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Sin rumbo - RAG2 por CrystalPM

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Ya serían más de las 10 de la noche cuando Christian decidió salir de su habitación en busca de Scapa. Por lo general odiaba pasear por aquella mansión una vez pasada la tarde y el chico tenía sus razones. Los pasillos, por la mañana completamente desiertos, se inundaban de la mar de niños y jóvenes que corrían a buscar refugio tras un largo día de trabajo. Con aquella casa de abandonados Axel se pretendía ocultar bajo la apariencia de un humilde hombre que se limitaba a dar a los huérfanos un techo bajo el que cobijarse y un poco de comida de la que alimentarse, pero ya no engañaba a nadie con esa tapadera. Christian sabía muy bien que el hecho de que diese guarida a tantos niños era porque resultaban una mano de obra baratísima y una fuente de ingresos muy valiosa. Algo que al pelinegro le repugnaba solo de pensarlo. Aparte de la casa donde refugiaba a todos los niños sabía que aquel hombre de negocios disponía de otras dos localidades, un almacén de trabajos forzados y un prostíbulo. El muchacho nunca había querido acercase a ninguno de aquellos dos sitios, temeroso de encontrarse con lo que sabía que se iba a encontrar, cuando sabía que él no podía hacer nada por ayudar a aquellas pobres criaturas. 

 

Anduvo por los pasillos esquivando a los chiquillos que disfrutaban de unos pocos minutos de libertad antes de tener que acostarse para que llegase el nuevo día de duro trabajo. Primero fue hasta la habitación de su amigo, que al igual que él tenía el privilegio de disponer de una estancia solo para él, pero se sorprendió al hallarla completamente vacía. Scapa al igual que él solía evitar salir de su habitación a aquellas horas, probablemente también le atormentaba ver tantas caras hambrientas y desfallecidas cuando no podía hacer nada para ayudarlas. Luego fue uno por uno buscando en los rincones que solía frecuentar su amigo, sin dar con este en ningún momento. Cuando ya se empezaba a mosquear y preguntar dónde rayos se habría metido el líder de su banda escuchó una voz melosa.

—Vaya. El príncipe decidió salir de sus aposentos— Sin mostrar ningún tipo de emoción al reconocer la voz Christian se volvió para enfrentarse a Nico, pero no encontrar nadie a sus espaldas le desconcertó— Cómo se nota que no ves más allá de tus narices. 

Christian alzó el rostro justo para ver como Nico se descolgaba de una de las vigas del techo y caía a su lado gracilmente. El ojiazul no pudo evitar encarnar una ceja extrañado.

—¿Qué hacías en el techo?— Aquella pregunta pareció incomodar al peliblanco que se puso a la defensiva.

—¿A ti que te importa? —Christian negó con la cabeza dando se por vencido, no estaba de humor para iniciar una discusión estúpida que no le interesaba. Con tono seco habló.

—Busco a Scapa ¿Le has visto? —Nico pareció más que satisfecho con el cambio de tema y empezó a andar por los pasillos, seguido del pelinegro.

—No está. Le mandé a hablar Jacob en la taberna— El ladrón frunció el ceño.

—¿Jacob? — El peliblanco pareció leerle mente porque rápidamente continuó.

—Sí. Dentro de unos días traerán otro grupo de jóvenes a la mansión —Christian sintió una punzada de rabia

—¿Más niños?¡¿Has visto como están los pasillo?! ¿A cuántos más queréis destrozarles la vida?— El de ojos negros no mostró ningún tipo de emoción.

—Lo se, lo se, no hay sitio para tantas bocas aquí, pero es Axel quién lo ha pedido. Yo me limito a obedecer.

—¡Esto es inhumano! ¡Mírales!— En un gesto de furia Christian agarró a Nico del brazo y le giró con brusquedad para obligarle a mirar a un grupo de niños que se encontraba sentado al fondo del pasillo jugando a un extraño juego. Entre ellos se encontraba sentada Farrah, la única que era capaz de sonreír e insuflar ánimos — Trabajan sin descanso y apenas comen ¡Hay alguno que no superan ni los cuatro años! —Nico se zafó de su brazo y por un momento Christian pareció distinguir la irá en sus ojos de carbón

—¿Crees que no lo se? —Christian enmudeció repentinamente. Los otros chicos le habían dicho que Nico era el que más llevaba en aquella mansión. Puede que él fuese el primer niño de cuatro años que estuvo trabajando ahí. Nico se cruzó de brazos y desvió la mirada hacia el grupo de niños con aire calculador y un destello pareció pasar pos sus ojos—. Lo que tienen que hacer es como Farrah, buscarse una madre que sea la puta privada de Axel. Así no tendrán que mover ni un solo dedo.

Como siempre, toda la posible lástima que podría sentir por Nico se desvaneció en un instante.

 

 

James soportó como Milena, su recién prometida, tiraba insistentemente de la manga de su jaquea mientras realizaba unos saltitos infantiles.

—¡Comprémoslo! Será divertido —Nada más haberse hecho la propuesta de matrimonios la chica había demostrado su habilidad para autogestionarse un enamoramiento ficticio. James no había podido evitar pensar en lo tonta que era aquella chica cuando la vio totalmente emocionada e ilusionada al enterarse de que se iba a casar con un chico que apenas conocía.

 

—¡James cariño! No me estás escuchando —La joven de cabellos castaños ronroneó coqueta cuando captó de nuevo la atención de James, que tuvo que ocultar una mueca de disgusto “ Esta chica es tonta” volvió a pensar mientras forzaba una sonrisa amable.

—Milena, tenemos que volver a casa. Mañana lo compraremos — El chico no había estado lo suficientemente atento para saber que era lo que su prometida estaba empeñada en adquirir, pero para su fortuna la chica se mostró de acuerdo y juntos volvieron con paso rápido a la casa del alcalde. Una vez ahí el muchacho se separó de ella inventando una serie de excusas que tenían que ver con el trabajo y huyó con rapidez refugiándose en la primera habitación que encontró.

Cuando cerró las puertas tras de sí dejó escapar un sonoro suspiro.

— Si haces esos gestos en cuanto te alejas de tu prometida nadie se va a tragar el anzuelo— El muchacho pegó un respingo alarmado, pero se calmó inmediatamente al ver que era Karen quién hablaba, sentado en un amplio sillón con un libro en las manos. James se acercó hasta él y se sentó a su lado echándose el flequillo para atrás. 

—No es mala chica, en otras circunstancias hasta la habría podido tomar cariño, pero a veces puede ser un poco… desesperante —Karen asintió levemente con la cabeza sin apartar en ningún momento la mirada de las páginas del libro que sostenía.

—Hay que reconocer que ha sido todo un éxito —James no podía estar más de acuerdo. Aparte de Milena, la reacción de su padre también había sido digna de ver. James nunca había visto unos tramites de pedida de manos tan rápidos y con un efecto tan curioso en el futuro suegro. Había pasado de odiar a adorar al muchacho. Afortunadamente Jenna tenía razón, y los rumores de la posible falta de lealtad de James hacia el rey habían quedado completamente extinguidos con la artimaña. Ahora podía atender a las reuniones de planes de guerra y participar en ellas sin ningún inconveniente y ninguna queja —. Significa mucho para mi poder contar con tu consejo en todo este tema de la guerra. 

Ahora era llames al que le tocaba asentir distraídamente mientras recorría la habitación con la mirada.

—¿No está Jenna aquí? — Karen se tensó al instante al escuchar el nombre de la chica y James frunció el ceño—. ¿Seguís enfadados? Ya lleváis tres días así — Karen no contestó, al igual que siempre. Desde que le habían contado el plan de la propuesta de matrimonios aquellos dos habían mantenido las distancias en todo momento. Si al menos le dijesen el motivo del enfado… pero no, ninguno soltaba prenda. Era internar mencionar lo ocurrido y Karen se ponía a murmurar cosas sobre el trabajo y Jenna insultaba a todo el mundo a la redonda. Iba a intentar insistir en el tema cuando la puerta se abrió de par en par dejando entrar a la susodicha. James se volvió hacia ella, pero por el rabillo del ojo pudo ver como Karen ni se molestó en alzar la mirada de su libro.

Jenna avanzó por la habitación balanceando su larga cabellera con el rápido movimiento de sus pasos y se cruzó de brazos una vez llegó hasta la altura de ambos chicos. Clavó la mirada en el soldado y habló con tono seco.

—Ha venido tu hermano. Te espera en la sala de reuniones —James parpadeó confundido. ¿Qué hacía Daniel aquí? Jenna pareció impacientarse, porque bufó —¿Vas a quedarte ahí parado o vas a ir a verle?

Antes de que la chica pudiese seguir descargando su mal humor en él el chico se levantó con rapidez y salió de la habitación notando como Jenna se apresuraba a seguirle, seguramente para no quedarse a solas con Karen por mucho tiempo “ En serio¿Qué demonios les pasa a estos dos?” Pero no tenía mucho tiempo para pensar en ello, ahora lo único que llenaba la mente era la incógnita de por qué su hermano había viajado desde la capital hasta Dines para verle. Una pequeña preocupación le invadió ¿Y si había pasado malo durante su ausencia? 

Con aquellos pensamientos en mente llegó hasta la sala que Jenna le había indicado y sin mucha meditación entró en ella, encontrando a su hermano de pie en un extremo de la habitación, contemplando la ciudad por la ventana.

—¡Dan! Bienvenido ¿Todo va bien?¿Mamá está bien? — Podía haber sido un poco menos directo, pero prefería saltarse las formalidades y asegurarse de que no pasaba nada. Al escuchar su voz Daniel se volvió hacia el con rostro serio, aunque se acercó para darle un abrazo de saludo y estrechar su mano.

—No te preocupes. Todos estamos bien— James notó el alivio inmediato al escuchar esas palabras. Ya había soportado la pérdida de un padre, no quería volver a sufrir lo mismo de nuevo— Vengo porque hemos recibido la noticia del matrimonio.

—Ah…— Los ánimos del de ojos verdes se apaciguaron. Ahora comenzaba una conversación un tanto incómoda que prefería haber aplazado—… ¿Qué opina mamá? 

—Le parece perfecto — Su hermano habló con tono monótono, aunque no evitó la sorpresa en el soldado. 

—¿Perfecto? —Habría esperado que su madre se opusiese totalmente a aquel matrimonios, después de todo lo ocurrido y al no conocer siquiera a la futura esposa. 

— Está muy contenta de que hayas encontrado un nuevo amor con el que puedas ser feliz — Explicó el chico, aunque su rostro serio no pegaba nada con las palabras que salían de su boca. James sintió un extraño sentimiento de culpa.

— Sí… me alegra oír eso — Esbozó una sonrisa amable mientras palmaba el hombro de su hermano. Su hermano se movió rápidamente, tomándole desprevenido, y agarró la mano del chico para apretarla con fuerza.

—¿Me tomas por tonto hermano? — Sorprendido James dejó escapar una mueca de dolor y se zafó del agarre con brusquedad —¿Un nuevo amor? ¡Y una mierda! 

—¡Dan! —Exclamó James con reproche, pero incapaz de insistir en la coartada del nuevo enamoramiento.

—¿Y qué pasa con Christian? ¿En serio lo vas a dejar así? —Las palabras eran como un shock para el ojiverde, hasta ahora nadie había sido tan directo con él sobre el tema… excepto tal vez Gray. 

—Fue él quién me dejó a mi —murmuró con voz dolida y  entrecortada, ya que le costaba respirar.

—¡Pues recupéralo idiota! No te des por vencido como un cobarde.

—¿¡Cómo?! —James no podía más, no comprendía porque tenía que mantener esa conversación cuando ya se había hecho a la idea de darse por vencido— ¡Dime tú cómo lo hago!, Porque yo sinceramente me he quedado sin ideas, Dan. 

—Siempre hay un modo— El soldado estaba demasiado cansado

—¿Y por qué me vienes ahora con esto? ¡Si a ti ni siquiera te caía bien! — Su hermano se cruzó de brazos.

— Lo importante no es que me caiga o me deje de caer. Lo importante es que se cuando mi hermano está enamorado y no me vengas con que esa estúpida niñita es tu nuevo amor — El chico bufó—. A veces me sorprende lo inútil que puedes llegar a ser.

En aquel momento se escucharon gritos por el pasillo y un montón de pasos apresurados. James pudo distinguir a Jenna gritándole a alguien que no se atreviese a poner un paso dentro de la habitación cuando la puerta se abrió bruscamente, dejando ver a un Gray muy agitado en su exterior. Al distinguir a James pareció aliviado. 

—¡James! Necesito hablar contigo, ¡Se como localizar a Christian! 

—¿ A…a…Chris…?¿Cómo? —Apenas podía hablar. Estaban sucediendo demasiadas cosas a la vez. 

—Se cómo contactar con él — Aún clavado en su sitio Dan bufó

—Y será tan tonto como para dejar pasar la oportunidad —James fulminó a su hermanos unos segundos, aunque enseguida volvió a mirar a Gray, con voz más tranquila habló.

—Explícate, Gray — El rubio sonrió aliviado y señaló a la puerta, donde Jenna se acercaba soltando tremendos insultos.

—Perfecto, pero primero sálvame de esa loca que tienes por amiga.

Notas finales:

 

Sé que me vais a querer matad por dejarlo así, pero es lo que tenía pensado para este capítulo :P, pero paz y amor amigos, paaaaaaaaz y amor

 

 

(En realidad solo quería una excusa para probar lo de meter gifs XDDDD)

Espero que os haya gustado a todos y buenas noches/ buenos días ^^ 

 


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