Cap. 3 vulnerable
Me fui antes de él ya que no podría verlo a la cara, “otra vez fui un idiota” pensé y si es la mera verdad, otra vez me deje llevar por el atractivo de un hombre, otra vez caí en las garras de un lobo, pero, esta vez fue demasiado… me acosté con el…me acosté con mi jefe… por lo menos… puedo decir que fue Aomine quien me sedujo… y no fui yo quien se le abalanzo a él.
Llegue a mi casa y me bañe rápidamente ya que debía ir a trabajar, en la próxima hora, tuve que elegir otro traje ya que el otro estaba un poco… bueno bastante sucio…me subí a mi auto el cual no había usado anteriormente debido a que estaban reparándolo, el viaje duraba como casi una hora, lo que era agotador y me ayudo a olvidarme lo que había sucedido la noche anterior, pero, volví a recordarlo cuando quise bajarme del auto al llegar, mis caderas realmente dolían mucho, me sentía realmente molesto con ese dolor permanente en el centro de mis caderas , caminaba como podía, pensé que no llegaría a mi oficina…
-Buenos días Akashi…- lo salude con una sonrisa simple ya que el dolor no me permitía más que eso –Buenos días Kuroko…- me dijo igual de neutral que siempre...asentí con la mano y seguí mi camino mi oficina, la cual cuando llegue sobre mi escritorio había una sobre el cual decía ábreme y léeme… me quede mirándolo por unos segundos… hasta que lo abrí… ¿Qué más podría decir? Si viniendo del señorito Aomine todo es dominar… y ser dominado.
Me dirigí molesto a la oficina de Aomine y en vez de golpear antes de entrar, entre y ya-¡¿Qué mierda es esto?!- le grite molesto.
Estaba realmente molesto -¡Explícate!- le exigí pero el solo se rio y dijo –Recuerda tú no tienes permitido preguntar y obedecerás cada palabra que salga de mis labios- se paró y metió sus manos en sus bolcillos delanteros.
–Y solo podría llamarse “contrato de cuerpo” tú me das tu cuerpo y yo te doy mi dinero- me enfade aún más y le dije- ¡Yo no soy una maldita ramera! ¡Lo de anoche fue un simple error! ¡Me deje llevar por su “encanto masculino”!- sonrió y me dijo –Terminaras aceptando lo sé, todos lo hacen querido mío, como dijiste que no serias mío y te equivocaste, recuerda y mantén siempre esto en tu cabeza- puso su dedo en mi frente bruscamente y me dijo –Yo siempre obtengo lo que quiero, Soy el gran Aomine Daiki, el empresario más joven y más deseado… tanto como por mujeres como por hombres, y tú no serás la excepción-hizo una pausa para luego decir-, caerás igual que todos- me dijo sonriendo de lado a lado, para , luego retirar su dedo y darse la vuelta…
–Firma ese maldito contrato y ya, de todas formas serás mío completamente, te lo aseguro-Mis ojos demostraron asombro… me sentí como una prostituta, lo sabía, mi madre tenía razón soy patético, siempre, cedo con facilidad a las cosas que me pide la gente, en este caso, solo cedi por placer, jamás me había sentido tan bien… -¡no lo are! ¡¿Qué es eso de “contrato de cuerpo”?¡ ¡maldita sea! ¿¡Qué cree que soy!? ¡Solo tuvimos sexo! ¡y es solo eso!- jamás había estado enojado, esta era la primera vez que levantaba la voz de esta forma con alguien, estaba agitado, me miro, alzo una ceja y me miro de arriba, abajo, suspiro, se volteó un poco, y mientras me miraba de reojo dijo:
“-¿listo?-” ¿es que acaso solo era un chiste para él? Le mire serio, lance su “contrato” al suelo, di la vuelta y salí por esa puerta, molesto por supuesto… afuera Akashi me lanzo una mirada de “me das pena” -¿qué?- le pregunte idiota por lo de antes –Nada, y no me trates de esta manera si fuiste tú el que se equivocó – estaba marchándose cuando se detuvo me miro de reojo y dijo –Yo que tu…no firmaría ese contrato… talvez no hacerlo sea lo mejor… quien sabe- salió por la puerta principal y ayudo a uno de los empresarios que venía a la reunión a bajarse de la limusina… -piensas igual que yo…¿he?- me dije para mí mismo, sonriendo como idiota…me quede viendo al suelo durante unos minutos y luego me retire a mi oficina a terminar algunos documentos y a fijar algunas citas.
-Bien, entonces, le diré inmediatamente, no se preocupe-al terminar una de las miles y miles de llamadas que tuve que hacer, fui directo a una de las otras oficinas a dejar algo, luego tuve que ir a la casa de Satsuki Momoi para buscar algo del señor Aomine, eran unas rosas rojas y una auto nuevo, me di cuenta de cuánto dinero giraba en ese ambiente después de ver ese “regalo sencillo” … era fastidioso tener ese olor a nuevo en mi nariz todo el tiempo lo peor fue que luego no se marchó, al terminar con eso me tome un pequeño descanso en un café, pero, con mi suerte me encontré a mi antiguo jefe.
Mi preciado primer amor y con quien cometí el más grave error. Confiar en él fue lo peor.
-¿ Tetsu…?- esa condenada voz, que tanto amaba, esos preciosos ojos color amarillo, su hermoso cuerpo… su dulce forma de ser… -kise… - sonrió… otra vez no es realmente para mí...sentí como mi rostro se bañaba de un claro rosa -¡qué alegría volver a verte! Tanto tiempo sin vernos- y hubiese preferido que siguiese de esa manera…verle me era tan doloroso –S-si…- dije mirando hacia otro lugar…
-Oye, que poca energía tienes- se rio… oh no… mi corazón… -Si, es que bueno eh estado trabajando…es normal que lo esté- Kise buscaba mis ojos para hablarme, pero, era imposible… no podía mirarle, nunca he podido hacerlo claramente, ya que su presencia entorpece mis sentidos… -B-bueno debo m-marcharme, fue un gusto verte, K-Kise- me miro y sonrió -la próxima vez tomemos algo juntos Tetsu ¡Nos vemos! realmente no quería volver a verle -s-si, nos vemos- page lo que había tomado y me fui de allí, pensé que se me iba a salir el corazón del lugar donde va…Mi corazón siempre ha sido tan influenciado por kise, desde el primer día en que nos vimos en la oficina, donde trabajaba antes… bueno, no es momento para ponerme a recordar esas cosas que son tan melancólicas…
Tengo que volver al trabajo para “finalizar mi hora”…
Estaba llegando a mi oficina y cuando estuve a punto de entrar Akashi me detuvo para decirme que el señor Aomine me necesitaba en su oficina inmediatamente. No pude negarme así que deje un par de cosas allí y fui directo a la oficina del señor Aomine.
Al entrar él estaba esperándome sentado en su escritorio… -“bienvenido Tetsuya”- me dijo con una sonrisa engreída en su rostro. Sabía que eso no significaba nada bueno.