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Entre dulce y salado por sue

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Notas del capitulo:

 

 

 

Sin más preámbulos, a leer se ha dicho mis corazones! :D 

 

 

 

 

Iason bajó cuando Riki le informó que ya estaba en el estacionamiento, esperándolo.

 

Riki a pesar de haber decidido mantener la cabeza fría, no podía negar que tenía el corazón en la garganta. Desde lo compartido con Iason la noche anterior, no había podido quitarse aquella sensación dulzona de encima. La incertidumbre lo estaba devorando de a pedazos, por lo que esperaba poder comportarse adecuadamente en cuanto lo viera.

 

Se medio acomodó el cabello mientras se veía por el espejo retrovisor, también se cercioró de que su aliento estuviera fresco.

 

- “¿De verdad piensas que intentará buscarte de nuevo?” – Se recriminaba. Pero lo ansiaba.

 

Se acomodó las ropas también y lamentó no haberse comprado la botella de perfume cuando tuvo la oportunidad.

 

El rubio abrió la puerta del auto y el menor se tensó por completo. Volverlo a ver fue tan mágico, algo en el rubio había cambiado, ahora lucía más apuesto, más sensual, como cubierto por una estela majestuosa.    

 

- Buenos días.

 

- Em… buenos días – Retiró la mirada. No había podido mantenerla ante los ojos azulados que destilaban tanta limpidez.

 

- Riki ¿Te he ofendido? – Mencionó de una sola vez.

 

- ¿Eh?... – Tragó grueso - ¿Por qué lo dices?

 

- Porque luego de que estuvimos juntos, te marchaste – Continuó completamente serio – ¿Es qué acaso te arrepentiste de lo que hicimos? Porque de ser así, te informó que es algo que no debe preocuparte. Es normal sentir miedo por algo que no es muy aceptado por la sociedad. Lo que no debes es permitir que los prejuicios de otros rijan tu vida.

 

- No es eso… – Le inquietó que pensara que se había arrepentido del acto – No soy un niño – Espetó similar a un bufido.   

 

- ¿Entonces? – Insistía en mantener la seriedad en su tono, por lo que cada palabra se oía un tanto cortante.

 

- Es que… - Tamborileó los dedos sobre el volante - …No sabía si debía quedarme.

 

Iason era su jefe y alguien de elevada posición social, no sabía si aquello le parecería muy atrevido de su parte. Eso y que en el fondo temía que al despertar por la mañana, Iason lo tratara despectivamente. Como un trapo usado.

 

- Pensé que tal vez esperabas que me fuera antes de que amaneciera, como lo hice – Continuó –… Me imaginé que debía librarte de un momento incómodo.

 

Iason se llevó la mano a la barbilla, hizo una pequeña mueca y un ligero sonido.

 

- Conque eso pensaste – Se permitió una breve pausa - ¿Sueles pensar tanto Riki?

 

- ¿Eh? Pues…

 

- Sé sincero: ¿Qué querías hacer? ¿Irte o quedarte?

 

- ¿De verdad tengo que…?

 

- Tienes que – Le interrumpió – De lo contrario no te daré la orden de arrancar. Y si aún así te rehúsas, ésta será nuestra conversación hasta que lleguemos a la empresa. Y será la misma que tendremos cuando regreses por mí.

 

Tenía que admitirlo, estaba sumamente contento de saber que continuaría llevando y trayendo al Mink, pero la faceta insistente del hombre que no le permitía ocultarse en su coraza, lo molestaba un poco. Decidió pues, darle al ojiazul lo que estaba pidiéndole. Iason permanecía con los brazos cruzados, con el semblante inmutable, aunque por dentro, los nervios ante la respuesta del muchachito le estaban carcomiendo.

 

- Bien… quería quedarme – Se sonrojó un poco al confesarlo, y eso que había pretendido mostrarse recio al mencionarlo.

 

- Pues debiste – Estaba dichoso con su respuesta.

 

- Je… Debes de creer que soy un tonto.

 

 - Lo creo, si. Tonto y muy cruel – Agregó: - No fue muy agradable despertar y darme cuenta de que ya no estabas allí ¿Sabes?

 

- Discúlpame…  

 

- Eso ya no importa. Sólo prométeme que no lo volverás a hacer. Que te quedarás acurrucado a mi lado la próxima vez – Mostró una leve sonrisa.

 

- Si… lo prometo – No se lo creía, aquello que decía… ¿Será que se había quedado dormido en su mullida cama? ¡¿O se había dormido mientras iba tras el volante?!

 

 - Ven acá.

 

Riki obedeció y se fue a la parte trasera, se sentó luego en las piernas del hombre. Sus labios se unieron y el muchacho pudo deshacerse de la preocupación de verse abandonado.

 

- Realmente esperaba que me hicieras el desayuno – Se atrevió a confesarse – Despertarme con el agradable aroma del café recién colado y encontrarte en la cocina usando únicamente mi camisa. Hubiese sido una escena digna de ver.

 

Iason le acariciaba la cintura por encima de las ropas, así como los muslos y la espalda. El pelinegro se perdió en los ojos azules del rubio, aquellos ojos que destilaban deseo; delineó aquel rostro que le parecía perfecto, aquel mentón tan varonil.

 

- Mmm. Me parece que ves mucha televisión.

 

- Para nada. Pero aunque no lo creas, soy un fanático de las películas románticas. Cuando estaba en la facultad me la pasaba horas y horas en el cine… mirando las mismas películas una y otra vez. Como si tratara de descifrar algo…

 

¿Alguna vez me enamoraré así?

 

- Je je… que raro eres.

 

- ¿Por qué?

 

- No luces como alguien que mira películas de amor.

 

- … ¿Tú crees?

 

- Pero está bien. Porque yo tampoco luzco como alguien que ama la alta cocina.

 

La tensión se había ido, ahora ellos eran pasión liberada.

 

- Riki… quítate los pantalones – Y mientras se lo pedía, el mayor se iba abriendo la bragueta.

 

El moreno se los quitó, quedando desnudo de la cintura para abajo, exceptuando sus pies que continuaban con las medias y los zapatos.  Iason se masturbó lo suficiente para que su pene se mantuviera erecto. Riki no pudo evitar relamerse; su entrada le palpitaba, ansiosa por abrazar cálidamente a aquel que ya conocía. Se subió y poco a poco el moreno se fue  sentando en la virilidad, hasta que finalmente la tuvo dentro. El Mink atraía al joven tomándolo de la cintura y éste no tardó en imponer un ritmo acelerado, gozoso, llevado por el placer que lo inundaba de pies a cabeza.

 

- Iason… ah… Iason… si… ah…. – Riki gemía con todo su esplendor.

 

- Riki… - A la frente humedecida del Mink se adherían unos que otros cabellos dorados. Él mismo buscaba de incrustarse con furor, subiendo y bajando la cadera. 

 

En el instante del orgasmo, Riki no se contuvo. Soltó un gemido ronco que se esparció por el lugar al igual que su semilla sobre su vientre. Mantuvo la espalda bastante arqueada mientras que sentía como era llenado por el semen del hombre, se atrevió entonces a moverse un poco más, esperando que lo abarcara todo. Iason se mordía el labio mientras su esencia era despedida, descansando las manos sobre el pecho del chico.

 

- Vas a… llegar tarde a la oficina si nos quedamos así… - Deseaba que el mundo se redujera a ese vehículo, que fuera lo único que existiera y es que así era para ellos.

 

- No importa – Le encantaba meterse en su cuello y aspirar su aroma – Ahora lo que más quiero es llevarte a mi departamento y quedarnos ahí lo que reste del día…

 

- Pero qué dices… tienes obligaciones que cumplir ¿No? – Aunque la verdad, él también se moría por cumplir aquel deseo – No quiero que te metas en problemas por mi culpa.

 

- Jo… Riki, adoro que te preocupes por mí – Le apretó cariñosamente la punta de la nariz - Pero soy muy caprichoso y no podría aguantarme hasta salir de la oficina. Vamos, subamos al departamento y divirtámonos un poco más.

 

Riki hizo como que se lo pensaba.

 

- De acuerdo ¿Cómo decirte que no? – Sonrió para luego volver a besarle.

 

Pero esa no fue la única vez que prefirieron el sexo antes que acudir a sus obligaciones.

 

- Um… ¿A ti tampoco te contesta?

 

- Nop.

 

- ¡Rayos! – Guy estaba que arrojaba el celular contra el piso.

 

- Mira que faltar a clases y no avisarle a nadie.

 

- ¿Dónde se habrá metido? – No tardó en dar rienda suelta a la imaginación, lo que hizo acrecentar sus celos.

 

- Déjalo ya Guy – Trató de tranquilizarle - Seguramente ha tenido que hacer algo muy importante de ese trabajo suyo.

 

- ¡Aún así!... – Mencionó un tanto molesto – No hay razones para que no me conteste el celular.

 

- La razón que te di es más que suficiente para no hacerlo. Sabes lo importante que es ese trabajo para él.

 

- ¿Más importante que yo? ¡No lo creo!

 

- Pues… - No supo que contestarle.

 

- Intenta llamarlo de nuevo – Insistió.

 

- ¡¿Qué?! Ya le he llamado demasiado, no quiero parecer un fastidio.

 

- Ya eres un fastidio Mimea, créeme.

 

Mimea estaba harta del comportamiento de Guy. Ciertamente que la ausencia de Riki a la clase era extraña, pero no algo para alarmarse; sabían que el pelinegro se tomaba muy en serio aquel trabajo como chofer, pero no se imaginaban que tanto como para faltar a la academia repetidas veces.

 

- Grr… otra vez contestadora. Le dejaré otro mensaje…

 

- Guy ¿Quieres que te de un consejo?

 

- ¿Cuál?

 

- Evita asfixiar a Riki, de lo contrario eso entre ustedes no va a funcionar. Ese muchacho detesta que se crean su dueño.

 

- No busco de asfixiarlo – Trató de defenderse – Es sólo que desde que estuvimos juntos no se ha comunicado conmigo…

 

- Je je – La pelicastaña no pudo evitar reírse – Por favor Guy. Tú eres un chico ¿Sabes qué por lo general son las chicas las que se ponen así?

 

- No te burles – Se retiró evidentemente molesto por el comentario de Mimea – “Riki… ¿Por qué no atiendes? ¿Estarás de verdad tan ocupado?”

 

- Como sea, el que se amarga eres tú, porque de seguro Riki anda de lo más tranquilo donde sea que esté.

 

- “Hasta que le haga entender que no puede comportarse de esa manera…no ahora que lo he marcado como mío”

 

Riki aprovechó el descanso que tomaron para recuperarse de la sesión de sexo, revisó el celular y se halló con las llamadas perdidas y los mensajes entrantes.

 

- “Demonios… me había olvidado de Guy… y esa Mimea que ahora le ha entrado por hacer de celestina” – Se llevó las manos a la cara – ¿Por qué será que cuando llega algo que se anda buscando por tanto tiempo, viene arrastrando tantas complicaciones?

 

- Espero que eso no sea por mí – Iason se atrevió a inmiscuirse en su debate.  

 

- Ah no… claro que no.

 

- Riki… – Un Iason evidentemente energizado, se restregaba del cuerpo del muchacho – Deja eso y ven para acá…

 

- Bien… - Le regaló una seductora sonrisa.

 

Guy no dejó de desistir. Necesitaba y con urgencia saber de Riki. Volvió a llamar y ésta vez le contestaron.

 

- Ah… Guy…

 

- ¡Riki, por fin! ¿Por qué no me atendías?

 

- Es que… estaba algo ocupado…

 

- Comprendo ¿Aún estás trabajando?

 

- Ah… - Riki se apresuró en acallarse, Iason le embestía con fuerza desde atrás mientras atendía la llamada  - Si… estoy muy ocupado… lo siento… tengo que colgar…

 

- Está bien. Llámame luego ¿Si?

 

- Ajá… lo haré…

 

- Riki, te qui…

 

Tuk! - Riki se había apresurado en trancar la llamada antes de que la frase fuera terminada.

 

- ¿Por qué… le cortaste? – Le agarraba de las caderas - Creo que te iba a decir algo importante… ¿Quién era?

 

- No te preocupes… es un amigo. Sólo le contesté porque… ah… porque me lo pediste… ah mmm… si, así Iason…

 

- Ummm… ¿Un amigo?... ¿Con derechos?

 

- Algo así…

 

- Ya… - Agregó: - Riki, eso se tiene que acabar ¿Bien? No quiero que tengas esa clase de amigos… ya no los necesitas.

 

- Está bien…

 

- Buen chico.

 

Y como premio, el ojiazul aumentó la intensidad de las embestidas. Riki se dejó llevar por el placer, como aquel que se devora un dulce por como luce, sin siquiera preguntar de qué está hecho.

 

 

 

Continuará…

 

 

 

Notas finales:

 

 

 

Como siempre, no todo es color de rosa :S bien, a todos muchísimas gracias por leer y si es de su agrado dejar su opinión al respecto n_n Nos leemos en la siguiente oportunidad (inner: que esperamos sea muy pronto ¬o¬) besos y abrazos!! Bye Bye!! 

 

 

 


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