tú Iason Mink? 

 

- Si, soy yo ¿Qué se te ofrece?

 

- Mi nombre es Guy. Me gustaría que habláramos.

 

A Iason no le importó mostrarse extrañado. La llegada de aquel hombre tan ordinario a su departamento le intrigó. No le conocía, ni le había visto nunca, entonces ¿Cómo sabía quién era?

 

A Guy le impresionó conocerlo en persona, su tamaño y belleza lo intimidó enseguida. Pero estaba dispuesto a seguir con el plan.

 

- ¿Sobre qué podría querer hablar yo contigo?

 

- Es sobre Riki.

 

Al escuchar el nombre del muchacho, el hombre adoptó una actitud más agresiva.

 

- Lo siento, pero no conozco a nadie con ese nombre – De nuevo el ego salió de su escondite y trató de defenderlo a capa y espada.

 

Cuando trató de cerrar la puerta, Guy se lo impidió.

 

- Yo creo que si lo conoce – Insistió – Y lo que tengo que decir es muy importante.

 

- … - Lo miró fijo.

 

La batalla de los ojos azules dio marcha en aquel pasillo. Un azul tan claro como el cielo despejado y otro, rasgado por matices grisáceos. 

 

- Está bien. Pasa.

 

A los pocos minutos, ambos hombres se hallaban frente a frente, separados por una pequeña mesita.

 

- ¿Y bien? ¿Qué es eso tan importante que quieres decirme… Guy? – Se cruzó de brazos, totalmente a la defensiva.

 

- Riki te quiere.

 

- …

 

Fue tan repentino. Nunca se esperó que le dijese algo así a la primera, lo que le pareció en extremo abusivo. Mantuvo la postura en todo momento, lo que provocó cierta incomodidad en el pelicastaño, había pensado que luego de decirle aquello, vería en el hombre la turbación, pero no fue así.

 

- Estoy seguro de que no ha hecho otra cosa que pensar en ti…

 

- ¿Qué eres tú de Riki? – El Mink se apresuró a preguntarle.

 

- Soy… - Dudó – Soy… un conocido.

 

- ¿Un conocido? ¿Y porqué a una persona le importa tanto los sentimientos de alguien que apenas conoce?

 

- Porque le he visto sufrir – Confesó. Guardó silencio para luego atreverse a hablar más – Y todo por mi culpa… soy el culpable de que todo esto pasara… 

 

Cayó de inmediato. El Mink sintió que se le helaba la sangre. Tenía ante su presencia, al causante de todo el conflicto en cuestión.

 

Todo pasó tan rápido que Guy apenas tuvo tiempo de reaccionar. Iason se abalanzó sobre él y le propinó un puñetazo directo en el rostro, seguidamente lo aprehendió del cuello de la camisa, otorgándole una mirada cargada de reproche.

 

- Desgraciado… - Aumentó la fuerza del agarre. Quería acabarlo a golpes, pero a pesar de todo, el rubio pudo mantener su sensatez – Ahora mismo me vas a contar cómo pasó todo, con lujos y detalles.

 

- Está bien… hablaré… a eso vine. Pero… tranquilízate – Mencionó.

 

El modo en que el Mink se hallaba, le provocaba un miedo tremendo. De aquel hombre con serenidad de autómata, no quedaba nada. En cambio, Iason lucía más humano.

 

- ¡¿Qué me tranquilice?! ¡Estoy tranquilo! – Esgrimió, espantado ante la posibilidad de que Riki realmente estuviera con aquel sujeto ahora que lo había dejado – Debería estar partiéndote la cara por haberte metido con mi hombre... – De nuevo comenzó a especular - ¿Dónde está? ¿Está contigo? ¡Dímelo!

 

- ¡No! ¡Claro que no! – Se apresuró en aclararlo – Riki no quiere verme ni en pintura… me odia porque por mi culpa ustedes terminaron… No pasó nada entre nosotros aquella vez. Yo lo planeé todo. Aproveché que Riki estaba arreglando la cocina y me metí en el baño... Estaba tan desesperado por tenerlo a mi lado que no me importaban los métodos… En verdad estoy arrepentido de lo que hice.

 

Iason escuchaba todo con los ojos abiertos de par en par. Examinando la mirada del otro.

 

- Digo la verdad.

 

- ¿Por qué…?

 

- Te lo dije. Estoy arrepentido de lo que hice.

 

- Entonces… él nunca me engañó… - El Mink poco a poco fue soltando al pelicastaño. Las ganas de molerlo a golpes fueron olvidadas, ante la sapiencia de que siempre había estado equivocado con respecto a lo que había ocurrido aquel día.

 

- No. Jamás… - Reafirmó Guy, dispuesto a ser sincero con el rubio – Para Riki, su relación era muy importante… Y yo de idiota no lo quise aceptar.

 

- Tengo… que ir a buscarle.  

   

- No creo que sea lo más conveniente – Dijo al darse cuenta de lo que Iason estaba pensando  - O al menos no en éste preciso momento.

 

Iason le arrojó una expresión ceñuda a lo que el pelicastaño contestó mostrándole una revista que se hallaba custodiada bajo su chaqueta.

 

- Riki se ha esforzado mucho en salir adelante después de todo lo que ocurrió… me enteré que sufrió mucho. Si lo ves ahora, lo más probable es que le hagas más mal que bien. Por lo menos espera mientras asimilas todo lo que te acabo de contar. Actuar a la ligera muy pocas veces trae el efecto deseado.

 

Era cierto, después de todo, por actuar sin pensar era que Iason había perdido a Riki en primer lugar.

 

Al darse cuenta de que el Mink no tomaría la revista, Guy la arrojó sobre la mesita del living.

 

- Disculpa las molestias causadas – Guy hizo una reverencia y salió del departamento.

 

Luego de la partida de Guy, Iason tomó la revista y la abrió. Halló por fin en una hoja marcada el anuncio de la nueva temporada de Desafío Culinario Z, el ojiazul recordó que aquel era el programa de televisión favorito de Riki. Por lo visto en la nueva temporada, varios aspirantes a chef se enfrentarían en un concurso de cocina para apostar por varios premios, en los que se hallaban lujosos artículos de cocina, dinero en efectivo y lo que era mejor: la publicación de un libro y su propio programa televisivo.

 

No era el primero de aquellos concursos que estrenaban en tv, pero lo destacable era que en aquella revista tenían la lista y una foto grupal de los participantes que habían ganado la oportunidad de participar en el show en esa nueva temporada y entre ellos, se encontraba el propio Riki en cuestión.

 

Los ojos azules se iluminaron al ver al muchacho posando junto a los demás aspirantes. Internamente, el Mink se sintió sumamente orgulloso del joven.

 

- Sabías que estabas hecho para destacar ¿No, Riki? – Musitó con dulzura mientras delineaba la imagen del chico con su dedo.

 

***

 

Katze se sentía caminando sobre una cuerda floja. Esa sensación de peligro le llenaba de placer y temor, una mezcla que conocía a la perfección y de la cual, ya se sentía adicto.

 

- Tu ritmo cardíaco se ha acelerado – Mencionó el rubio mientras se hallaba recostado en el pecho del pelirrojo.

 

- Espero que no me de un infarto – Bromeó.

 

- No digas algo así… - Se espantó.

 

- Je je… tú haces que mi corazón se ponga loquito de sólo tenerte cerca – Le comentó suavemente mientras le peinaba los rizos con sus dedos.

 

- Katze…

 

- ¿Mmm?

 

- ¿Crees qué sería posible que te quedaras conmigo?

 

- Puedo hacerlo.

 

- No me refiero a ésta noche solamente – Raoul se levantó lo suficiente para verlo a los ojos – Quiero que te vengas a vivir a mi departamento.

 

El pelirrojo sintió que el corazón volvía a acelerársele. Antes de que el mismo confesara su verdadero anhelo, se apresuró a contestar:

 

- Lo siento Raoul, pero no puedo.

 

- ¿Y eso por qué? Vives solo en tu casa y yo también en mi departamento… ¿No es mejor entonces que te quedes conmigo?... o yo podría quedarme contigo.

 

- No puedes.

 

- ¿Por qué? ¿Crees acaso que no me adaptaría? Es cierto, tu casa es pequeña y poco satisfactoria, pero estoy seguro que no me molestaría quedarme ahí si estoy contigo.

 

- Oye… - Lo detuvo muy en contra de su deseo; era encantador que Raoul quisiera que vivieran juntos, pero no podía permitir que se le nublase el juicio – Por los momentos está bien así Raoul.

 

- ¿Así cómo? ¿Viéndonos en hoteles?

 

- No tiene nada de malo.

 

- Siento como si nos estuviéramos escondiendo.

 

- Es así – Confirmó – Por nada del mundo esto se puede volver vox populi.

 

Ante lo mencionado, Raoul se separó y sentó a un lado, dándole la espalda al pelirrojo.

 

- ¿Te molestaste? – Katze buscaba de remediar la situación.

 

- Que pregunta tan estúpida… - El rubio masculló entre dientes.

 

- No quise sonar como si no me interesara lo nuestro. 

 

Katze trató de tomarle del mentón para calmarle mediante un beso, pero Raoul ladeó el rostro con brusquedad.

 

- ¿Qué no dijiste que estabas enamorado de mí?

 

- Lo estoy – Dado su intento fallido, el pelirrojo trató de abrazarlo desde atrás.

 

- Entonces… Dime Katze ¿Por qué no quieres vivir conmigo? – Se dejó cubrir por esos brazos que siempre lo hacían sentirse seguro.

 

Katze no podía decírselo. No podía decirle que de enterarse su padre de todo, no estaba seguro si después podrían permanecer juntos…

 

- Es demasiado pronto Raoul – Fue la respuesta que le dio.

 

El ojiverde se apartó, para encararlo.

 

- ¡No nos acabamos de conocer ni mucho menos! – Mencionó Raoul con disgusto - ¿Sabes qué? Suficiente de todo esto…Vamos mejor a dormir. Mañana tengo que levantarme temprano y si no duermo mis ocho horas, despertaré de muy mal humor.

 

- Lo sé… – Musitó Katze, viendo con dolor, cómo su amado le daba la espalda una vez más.

 

***

 

En cuanto el Mink salió de la oficina, llegó directo a casa con la disposición de sentarse a ver la transmisión del programa en el cual estaba participando Riki – nadie debía enterarse que prácticamente había pensado en ello todo el día.

 

- Bienvenidos a un nuevo capitulo de… Desafío Culinario Z.

 

Se oyeron los aplausos del público mientras iban pasando las escenas de los capítulos anteriores.

 

- La vez pasada el participante Tann fue eliminado al no poder con el desafío. Su platillo no logró cumplir con las expectativas de los jueces… Sin embargo, pudimos notar que entre tantos candidatos, hay varios que ya se están destacando… Uno de ellos es Kirie, muy conocido como “Angélique”… Participó cuando apenas era un niño en el programa de cocina “El cielo del sabor” como el ayudante del aclamado chef Pistachio.

 

Las imágenes del supuesto Kirie desde su participación en el programa El Cielo del Sabor, hasta el programa actual, pasaban mientras la presentadora seguía relatando qué había sido del muchacho tras terminar de grabar las tres temporadas del programa que lo hizo conocido en el mundo del espectáculo y de la alta cocina.

 

Uno de los atractivos que tenía Kirie, era su heterocromia; un ojo gris ceniza y el otro color miel daban a un rostro aniñado y pecoso, un toque singular que volvía locas a las fanáticas con complejo de hermano menor.

 

Kirie. El niño mimado del mundo culinario.

 

- Pero del bloque Z otro de los participantes masculinos que se hizo notar,  fue el número 107… su nombre es Riki…

 

Con la sola mención del nombre, Iason sintió que su corazón saltaba dentro de su pecho. Sus ojos brillaron de inmediato al ver al muchacho de nuevo, así fuese detrás de la pantalla chica, usando el uniforme del programa.

 

- Se ve tan lindo con ese traje… - Iason no pudo evitar vociferarlo.

 

Era la primera vez que lo veía vestido así. Pero no era lo bien que lucían las ropas en él lo único que lo cautivó… Riki desprendía un porte maduro que lo hacía resaltar majestuoso, como si con el pasar de los meses, el pelinegro hubiese crecido.

 

- Riki sorprendió al jurado con un platillo de su entera autoría, inventado el mismo día de la audición… es un estudiante de cocina que ha paralizado sus estudios por probar su suerte en éste show. Ciertamente es un joven bastante arriesgado.

 

Siguieron presentando a los demás participantes que seguirían batallando. Aquel era un programa totalmente en vivo, por lo que, muchos de los que allí estaban no podían evitar sentirse nerviosos. Después de todo, no se sabía cuando algo podía salir mal en la cocina – Y eso era lo que le daba el auge a la nueva temporada.  

 

- Uwa… ya vamos a salir – Una de las chicas estaba muerta del pánico.

 

- Tranquila, no es nada del otro mundo.

 

- Wow Kirie. Alguien como tú debe sentirse como pez en el agua, que envidia – Mencionaba otra de las féminas.

 

Kirie sonreía ante las adulaciones de sus compañeras. Ante tanta petulancia, Riki no pudo evitar chistar, llamando la atención del de ojos bicolores.

 

- Tsk. Me sorprende que alguien que ya tenga una carrera en el mundo culinario, recurra a programas como estos ¿Acaso perdiste la fama?

 

Kirie afiló el mirar, Riki le había caído mal desde el momento en que impresionó a los jueces… por nada del mundo permitiría que un recién llegado se metiera en su terreno a lucirse.

 

- ¿Temes perder ante mí?

 

- Para nada – El pelinegro sonrió – Por cierto… ¿Es verdad que Angélique, el papel que interpretabas, fue hecho originalmente para una niña, pero debido al ascenso de tu padre como productor ejecutivo del programa, el papel se te dio a ti?

 

Kirie quedó como de piedra…  aquello era cierto, pero con la excusa que de representaba a un ángel, el tema de su sexo nunca se debatió en el show, total era un programa de cocina con toques de miniserie, pero no al grado de volverse una telenovela. Por su apariencia, de pequeño difícilmente se podía decir si era niño o niña, por lo que, no tuvo problemas en amoldarse perfectamente al papel… pero, aunque fuera el motivo de su ascenso al estrellato, Kirie no podía quitarse el estigma de haber sido un personaje asexuado que se la pasaba todo el tiempo con un vestido y alas en la espalda.

 

- Y aún en el presente, es difícil adivinar qué eres – Riki metió el dedo en la llaga.

 

- ¿Qué es lo que haz dicho…? – Kirie tuvo deseos de irse a los puños con él, pero el aviso de que salieran, le hizo posponer la discordia.

 

- Ese Riki es muy cruel – Murmuró la chica.    

 

- Es un pesado – Le contestó la otra – Está celoso porque Kirie es la estrella del show.

 

- Oye Riki ¿Por qué te gusta hacer rabiar a Kirie? ¿No ves que es un chico antipático? – Mencionó una chica de tez blanca que solía llevar un enorme lazo sobre su cabello.

 

- Por eso mismo Celeste, ese Kirie se cree la gran cosa cuando ha tenido todo tan fácil. Pero eso no le da el derecho a creerse mejor que los demás. Sólo le doy un poco de su propia medicina.

 

- No te metas con él, que a Sid le gusta – Un chico rubio llamado Norris comentaba.

 

- Cállate. Sólo he dicho que el muchacho tiene un buen trasero y ya me andas creando el drama – Se defendía Sid, el peliplateado. Desde que había visto al ojicolor, había quedado prendado de él.

 

- Pero que malos gustos tienes amigo – Rourke sonreía – Si te pones a ver, Riki está mejor que ese niño que ni pelos allá abajo debe de tener.

 

Norris, Sid, Rourke y Celeste… aquellos eran los compañeros con quienes más congeniaba el pelinegro. Los integrantes de su “pandilla culinaria”.

 

Norris era un muchacho de su misma edad que solía cocinar para sus hermanos – pues en su casa eran todos hombres -, muy alegre y juguetón, llegando a considerarse como el payaso del grupo; tenía unas facciones muy bellas que le habían hecho ganar sus fanes desde que hubo iniciado el programa.

 

Sid, el de cabellos blanco/platino, ya era viudo y eso que todavía le faltaba un año para integrarse a la treintena. Se había casado con una mujer de salud delicada, por lo que, los tres años que le duró el matrimonio, se lo pasó atendiendo cada una de las necesidades de su esposa, entre ellas el cocinarle. Lo que más apreció, pues siempre para alegrar a su querida, le preparaba y decoraba las comidas lo mejor posible, buscando de transmitirle con ellas lo que su carácter reservado le impedía expresar con palabras.     

 

Rourke había trabajado durante años en un bar, era experto en tragos y en tácticas de ligue. Sabía que a mejor manera de encantar a su amantes era preparándole buenas comidas, antes y después de llevárselos a la cama. Prefería incluso que le acusasen de mala cama a que le dijeran algo negativo de algunas de sus comidas. Era bastante expresivo por lo que Riki no tardó en darse cuenta de que le había echado el ojo a todos en el set.

 

Celeste, la chica de su grupo, era una linda muchacha de cabellos color celeste. Procedía de una prestigiosa familia de ingenieros. Desde su infancia había sentido atracción por la cocina, pero sus padres insistieron en que debía estudiar algo que de verdad “le sirviera en la vida”. Ya cuando cumplió la mayoría de edad y aún en la etapa de rebeldía, decidió desobedecer a sus padres y hacer lo que más quería… cocinar.  Celeste llevaba siempre puesto sobre la cabeza un lazo que cambiaba de color dependiendo de las emociones que estuviera experimentando en determinado momento. Cabe destacar que era una muchacha bastante bipolar y dicho lazo, permitía a quienes la conocían, poder tratar con ella de mejor manera.

 

- Esto va a ser muy divertido – Evocó Riki, ansioso por el nuevo capitulo de su vida.

 

***

 

Toc Toc

 

Raoul se extrañó aquella mañana, por lo general le anunciaban la visita antes de que la misma llegara hasta su puerta.

 

- Padre ¿Qué haces aquí tan temprano?

 

- Pensé en hacerte una pequeña visita sorpresa.

 

Katze, quién se había quedado a dormir aquella noche en el departamento de Raoul después de un par de copas – y los encantos del de los rizos -, abrió los ojos al máximo tras escucharle ¡Por nada del mundo debía permitir que el hombre le descubriese allí! Rápidamente buscó un lugar en dónde esconderse.

 

- Es raro viniendo de ti hacer esa clase de cosas.

 

- Y es raro hallarte medio desnudo – Expresó ante la toalla que cubría su desnudez. Detalló en todo lo que se encontraba en la estancia – Veo que tuviste una noche romántica Raoul… no sabía que tenías una novia.

 

- No la tengo.

 

- ¿Entonces? – Tomó una de las copas – No te crié para que dependas de prostitutas.

 

- Sabes que detesto a esas mujeres de la mala vida, padre – Pensó, si no le decía algo, el hombre no le dejaría en paz. Le vino a la mente lo aconsejado por Iason y las propias palabras de Katze – Ella es algo tímida y no quiere una relación seria, por los momentos…

 

- Eh… ya veo… ¿Desde cuándo están juntos?

 

- No mucho. Unos dieciocho días exactamente.

 

- Conque es así… - Meditó - ¿Y dónde está ella? Me gustaría conocerla…

 

- Padre, basta. Te estás metiendo demasiado en mis asuntos – Exigió.

 

- Está bien… - Le complació mientras se dirigía a la puerta – Pero quiero que la lleves a cenar a casa éste sábado en la noche. Para mí será maravilloso conocer a mi nuera.

 

- Padre, no puedes pensar que me voy a casar con ella. 

 

- Claro, tienes razón. No puedo hacerlo hasta verificar que cumpla con mis expectativas.

 

Cuando William se marchó del departamento, Raoul se dispuso a buscar a Katze.

 

- Katze ¿Dónde te haz metido?

 

Comenzó a llamarlo en cada habitación hasta que éste salió del armario.

 

- ¿Por qué te metiste ahí? Mi padre vino a visitarme.

 

- Lo sé. Por eso mismo me oculté… – Sentía que le regresaba el alma al cuerpo.

 

 - No entiendo. Hubiese sido una buena oportunidad de decirle lo que sucede entre nosotros de una buena vez.

 

- No hay necesidad Raoul.

 

- ¿Por qué no?

 

- Porque estoy completamente seguro de que no lo aceptaría.

 

- No debes precipitarte a dar una conclusión tan acelerada Katze. Si le digo que eres lo que quiero, ciertamente entenderá.

 

Muy a pesar de que lo mencionado por Raoul le hubiese enternecido, el pelirrojo se mantuvo reacio.

 

- Escucha Raoul: No se lo tomará a bien si se entera que su hijo está enamorado de otro hombre. No le puedes decir algo de ese calibre mientras lo único que llevas puesto es una toalla porque minutos antes estabas ahogándote de placer en los brazos de tu amante.

 

- Sigo pensando que tanta mentira es innecesaria… - Raoul llevó una de sus manos a la frente - Y por ello, no pude prever que yo mismo acabaría metido en el juego.

 

- ¿Qué quieres decir?

 

- Mi padre me preguntó que si me estaba viendo con alguna mujer y le dije que si. No pude decirle lo contrario y pensé que era lo mejor para que me dejara en paz.

 

Katze estacionó una de sus manos sobre sus labios, buscando de ocultar su preocupación.

 

- ¿Le dijiste que habías pasado la noche con una mujer? – Preguntó, buscando confirmación.

 

- Si. 

 

- Raoul… “¿Qué hiciste?” – Estaba que se jalaba de los cabellos. Agregó de pronto, como si nada: – Bien… Hay que conseguir a una mujer que diga que tiene una relación contigo.

 

- ¿Que qué?

 

Ante su confusión, el pelirrojo agarró al rubio de los antebrazos.

 

- Querido, si eso fue lo que dijiste entonces hay que darle pruebas falsas de que eso fue así.

 

- No entiendo porqué haría algo como eso...

 

- Raoul, confía en mí. Lo mejor que puedes hacer es conseguirte una novia ficticia, así tu padre quedará satisfecho y podremos estar juntos.

 

El rubio frunció el ceño.

 

- ¿Para qué hacer semejante cosa? Katze ¿No es mejor decirle la verdad?... Realmente no comprendo cuál es el misterio que Iason y tú se tienen con mi padre. Él puede ser un poco autoritario, pero no creo que se entrometa en mi vida amorosa. Eso es lo más íntimo que puedo tener.

 

- Tu ingenuidad realmente me cautiva mi amor – Katze le dio un beso fugaz y se apartó de su lado.

 

Raoul no retiró de su rostro aquella expresión de extrañeza. Se sentó en la cama con lentitud observando como el pelirrojo se vestía a toda prisa, olvidando que habían planeado prepararse juntos el desayuno.

 

- ¿A dónde vas? – Preguntó el ojiverde con seriedad.

 

- Todavía no lo sé…

 

- ¿Por qué siempre actúas así Katze? Habíamos quedado en que nos quedaríamos aquí todo el día.

 

- No contábamos con la visita de tu padre… - Añadió: - Luego te compenso.

 

- No quiero que me compenses – Mencionó con seriedad, cruzado de brazos.

 

- No me voy a poner a discutir contigo Raoul – Soltó entre dientes: - Faltaba menos…

 

El pelirrojo salió un momento de la habitación. El Am suspiró. Estaba harto de que su padre directa o indirectamente, interfiriera en su vida.

 

El celular de Katze comenzó a sonar, pero dado que estaba en silencio, el vibrar sólo lo pudo percibir Raoul que continuaba en la habitación. El rubio tomó el aparato y advirtió la llamada de un contacto con un número restringido. Estuvo tentado de contestar, más Katze apareció inesperadamente y le arrebató el celular de las manos.

 

- No vuelvas a tomar mi celular – Espetó con molestia el pelirrojo. Al darse cuenta de que había sido grosero, añadió en un tono dulce: – Mi amor.

 

- ¿Quién te llama tan temprano Katze?

 

- Luego te digo – Katze le dio otro beso apresurado - Te aviso cuando haya conseguido a la mujer que necesitamos.

 

- ¿Qué hay del desayuno? ¿Te vas a ir sin comer?

 

- No te preocupes, como cualquier cosa en el camino… Te amo.

 

Raoul no le contestó. Había algo que le parecía sospechoso de la actitud de Katze y no sabía el porqué.

 

- ¿Por qué tardaste en contestar?

 

- Lo siento… estaba durmiendo señor.

 

- Ah… conque estabas durmiendo… ¡Y mientras tú estabas durmiendo Raoul se andaba revolcando con alguna golfa!

 

- …Se equivoca señor William, ésta mujer es muy responsable y…

 

- ¡Ah! ¡Así que lo sabías!... ¿Desde cuándo? ¡¡¿Por qué diantres no me informaste sobre la existencia de esa mujer?!! ¡¡¿Crees qué te pago para hacer de Celestina?!!... ¡¡Vente ahora mismo a la oficina para no hacer más el ridículo gritándole al maldito teléfono!!

 

- Si se…

 

 CLANK!!

 

- Me colgó… Ese viejo entrometido – Expresó Katze para luego suspirar con fuerza.

En el camino a la oficina del Am, el pelirrojo debía maquinar qué le diría sin desatar más la ira del hombre.   

 

Porque era evidente que mínimo, William tenía ganas de tirarle el teléfono en la cabeza…

 

… Y esas no se las iba a aguantar.

 

 

 

Continuará…

 

 

Notas finales:

Vaya, aquí pasó de todo un poco :O Muchas ganas se aguantaron aquí: Ganas de Iason de ir tras de Riki, Ganas de Raoul de vivir junto a Katze y viceversa, Ganas de Kirie de partirle la cara a Riki,  yo con ganas de comer dulce xD  (inner: y yo con ganas de estrangularte porque estos semes ya me están sacando de quicio! ¬x¬#) calma, calma Je je Otra cosa: El personaje Celeste es invención de una amiga mía que me preguntó si su personaje podría aparecer en el fanfic… lo pensé y dije ¿Por qué no? El personaje me gustó enseguida, si desean saber como es, les informo que en la pagina del face de Ai no kusabi obsesion subiré un fanart que hice a partir de los bosquejos de mi amiga, por si necesitan referencia para imaginar a Celeste n___n Aparte de eso, ya han aparecido mis otros amores… los muchachones de Bison! Aplausos por favor!! *_*  Esos nunca pueden faltar en un buen guisado de ank y como siempre, con su personalidad definida y su cachito de historia - eso lo hace más interesante xD – Como sea, espero que el capi les haya gustado y que perdonen a ésta escritora si llegaron a encontrarse con algún error (ortográfico o con letras faltantes o hasta mezcladas xD) u otra desfachatez, pues no tuve mucho tiempo para editarlo – ni repensarlo hasta cansarme como suelo hacerlo xD - A todos gracias por haber leído y si es de su agrado dejar sus opiniones n____n Besos y abrazos empalagosos!! Bye Bye!!   

 


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