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Sennen Puzzle por DanyNeko

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Notas del capitulo:

Esta era la idea original cuando comencé a escribir el cap pasado, por eso el comienzo es similar pero sigan leyendo, aspiro a que se lleven una agradable sorpresa ;3
Reitero no es continuación del primer cap

Yugi-oh! Ni sus personajes me pertenecen. Son propiedad de Kazuki Takahashi, yo solo los uso para mis locas ideas.
Mi página de face: DanyNeko, un like me haría muy feliz =3

Lo había hecho! Finalmente había podido completar aquel complejo rompecabezas que su abuelito le había regalado hace ya casi un año, le había costado mucho pero finalmente lo consiguió.

Sí. Él, Yugi Motou, finalmente había completado el legendario artículo egipcio, el Rompecabezas del Milenio.

Había sido una dura tarea, no, más que eso era un reto que se había auto impuesto y ahora estaba totalmente orgulloso de haberlo superado.

Para ser sincero Yugi debía admitir que poco tiempo después de haber empezado a armarlo, siguió haciéndolo, no por el hecho de haber depositado en él su mayor deseo -de tener amigos verdaderos- sino por la extraña pero agradable energía que sentía emanar de las piezas doradas cada vez más intensa. No le había comentado nada a su abuelo por el simple temor de que le quitaran su preciado tesoro... Porque en eso se había convertido el rompecabezas para él... En su más valioso y preciado tesoro.

Había notado que cuando más solo y/o triste se sentía, era cuando más se le facilitaba el hallarle forma y unión a aquellas piezas. Y entre más iba juntando más sentía de aquella agradable energía, era como una acogedora calidez que le envolvía y se unía a su alma y corazón. Aquello le hacía sentirse menos solo, como si hubiera alguien al que le perteneciera esa agradable sensación y Yugi realmente anhelaba conocerle.

Hoy finalmente había unido lo que resultó ser una hermosa pirámide dorada. Tomó una cuerda y la pasó por un pequeño aro que había en la parte baja de aquella pirámide para poder usarla como colgante, le gustaba mucho y se aseguraría de usarlo todos los días.

Terminó de amarrarlo a tientas pues ya era muy tarde y el cansancio le nublaba la vista además de cargar con una somnolencia tremenda. Grande fue su sorpresa cuando notó que la acostumbrada calidez ya no emanaba del artículo... Aun mayor fue su decepción, pero prefirió creer que simplemente era por todo el sueño que cargaba y que a la mañana siguiente su rompecabezas estaría igual que siempre. Sin más se dejó caer rendido en el escritorio sobre el que trabajaba usando los brazos como almohada. Bostezó y sus bellos ojos morados se cerraron.

Sin que el pequeño de cabellera tricolor se percatase, una extraña presencia que lo estuvo vigilando los últimos minutos en una esquina de la habitación se acercó finalmente a él. La nueva figura, perturbadoramente similar a Yugi, analizó con sus rasgados ojos rojizos la delicada figura del menor.

Los orbes carmesí escudriñaron las infantiles y tiernas facciones del rostro de Yugi, la inocente forma en que la tierna boquita se abría en una perfecta 'O' para luego cerrarse y repetir el proceso, demostrando una suave respiración regular, pensó libremente en lo lindo que se veía. Los ojos rasgados bajaron ahora por el blanco cuello, adornado con una correa oscura, él llevó una mano a la que ocupaba su propio cuello. Pasó por los delicados hombros y el resto del menudo cuerpo notando como la lechosa piel se erizaba un poco, dedujo que a causa del frío, por lo que se dirigió primero a cerrar la ventana que daba justo al escritorio antes de tomar al chico en brazos, sintiendo la suave tibieza del pequeño cuerpo.

Yugi, inconscientemente, aferró el rompecabezas en su mano, lo que plasmó una pequeña sonrisa ladina en el de ojos rojos. El tricolor mayor se dirigió pausadamente a la cama, cuidando de que ningún movimiento despertara al pequeño entre sus brazos por lo que notó a la perfección cuando Yugi se acurrucó más en su pecho... Supuso que en busca de calor, del calor que ya no emanaba el rompecabezas... del calor que ahora emanaba él y volvió a sonreír de la misma manera, con mucho gusto le brindaría todo el calor que el pequeño quisiera.

Miró el lecho con atención antes de sentarse allí, acomodando al lindo chico aun en sus brazos para reposarlo en su regazo, que las piernas le quedaran sobre la cama y de la cintura para arriba reclinado en su pecho. Aquel ser volvió a sonreír un poco de forma ladina, sintiendo al pequeño revolverse entre sus brazos para acercarse más a él, poniéndole una mano en su pecho, justo al lado de su corazón.

Hummm, creo que tengo suerte, tengo un Aibou muy lindo —comentó la sensual voz, algo grave, de aquel ser. Con su mano acarició los sedosos mechones rubios que enmarcaban el delicado rostro —tu corazón es tan noble y puro, como el brillo de tus ojos y tu suave piel —siguió hablando en voz baja, acariciando esta vez la tersa piel del rostro —eres tan tierno y lindo, me sorprende que estés tan solo, mmm supongo que es porque eres muy tímido... mejor para mí, por más gente que entre a tu vida yo seré el único en tu corazón, yo te protegeré y cuidaré a partir de ahora pequeño —siguió bajando su mano por su la piel descubierta de su brazo al tiempo que depositaba un rápido beso en la frente y con suavidad lo acomodó en la cama, bocarriba. Se sorprendió gratamente al percatarse de que la mano que antes se posara en su pecho, ahora se aferraba a su camiseta negra. El ser suspiró — Humm ¿debería dormir contigo? ¿Quieres que me quede cerca de ti, lindo pequeño? —murmuró con los ojos cerrados, luego dejó un beso en cada mejilla antes de fijarse en la cama, al lado de su Aibou había suficiente espacio como para que él se acomodará, así que con delicadeza se movió para acostarse a su lado. De inmediato Yugi se giró un poco hacia él para acurrucarse en su pecho con una dulce sonrisita —Mmm tan lindo y tierno... —repitió pasándole un brazo por la cintura para jalar las sabanas, cubrirlo y acomodarse para dormir abrazándolo.

Yugi se revolvió tan tiernamente contra él, que no pudo evitar enterrar la nariz en su cabello y aspirar el dulce aroma del menor, encantándose con tan distinguido perfume que le inundó los pulmones, suspiró de deleite dejando que sus dedos se deslizaran por el costado de Yugi hasta el inicio de sus muslos y de regreso, repitiendo lo más suavemente posible el recorrido para evitar que Yugi despertara pero dándose el gusto de acariciar al bello angelito que acompañaría a partir de ahora, todo en él le agradaba: la piel suave como la seda y clara como la leche; los ojos grandes y brillantes como amatistas denotaban inocencia y pureza, además de muchas otras cualidades que, el de ojos rojos estaba seguro, poseía el menor; se entretuvo detallando su boca, los dulces labios sonrosados se abrían y cerraban lentamente, despertando en el mayor deseos de juntarlos con los propios; la delicada figura que lo llamaba a mantenerlo siempre entre sus brazos, a mimarlo y hacerlo sonreír.

Su mente le jugó una mala pasada, no se dio cuenta que se acercó demasiado al rostro del menor hasta que sus labios rozaron apenas los de Yugi, entonces el mayor se debatió que hacer, ¿podría besarlo? ¿Debería alejarse? Lo primero era lo que quería, pero… no estaba bien ¿o sí? robarle su primer beso de esa manera no sería correcto. Finalmente tuvo la voluntad de alejarse, se mordió el labio inferior y suspiró repitiendo en su mente que eso era lo correcto, sin embargo en ‘compensación’ se tomó el atrevimiento de esparcir varios besos en las mejillas y frente de Yugi, decidiéndose a dejarse arrullar por la suave respiración del niño entre sus brazos.

-o-

A la mañana siguiente Yugi despertó totalmente desubicado al encontrarse perfectamente acomodado en su cama, se irguió y llevo una mano a sus ojos para frotarlos y aclararse la vista. Lo último que recordaba de la noche anterior era haberse quedado en su escritorio hasta tarde, armando el rompecabezas del milenio. Dirigió su vista a su pecho, donde ahora colgaba la pirámide dorada y se sintió inmensamente feliz al sentir la acostumbrada tibieza del artículo aunque le extraño sentir un peculiar aroma alrededor suyo, era leve y sutil, pero le pareció identificar un olor a vino.

No le tomó importancia, a lo mejor su abuelo u algún vecino estarían prendiendo incienso, se dedicó a abrazar dulcemente el rompecabezas contra su pecho y recibió una agradable sensación en respuesta.

— "Aibou" ─el de ojos rojos sonrió desde el interior del rompecabezas.

—Creo haberme quedado dormido en el escritorio ¿cómo fue que llegué a mi cama? —Se cuestionó el menor sin hallarle lógica alguna a la situación —que raro —murmuró, encogiéndose de hombros dejando en asunto de lado. Yugi se giró a ver su reloj — ¡Ay, se me hace tarde! —el pequeño tricolor casi se cae de boca al piso al querer bajarse de la cama y hallarse enredado entre las sabanas, cosa que el mayor no pudo evitar, le cayera en gracia, para su infortunio Yugi se quitó el rompecabezas en lo que iba al baño.

En menos de 5 minutos Yugi ya estaba listo y con su uniforme perfectamente arreglado, bajó al primer piso saludando a su abuelo antes de tomar una tostada con mermelada de moras, ponérsela en la boca y salir corriendo a la escuela.

—"Aibou, deberías tomarte el tiempo de desayunar como se debe"— murmuró para sí, desde lo que parecía ser un peculiar salón, el rompecabezas del milenio, en la puerta del mismo estaba escrito ‘Yami’ con una letra elegante de cursiva.

Finalmente Yugi llegó a la puerta de la secundaria Domino, él estaba en último año y ya solo faltaban un par de meses para que terminara el periodo escolar y pasara a preparatoria.

—Bien, otro día más —suspiró aferrándose a las tiras de la mochila en sus hombros, le dirigió una rápida mirada a la pirámide que ahora colgaba de su pecho y una sonrisa se plasmó en su rostro. Así que se dispuso a avanzar tranquilamente entre la multitud de estudiantes que ingresaban ya al lugar.

─Disculpa… oye espera por favor, disculpa ─escuchó la voz de un chico a unos pocos pasos atrás, aunque dudó mucho que se dirigieran a él aun así volteó.

Vio a un chico que portaba su mismo uniforme, la chaqueta bien cerrada, su piel era incluso más clara que la propia, su cabello era blanco como la nieve y tenía unos grandes y brillantes ojos cafés, traía una mochila tipo portafolio marrón y trotaba hacia él… ¿hacia él?

─S… ¿sí? ─consultó con timidez, desde el rompecabezas el de ojos rojos lo miraba con recelo.

─Disculpa la molestia, quisiera saber si puedes ayudarme ─le habló el albino luego de tomarse unos segundos para recobrar el aliento ─acabó de transferirme a esta escuela y no sé cuál es mi salón.

─Ah… claro ─Yugi se mostró algo sorprendido, por lo general pasaba desapercibido y nadie hablaba con él ─dime ¿en qué clase estas?

─Ammm ─cerró los ojos para recordar ─ ¡tercero b!

Yugi abrió grande los ojos ─ese es mi salón… s-si quieres vamos juntos ─ofreció apenado.

─ ¿En serio? Muchas gracias ─se mostró aliviado ─ ¿sabes? Tenía un poco de miedo, menos mal que te vi solo ¡Oh, y disculpa mis modales! Mi nombre es Ryou, es un placer.

─Oh sí… ah, me-me llamo Yugi Motou, es un placer conocerte ─le sonrió tímidamente.

─Me alegra poder tener un amigo en mi primer día de clases, Yugi ─le sonrió Ryou mientras se adentraban en la escuela, Yugi se detuvo un poco sobresaltado “amigo” repitió en su mente “¿tengo un… amigo?” sonrió.

─“Y solo eso, porque tú eres mío Yugi” ─renegó el mayor desde su lugar.

Ambos chicos entraron al edifico, Ryou inició una agradable platica con Yugi en lo que llegaban al salón, este se adaptó muy rápido a su nuevo amigo, sintiéndose en confianza con él, olvidando su timidez.

─Es aquí ─indico Yugi ─le avisaré al maestro de tu llegada.

Ryou hizo un puchero ─detesto eso de presentarme… me pongo muy nervioso ─expresó con un ligero rubor en sus mejillas.

─Si, te entiendo ─le dio una sonrisa alentadora ─ánimo, pasará en seguida, intenta mirar solo a la pared ─trató de animarlo mientras abría la puerta. Ryou asintió y Yugi entró.

Dejó su maletín en su asiento, uno de los que estaban al fondo, al lado de la pared con el ventanal, luego camino hacia el frente para informarle a su maestro que Ryou estaba afuera, el amable hombre asintió y le agradeció antes de dirigirse a la puerta mientras Yugi se sentaba.

El docente intercambió unas pocas palabras con Ryou antes de regresar al salón y pedir silencio para presentar al nuevo alumno, Ryou entró y todos fijaron su vista en él, cosa que lo puso sumamente nervioso pero alcanzó a divisar a Yugi al fondo que le saludaba disimuladamente, así que con luego de un ligero suspiró se presentó y el profesor le indicó su asiento, para buena suerte había una silla vacía junto a Yugi, así que los colocaron juntos.

Ryou puso su maletín en su asiento y suspiró ─me puse muy nervioso ─le dijo a Yugi en un susurro.

─Descuida, ya pasó ─le sonrió Yugi.

─Muy bien ─habló el maestro para comenzar la clase ─ahora saquen su libro de Biología y busquen la página 64, la Teoría de la Selección Natural…             

Así pasó el primer bloque de clases, en cuanto sonó la campana del receso Ryou le pidió a Yugi que almorzaran juntos.

─Claro, me encantaría ¿me acompañas a la cafetería y luego vamos a la azotea? ─Ryou asintió feliz.

─ ¿te digo algo? es raro para mi ─comentó de repente Ryou mientras caminaba con las manos unidas tras la espalda y mirando al frente, Yugi le miró curioso ─jamás he sido muy abierto con las personas, muy por el contrario suelo ser tímido y reservado ─al tricolor le sorprendieron esas palabras ─pero ¿sabes? Solo con verte pensé… que había encontrado a alguien especial ─le ofreció una tímida sonrisa, Yugi lo miró sumamente impresionado ante esas palabras lo que hizo que Ryou se diera cuenta de lo que había dicho ─ ¡ay, ya hable demás! Lo siento mucho, olvida lo que dije, yo-yo… ─movió las manos de lado a lado con un ligero sonrojo en sus mejillas.

Sin embargo Yugi mostró una gran sonrisa sincera ─muchas gracias, esas palabras me hacen muy feliz… tú también me caes muy bien Ryou ─le regresó de la manera más sincera.

Los dos chicos intercambiaron unas lindas sonrisas antes de seguir su camino. Aunque a Yami no le agradó para nada ese trato tan íntimo que ambos demostraban.

Ryou y Yugi compraron su almuerzo y luego Yugi los guió hasta la azotea de la escuela que estaba vacía. Ambos se sentaron a la sombra.

─ ¡Ittadakimasu!* ─y se dispusieron a comer.

─La brisa que sopla aquí arriba es muy agradable ─comentó Ryou llevando una mano junto a su oreja para contener el bailoteo de sus cabellos.

─ ¿verdad que sí? sobre todo en esta época del año donde las brisas son suaves y traen el aroma de las flores que recién florecen en primavera.

─Oye Yugi, hay algo que eh estado queriendo preguntarte ─se atrevió a decir al fin.

─ ¿sí? ¿Qué cosa?

Ryou sonrió y se acercó más a Yugi, llevó una mano al pecho del más pequeño y con dos dedos levantó ligeramente la punta del rompecabezas ─tu collar es peculiar y me llama mucho la atención ─le dijo.

A Yami no le gustó nada la cercanía del peliblanco.

─ ¿Mi Sennen Puzzle?

─  ¿Sennen… Puzzle? ─repitió el albino, algo en sus ojos cambio ─ ¿dónde lo conseguiste?

─Mi abuelito me regaló las piezas hace unos meses, me dijo que lo trajo desde Egipto pues es un arqueólogo, apenas ayer pude completarlo ─le respondió mirando su preciado articulo con mucho cariño.

─ ¿Desde Egipto, eh? ─repitió en un murmullo ─te mostraré algo ─le guiñó un ojo.

─ ¿eh? ─Ryou se sentó de nuevo erguido y empezó a abrir los botones de su chaqueta ─ ¿Ry-Ryou? ─preguntó nervioso y extrañado. Creyó escuchar unas campanillas.

Ryou terminó de abrir su chaqueta y Yugi pudo distinguir un colgante dorado de forma circular con cinco dijes, Ryou lo tomó con una mano extendiendo la cuerda de cuero que lo mantenía en su pecho ─esta es mi Sennen Ring ─presentó.

─“Otro artículo del Milenio ¿eh? Ya entiendo porque este chico se acercó a Yugi de inmediato” ─se cruzó de brazos ─“Ya no tengo de que preocuparme… aun así yo nunca bajo la guardia”

─ ¿Sennen Ring? ─Yugi se atrevió a tocar los dijes de la sortija con la yema de sus dedos.

Ryou asintió ─es mi pequeño tesoro, mi padre me lo regaló, dijo que lo consiguió en Egipto, él también es arqueólogo ─relató.

─Increíble ─murmuró el tricolor.

─Y dime ¿te gusta mucho ese rompecabezas? ─consultó con amabilidad.

Yugi asintió con ánimo ─sí, el rompecabezas es muy especial para mí, siento una especie de lazo con él, una energía cálida y muy agradable que me acompaña ─Yami se sintió satisfecho con esa descripción ─ay, creo que ahora yo hablé de más ─se apenó Yugi, llevando una mano a su nuca.

─No te preocupes, comprendo el sentimiento ─Ryou miró directamente al rompecabezas, y Yami sintió que lo miraba a él… ¿Quién era este chico? ¿Acaso ya…?

La campana sonó marcando el fin del receso.

─Vaya, creo que ya es hora de regresar a clases ─Ryou se levantó y le tendió una mano a Yugi, este también se levantó y Ryou se acomodó la chaqueta ─ ¿vamos?

─Aja ─ambos muchachos se encaminaron a sus clases.

-o- Esa misma noche.

Ryou se dirigía a su casa luego de haber pasado al super para comprar comida y cosas que faltaban en su despensa, decidió atajar por unos callejones, total hace mucho que ya no se preocupaba porque algo malo le pasara en lugares como ese.

Justo en ese momento un muchacho idéntico a él apareció a su lado, aunque parecía uno o dos años mayor, era más alto, más fornido y con el cabello más alborotado. Sin decir nada le quitó la mayoría de las bolsas a Ryou de las manos, igual que el portafolio.

Te he dicho que me avises cuando vayas de compras ─le regañó el mayor, poniéndose a su lado.

─No era necesario, no eran tan pesadas, pero muchas gracias Bakura ─Ryou se puso en puntillas para besar la mejilla de su igual, y con una sonrisa siguió caminando.

Bakura percibió una sombra que avanzaba tras ellos, miró hacia atrás sin que su acompañante se diera cuenta y divisó una silueta humana que los asechaba, en su mente se dijo que aquel tipo tenía muy buena suerte, hoy su compañero estaba de buen humor y además él tenía muchas cosas de las que hablar con Ryou así que no se entretendría en aquel que había osado siquiera pensar en incomodarlo a él y a su hikari. Enfocó sus ojos entre la ligera penumbra del lugar y los desafió con su propia mirada, un brillo maléfico destelló de él y aquella persona sufrió un tremendo escalofrío y se retiró como un perro asustado, cosa que Bakura disfrutó, con una macabra risa para sus adentros.

─Oye ¿estás sordo? ─escuchó de repente la dulce voz de su compañero.

¿Eh? ¿Qué? ─musitó algo desubicado, regresando su vista a Ryou.

─Es que te estoy hable que hable y tu ni me escuchas ─le reclamó el menor con un tierno puchero.

Oh ¿Qué decías?

─ ¿Qué si te diste cuenta?

¿Del rompecabezas de ese niño ojón?

─Tú y tu manía de poner apodos raros a la gente ─Ryou suspiró ─como sea ¿puedes confirmármelo? Creí sentir una energía especial de ese artículo ¿también hay alguien ligado a el?

Muy bien Ryou, tu capacidad de percepción está aumentando ─le felicitó, inclinándose para rozarle la mejilla con su nariz antes de soplar su aliento en la oreja de Ryou, logrando estremecerlo.

─Quiero ayudar a que Yugi conozca a su acompañante ─dijo Ryou de repente con una sonrisa ─él me agrada mucho.

No deberías de entrometerte en eso ─Bakura afiló la mirada y entrecerró los ojos ─además, eso es algo de lo que también quería hablarte ¿qué pasa con esa confiancita que te tomaste tan rápido con ese niño, eh?

Ryou se ruborizó un poco ─no sé de qué me estás hablando, simplemente sentí una conexión con Yugi ─Bakura le miró con molestia ─no te exaltes, me refiero a algo diferente de lo que siento contigo ─Ryou levantó su mirada al cielo, viendo las pocas estrellas que había ─fue una especie de empatía, sentí que él era, en cierto modo, similar a mí y eso me llamó a acercarme, supongo que fue más obra de nuestros artículos ─llevó una mano a su sortija y se detuvo, Bakura también ─Yugi me agrada, creo que podemos ser buenos amigos… pero nada se compara a lo que siento por ti Bakura ─Ryou puso una de sus manos en el pecho del mayor mientras su mirada se tornaba algo picara ─bien que lo sabes, Kura ─subió su mano hasta la mejilla para empinarse y juntar sus labios en un apasionado beso que Bakura correspondió de inmediato, tomando su labios con fiereza, introduciendo su lengua en la pequeña y dulce boca del menor.

Si no fuera porque estaba seguro de que había cosas frágiles en las bolsas que cargaba las hubiera dejado caer para apresar ese pequeño y sensual cuerpo contra sí, sin embargo Ryou se encargó de juntar más sus cuerpos, restregándose ligeramente contra el mayor.

─Vamos a casa ─le dijo luego de separarse, le dio un casto beso rápido antes de retomar su camino.

-o-

Yugi terminó de copiar las causas y consecuencias de la Segunda Guerra mundial del libro de historia en su cuaderno y se retiró un poco de su escritorio para estirar los brazos.

─Ay, qué bueno que ya terminé con la tarea ─dijo para sí en lo que guardaba sus útiles en su mochila ─buaaaa todavía no tengo sueño ¿Qué podría hacer mientras?

─ “Tengo en mente una o dos cosas, Aibou” ─murmuró viendo lo encantador y tierno que se veía el menor, simplemente le daban más ganas de hacerlo suyo.

─Mmmm, supongo que podría ver una película ─se decidió al fin Yugi, mientras acomodaba su cama.

Luego de unos minutos Yugi ya tenía lista su habitación, se quitó la correa de su cuello, un par de manillas que llevaba en la muñeca izquierda y finalmente la cuerda del rompecabezas, el cual dejó en su cama, tomó su pijama y se metió al baño para darse una ducha rápida, cepillar sus dientes y cambiarse. Al regresar a su cuarto apago las luces, corrió las cortinas y tomo el mando para encender el televisor mientras se acomodaba en la cama de forma atravesada, tomando una almohada para ponerla bajo su rostro y jalando las sabanas para cubrirse hasta las caderas, igual que la cuerda de su rompecabezas para tenerlo a mano.

Eligió una película que le agradase y ajustó el volumen lo suficiente como para poder oírlo pero sin que llegara a molestar a su abuelo, quien seguramente ya se preparaba para dormir en la habitación del otro extremo del pasillo, también se aseguró de programar el televisor unos 15 minutos después de la media noche, para que se apagara solo en caso de que él se quedara dormido.

El pequeño disfrutó de la película tranquilo, incluso su inadvertido huésped lo hizo, así hasta que al final de la película Yugi cayó rendido ante el sueño, arrullado con la música en ingles de los créditos. Fue entonces cuando el de ojos rojos apareció en escena, se sentó en el borde de la cama para observar a Yugi, ayudado con la luz del televisor que aún seguía encendido, recorrió su figura igual que la noche pasada, deteniéndose un poco más en los rosados y tiernos labios que ansiaba probar.

Con un suspiro se puso de rodillas en la cama para alzar a Yugi en brazos -con envidiable facilidad- y acomodarlo correctamente en el lecho, con almohada y sabanas. Tomó también el rompecabezas, deteniéndose en él unos segundos, ese objeto místico y milenario que le permitió conocer a Yugi, a ese hermoso y dulce niño que tanto le gustaba; lo dejó en la mesita de noche y regresó su atención al pequeño cerca suyo.

Se acomodó de perfil junto a Yugi y apoyó su rostro en su palma cuyo brazo tenia flexionado para seguir recorriéndolo con sus ojos. Finalmente aquel ser se decidió por dejar de lado los ‘contras’ que se había impuesto para detener sus impulsos y ceder finalmente a estos.

Yami inclinó la cabeza para besar con cariño el rostro del menor, besó su frente, sus parpados, sus mejillas, su mentón, todo con la delicadeza de quien admira una obra de arte, siendo lo suficientemente sutil como para no despertar al menor, recordándose a sí mismo que había decidido no robarle un beso en los LABIOS… al menos no todavía. Viendo lo desarreglado que había terminado el pijama de Yugi, Yami se tomó la libertad de deslizar sus dedos por el vientre plano de su hikari, incluso de adentrarse en la tela del pantalón para acariciarle las caderas, la ingle y la espalda baja; la suave, tersa y delgada piel era tan agradable a su tacto… ¿qué dice agradable? Era un deleite para sus sentidos, igual que el dulce aroma de su cuerpo y los latidos de su corazón, que eran como una melodía de cuna para él.

-o-

Yugi caminaba hacia su casa luego de haber pasado la tarde con sus amigos en la Arcada, y sí, había dicho amigos, durante el transcurso de la semana él y Ryou se habían juntado con Honda, Anzu y Jounochi y todos eran buenos amigos, aunque aún sentía esa empatía especial con Ryou, eran muy unidos.

Era viernes y después de clases todos se habían ido a jugar hasta que el sol se ocultó. Yami se había entretenido bastante viendo a su hikari jugar hocky de mesa contra Jounochi y al Guitar Hero con Ryou, Yugi era muy hábil en los juegos pero fuera de eso disfrutaba de verle feliz y su linda sonrisa.

Yugi caminada apresurando el paso pues en el cielo se arremolinaba una gran cantidad de nubes grises, indicando que se aproximaba una tormenta pues la brisa se había enfriado y empezaba a soplar con algo más de fuerza.

─Ojala no me coja la lluvia de camino.

─ “Eso espero, no quiero que te me resfríes Aibou

Luego de un rato de caminar finalmente el tricolor llegó a casa.

─Tadaima* ─se anunció con voz agitada puesto que justo cuando iba a dos casas empezó a serenar por lo que corrió para no mojarse ─ ¿abuelito? ─le sorprendió el no escuchar una respuesta así que se dirigió a la puerta que separaba la casa de la tienda pero esta estaba cerrada ─que raro ─se dirigió entonces a la cocina donde halló una nota en la encimera, la tomó y la leyó

‘Hijo, espero que hayas llegado bien a casa.

Lamento esto tan repentino pero se me olvido avisarte que iría con Arthur a una junta con unos colegas arqueólogos en la ciudad vecina, pasaremos la noche allá así que no tienes de que preocuparte.

Hay comida en la alacena y dinero en la caja registradora de la tienda, no te duermas muy tarde.

Por cualquier cosa te dejó el número de la posada donde nos quedaremos. Cuídate Yugi

Con cariño, tu abuelo’

Eso era todo en la nota junto con un número de teléfono fijo.

─ “Vaya, parece que estamos solo en casa, Aibou” ─dijo Yami “es la oportunidad perfecta” pensó para sí.

Yugi subió a su habitación para dejar su mochila y cambiarse el uniforme, en cambio se puso un pantalón negro algo ceñido y una playera sin mangas blancas y volvió a bajar ─Bien ¡hora de preparar la comida! ─dijo regresando a la cocina ─a ver qué tal ─murmuró para sí mientras revisaba el refrigerador ─bien, creo que será pollo asado.

El pequeño tricolor puso a asar una pieza de pollo, mientras tanto se dispuso a lavar y picar un par de frutas para hacer una ensalada con las mismas como acompañamiento, aprovechando de sazonar el pollo con un poco de jugo de naranja, sintiendo los deliciosos aromas que llenaban el lugar… no era un chef pero de vez en cuando disfrutaba de entretenerse en la cocina y probar con diferentes ingredientes y recetas.

Estaba sirviendo su plato cuando un fuerte destelló llamó su atención, levantó la vista de inmediato hacia la ventana viendo la centella que recorría el cielo mientras un fuerte escalofrío le recorría la espalda, Yami le miró atento al notar el temor en sus ojos, se preguntó en silencio qué era lo que perturbaba a su dulce niño aunque pronto lo averiguó cuando sonó un fuerte trueno que retumbó en la cercanías, a Yugi casi se le escapa el tazón con fruta de las manos junto con un agudo grito que salió de su garganta de forma casi automática.

Yugi suspiró, una nubecita salió de su boca junto a una gota que bajó por su sien al pensar en lo tonto que se veía, aun así era algo de sí mismo contra lo que no podía luchar, la electricidad de las tormentas le ponía de los nervios y la piel se le erizaba con facilidad, cualquier trueno por más lejos que sonara lo sobresaltaba y por las noches no podía dormir pues cada centella que se viera desde su ventana lo distraía e incomodaba aun si tenía los ojos cerrados.

─ “¿Te disgustan las tormentas, Aibou?” ─preguntó con algo de ternura ─ “No tienes de que preocuparte, yo estaré contigo para cuidarte

Yugi se dispuso a comer, haciendo lo posible por ignorar la tormenta, aun así la sensación de incomodidad no lo dejaba en paz.

Luego de eso se dedicó a lavar los trastes y arreglar la cocina, además de asear la planta baja de la casa y el cuarto de la tienda, para cuando se dio cuenta ya era tarde y estaba algo cansado, aunque eso era lo que buscaba: cansarse para poder dormir lo más pronto posible sin tomar en cuenta los truenos.

Se dio un rápido baño de agua tibia para lavar de sus cabellos la ligera llovizna que lo había alcanzado cuando llegó a casa, como siempre había dejado el rompecabezas en su cama mientras tanto, Yami lo esperaba sentado en la cama, jugueteando con la pirámide, de hecho estaba aburrido, su paciencia se estaba agotando y anhelaba pronto poder estar libremente con su adorado niño, que tanto quería.

Espero hasta el último segundo cuando sintió la puerta del baño abrirse antes de regresar al rompecabezas.

─Ahhh esto está mucho mejor ─dijo en voz alta con los ojos cerrados y una sonrisa en sus labios mientras entraba en su cuarto con una toalla sobre sus hombros con la que se secaba el cuello en lo que llagaba a su cama, allí se sentó, colgó la toalla en la cabecera y se dejó caer de espaldas con los brazos estirados. Con una de sus manos tomó su rompecabezas y lo alzó justo sobre sus ojos, luego le ofreció una sonrisa, un gesto tan dulce e inocente que cautivó a su guardián ─tu eres mi compañía favorita, no importa con quien salga o cuantos amigos tenga, tu siempre estás conmigo ─le dio un suave besito al centro de la pirámide ─y todo te lo debo a ti.

Yami hizo un puchero ─ “No es justo ¡yo quiero que me beses a mí!” ─fue su berrinche, empuñando las manos.

─Es hora de dormir ─se levantó para apagar las luces y luego se acercó a la ventana ─es increíble que la tormenta no haya menguado ni un poco todavía ─murmuró para si antes de suspirar ─que bueno que mañana no tengo clases ─al final se regresó a la cama y se tumbó allí, dejando el rompecabezas al alcance de su mano ─oyasumi… mi Sennen Puzzle.

-o-

La noche avanzó sin muchos contratiempos, Yugi se revolvía constantemente entre las sabanas, sus ojos se desviaban de vez en cuando a la ventana cada que una brillante centella iluminaba la noche, así hasta que sus ojos se cansaron y finalmente logró conciliar el sueño, aunque este no fuese tan tranquilo.

A pesar de dormirse Yugi no dejó de revolverse de cuando en cuando, delatando un sueño inquieto. Cuando Yami se dio cuenta de que estaba dormido decidió aparecer a su lado en la cama.

No tienes por qué estar tan intranquilo Aibou… porque yo estoy a tu lado ─consoló con cariño, envolviéndolo lentamente entre sus brazos para transmitirle su calor y que el chico se sintiera a gusto.

El efecto fue inmediato, Yugi se calmó y buscó acurrucarse en el cuerpo de su acompañante para recibir más de ese calor que lo protegía de la potente tormenta.

Eres tan lindo… y me gustas tanto ─como todas las noches pasadas, el mayor se dedicó a idolatrar la suave y tersa piel del pequeño entre sus brazos con delicados besos y caricias ─ Te quiero, mi pequeño Yugi

Al poco tiempo las manos de Yami iniciaron con su recorrido habitual de las noches, empezando por acariciar los costados de Yugi, alargando su trayecto desde su hombro hasta sus muslos, luego desviándose por su pecho, vientre y espalda, incluso sus traviesos dedos se tomaron la libertad de rozar levemente la ingle y los glúteos de su compañero; por mientras su nariz se enterraba de ven en cuando entre la cabellera de su igual, aspirando el encantador aroma que emanaba, intercalando esta acción con sus besos.

Afuera la lluvia también había menguado un poco, ahora apenas golpeaba con la suficiente fuerza para crear un ligero sonido contra el techo y la ventana, al pensar de Yami, esta creaba una melodía natural que acompañaba el momento.

Sin embargo de un instante a otro el aguacero empeoró de nuevo, aumentando igual los relámpagos, Yami sintió como la piel de Yugi se erizaba levemente de una manera diferente a la que sus caricias provocaban, y Yugi empezó a inquietarse de nuevo.

Tranquilo Yugi… ya, ya mi niño, aquí estoy… a tu lado, siempre estoy a tu lado ─le arrulló con amor, guiando la cabeza de Yugi hacia su pecho, justo sobre su corazón. Para Yugi eso fue todo lo que necesitó, el latido de Yami opacaba por completo la tormenta del exterior, bloqueaba cualquier otra cosa en sus sentidos, todo esto inadvertido para el menor.

Pero… siempre hay un pero. Un par de minutos después Yugi despertó; su cuerpo, extrañado por los repentinos cambios que experimentó en cuestión de minutos se puso en alerta enseguida, o eso intentó, como siempre despertó aturdido y Yami ni se dio por enterado puesto que había cerrado los ojos, ya determinado a dormir.

Lo primero que Yugi notó fue que había algo que le bloqueaba la tormenta, lo segundo es que eran los latidos de un corazón los responsables de eso por lo que dedujo que había un persona con él, lo tercero fue sentir los brazos de esa persona rodearle y como él mismo estaba recostado en el pecho de esa persona, lo siguiente fue ya reconocer el calor de esa persona, era el mismo que emanaba de su rompecabezas, lo último fue alzar la mirada y notar que esa persona -además de que era sorprendentemente similar a él- lo abrazaba cual oso de peluche.

─Oye… despierta ─con un dedo empezó a picarle suavemente la mejilla a su igual ─despierta, quiero hablar contigo.

Hmmm ─el medio dormido Yami se revolvió un poco ─no Yugi, duerme… eres tan tibio ─murmuró al final, abrazándolo un poco más fuerte, provocando un sonrojo en el más pequeño.

─No… despierta ─repitió.                

Fue entonces cuando Yami se espabiló por completo, entendiendo la situación en la que estaba metido, de todos los escenarios en los que pudo haber pensado, él y Yugi se conocieran ─esta era la menos planeada.

Ambos pares de ojos se encontraron, amatistas y rubíes, Yugi y Yami viéndose cara a cara finalmente.

─Hola ─Yugi le sonrió como si nada a su acompañante ─oye ¿Qué haces en mi cuarto, cómo entraste? ¿Quién eres? ─preguntó curioso e inocente

Yami parpadeó un par de veces ante la tranquilidad con la que Yugi le hablaba ─tu… no me… ¿no me temes? ─cuestionó en voz baja. Esa era de las mayores preocupaciones, que Yugi le temiera y se apartara, también por eso dormía con él en las noches, para que, en la inconciencia del sueño, el cuerpo de Yugi se acostumbrara al propio.

Yugi ladeó la cabeza extrañado ─ ¿por qué debería de hacerlo? No creo que quieras hacerme daño ¿cierto? ─le sonrió.

Por supuesto que no, jamás te haría daño pequeño ─respondió automáticamente, sonriendo al notar el sonrojo de Yugi, este igual le sonrió.

─ ¿Por qué estás en mi cama? ¿Desde cuándo estas por aquí?

─Desde que… desde que armaste el rompecabezas ─respondió ─tú me liberaste cuando lo completaste y por eso ahora estoy aquí ¿te molesta que este contigo?

Yugi le sonrió ─No ─y lo abrazó más ─por el contrario, gracias por hacerme compañía con esta tormenta ─le dijo algo apenado, ocultando el rostro en su pecho, Yami le regresó el abrazo, luego de un par de minutos Yugi levantó el rostro ─así que viniste con el rompecabezas… eso explica porque siento en ti el mismo calor que sentía en él ─murmuró con una sonrisita.

Yami no pudo evitar sonreír también ─Nee Yugi… ¿me permitirías probar algo?

─Eh, sí, ah… ¿el qué?

Yami sonrió, tomó el rostro de Yugi con una mano y luego fue inclinando ligeramente su cara hasta que sus labios rozaron los de menor ─ ¿Se te hace familiar esta sensación? ─le preguntó mientras su mano libre volvía a recorrer el costado y la espalda del de ojos amatistas antes de tomar sus labios en un casto pero dulce beso.

Yugi abrió sus ojos al máximo al sentir la boca ajena sobre la suya, más no sintió repulsión ni temor alguno, por el contrario la sensación le pareció agradable, incluso un placentero escalofrío le recorrió ligeramente la espalda, justo por donde los dedos del oji-rojo pasaba.

Yami retrocedió un poco y abrió los ojos para ver la reacción de su compañero. Yugi estaba… estático, por decirlo de algún modo, parpadeaba repetidas veces y se llevó dos dedos a los labios, sintiéndolos sensibles.

Yami lo miró nervioso, Yugi no se movía ni decía nada ¿estaría molesto? ─Di algo, por favor ─pidió en un susurro.

─No estoy molesto, pero… ¿Por qué hiciste eso?

Porque hace tiempo que quería hacerlo… porque tú me gustas mucho.

Yugi se tomó unos segundos para procesar esas palabras ─ ¿¡ehhhhh!? ─los ojos de Yugi se abrieron como platos igual que su boca, su rostro tomó una fuerte coloración rojiza, tanto que inclusive una nubecita de vapor salió desde el cuello de su pijama ¡es sí que lo tomó con la guardia baja! ─waaaaaa ¡¿có-có-cómo dices?! ─tartamudeó nervioso.

Cosa que se le hizo totalmente tierna a Yami ─que lindo eres ─el oji-rojo le sonrió ligeramente con los ojos cerrados.

─Buaaaaaah, basta, no digas esas cosas ─negó el pequeño avergonzado, agitando su cabeza a los lados.

Yami soltó una ligera risa, enternecido por la tal reacción, más luego se puso serio ─ ¿qué sucede Yugi? ¿Yo no te gusto? ─preguntó con un tono suave ─ ¿Yugi?

─Yo, bueno, no podría decirte… yo, acabo de conocerte…

Yami bajó la mirada ─pero ¿crees que podrías llegar a quererme? ─preguntó con amabilidad.

Yugi le sonrió ─Ya te quiero ─sorprendiendo a Yami, Yugi se alzó para devolverle el casto beso que el mayor le había dado ─pero si te refieres, a que quererte como a una pareja ─Yugi cerró los ojos y le sonrió ─creo que… podría llegar a ser jeje.

Yugi… ─con cariño Yami se inclinó para volver a plantarle un beso, esta vez se encargó de acariciar con suavidad los labios del menor, dando varios besos cortos ─Quizá haya algo que pueda hacer… para ayudar a que eso suceda ─fascinado por tener al fin la libertad de poder besar esa dulce boca Yami se dispuso a profundizar el beso, su lengua salió para acariciar los labios de su igual, intentando hacerse de un pequeño espacio para pasar a la cavidad ajena.

Yugi solo intentaba corresponder al beso tanto como su -prácticamente nula- experiencia se lo permitía, sin que se diera cuenta sus brazos se movieran con voluntad propia hasta rodear el cuello del oji-rojo y él lo rodeó mejor por cintura, impulsándose para acostar a Yugi bocarriba y ponerse sobre él.

(N/A: atención, alerta lemon. Es la primera vez que escribo lemon puzzle -///- fue todo un reto para mi, espero lo disfruten)

─ ¿qué haces?

No tengas miedo, jamás te haría daño ¿recuerdas? ─le sonrió antes de retomar sus apasionados besos ─te quiero ─dijo entre beso y beso ─te lo repetiré tantas veces que mi voz terminará gravada en tu corazón…─más besos ─así, hasta que logre ganarme tu amor ─sentenció el de ojos rojos.

─Tu… ─la lengua de Yami se coló de nuevo por la boca de Yugi, lamiendo todo a su paso, deleitándose con el dulce sabor de su saliva, buscando la lengua de su compañero ─ahhh ─un ligero quejido de gusto emanó de la boca del menor cuando los labios de Yami tiraron de su labio inferior antes de dejar su boca para esparcir los besos por sus mejillas, su frente y su mentón, para bajar hacia su cuello ─o-oye, ya para ─tartamudeo sin poner resistencia realmente, a decir verdad las sensaciones que el mayor le estaba dando a experimentar eran muy agradables y placenteras, a decir verdad no quería que se detuvieran.

¿Por qué? Si a ti te gusta y a mí también no hay porque parar ¿o sí? ─le dijo Yami mientras empezaba a besar en serio su cuello, maravillándose con el dulce aroma de la tersa piel y con el agradable sabor de la misma, besó y succionó con deleite y cariño el cuello de su amado.

Al principio Yugi sintió cosquillas, los besos delicados de Yami le erizaban la piel y le producían risillas que hacían sonreír también a Yami.

─jejeje, para jaja oye me haces co-cosquillas jejeje

¿Te gusta eso? ─le preguntó divertido.

─Sí jajaja ─Yugi decidió defenderse, bajó sus manos hasta los costados del oji-rojo donde se dedicó a devolverle las cosquillas.

¿eh? Jajaja no jaja Yugi, no juegues así jajajaj ─Yami se detuvo un poco, retorciéndose ante los pequeños pero agiles dedos de Yugi, sin embargo emprendió el contraataque, regresando sus besos al cuello de Yugi, retomando su propio ataque de cosquillas.

Al minuto Yugi ya no pudo seguir, los besos de Yami eran demasiado para él, así que cuando se rindió Yami profundizó los besos en su cuello, intercalando ligeros mordiscos y lamidas.

Esta vez no fueron risas sino jadeos lo que salieron de boca de Yugi ─ahhh mghh e-eso se… siente raro ─se revolvió el menor.

Espero que sea en un buen sentido ─susurró.

─Eh sí, ahhhhh ─Yugi se arqueó hacia arriba contra Yami.

¿Me permitirías… enseñarte algo que se siente aún mejor? ─Yugi le miró colorado, incluso unas pequeñas lagrimillas estaban en las comisuras de sus ojos, pero aun así asintió.

─Oye, no sé cómo llamarte ─Yami le miró ─aún no me has dicho… tu nombre ─recordó.

Puedes decirme… Yami.

─Yami… es un placer conocerte ─él le sonrió y Yami entonces se dedicó a abrir los botones del pijama de Yugi quien se mostró muy avergonzado pero no lo detuvo. Una vez con el pecho descubierto Yami bajó sus besos por la piel recién expuesta.

Así es… es todo un placer, Yugi ─Yami se sentó de piernas cruzadas y se llevó a Yugi con él cambiando la posición para poner al niño a horcajadas suyo, dejándole un poco más alto; un trueno cayó cerca y la piel de Yugi se erizó por completo, justo frente a los ojos de Yami los sonrosados pezones de Yugi se levantaron con violencia.

─Mghh auch ─se quejó el pequeño ante el violento cambio en su piel.

Yami lo miró ─ ¿Eso te duele, pequeño? ─preguntó con suavidad, Yugi asintió con un sonido de afirmación ─déjame ayudarte con eso Yugi ─con una sonrisa ladina, Yami besó el centro de su pecho y luego dirigió sus labios hacia el pezón izquierdo para darle una delicada lamida que hizo estremecer al menor. Yami rodeó el rosado botoncito con su lengua y luego lo cubrió con sus labios, soplando su cálido aliento, Yugi suspiró, aquello se sentía muy bien, y Yami cambió al derecho, repitiendo el proceso ─Dime ¿está mejor?

Yugi bajó la mirada para verlo ─sí, se siente mejor, gracias Yami ─respondió en un jadeo.

Yami le dio una sonrisa ladina ─no agradezcas, lindo ─Yugi volvió a sonrojarse, Yami siguió bajando sus besos por el centro de su pecho y por su abdomen mientras sus manos se encargaban de mimar sus piernas, espalda… y de vez en cuando rozaba ligeramente su redondo y lindo trasero. Las manos de Yugi también acariciaban el cuerpo de Yami, los hombros tensos, los músculos de la espalda, los fornidos brazos y el cálido pecho. A pesar de las grandes similitudes entre ellos, el cuerpo de Yami despertaba en él una extraña atracción, le hacía acelerar el corazón y hervir la sangre, sentía como su propia piel anhelaba estar en contacto con la ajena, deseaba fundirse con su calor, aunque el mismo no entendiera muy bien ese deseo.

Yami empezó a murmurar cosas lindas para Yugi mientras esparcía algunos besos en su abdomen y empezaba a deshacerse también del pantalón ajeno hasta que notó que Yugi empezaba a revolverse nervioso, por lo que subió a tomar sus labios de nueva cuenta mientras se sacaba su propia playera negra, cuando se separaron para tomar aire terminó de sacarse la prenda y la dejó en la cama, le sonrió a Yugi y el mayor le dio otro profundo beso en lo que terminaba de sacarle el pantalón, lo bajó hasta las rodillas y luego sentó a Yugi en sus piernas para quitárselo por completo, dejándolo solo en ropa interior. El rostro de Yugi se tornó de un rojo brillante de la pena, así que agachó la cara para plantarle un nuevo beso a su amante y que este no le mirara, la vergüenza le ganaba.

Yami lo puso de nuevo contra la cama sin dejar de besarlo y empezó a acariciar el miembro de Yugi por sobre la tela, provocando los gemidos del menor ─ahhh-ah ahhhh Ya-Yami awwww ─los ojos de Yugi se abrieron como platos al igual que su boca, jamás había experimentado algo similar a la dosis de placer que Yami le estaba inyectando a su cuerpo, cada sensación era nueva para él y a decir verdad no sabía cómo reaccionar.

Que dulce suena tu voz al calor del placer ─comentó Yami de repente, distrayendo a Yugi en lo que empezaba a retirar su última prenda ─es… toda una melodía, me es increíble como cada parte de ti simplemente me hace adorarte más ─Yugi lo escuchaba atento aunque sumamente avergonzado ─tu dulce voz, tu personalidad tierna e inocente, tu corazón noble y justo, tu actitud cariñosa y tus bellas sonrisas… son tantas cosas que no puedo pensar en todas en este momento.

─Yami ─apenas y fue consciente del roce de la tela de su bóxer por sus piernas ─tu… ─más que nada se sentía casi sofocado por la cantidad de sentimientos que sentía provenir de Yami, le extrañaba el cómo podía percibir tal cantidad de emociones desde el mayor ¿qué era esa unión que sentía… entre su corazón y el de Yami? No terminaba de entenderlo.

Yugi, te quiero mucho, mi bello angelito de luz ─le dijo con sumo cariño mientras continuaba estimulando a Yugi, ya no solo en su miembro si no en su entrada, tanteando el estrecho canal con sus dedos para abrirlo de a poco ─quiero ser uno solo contigo ─empezó a susurrarle al oído ─¿me lo permitirías? ¿Ser parte de ti y que mi nombre sea lo único que salga de tu encantadora voz?

Yugi se arqueó con fuerza, eran demasiados estímulos para manejarlos todos a la vez ─ ¡Ahhhh-Awwwwww Yami!

Así, justo así pequeño ─Yami besó su cuello mientras adentraba dos dedos en la entrada de Yugi, obteniendo un quejido de dolor ─relaja el cuerpo Yugi, no quiero hacerte daño ─para distraerlo de su intromisión, Yami volvió a devorar su boca con pasión, acelerando también el movimiento de su mano sobre la erección del menor, logrando hacerlo temblar y sentir que potentes corrientes de electricidad se generaban en su vientre bajo, que  recorrían su columna vertebral y regresaban de nuevo hasta terminar en su intimidad, enloqueciendo sus sentidos.

─Y-Ya-Yami, me siento muy raro… es extraño.

No debes sentir miedo, no estamos haciendo nada malo ─le habló con dulzura al oído ─solo te demuestro mis sentimientos… y cuanto te quiero.

─Y-Ya ahhhhh ¡Yami! Waaaaaaa ─el pequeño no lo soportó más, el cumulo de sensaciones lo llevó a su límite y estalló en la mano de Yami sin poder evitarlo ─yo, lo siento… no pude controlarlo ─titubeó con la respiración agitada y un sonrojo incontrolable.

No pasa nada, es normal ─le dijo enternecido por la inocencia del menor aun en esa situación. Con la esencia de Yugi aun en su mano, la llevó al esfínter del menor y la usó como lubricante para adentrar esta vez tres dedos en el interior del niño.

─Kyaaaaa ─se quejó Yugi ante la nueva intromisión, Yami le acarició las mejillas con la nariz antes de besarlo, entonces Yugi recorrió con sus manos el firme y cálido pecho de su amante, por alguna razón que el menor no comprendía, le encantaba sentir la tersa piel y los firmes músculos del mayor; cuando separaron sus bocas para tomar aire Yugi pasó sus brazos por el cuello del oji-rojo y arqueó la espalda hacia arriba para rozar su pecho con el de Yami aunque se ruborizó bastante al sentir a Yami frotar el bulto de sus pantalones contra su vientre bajo y sus piernas se enroscaron en las caderas del mayor “por si solas”

Yami le sonrió de forma ladina y lo besó con pasión mientras se desabrochaba el pantalón para bajarlo un poco igual que su bóxer.

¿estás listo? ─le dijo en un susurró en lo que sacaba sus dedos del interior de Yugi, quien no pudo reprimir un quejido de disgusto que lo avergonzó mucho, provocando una risilla en el mayor, que se acomodó para penetrarlo ─No tengas miedo.

Yugi suspiró y luego le miró a los ojos, ofreciéndole una tierna y apenada sonrisa; Yami entrelazó una de sus manos y juntó sus frentes, rozando sus narices con cariño, le dio un beso y se adentró con la mayor delicadeza y autocontrol que pudo permitirse para no lastimarlo.

─Mghhh itai* ─se revolvió el menor, el dolor no era tanto como para no soportarlo pero sentía arder su entrada al ceder sus músculos internos.

Dejate llevar Yugi… Quiero que seamos uno solo… mi querido Yugi ─lo besó con amor mientras empezaba a embestirlo con suavidad, no tenía forma de describir la sensación de estar haciendo suyo al encantador chico, su interior era tan cálido, tan apretado y él se deslizaba tan suavemente gracias a los fluidos de ambos, pero por sobre todo escuchar los dulces gemidos de Yugi y saber que él también estaba disfrutando de su unión era el mayor placer que pudiera experimentar.

─Ahhhh Ahhhh ¡Ya-Yami! Yami owwww Yami ─Sin saber bien lo que hacía, Yugi empezó a bombear sus caderas al ritmo de las de Yami, enloquecido por las intensas sensaciones tan placenteras, se aferró todo lo que pudo al cuerpo de Yami, sus pequeñas manos se aferraban a la fuerte espalda, creando un ligeros caminos rojizos en la piel mientras que sus piernas se cruzaron tras las caderas de Yami, empujándolas ligeramente hacia abajo cada vez que Yami empujaba en él, haciendo las embestidas más profundas... hasta que dio con ese punto escondido que enloquecería al menor ─ ¡ahhhhhh Yamiiiiiii!  ─Yugi echó la cabeza hacia atrás con los ojos cerrados y la boca abierta de la cual se escapaba un delgado hilo de saliva, la sensación de placer pareció multiplicarse cuando Yami golpeó ese punto.

Que encantador Aibou ─murmuró Yami, refiriéndose a los gemidos de Yugi ─ ¿así? ¿Te gusta allí, Yugi? ─preguntó con su ronca voz sensual mientras golpeaba repetidas veces en el punto G que acababa de descubrir, Yugi solo gemía alto, agradecía que su abuelo no estuviera pues no podía contener su voz, no podía tapar su boca pues sus brazos no le respondían, estaban demasiado ocupados en aferrarse a la espalda de Yami, intentó ocultar su rostro en el cuello de Yami, cuya piel besó e incluso mordió con delicadeza ─Ahhhh Yugi awwwwww, te quiero mi niño ─Yami buscó su rostro para acallar los gemidos de ambos en un húmedo y apasionado beso, donde sus lengua jugueteaban y sus salivas mescladas se deslizaban por las comisuras de sus bocas.

Yugi se sentía perdido en un agitado mar de placer que le hacía perder la cordura, no sabía dónde estaba arriba o el abajo, lo único de lo que era consiente era del cálido cuerpo de Yami embistiendo dentro del suyo, de los excitantes gemidos que la ronca voz emitía solo para él -y por él- y del vaivén de ambas caderas, sus cuerpos estaban tan unidos como piezas perfectas de un rompecabezas que ni podían distinguir donde terminaba el cuerpo de uno y donde empezaba el otro.

─ ¡Kyaaaaaaaaa Yaaaaaamiiiiiiiii! ─Yugi se separó irremediablemente de la boca de Yami cuando le recorrió de nuevo aquella intensa sensación de estallar.

Segundos después, gracias a la contracción de los músculos de Yugi a su alrededor, Yami también llegó al orgasmo, llenando su interior con su semilla, soltando un potente rugido de placer ─ ¡Grrrrrra Yuuuuugiii! ─el pequeño deleitó sus oídos con la excitante voz de su amante ─te quiero mucho mi pequeño ─por alguna razón a Yugi le gustó como había sonado eso, su corazón dio un ligero vuelco de felicidad.

. (N/A: fin del lemon .////.)

Yami se recostó un poco en el pecho de su hermoso niño esperando a recobrar el aliento para darles vuelta y dejar que Yugi descansara sobre sí.

Yugi suspiró profundo, intentando calmar tanto su corazón como su respiración y sonrojo, además de poner en frío su cabeza… ¿realmente era consciente de lo que acabada de hacer… con un perfecto desconocido? No, para él Yami no era ningún desconocido, a pesar de que llevaban escasas hora de conocerse “formalmente” Yami había estado con él desde que el rompecabezas llegó a sus manos, acompañándolo cada día mientras que él trataba de unir las piezas, esperando hasta que pudo completarlo y cuidando de él cada día después de eso; ahora entendía porque esa primera noche despertó en su cama, porque en las noches descansaba tan tranquila y cómodamente, porque al despertar siempre estaba bien acomodado en su cama y perfectamente cubierto… porque le gustaba tanto tener consigo el rompecabezas ¡Era por Yami! Todo fue siempre por él ¿Qué si le quería? De eso estaba seguro, no podía decir que lo amaba pero no dudaba que muy pronto cayera enamorado del trato y los encantos del mayor.

Yugi cerró sus ojos con una sonrisa, de todos los regalos que su Sennen Puzzle le pudo otorgar Yami era lo que su corazón más quería y necesitaba.

Yugi ─le habló en un susurro luego de algunos minutos de silencio en los que se dedicó a acariciar el cabello del menor.

Yugi alzó el rostro para verlo, no quería moverse mucho pues aún sentía el miembro del mayor en su interior, le sonrió y se alzó para darle un casto beso, como antes de que empezaran con su acto de entrega, Yami le miró ladeando la cabeza curioso y Yugi le regaló un dulce sonrisa con los ojos cerrados que al mayor lo dejó embobado, incluso pintó un ligero sonrojo sobre sus mejillas, lo cual le pareció absurdo de sí mismo luego de lo que habían hecho.

─Te quiero Yami ─volvió a sonreírle luego de nuevo beso más cariñoso.

Los ojos de Yami brillaron ─Aibou ─lo llamó con cariño, abrazándolo. Yugi bostezó ─duerme pequeño, ya habrá tiempo de hablar en la mañana ─el menor asintió y se acurrucó más en su pecho, pero de la nada un nuevo trueno sonó, por fortuna anunciando los últimos momentos de la tormenta, Yugi se sobresaltó con algo de fuerza, durante todo el acto ya se había olvidado del aguacero de afuera, no había escuchado ni la lluvia ni los truenos caer ─duerme tranquilo, yo estoy contigo ─lo abrazó con fuerza, acomodando la cabeza del menor sobre su pecho, justo sobre su corazón; el latido pronto pudo calmar al chico, que únicamente se concentró en el rítmico galopeo de su corazón, hasta que así ambos cedieron al sueño.

..

.

─Son todo un caso perdido ¿no te parece? ─comentó Ryou observando a ambos con un gesto de cansancio, apoyando su mentón en la palma de su mano derecha cuyo codo se apoyaba en el barandal de metal.

─Lo son, definitivamente ─concordó Yugi quien imitaba la postura del amable albino solo que este se apoyaba en su brazo izquierdo.

─Son tan parecidos que no pueden estar en un mismo lugar… ─empezó Ryou.

─…sin contener el impulso de retarse entre sí ─concluyó Yugi.

Ambos asintieron, cruzándose de brazos.

─ ¿Qué crees que suceda primero? ¿Qué alguno de los dos pare o que el encargado se aburra y los corra? ─cuestionó el de ojos cafés con gracia.

Yugi y Ryou se miraron entre sí ─los van a correr ─respondieron al unísono con un suspiro resignado, un par de nubecitas salieron de sus bocas.

Un poco más adelante Yami y Bakura estaban frente a una de las casetas de la feria, en la que estaban desafiándose a ver quién arrojaba más aros para ganar un premio (1)
Había bastado un simple comentario de Ryou al decir que un peluche de Kuriboh que estaba en ese juego se veía lindo, sumado a que Yugi confirmara sus palabras, para que su respectivo guardián saliera disparado al juego para ganar dicho premio a su hikari.

─Chicos, deberían adelantarse, creo que esto puede demorarse un rato ─les dijo Yugi a Anzu, Shizuka, Honda y Otogi; quienes también les acompañaban en aquella feria.

─Definitivamente sus amigos son algo extraños ─comentó Otogi con diversión ─Shizuka-chan ¿no te gustaría un raspado? ─ofreció con una sonrisa.

─Ni sueñes que te irás tu solo a Shizuka-chan ─refutó Honda, entonces ellos empezaron a discutir como si no hubiera un mañana.

─Son un par de tontos, Shizuka-chan ¿vamos a comprar algo de tomar? ─ofreció Anzu con una sonrisa.

La castaña menor sonrió ─Hai, Anzu-san.

─Yugi ¿está bien? ─le sonrió Mazaki.

─Claro chicas, las alcanzamos luego, no se preocupen ─le restó importancia el tricolor, moviendo una mano de lado a lado en lo que regresaba su vista a Yami, que seguía lanzando aros mientras discutía verbalmente con Bakura.

Anzu paseó varias veces su vista desde Yugi hasta Yami, aún le sorprendía el increíble parecido que tenía a pesar de que Yugi afirmaba que no eran familia, además el menor parecía demasiado apegado al oji-rojo quien también demostraba de vez en cuando una actitud algo posesiva con el oji-violeta.

Los pensamientos de la oji-azul fueron distraídos por Shizuka cuando esta le tomó del brazo para avanzar, le sonrió y fue con ella.

─ ¿Eh? ¿Dónde están las chicas? ─preguntó Honda a Ryou de la nada.

─Fueron de aquel lado ─le señaló el albino amablemente, distrayendo su atención de los yamis, igual que Yugi.

─Gracias Ryou ─dijeron al unísono Honda y Otogi antes de salir corriendo tras las chicas.

─No podemos decir que no es divertido ─rió Yugi.

─De eso nada ─concordó Ryou con una sonrisa, jugueteando con su sortija.

¡Ten/Para ti! ─dijeron Yami y Bakura agitadamente, extendiendo cada uno un peluche de Kuriboh frente a su respectivo hikari, el de Yami era café -el original- y el que tenía Bakura era blanco.

─ ¡¿ehh?! ─ambos menores se echaron ligeramente para atrás sorprendidos, puesto que se había distraído de su disputa ─ ¿pero qué pasó? ─expresaron al unísono.

Jounochi se acercó con una sonrisa divertida y una mano empuñada en la cintura ─estuvieron tanto tiempo dándole y dándole sin parar ni fallar una sola vez que el encargado se aburrió y al final decidió entregarle uno a cada uno ─explicó, Jounochi era el que había estado observando más de cerca la ‘competencia’ de ambos, a decir verdad le era divertido verlos pelear, en especial cuando su motivación eran Yugi y Ryou, eso llevaba las peleas de ambos a un nivel más divertido.

─Yami, me encanta ─con una sonrisa Yugi tomó el Kuriboh y le pasó su brazo libre por la espalda ─muchas gracias ─le dio un suave beso en la mejilla.

lo que quiera mi Aibou, lo que sea por ver esa bella sonrisa ─con ternura le tocó la punta de la nariz con su dedo índice, haciendo reír a su compañero.

─Kura, gracias ─Ryou era más cariñoso, le pasó ambos brazos por el cuello, dándole un fugaz beso en los labios, por suerte Jou tenía la vista en los tricolores ─es tan lindo ─aceptó el peluche, levantándolo hasta la mitad de su rostro en cuanto se separó de su pareja.

Keh! No fue nada.

─Oye Yug ¿dónde están mi hermana y los demás? ─preguntó.

─Anzu y Shizuka-chan se fueron de aquel lado por algo de tomar ─señaló Yugi.

─Honda-kun y Otogi-kun fueron con ellas ─le siguió Ryou ─les dijimos que los alcanzaríamos enseguida

─ ¿Vamos? ─sonrió Yugi, tomando la mano de Yami para avanzar.

─Si, no puedo dejar a mi hermana sola con Honda y Otogi ─murmuró Joey para si con la mano empuñada y una venita saltándole en la sien ─ ¡andando chicos! ─con su habitual energía emprendió el camino con rapidez.

Yugi y Ryou se miraron entre sí con una risilla bailando en sus labios ─ ¡no te nos pierdas Joey! ─dijeron con gracia.

..

El sol estaba en pleno atardecer, mientras Yugi, Yami, Ryou y Bakura estaban subiendo por parejas a la noria, luego de un par de vueltas la estación de Yugi y Yami quedó estática en la cima.

─Par de afortunados, yo quería quedar arriba ─Ryou hizo un puchero ─bueno, aun así tenemos una gran vista ─el joven albino se apegó a la ventana para ver como el sol se ocultaba lentamente en el horizonte, el cielo tomaba colores amarillos, naranjas, rojos y rosados ─ ¿no crees que es un lindo panorama, Bakura?

¿Sí? Pues yo estoy viendo algo más lindo ─le respondió con una sonrisa ladina desde el asiento de enfrente. Ryou le miró, dándose cuenta de que los ojos afilados de Bakura estaban fijos en él, lo que logró ruborizarlo ─y sigue haciéndose aún más bonito ─dijo con algo de burla, señalando sus mejillas.

Ryou hizo puchero ─Oh, cállate ya Bakura ─lo confrontó con el ceño fruncido, molesto por la burla de su acompañante ─no digas tonterías ─le sacó la lengua infantilmente.

Bakura afiló la mirada con diversión, inclinado se pasó agachado de su asiento al de Ryou, haciendo balancear un poco la cabina, así que en cuanto se sentó Ryou se aferró ligeramente a su brazo ─no hagas eso ¿quieres?

No seas infantil Yadonushi ─se mofó Bakura antes de tomarlo bruscamente del cuello de su sweater para jalarlo a un tórrido beso apasionado. Bakura lo soltó para abrazarlo por la cintura y acercarlo a su cuerpo, Ryou respondió enseguida pasándole los brazos por el cuello mientras se echaba hacia atrás lo que podía para que Bakura se inclinara sobre él, el mayor puso una de sus manos en la pared contraria de la cabina para apoyarse e inclinarse mejor sobre su protegido ─me provocas tanto, encanto ─siguió besándolo acaloradamente.

─Es estupendo, tenemos la mejor vista de toda la feria ─dijo Yugi con emoción, viendo por la ventana.

Yami lo miró con un ligera sonrisa, en realidad se estaba divirtiendo mucho ese día con su Aibou y sus amigos -sí, incluso con Bakura- pero aun había algo que lo mantenía intranquilo, hace alrededor de dos semanas que Yugi y él se habían vuelto uno, aquella noche tormentosa y a pesar de que todos los días le reiteraba lo mucho que lo quería, y de que se habían entregado el uno al otro varias noches más, aun no recibía un respuesta oficial de Yugi, creía que su lazo estaba en el punto máximo de unión y se comprendían bien aun así no habían formalizado nada.

Yugi…─lo llamó tomando una de sus manos para entrelazar sus dedos.

─ ¿Sí? ¿Qué sucede? ─consultó con una sonrisa.

La mirada de Yami brilló en determinación ─no quiero posponer más esto ─dijo serio ─te he dicho y demostrado cuanto te quiero, porque lo eres todo para mi Aibou ─relajó el gesto y le sonrió, apretando el agarre de sus manos ─por eso quisiera saber ¿Qué es lo que sientes tú por mí? Aquella noche me dijiste que… sentías que podrías llegar a quererme como a una pareja, y yo me prometí a mí mismo que me ganaría mi lugar en tu corazón ─Yami se inclinó para juntar su frente con la de un avergonzado Yugi ─y cada una de esas noches, te entregado por mis sentimientos… Aibou, te amo ─declaró al fin.

La cara de Yugi se puso sumamente roja en un segundo, las brillantes amatistas temblaron ─lo sé ─Yami lo miró sorprendido, no tenía idea de qué clase de respuesta obtendría de Yugi ─eh sentido… todos y cada uno de tus sentimientos en cada gesto, cada caricia, cada beso y cada palabra que me has dedicado ─Yugi cerró sus ojos ─los he sentido pero… soy yo el que no ha sabido cómo manejarlos ─respondió abriendo los ojos para mirarlo fijamente, arqueando las cejas hacia abajo ─si te soy sincero me siento algo abrumado, porque jamás había conocido nada parecido, me haces sentir especial, como una persona importante…

Porque lo eres ─interrumpió Yami.

Yugi levantó la otra mano en señal de que le dejara continuar ─no sabía lo que era el amor de verdad… hasta que llegaste a mi vida ─la mandíbula de Yami bajó unos centímetros ─siempre he sido timido y retraído, no sabía cómo hablar de esto y eso me ponía de los nervios ─alzó los hombros, apenado, aunque ya más confiado al hablar ─pero tú te mereces una respuesta directa… porque en muy poco tiempo has logrado hacer que mi corazón lata de una forma diferente por ti, hacer que piense más que nadie… hacer.. Que te amé como a nadie en el mundo… ¡Te amo, Yami! ─dijo al fin, sumamente ruborizado, pero sin perder la seguridad.

Yugi… ─ahora eran los ojos de Yami los que temblaban ─no sabes… lo feliz que me haces Aibou ─Yami se sentó a su lado y lo abrazó con fuerza ─te amo tanto Yugi.

─Te amo demasiado, Yami ─correspondió.

El sol se había ocultado ya, el cielo pasaba a ser de un profundo azul oscuro, la luna se asomaba lentamente para ocupar su lugar en la noche junto con las estrellas.

Y con el platinado resplandor de satélite ascendente, un par de lindos y enamorados tricolores, sellaron su confesión con un dulce beso, transmitiéndole sus sentimientos al otro de la forma más noble y sublime que había.

Un beso lleno de amor verdadero. La fuerza más poderosa y noble que puedas hallar en el mundo. Un amor rompe cualquier lógica o barrera.

El amor sincero de un yami y su hikari.                

Notas finales:

Ittadakimasu: gracias por la comida.
Tadaima: estoy en casa/llegue
Itai: Duele

*1: típico juego de feria, como el que juegan Touya y Shaoran (Sakura card captor) por un conejo de peluche, en el capítulo de la carta ‘brillo’ “Sakura pasa un festival de verano con Yukito”

Hola mis bombones de chocolate (?  ¿que tal están? Lo prometido es deuda y a quienes estuvieron pendiente de mi pagina sabían que hoy traia un delicioso cap... con lemos ¬w¬

Espero les haya gustado, me esforce, se los juro. No soy buena para meter a esos dos en situaciones eroticas ¡trate de poner a Yami medio pervert, pero soy conciente de que no salió para nada u.u!

Bueno, igual lo hice con todo mi amorsh para ustedes, espero lo hayan disfrutado.

Hasta aquí DanyNeko, se despide. Se me cuidan mucho y nos estamos leyendo en mis otros fics =3

Ja ne~nya


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