Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Casanovas de hielo por Chiaki28

[Reviews - 335]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola mis amores! Jaja siempre quise decir eso.

Bueno esta es la 5/13 de las masivas *-*

Melyoan el capitulo sé que lo estabas esperando asi que espero que sea de tu agrado.

Y mis hermosas explicaciones al final.

Espero que les guste

 

Hiroki Pov

“¿No es obvio?; estamos por la misma razón que ustedes acá” Desde la primera palabra que intercambiamos lo supe, desde que me arrojo esa satisfactoria y altanera mirada de goce bañada por el ímpetu de una perfecta y pulcra reputación lo presentí, tan solo era muy cobarde para admitirlo y acabé con los ojos abiertos cuando todo a mi alrededor se desmoronó.

Dicen que la primera vez que te fundes y entregas con alguien debe ser especial y única, que está llena de pasión y se marca por siempre en una historia sin final, sin embargo, mi experiencia con Nowaki Kusama no tuvo más que mentiras, no estuvo impregnada por otra cosa más que un instinto animal, él me utilizo como una de sus putas y se largó cuando no lo podía ver, me dejo con una herida que jamás va a poder cicatrizar, yo me arrepiento tanto de haberlo conocido.

Apreté con frustración el cabello que descendían por mi frente tratando de concentrarme en los trazos con los que algún tímido estudiante me había deleitado; presione mi mandíbula hasta que mi cabeza ardió intentando que mis ojos se concentraran en esas endebles letras en vano.

La humillación ya terminó; no volveré a saber más de él, ahora tan solo nos limitaremos a ser un par de desconocidos entre las sombras, yo continuaré trabajando en el bar para apreciar cómo se lleva alguna nueva presa a su hogar; me golpeé la nuca con ira con los nudillos; ¿Por qué mierda esto me molesta tanto? Me odio por haberme permitido tener esta clase de trágico final, sabía que era mala idea amar ¡Lo sabía!

“Concéntrate” Me lo pedí enfocando mi atención en las rayas sobre mi escritorio, tratando de lidiar con las constantes y repulsivas nauseas que inundaban mi garganta.

“No lo haré aunque me lo pidas, no me apartaré de ti jamás” ¿Cómo podías ser tan buen actor? No me regalaste más que falsedades y un estúpido amor imposible cuyos ecos no quieren desaparecer de mi mente.

“Concéntrate” Me suplique repasando un plumón rojo sobre el examen de un buen estudiante “Por favor” Ese chico merece toda mi concentración, no le puedo dar trabajo a medias o acabaré perdiendo lo único que me queda, me despojaran de esa endeble identidad que por tantos años resguarde.

“No estoy jugando contigo Hiro-san” Ya basta con esta tortura “No sé qué es esto que tenemos, pero yo ya no estoy solo de casería”  ¡Sí! Cometí una imperdonable equivocación con él, por favor basta de esto, ya no quiero recordar su voz “Te quiero” ¡Mentiras!

Abrí los ojos pasmado al igual que los labios al percatarme de que un caliente líquido corría por mi rostro sin que lo pudiera controlar, al tocarme las mejillas y apreciar que eran un par de lágrimas impregnadas por la debilidad y un cruel desamor no pude evitar que  mi sangre hirviera de la cólera y el tornado de rabia del que era víctima me aplastara.

“¡Maldición!” Grite arrojando las cosas del escrito, tratando de tener alguna reacción coherente “Tengo que hacerlo bien, tengo que concentrarme” Me lo volví a suplicar al ya no tener el control de mis acciones “Esto es lo único que tengo” Balbuceé con un pequeño hipeo tirando con fuerza mi flequillo “No lo puedo arruinar”

Esas horrendas cicatrices en mi piel, lo pulverizadas que quedaron mis esperanzas, sus constantes palabras de engaños resonando como murmullos desde esa noche en donde en la soledad comprendí mi realidad; yo sabía que mi cariño por ese casanovas era un capricho para él, que tan solo me anotaría como un frío nombre en una lista que desecharía, yo sabía que era un imposible, tan solo no lo quise aceptar.

Una agradable vibración en mi bolsillo me permitió tranquilizarme para que con la áspera manga de mi camisa repasará mis parpados con frustración, solo cuando estos ardieron me di cuenta de la fuerza que había utilizado en limpiarme.

“Tranquilo” Musite para mí mismo sacando el teléfono del bolsillo de mi pantalón, antes de abrirlo un intenso golpetear ataco mi pecho.

Sí esta fuera una novela rosa como las que siempre deteste leer sería su mensaje el que se encendería en la pantalla, él aparecería con un pequeño ramo de rosas afuera de mi oficina regalándome una sincera disculpa, me rogaría lo dejará permanecer a mi lado porque sin mí no es nada, que todo fue un malentendido, el besaría este dolor para que sus marcas se conviertan en alegría pero….

“Un mensaje sin leer de Ritsu” Yo no soy el ingenuo protagonista de un cuento de fantasía; tengo que enfrentar mi contexto; apreté con cólera el aparato entre mis manos; detesto esa parte de mi alma que aún guarda esperanzas y reza por él porque acabó lastimado y desilusionado, llorando sin poder detener mis silenciosos gritos. Compréndelo, él ya no vale la pena, en el fondo jamás la valió.

“Hola Hiroki.

Espero que lo estés haciendo bien en el trabajo y te hayas tomado el té que te dejé en la oficina esta mañana antes de partir a mi turno de la tarde. Si te sientes muy mal todavía con tu nivel de asistencia perfecta te puedes dar el lujo de descansar, trata de ser cuidadoso y no te sobre exijas demasiado porque me preocupo por ti.

Prométeme que si algo pasa o solo quieres hablar me llamaras ¿Sí?; ten un lindo día, cuídate”

“Ese idiota” Musite con una pequeña sonrisa en mis resecos labios y un tenue sonrojo en esa intensa oscuridad que como espinas me atrapó.

Aunque no lo admita yo agradezco tanto la amistad de este tonto muchacho, que él no haya corrido cuando el huracán arrasó con mis ilusiones y se haya quedado para pegar esos fragmentos de cristal; que secará mis sollozos esa noche en donde el dolor fue lo único que goteo y me deshice al no poder respirar; él es un buen chico, sin su ayuda hace mucho me habría desmoronado.

Me agache con una demacrada expresión sobre mis rodillas para recoger los exámenes que había tirado intentando controlar el temblor del que eran presa mis manos; debo ser capaz de reprimirme o esta experiencia me va a costar toda la historia que he construido con sudor y sangre; tengo que seguir trabajando para ser una mejor versión de mí mismo y por Ritsu, para apoyar en algo a ese castaño.

“¡Hiro-chan!” Mi ceño se frunció automáticamente al escuchar esa irritada voz junto con un enfermizo golpetear de puerta “¡He venido a darte grandiosas noticias!” Las manos del más alto se apoyaron en sus caderas, su mentón se alzó con orgullo en un patético intento por crear una pose heroica solo para ser ignorado; ya no tenía la paciencia para lidiar con él.

“Miyagi si solo vas a molestar te puedes largar” Bufé recogiendo los marcadores sin tapar, manchando mis manos al haber sido tan descuidado como para tocar la tinta.

“Oye” Su tono cambio repentinamente a uno lleno de preocupación “¿Qué fue lo que pasó?” Me pregunto agachándose a mi altura, tocando mi hombro en busca de establecer un tacto visual del que solamente rehuía.

“No es nada, el viento los tiró” Murmullé intentando levantarme con una  velocidad casi inhumana de aquel salón.

“Desde que regresaste esta semana has estado actuando extraño” Él tomó mis mejillas entre sus manos con una confianza que no le entregue “Sé que no soy la persona más agradable contigo ni algo así como tu mejor amigo, pero me puedes tratar de confiar tus problemas”

“No sé de que” Él me silencio al apresar mi muñeca.

“Se te nota hasta en clases” Me rebatió con una impropia sensatez “Mi intención con esto no es criticarte o algo por el estilo, sin embargo, tu desempeño ha estado deficiente en tus presentaciones y tus alumnos se han quejado de algunas malas correcciones” Una sonrisa irónica se trazó en mi boca ante esa punzante verdad.

Patético; tanta grandeza, tanto esfuerzo, las noches de estudio, los meses de ahorros sufriendo carencias en una pocilga para poder cumplir un polvoriento sueño de infancia; todos los sacrificios que hice se están convirtiendo en mierda ante mi incompetencia como maestro, ni siquiera puedo separar mis sentimientos de mis jornadas laborales; tan patético.

“¿Lo ves?” Deseé que el aire dejara de recorrer mis pulmones al percibir como las lágrimas nuevamente corrían por mis mejillas; me doy asco por lo débil que soy “¿Qué fue lo que pasó para que te pusieras así?”

“No te quiero ofender Miyagi pero no confió en tu personalidad chismosa” Me trate de levantar del suelo en vano para ser apresado por sus brazos en un incómodo y tenso ambiente.

“Pasó algo con ese jovencito que traías ¿No es así?” La vergüenza se desprendió de mi piel cuando esas palabras fueron utilizadas para devastar los fragmentos que aun goteaban dolor en mi pecho “Lo sabía” Se lamentó acariciando mis cabellos cual niño aterrado ante mis sollozos.

“El juego entre nosotros se terminó, no pasó nada grave, nada que me debería afectar” Balbuceé sin corresponder ni rehuir a aquel tacto, necesitaba de un soporte porque me estaba rompiendo “Para ser justos” Musite con un delicado hilo de voz “Yo siempre supe que las cosas acabarían en este trágico final, era cuestión de tiempo para que Nowaki se largará de mi vida” Él alzó mi mentón con ternura abriendo y cerrando la boca cientos de veces sin saber que decir.

“Si ya esperabas esto” Musito con aflicción “¿Porque no puedes dejar de llorar?” Me rebatió repasando con la yema de sus dedos mis pómulos “¿A quién estas tratando de engañar con esas mentiras?” Me interrogo con una suavidad casi paternal sacando un pañuelo de su bolsillo para secar el interminable lamento.

“¿Cuándo estas emociones por él se detendrán?” El estómago se me revolvió por el asco “Quiero dejar de quererlo” Gimoteé “¿Cómo lo puedo hacer?” Una mirada desbordante de compasión se centró en mi gastado rostro.

“No puedes saber cuándo lo dejaras de amar” Su tono se suavizo al igual que sus atenciones “Tan solo te queda esperar” Solamente me pude morder la boca con frustración sintiendo como el reflejo de quien alguna vez fui se quebraba entre mis manos.

“Ya me es difícil hasta respirar Miyagi, si tengo que esperar acabaré completamente destruido” Aunque traté de aligerar el ambiente con una risa histérica este pareció convertirse en concreto “Yo no puedo hacer otra cosa además de reprocharme una y otra vez mis errores” Mis músculos me quemaron “Porque yo sabía cómo iba a terminar todo esto, yo lo sabía” Repetí con desconsuelo apretando mis puños sobre mis rodillas “Y aun así”

“No puedes controlar de quien te enamoras” Presioné mis pestañas con fuerza tratando de esconder la miserable apariencia que le debía ofrecer.

“Debí hacerlo” Me reproché; todo mi cuerpo se estremeció al percibir como su mano acaricio mis cabellos “Soy una persona que analiza las situaciones para evitar esta clase de experiencias, si tan solo lo hubiera pensado más con la cabeza” Su mano cayendo con melancolía sobre mi hombro me frenó.

“Pero no lo hiciste Hiroki” Con un pequeño siseo se aferró a mi espalda tratando de sostener los trozos de identidad que me eran arrebatados “Por ahora solo déjalo salir y espera a que cicatricé” Tan solo asentí intentando apartarme de su pecho sin resultado ante lo frágiles que se habían vuelto mis rodillas; ahora la tormenta estaba dentro de mí.

El de cabellos negros y yo nos quedamos un par de minutos así sin emitir ningún otra sonido además de nuestras cansadas respiraciones, su aliento a café golpeando mi cuello me entregaba un constante consuelo de que quizás para mí aún quedaba algo de calor.

Cuando mi razón retornó y fui mártir una vez más de la pena, con un pequeño golpeteo en sus brazos me aparté de él con una infantil sonrisa quitándome por última vez esos rastros de tristeza; ya nunca más me van a volver a romper, no dejaré que esta escena se vuelva a repetir.

“Lamento mucho eso” Murmullé ofreciéndole la mano para que se levantará del suelo “No sé qué me pasó” Su sonrisa se ensancho al ser testigo de mi repentina timidez.

“Te sobrepasaste, eso ocurrió” Me consoló con una nerviosa risilla “Tranquilo, esto quedará entre tú y yo” Antes de que él se moviera mi mano frenó su caminar al apretar su muñeca sobre su mal abotonada camisa.

“Gracias” Proclame ignorando el calor en mi rostro o esa arrogante expresión “Por cierto” Balbuceé recordando su llegada “¿Cuál era la fabulosa noticia que me venías a dar?” Sus oscuros ojos parecieron retomar su brillo y sus energías con esa frase.

“Me entregaron los resultados de tu evaluación” Proclamo con orgullo llevándose las manos una vez más a la cadera “Esa para la que estabas tan nervioso”

“¿Cómo me fue?” Le pregunte golpeteando con la suela de mi zapato el piso como muestra de mi impaciencia; mi ceño se tensó ante la tranquilidad con la que me privaba de mis resultados “Miyagi dímelo rápido” Farfullé con fastidio.

“Ahora eres oficialmente mi colega” Su mano se extendió al frente de la mía “Felicidades por conseguirlo” Parpadeé atónito ante esa confesión.

“¿Qué?” Balbuceé con una pequeña sonrisa “¿Es enserio?” Insistí  siendo víctima de un agradable calor recorriendo hasta el último poro de mi piel.

“Les encantaste en la presentación” Aunque mis mejillas ardieron no despegue mi mirada de ese petulante “La verdad es que me pusiste un poco en ridículo con tus métodos de enseñanza, por suerte no era mi evaluación” Mi respiración se descompasó llevándose toda la amargura que el recuerdo de esa mirada zafiro me traía.

“¿Entonces tenemos el mismo sueldo?” Le pregunte extasiado con la idea de poder ayudar bien al castaño con sus problemas.

“Casi el mismo” Me rebatió golpeándome la frente “¡Pero no arrugues el ceño por eso!” Se mofó más relajado “Al menos te aumentan bastante las ganancias y tienes un puesto fijo garantizado por los siguientes tres años” No puede describir la felicidad que me provocó tocar el infierno para después ascender hasta el cielo.

Sé que emocionándome no conseguiré más que amarguras y lamentos, que los finales felices no existen e inminentemente me tendré que estrellar con mi realidad, no obstante, tener una pequeña ayuda para alimentar sus ilusiones borrando las penurias de las que él es presa me hace feliz; de esta manera me puedo profesar y concretizar como su apoyo incondicional, es un alivio. Mi trabajo será velar por él.

“Luces muy contento” Se mofó hundiendo su dedo en mi mejilla “Es lindo verte así de emocionado por trabajar con alguien tan competente como yo” Rodé los ojos ante su egocentrismo “Aunque solo un masoquista estaría así de feliz porque le aumentan los deberes”

“Supongo que sí” Murmullé tomando mi bolso para comenzar a meter los exámenes que me faltaban y poderlos corregir en mi hogar “Pero esa clase de amarguras por él valen la pena” Miyagi confundido ladeo la cabeza ayudándome a levantar los documentos que había dejado esparcidos por la oficina.

“¿Ahora iras a celebrar?” Reí ante esa propuesta negando con la cabeza.

“Iré a terminar lo que deje a medias para mañana llegar con todo un nuevo plan” El más alto dejo escapar un suspiro risueño, cruzándose los brazos debajo de esa descuidada y manchada corbata.

“No tienes remedio” Suspiró dándome pasó para escapar de la habitación “Hiroki” Frené mis movimientos nuevamente al ser testigo de ese frío y calculador tono de voz “Por ahora lo único que te puedo aconsejar es que te concentres en esto, que ese casanovas no te afecte” Ya no lo haría más.

Arrastré mis pies hacia las afueras de la facultad enfocando mi atención en las débiles luces del atardecer. Curar estas cicatrices, quitarme el temor, borrar sus caricias, olvidar esa toxica mirada de fracaso que me regalo la noche que le entregue mi cuerpo, dejar de reprocharme el haber sido manchado como un envase vacío, jamás lo podré olvidar; yo de ahora en adelante deberé aprender a convivir con mis nuevos pecados y a caminar sobre el cristal con los pies desnudos; agoté mi tiempo.

Ya no tiene sentido buscar alguna otra explicación, es dañino creer que hay algo más; Nowaki me dejó, no me volvió a contactar, en el bar regresó a sus viejas andanzas según el rumor que Kisa me transmitió, no fui capaz de derretir con un ingenuo amor quebrado ese presuntuoso corazón de hielo; es hora de aceptar este fracaso y seguir respirando aunque duela, porque llorando, lamentándome, odiando; no conseguiré nada.

Llevé mi mano hacia mi pecho ante una repentina punzada “Por favor deja de doler” Me supliqué a mí mismo “Y déjame avanzar” Le volví a rogar solo para recibir un golpe más fuerte; me pregunto si uno puede morir de tristeza ante un desamor porque temó estar a punto de colapsar.

“Hiroki” Su amigable y preocupada voz me despertó de las incesantes memorias de él que se repetían en mi cabeza “Te demoraste un poco más en salir” Pestañé confundido por esa tímida expresión de vergüenza que me entrego.

“Perdón, no sabía que me estabas esperando” Una galante sonrisa se trazó sobre su boca tensando el ambiente a nuestro alrededor.

“Sí, yo me enteré de un par de cosas y te quería acompañar a tu casa” Se excusó desviando con nervios su atención a una de las solitarias bancas que habían en el patio de humanidades “¿Te quieres sentar conmigo un rato? Te ves cansado” Tan solo pude esbozar mi sonrisa más verdadera para seguirlo a ese frondoso rincón.

Presioné mis pestañas al apoyar mis manos sobre mis muslos, consentí que la fragante brisa de los cerezos rozara todo mi rostro trayendo una pretenciosa paz en mi interior, mi espalda se apoyó en las tablas de madera que usaba de soporte este asiento mientras su calor me acuno.

“Te enteraste” No fue necesario verlo para imaginarme su divergente expresión “¿Cómo?” Su mano tomó la mía con una ternura que me devasto.

“Como te ausentaste un par de días a tus clases me preocupé” Su tibio aliento acaricio mi cuello “Por eso acabe yendo al bar a pesar de que me pediste que no lo hiciera y de casualidad escuche la pelea que tuvieron tu amigo y la víbora” Abrí mis ojos de golpe por sorpresa.

“¿Una pelea?” El de hebras rubias sonrió relajado.

“Yo lo llamaría más como una confrontación” Susurró moviendo sus manos con angustia sobre mi regazo “Lo siento”

“¿Por qué te estas disculpando?” Sus ojos cafés se centraron en los míos para que me ahogara en ellos; una mueca similar a la felicidad se trazó en sus labios con la finalidad de engañarme, su aroma a menta me envolvió con protección.

“Porque sí hubiera insistido más te habrías enamorado de alguien como yo en lugar de ese idiota” Relajé mis hombros ante tan tierno discurso sin lograr controlar el calor que subía por mis mejillas ni las cosquillas que provocaba en mi piel.

“Habría sido menos doloroso si hubieras sido tú” Libere de improvisto “Tsumori, enserio me halagas con todas las frases que me dices y todos los cuidados que has tomado conmigo, pero después de eso lo último que quiero es regresar al amor” Sus manos sostuvieron mis pómulos para que me fuera imposible evadir su mirada.

“¿Entonces solo te rendirás?” Me pregunto erizando mi piel “¿Por una herida vas a renunciar a la felicidad?”

“No es solo una herida” Le rebatí tratando de apartarme en vano “Es una inmensa cicatriz”

“Sí te dejas vencer así ¿No estarás siendo igual que él?” Sonreí con ironía ante esa dolorosa verdad; era cierto, al final acabe siendo tan cobarde como él.

A esa petulante víbora las memorias de una perfecta chica le hicieron daño, él jamás me pudo abrir sus temores para que yo pudiera sanar esas heridas, no me pudo demostrar con sinceridad que se encontraba tan embobado como yo en esa relación sin nombre; Nowaki nunca superó a esa mujer y yo al ser un inútil reemplazo fui desechado al no poder darle más.

No fui suficiente.

No quiero huir pero no quiero salir lastimado; estoy cansado de llorar todas las noches por culpa del aroma que dejo impregnado en mis sabanas, sin embargo, siento que si las cambio lo habré perdido por siempre; ya no puedo con todo esto; sabía que lo nuestro era un tonto error.

“Por ahora solo me centraré en mi carrera” Proclame negando con la cabeza, mordiéndome los labios ante ese punzante dolor clavándose en mi pecho “Después de todo me dieron el título de profesor que merecía”

“Lo sé” El más alto se quitó la mochila de la espalda para sacar de está un pequeño ramo de rosas “Soborne a Miyagi para que me diera los resultados antes de que tú los tuvieras” Mi cara ardió “Que lindo eres” Balbuceó extendiéndomelas.

“No era necesarios que hicieras esto” Le respondí tomando en contra de mi orgullo el ramo “Yo no necesito esa clase de detalles y jamás sé cómo devolverlos” Su mano alzó mi mentón una vez más para que ya no lo pudiera apartar.

“Déjame quedarme a tu lado” Me ordenó con suavidad.

“¿No me estabas escuchando?” Con un pequeño manotazo le impedí tocarme “No quiero nada con nadie”

“Solo quiero apoyarte en esto” Me rebatió presionando su dedo índice sobre mi boca “Comprendo que estés herido, no te presionaré más porque mi única intención contigo es cuidarte, protegerte para que nunca más él te haga daño” Desvié la nuca centrando mi mirada en mis zapatos con unos infantiles nervios.

“No te preocupes, no me puede dañar más” Mi comentario pareció enfurecer al rubio quien me tomó con brusquedad de los hombros.

“Claro que puede si te vuelve a buscar” Un pensamiento que debió encender las opacas chispas de la esperanza tan solo llenó mi garganta de nauseas “Conozco a los hombre de esa naturaleza, él tarde o temprano se dará cuenta de lo que perdió y yo no te dejaré caer” Me levante de la banca con las barreras rodeando mi piel.

“Se lo deje bien claro” Farfullé con el ceño fruncido “Era una oportunidad que él escogió gastar así, por mí está bien”

“Hiroki” Su mano se apoyó sobre mi hombro con cariño; tan solo me trate de refugiar en aquel hermoso ramo.

Toda belleza se esfuma con el tiempo, los preciosos momentos, las personas en las que confías, estas tan solo te van a lastimar, es mejor no tener a nadie especial porque al final estos se irán, yo me encontraba mejor encerrado en esa pretenciosa soledad con mis libros; era menos doloroso estar muerto que vivo.

“Me voy a mi casa” Le indique dándome vueltas “Ritsu me va a regañar si llego tarde, después de todo le dije que me tomaría las cosas con calma” Él libró una infantil risilla que paralizó mis músculos y aligero la carga clavada en mi espalda.

“Le tienes mucho cariño a pesar de la diferencia de edad” Más que una endeble pregunta aquello fue una certera afirmación “¿Cierto?” Y aun así se trató de asegurar; esbocé un tonto mohín ante esa verdad.

“Sí” Musite con sinceridad “Nuestros caracteres no son los más compatibles pero él aún así se ha mantenido a mi lado, es él único que me puede apoyar en esto” El más alto acaricio mi mano antes de que pudiera escapar para negar con la cabeza y llevar mi palma hacia sus labios.

“No es el único” Susurro con un ronco y seductor tono de voz “Tenme más presente, porque me importas más de lo que puedes llegar a comprender” Se mofó antes de liberarme y dejar que el frío una vez más calará en mi interior “Sería muy aprovechado acompañarte hasta tú casa” El aire a mi alrededor se disipó permitiendo que saliera a respirar en plena confusión.

“No soy un mocoso indefenso para que hagas eso” Me burle dándole la espalda, entregándole un flojo saludo sin separar las rosas de mis manos.

Con la mente en las nubes y un repentino alivio recorriendo mis venas ingresé en el vagón del tren en la estación central el cual a pesar de encontrarse repleto de personas que se quejaban y aplastaban las rosas con mis libros no me molestaba; porque fue un golpe de regreso a mi realidad.

Fue divertido devolverse a mi apartamento con él, recibirlo en mi casa como si fuera un perro vago que no pertenecería a ningún lugar, jugar a la familia feliz a su lado, fue divertido olvidar el peso que he arrastrado atado en mis muñecas para que todo lo perdiera en esa mirada zafiro; sin embargo, nada es eterno.

“Ambos sabemos que acabaras entre mis piernas dándome lo que quiero” Él tampoco lo será.

Fue una hora interminable en la que los demás pasajeros me empujaron sin cuidado a través de todo el vagón, mis piernas estaban temblando de lo cansadas que se sentían al estar cargando entre mis brazos los textos más importantes para revisar el trabajo de mi generación, cuando las primeras luces de la luna se colaron por los sucios vidrios del transporte me baje con mi destino más cerca.

Por culpa del frío troté hasta mi hogar sabiendo que ese castaño se encontraría allí para aligerar mis penas y convertir esas lágrimas de ayuda en un llamado; aunque sé que él también me lastimará porque algún día se esfumará por el momento me aferrare a esa ilusa mirada verde y trataré de descifrar la razón por la que más avejentadas cada mañana parecen.

“¡Ya llegué!” Grite cuando me hallaba al frente de la puerta de nuestro apartamento girando el pomo para encontrarme con el comedor vacío.

“¿Ritsu?” Le repetí arrastrando mis pies por la sala de estar, dejando mis cosas en el sofá para dirigirme a su habitación.

Aunque él se encontraba sumergido en plena oscuridad pude distinguir su ceño fruncido y su mueca de aflicción por los reflejos que se colaban por la cortina; el más bajo metía con frenesí un par de prendas y adornos al azar en un gigantesco bolso de orillas azules y parches negros en sus costados; perdí el aire sin comprender el origen de mi temor.

“¿Qué estás haciendo?” Le pregunte con el tono más rígido que pude enmascarar.

“Hiroki” Balbuceó llevándose la mano hacia el pecho “Perdón no te sentí llegar” Musito con una risilla histérica; es tan transparente y fácil de leer, que me oculte así sus temores, no me agrada.

“¿Te vas de viaje?” Lo interrogue con una evidente molestia tatuada en mi voz.

“¿Porque?” Gruño liberando la camisa que tenía entre sus manos “¿Por la maleta?” Alcé una ceja con cólera ante ese cínico semblante que había adquirido.

“¿Qué es lo que está pasando Ritsu?” Mi voz se escuchó serena y calmada, mis piernas me guiaron en medio de su habitación para sentarme con confianza sobre su desecha y desordenada cama observando lo repleta y densa de esa maleta.

“Nada” Mintió apoyándose a mi lado.

“¿No me tienes la suficiente confianza como para decírmelo?” Ninguno aparto los ojos del contrario ni  devastó ese confiado y cercano contacto; sus orbes verdes en vano destellaron melancolía y nostalgia rogando por ser comprendidos.

“Shin fue al bar” Musito encogiéndose “Y me hizo una interesante propuesta” Acaricie sus hombros como un falso y forzado consuelo incitándolo con las palabras muertas a proseguir “Algo que pensé mucho”

“¿Qué fue lo que te ofreció?” Insistí sin saber que tanto me debía acercar para que sus heridas fueran liberadas y que tanto podía hablar sin que las lágrimas corrieran “Enserio, me estas asustando con esto, tú no eres del tipo serio de chicos”

“Me ofreció regresar conmigo para pagarme los estudios” Abrí la boca sin saber que decir “Me dijo que no se planeaba rendir con lo nuestro” Mi mundo en un segundo se desmoronó “Pero que debía tomar esa decisión esta noche al ir a su apartamento”

“¿Qué es lo que harás?” Ambos sabíamos que eso era redundante.

“Por primera vez me haré responsable de mis decisiones y asumiré los costos que eso implica para mi vida” Proclamo con el pecho inflado y una mirada glacial parándose de la cama para tomar el bolso y cerrarlo con brusquedad.

“¿Eso qué significa?” Me negué a ser tan egoísta como para anteponer mis deseos cuando su sueño por fin se encontraba a su alcancé.

“Que esta vez no me equivocaré” Cuando amas solo te hieren.

Notas finales:

Hiroki es una persona a quien le gusta tener las cosas en control y la mente fría, por eso mismo de hecho evitaba que las personas se le acercaran, al tener esa emocion tan grande no puede evitar que le afecte en todas sus tareas aunque lo trate de controlar porque sí, lo dejo destrozado esa primera desilucion.

Al menos consiguio el puesto fijo y le regreso su motivación.

Tsumori; a él no le gusto para nada lo que Nowaki hizo.

Y con Ritsu...bueno su desicion se ve en el siguiente capitulo aunque creo que las cosas se pueden especular; pero yo preferiria que no lo hicieran.

Mil gracias por leer


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).