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Casanovas de hielo por Chiaki28

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Notas del capitulo:

Hola mis lindos lectores!! 

Aclaraciones; Shinoda no es mi personaje para las personas que no siguen el manga, él tuvo su amorio con Hiroki en el pasado; para que no piensen que lo invente como surgieron dudas.

Bachillerato o collegue; una modalidad en donde puedes escoger dos años las materias que son más afines a ti y a tus gustos y cuando se cumple ese plazo tienes la opción de elegir si deseas continuar en esa modalidad u optas a un cambio de carrera.

Es una manera de ingresar por ejemplo si falto puntaje o si no estabas seguro de lo que querias estudiar, el problema son los cupos, es una modalidad un tanto competitiva en donde los primeros lugares tiene más opciones a escoger y bueno en la carrera de medicina no hay muchos. (Para más adelante o esa es la informacion que to tengo)

Ahora si; espero que les guste

Nowaki Pov

¿Cuándo amor se volvió sinónimo de debilidad? ¿Cuándo esa palabra comenzó a perder sentido al tener la certeza de que era pronunciada con veneno? Soy un hombre cobarde que teme amar, me aterra tener que entregarme a alguien más y solo consigo dar vueltas en una relación que ya está condenada.

No escogí ser un casanovas; no, esa fue una de las consecuencias luego de conocer a Masamune y hallar un presuntuoso alivio aspirando  el cuerpo de alguien más, disfrutando como las uñas de las desconocidas se incrustaban en mi espalda, escuchado mi nombre ser jadeado con una voz diferente cegada por el placer; esa fue la identidad que construí para protegerme.

A Erika la amé toda mi adolescencia; ella fue mi primer amor, la mujer que me embeleso con una sola mirada; apenas vi sus hermosos ojos azules supe que deseaba pasar con ella el resto de mi existencia, sin embargo, de ilusiones a realidad hay un abismo de vidrios de diferencian.

Al comienzo las cosas entre nosotros fueron mágicas, fue una digna historia de amor en donde la princesa sonreía con orgullo delante de los galantes halagos que le ofrecía su príncipe, un amorío ingenuo, tierno, lindo; en donde nosotros disfrutábamos de caminar tomados de las manos y un par de tímidos besos debajo del árbol.

Todo era perfecto; demasiado perfecto entre nosotros dos; fue ahí cuando la codicia se inyectó en nuestras venas y el derrumbe comenzó; porque esa es la cara que todos escondemos, una personalidad egocéntrica, torcida y arrogante, cada maldito ser humano es un individualista y eso es algo que aprendí a golpes y arañazos viciosos.

El único defecto de esa preciosa mujer es que ella era una víbora competitiva; Erika se dejaba cegar por las ansias de ser la mejor, la estudiante de notas perfectas, los trabajos extra, la pasión desbordante, es una lástima que ese amor que tenía por la medicina se haya transformado en obsesión.

A diferencia de Masamune yo no ingresé a la universidad por la carrera, al estar perdido me metí a bachillerato por dos años para investigar lo que deseaba hacer y encontrar mi razón de existir; mi linda novia ingreso conmigo al no tener el puntaje para meterse directamente en la profesión en busca de la admisión especial.

Los mejores 24 meses que debí tener se transformaron en una pesadilla gracias a esa desquiciada modalidad, el bachillerato se volvió una tortura con toda la competencia porque solo los mejores podían escoger a que se deseaba cambiar; Erika se desquicio, dejo de ser cariñosa conmigo, dejo de portarse como la chica que conocí y me comenzó a aplastar.

No supe en que instante en lugar de amantes pasamos a ser enemigos, pero el cambio me dolió, fue como una daga silenciosa apuñalando cada día con más profundidad mi pecho; ese brillo que conocí en sus ojos se esfumo para ser reemplazados por ambición y manipulación.

Yo perdí las esperanzas en el amor por culpa de mis decisiones, porque cuando acabaron esos dos años me decidí a estudiar medicina y al tener notas envidiables podía acceder a mi cupo ¿El problema con esta situación? Le quite el cupo a Erika y eso fue algo que ella jamás me lo pudo perdonar.

“Eres un maldito egocéntrico Nowaki” Aun recuerdo como sus ojos se llenaron de lágrimas “Yo toda la vida quise estudiar esto; desde que me conociste supiste que deseaba la medicina y ahora me las estas quitando” No tuve las agallas para negar esas verdades que me escupía.

Era cierto; yo sabía que ella deseaba más que a su alma esa carrera, pero yo no escogí que eso me comenzara a gustar, no elegí que la idea de salvar vidas se arraigaría en mis pensamientos hasta destrozarme; pero de igual manera pasó y yo al quitarle ese puesto sentencie nuestro romance.

El golpe dolió; mierda que dolió perderla, porque la amaba, a pesar de la distorsión que había tenido nuestro romance, del desgaste, de las discusiones tontas, yo la amaba como un loco inocente y en el fondo jamás me pude perdonar por dañarla, nunca me pude quitar el peso de haber matado con mis propias manos esas alas de pureza.

¿Pero qué rayos pretendo recordando esto ahora? Me pregunte caminando hacia la sala de profesores con un par de libros siendo sostenidos entre mis brazos, mis orbes se centraron en el castaño con el rostro avergonzado llevando esas pilas de papeles.

“Si no me quieres ayudar no te debiste ofrecer” Me regaño sin tener el valor de centrar sus ojos sobre los míos.

“Tan solo estaba un poco distraído” Balbuceé con una pequeña sonrisa ante ese sonrojo sin dejar de caminar.

Hiro-san no es Erika, ya lo sabía; pero eso era lo que me aterraba, porque con ella toque el cielo y el éxtasis, no obstante, con el castaño subo hasta la gloria y desciendo hacia el infierno, porque mi amor por ese terco no tiene comparación, porque las emociones que explotan en mis venas por su culpa no poseen descripción; por eso me aterra ver el inminente choque que tendremos.

Después de todo; yo no creo en finales felices….

“No puedo creer que ese mocoso ni si quiera me mandara un mensaje” A pesar de fruncir el ceño y apretar con fuerza esos papeles esa tonta sonrisa de amistad sobre sus labios lo delataba, esa mascara ya no funciona ante quien la puede leer.

“Supongo que Masamune se divirtió anoche” Murmullé con envidia ingresando a la solitaria habitación llena de libros y proyectos a medio corregir.

“Ritsu es muy ingenuo pero tiene su orgullo, no pienso que haya caído con tanta facilidad, la verdad es que quede un tanto preocupado” Confeso con vergüenza dejando esos documentos sobre el escritorio.

“No creo que hayan tenido un inconveniente; además Masamune no permitiría que algo le ocurriera a tu amigo” Deje los papeles en el suelo para cerrar la puerta de la habitación “Yo creo que tuvieron su salvaje noche desenfrenada de pasión” El rostro del más bajo enrojeció mientras sus piernas temblaban.

“¿Es lo único que piensas?” Me acerque al frente de él con dominancia para acariciar esa caliente mejilla.

“Creo que es nuestro turno de tener una noche de diversión” Susurré respirando sobre su cuello; mordiendo su oreja con sensualidad, aferrándome a esa delgada cintura.

Esos ojos avellanas se abrieron con sorpresa al apreciar como mis labios se unían a los suyos; sus manos ya no me empujaban, esta vez él enrollo sus brazos a mi cuello y correspondía el hambriento tacto entre nuestros labios.

Con la sangre hirviendo y la estática asfixiando el ambiente tomé de las caderas al castaño para sentarlo sobre ese desordenado escritorio y enredar mis dedos sobre sus cabellos profundizando más ese dulce y venenoso rocé.

Mi lengua recorría con recelo cada parte de ese adictivo sabor, ambos batallamos en un intercambio de electricidad con los rápidos movimientos de nuestros labios impregnados por la lujuria y la pasión, el ruido de esas húmedas caricias fue acompañando de un agitado golpeteo en mi pecho retorciendo mi corazón.

Mis manos acariciaron sus piernas subiendo con picardía hasta su pantalón en donde presione su entrepierna consiguiendo un ahogado jadeo; él se trató de separar con el rostro avergonzado; pude sentir como su ceño se fruncía con terquedad; pero aun así no lo quise soltar.

Mordí con ansias su labio inferior tirando levemente de él para descender por su cuello y marcarlo, perdido en esta locura, siendo el demente de este romance, sabiendo que ya me había rendido hacia ese castaño.

“Nowaki detente, es mi lugar de trabajo” Me ordeno con las piernas temblorosas y un falso aire de seguridad.

“Es tu culpa por tentarme y seducirme todo el tiempo Hiro-san” Musite aspirando ese delicioso aroma que desprendía su piel “Es tu culpa por forzarme a pensar en ti cada instante y soñar contigo cuando no estas”

“Idiota no debes” El castaño no pudo terminar sus palabras al escuchar como la puerta rechinaba; con una mirada fulminante me di vueltas encontrándome con una socarrona sonrisa.

“Por favor continúen, finjan que no estoy acá” El más bajo se paró furioso del escritorio encarando con el rostro ardiendo a su colega.

“Miyagi eres un maleducado ¿Nadie te enseño a tocar?” El nombrado dibujo un infantil puchero sobre sus labios; sabía que él era mi aliado, que comprendía el movimiento de mis piezas; pero aun así no me gustaba esa confianza con la que se trataban.

“Él que trae el novio al trabajo y se debe esconder no soy yo; si quieres hacer cositas con tu pareja al menos cierren con seguro” Pase una mano por su delgada cintura revolviendo esos lacios y ordenados cabellos con la otra.

“¡Yo no estaba haciendo nada!” Grito con cólera “Y ese idiota casanovas no es mi novio” Reí ante la adorable actitud que adquiría cuando se ponía nervioso; lo que él no sabía es que mientras más angustiado y acorralado se encontraba más transparente era.

“Deberías ir a tus clases, tus pobres estudiantes llevan minutos esperándote ansiosos” El castaño rodó los ojos y me miro nervioso para después tragar e irse de la habitación.

“Debiste lárgate si viste la puerta cerrada; se supone que nos entendemos” El hombre de cabellos negros rio haciéndome extraños gestos con la mano.

“Sera para la próxima” Musito ingresando en la sala de profesores en busca de algunos papeles perdidos en el desastre que tenían por habitación.

Con pasos ligeros y apresurados seguí al castaño para ingresar en su  salón y ubicarme en uno de los últimos puesto lejos de su vista; sabía que estaba mal faltar a mis clases, que estaba derrochando el sueño que le robe a Erika como el inconsciente que era; pero tenía que verlo, me encantaba ver como sus ojos se encendían con esa pasión que exhalaba en sus clases.

Nunca pensé que me volvería a enamorar; eso fue lo que evite al conocer la agónica y dolorosa coalición que nuestras personalidades tendrían; yo no puedo describir lo triste que fue quitarle a ella sus sueños, convertirme en su enemigo y objeto de su odio.

Con esos labios de carmín con la pintura corrida de tanto llorar, con esos ojos apagados por el dolor, con ese delicado cuerpo tembloroso y su cabello desordenado fue que perdí la ilusión del amor; porque descubrir lo egoísta que todos éramos, ella me pedía renunciar a lo que yo había transformado en mi salvación mientras mi lado más oscuro me rogaba aceptar esa oportunidad.

Porque fue mi esfuerzo; porque fueron mis méritos y yo quería aprovecharme de ellos; la lastime, como lastime a esa muchacha, pero ella me rompió con su “Terminamos”  Bastaron diez letras juntas para que mi mundo se desmoronará.

Convertirse en su enemigo fue amargo, conocerla fue azul como la melancolía, lidiar con sus explosivos cambios fue una tormenta negra sobre nuestra historia de amor, y esas palabras fueron el beso de la muerte que se llevó al ingenuo que conocí.

Con Hiro-san temía que eso se repitiera, gracias a esa experiencia comencé a desconfiar de todos los que me rodeaban y a sentir asco y decepción de ese reflejo al que miraba, ¿Qué importaba si lastimaba a las personas? ¿Qué importaba jugar con ellas para que lloraran? Ellos me trataron de la misma manera y yo no sería de esos estúpidos positivistas que rompían con el ciclo.

Yo quería éxtasis, deseaba dejar de lamentarme por la clase de ser humano que era; por eso hice lo que hice y actuó con las defensas rodeándome como espinas; me gustaría creer que el castaño es alguien que vale la pena, un hombre por el cual puedo arriesgar las manos pero “Con esa personalidad de mierda tuya nadie los querrá, un casanova no puede amar”

“Oye víbora” Mi mandíbula se tensó al escuchar la aguda y chillona voz de mi autoproclamado enemigo, con frustración levanté mi rostro observando sorprendido que el rubio se había ubicado a mi lado en lugar de la primera fila.

“¿Qué diablos haces acá?” Le pregunte colérico.

“Tengo algo de lo que quiero hablar contigo, un tema que me tiene bastante preocupado” Murmulló centrando su atención en mi víctima con una tonta sonrisa que logró que mi sangre hirviera de la rabia.

“¿No te mofabas tanto de mí por ser un rompecorazones?” Le rebatí alzando una ceja “No te quiero dar mi ayuda para nada” El de mirada café esbozo una mueca de desagrado suspirando como si buscara paciencia para confrontarme.

“Esto nos concierne a ambos” Él tomó mi mentón con sus garras para mover mi cabeza hacia una de las esquinas del salón en donde mis ojos fueron absorbidos por un sonriente chico de hebras platinadas y rubias lamiéndose con lujuria el labio.

“¿Es Shinoda?” Musite tratando de recordar a ese sujeto.

“Sí; me preocupa porque él no toma clase de literatura, él estudia en otra facultad y aun así esta acá” Los hombros de Tsumori se relajaron ante mi mirada de comprensión.

“¿Fue quien lo ataco en el bar?” Recordé con frustración golpeando ligeramente la mesa que tenía al frente; ganándome un par de miradas de las filas delanteras.

“Sí, yo te odio Nowaki, si te soy sincero eres el hombre más desagradable que he conocido” Mascullo sin flagelar en su mirada o en sus acciones, desafiándome con ese petulante tono de voz, retándome con la chispa de la determinación.

“¿Pero?” Él trago nervioso.

“Shinoda es peligroso; si tú tienes fama de casanovas él la tiene de cazador, no quiero que lastime a Hiroki” Tire con sutileza de los cabellos que descendían por mi frente disimulando mi estado de desesperación; esto debía ser una maldita broma.

“Esperémoslo afuera del aula para aclarar las cosas y marcar territorio, nunca nadie le ha hecho frente a la víbora de ojos zafiros y esta no será la primera vez” Proclamé orgulloso sin despegarle la mirada a ese extraño hombre.

Había escuchado un par de rumores de Shinoda, él sujeto más que una presa por una noche busca un desahogo brusco, toma lo que se le da la maldita gana y pasa a llevar a los otros, además es idolatrado por un grupo de tarados que lo siguen como perros falderos los que él osa llamar como sus amigos.

La hora se pasó con lentitud; el constante ruido de mi zapato golpeando las baldosas de la habitación era lo que resonaba por mi mente; mi ceño fruncido en ningún instante se relajó ante las expresiones de ese sujeto en mi Hiro-san; ante esas sonrisas lascivas y ese repaso descarado que le daba a su cuerpo cuando él se volteaba; ¡No iba a permitir eso!

El bendito timbre indicando el término de la clase me permitió volver a respirar; Tsumori y yo caminamos con grandeza hacia donde se encontraba Shinoda exigiendo intercambiar un par de resentidas palabras con él; cuando los tres estuvimos a solas afuera de los pasillos del salón él nos sonrió con arrogancia erizando nuestra piel.

“¿Y?” Pregunto con desinterés “¿Qué es lo que quieren?” Pude escuchar como él rubio paso la saliva con lentitud a mi lado; estaba nervioso.

“Solo quiero advertirte que no te acerques mucho a Hiroki, yo no sé qué intenciones tienes con sensei pero no permitiré que te atrevas a hacerle daño” El ruido de una risa sarcástica resonó por todo el edificio; el de mirada verde ladeo la cabeza mientras se mordía el labio sin contener esa estúpida y estruendosa carcajada.

“Es broma” Musito sosteniéndose el estómago; maldito arrogante.

“Nunca antes había hablado algo con tanta seguridad” Tsumori arqueo las cejas y enderezo su postura para intimidar.

“¿Qué mierda se supone que son ustedes? ¿El club de fans de Hiroki que me viene a dar un discurso de bienvenida?” Bromeo revolviéndose los rebeldes mechones platinados.

“Mira, sino tienes intenciones con mi Hiro-san” Dije enfatizando las últimas palabras “No hay problemas pero” El más alto me hizo una seña con la mano para que me callara acercándose al rubio  para golpearlo con pequeñas palmadas en las mejillas.

“¿Pero que tenemos aquí?” Se preguntó a si mismo con ironía “Tsumori el nerd de la clase que me viene a dar un discurso intimidante, ¿Se supone que me debo morir de miedo?” El nombrado apretó los puños sujetando de la camisa a su contrincante.

“¿No te bastó con el ojo morado que te debiste maquillar por lo que hice en el bar?” Gruño ente dientes con la voz ronca y áspera.

“Los vírgenes perdedores como tú me dan risa, no te creas mucho por haber ganado una miserable pelea en la que estaba distraído” Su aliento golpeo la nariz de mi nuevo cómplice “Si quisiera partirte el culo lo haría ahora en un cerrar de ojos” Luego de decir esas palabras empujo del cuello de la camisa al de ojos cafés logrando que presionará sus parpados.

“Alardeas más de lo que muerdes” Le respondió sin poder liberarse.

“Lo que pasé con ese lindo sensei tuyo no es de tu incumbencia metiche; él sí me gusta, pero no me hago ilusiones románticas con alguien como él, no tengo el interés de iniciar una de esa vomitivas relaciones rosadas” Sin tolerar más ese insufrible taladrar que representaba su voz tiré de la prenda por su espalda para captar su atención y tenderle una sutil ayuda a Tsumori.

“Pero sí es de mi interés porque él me pertenece” Proclame con seguridad.

“La víbora de ojos azules” Se rio aplaudiéndome como si fuera una atracción de circo “El nombrado Nowaki Kusama, el chico de fama por ser un casanovas”

“Si me conoces sabes en que te estas metiendo” Le advertí a la defensiva, con los músculos tensos y unas asquerosas nauseas en el estómago al chocar con sus ojos.

“Tú no sabes en lo que te estas metiendo” Me advirtió golpeando con su dedo índice mi nariz; él me jodía, me enfadaba que me subestimaran de esa manera y me rebajaran.

“No te le acerques y nos evitamos problemas los tres” El más alto esbozó un pequeño puchero revolviéndose esos fastidiosos cabellos oxigenados.

“Es una pena que me digas eso” Murmullo apoyando sus manos en contra de mis hombros; retándome como si fuéramos dos toros furiosos “Llevo un par de días concurriendo a ese bar y el castaño se ve muy lindo, provoca a muchos con ese barato delantal blanco que se amarra a su delicada cintura”

“No te le acerques” Le advertí escupiendo las palabras de la garganta la que me ardía por la rabia; por esos irracionales celos cegadores.

“Su rostro se me hizo muy familiar por eso le pedí a mis amigos que indagaran hasta que descubrieron que impartía clases en esta universidad de medidores con una aburrida y lastimera generación” Nuestros alientos se mezclaban por la cercanía, el chirriar de dientes era el ruido que irrumpía en el ambiente, nuestras piernas batallaban en fuerza para ver quién era el primero en desistir.

“Es una lástima que ya tenga dueño” Bramé como un animal celoso; quemándome con esos tóxicos ojos.

“¿Crees que me importa que finjas ser su pareja?” Pregunto divertido “Mira Nowaki conozco esa reputación que te encanta alardear; sé que no eres capaz de tener nada serio y que tú estás jugando con él, que estas tratando de convencerlo de que lo amas para después acostarte y largarte de su vida; sí es así como compañero casanovas deberías aprender a compartir” Trate de estamparle un puño en la mandíbula para borrarle la sonrisa de idiota sin éxito al ser apresado por sus fuertes manos.

“Te lo estoy advirtiendo, con él no te metas, ni si quiera te atrevas a pronunciar su nombre con esa sucia boca tuya” Me sorprendí de lo enfadada que salió mi amenazadora voz.

“Me importa un carajo lo que quieras, nunca necesite permiso de nadie para tomar lo que me gusta” Me advirtió empujándome en contra de la pared.

“Él no caerá por un par de tus baratos y sucios piropos Shinoda; no es una de tus conquistas más” Él se rio con histeria repasando divertido mis facciones de pánico; disfrutado el estado en el que me sumía por culpa de la desesperación.

“Me estas subestimando, a diferencia de tu sobrevalorada reputación la mía es real; siempre cumplo con lo que me propongo” Ninguno podía respirar en ese pesado ambiente de asfixia, su desafiante mirada se sentía como una soga en el cuello dispuesta a ser tirada para acabar con mi respiración.

“Tendrás que pasar sobre mí primero si quieres intentar algo con él” Gruñí presionando mis dientes, sintiendo la rabia en carne viva ante ese desesperante oponente.

 “Escucha Nowaki tú serás muy hombre con todas las chicas que te acostaste, tendrás tu club de fanáticas locas por la víbora, pero ambos sabemos que eres pura fachada, acá tú tienes al frente a un lobo; y te  guste o no este animal se  llevará a la cama a ese sensual castaño, él jadeara por mí; profanaré esa piel que tanto les gusta, probaré sus labios y no podrán hacer nada, porque todos caen ante mis encantos” Cientos de agujas comenzaron a desgarrar mis músculos; con el odio carcomiendo mis pesadas venas me las arregle para liberar mis brazos y hundir mi puño en su respingada nariz logrando que se apartará.

“¡Ni lo pienses!” Bramé con gélido logrando intimidar a aquel hombre sin consciencia.

“La víbora se encariño con su presa” Se burló sosteniendo su nariz de la cual ahora salían un par de delgadas gotas de carmín “Pero que tierno”

“Que te quede claro; Hiro-san es mío” Tsumori carraspeó irritado frunciendo el ceño por ser ignorado.

“Tú deberías saber las reglas que hay en nuestro mundo” Se burló parándose con el mismo aire de esplendor con el que irrumpió en nuestra realidad “Cada juego sucio vale” Bufé con los ojos abiertos y el labio desgarrado con la presión que ejercía al mordérmelo para dejarlo ir ante un gesto que me hizo el rubio.

“Tenía razón” Divago en voz alta “Yo no creo que haga mucho; Shinoda  es la clase de persona que habla y habla pero poco hace, además Hiroki es inteligente y se sabe defender, no es como si estuviera expuesto a un peligro, pero  aun así”

“Hay que estar alerta, lo entiendo” Musite dándole la espalda para ir a buscar a mi castaño y profesarlo seguro otra vez sobre mi pecho.

“Nowaki” Me llamó el chico de orbes cafés tirándome del brazo “Esto no nos hace amigos ni nada, yo no te tolero pero hasta que ese idiota le quite la mirada a Hiroki creo que debemos dejar nuestras diferencias” Una mueca de desagrado se formó sobre mis labios; me enfermaba la idea de compartir con ese petulante inocente, con el primer idiota que tuve que confrontar, pero….

“Está bien” No tenía opción.

“Wow, no pensé que fuera tan sencillo, que desperdicio, tenía todo un discurso mental preparado para convencerte” Se burló regresando  a su seguro semblante de bufón.

“No aguanto a un falso santurrón como tú; aunque por Hiro-san lo haré” Me dije en voz alta en busca de tranquilidad “Pero no quiero que te le acerques Tsumori, estaremos en tregua, sin embargo, aun eres mi enemigo declarado” EL nombrado se encogió de hombros mostrándome una brillante sonrisa tonta.

“Hay cosas que no cambian” Musito divertido.

Con pasos pesados le di la espalda a ese hombre para encaminarme a la sala de profesores en donde supuse que se encontraría mi renegada pareja; antes de girar el picaporte de metal una tierna risa siendo pronunciada del otro lado me hizo sonreír.

“Masamune” Lo llamé al reconocer esa infantil voz; el azabache se encontraba abrazando de manera celosa al castaño quien estaba ubicado al frente del vacío escritorio del chico de mirada avellana.

“Traje el libro” Proclamo con picardía enseñándome el texto de medicina.

“¿Dónde diablos estuviste anoche?” Ante mi pregunta Ritsu se ruborizo con fuerza intentando ocultar su rostro en vano ante los amorosos agarres del azabache.

“Digamos que tuve una muy buena noche y olvide lo del tonto informe” El menor lo golpeó en el hombro con las cejas arqueadas sin lograr encubrir sus nervios.

“Al menos disimula idiota” El más alto en lugar de enfadarse por esos despectivos le sonrió con una expresión llena de calidez y le dio un pequeño besos sobre sus cabellos.

“Oye no comas pan en frente de los hambrientos” Me quejé ante la falta que tenía por mi castaño; con decepción ingresé en su oficina a esperarlo junto a la feliz pareja envidiando esa especial relación que Masamune había logrado.

“Miyagi, el otro profesor, nos dijo que Hiroki se fue a sacar unas copias; regresa en un par de minutos” Me explico el chico de ojos verdes con una tímida sonrisa.

“Así que lo estas siguiendo todavía en la universidad” Me reprocho el azabache acariciando la espalda de su compañero.

“Es natural que lo haga, me preocupo por él” Le rebatí con los brazos cruzados en esta constante batalla de egos que desempeñábamos “Además el diablo de ojos miel todavía esta acosando al pobre Onodera” Mi amigo me sonrió  relajando sus hombros para centrar toda su atención en su víctima.

 Un escalofrió recorrió toda mi columna al apreciar una expresión que jamás había visto sobre su rostro, un par de dulces tactos silenciosos que trasmitían un mundo de emociones; una mirada que parecía acariciar cada centímetro del rostro del castaño y besar sus enrojecidos labios, una mirada de puro amor.

“Lo amo, quiero cuidarlo siempre” Los grandes ojos de Ritsu se abrieron con sorpresa, el rubor sobre sus mejillas se intensifico mientras una pequeña sonrisa se dibujaba sobre su boca.

“Takano” Musito dejándose envolver por mi amigo.

Escuchar esas frases con tanta sinceridad de su boca era impactante; yo nunca había visto al poderoso diablo de ojos miel así de tranquilo, amoroso, empalagoso; supongo que debe estar muy feliz de tener la certeza de que ese chico le pertenece.

Yo deseo lograr eso con Hiro-san, dejar estas pesadas cadenas para entregarle lo que soy, abandonar el pasado para crear un nuevo futuro a su lado, pero cada vez que lo intento:

“¿Un casanovas como tú? Por favor, no me jodas con esas mentiras de que estabas enamorado de ella, tú no puedes amar” Siempre.

“Eres un descorazonado ¿Qué no te da vergüenza mirarme después de abandonarme sola en la cama anoche?” Siempre.

“Nowaki me siento muy mal por tu futura novia; la pobrecita va a tener que cargar con un carácter egoísta como el tuyo, nunca vas a lograr que alguien se siente cómodo a tu lado porque no tienes las agallas para amar, tú no sabes que es el amor” Siempre mis fantasmas me lo impedían.

¿Sé que es el amor? Probablemente no; y me paraliza averiguarlo porque en el fondo sé que no lo merezco, sin embargo, aun así estoy como idiota persiguiendo a ese castaño; porque mi corazón guía mis emociones, me aterra que algo malo le pasé pero a la vez no quiero ser el causante de su sufrimiento.

Es como si sostuviera la pistola que apunta a mi cabeza; mi mente clama por tenerlo, no obstante, sé que soy el veneno, quizás lo correcto seria apartarme ahora; dejar que Tsumori me lo arrebaté, que sea feliz con alguien más.

“¿Qué hacen tantas personas acá? ¿Se armó fiesta en mi oficina?” Pero esa voz, esos despampanante ojos, su aroma, sus labios, su piel, su personalidad, todo de él es adictivo, es vicioso y ya no hay marcha atrás.

Soy una mala persona, alguien que daña a los demás; una víbora encarnada, un hombre que con una resplandeciente piel hipnotiza a los demás, un chico que clava el veneno en el cuello de sus víctimas sin remordimiento, soy toxico ¡Sí! Lo soy; pero este emponzoñado de corazón destrozado aun así va a proteger a ese castaño, no puedo permitir que alguien se burle de su pasión o lastime ese lado ingenuo que tanto se esmera en ocultar.

Notas finales:

La relacion con ERika es más profunda de lo que escribi pero solo le queria pasar un pincelada para que se hagan ideas y tengan un panorama dentro de la objetividad que pueden sentir en primera persona.

Yo dije que Shinoda seria un problema ¬¬ pero con enemigos en comunes....bueno adios al orgullo de Nowakito.

Espero que les haya gustado


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