Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Misión imposible. por mistdowner

[Reviews - 170]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Espero les guste :'D Sepan disculpar si encuentran algun error. Me apuré en escribir este cap. Lo que es el entusiasmo.

La segunda en levantar la cabeza como un muñeco al cual le habían dado cuerda fue Vicky, que de un salto impresionante se levantó con la más pura sorpresa reflejada en su rostro, que de a poco  se convertía en pánico. Se manoseaba el cuerpo tratando de encontrar una explicación, pero nada surgía en su mente. Miró en todas direcciones, y entre el grueso manto blanco de nieve que las había acogido, encontró a quién suponía, era Gimena, abrazado cual oso a Mily, que comenzaba a revolverse nerviosa en el lugar. Era tanta la información que estaban recibiendo sus pobres cerebros, que no lograban asimilarla como real.

-No puede…-comenzó Mily.

-Ser…-siguió Gimena

-Real.- terminó Victoria.

Las tres chicas se miraban el cuerpo, notando cambios en su aspecto. Ahora parecían sacadas de alguna película de princesas, nada más que mucho más oscuras. Vicky llevaba puesto un gorro negro que curía sus grandes rulos, juntos con una capucha y unos pantalones jeans acompañados de unas deportivas moradas con una estrella blanca a los costados. Su cuerpo seguía siendo ligeramente el mismo, a excepción de un leve tatuaje que bajaba por su mejilla, dándole un aspecto misteriosamente bello. Por su lado, Mily ahora con la piel un poco más esclarecida y sus ojos aun más brillantes que de costumbre, llevaba encima una campera negra con destellos morados por el cuerpo, unos pantalones grises de vaquero, y al igual que Vicky, unas deportivas decoradas con motivos militares. Luego estaba Gimena, que ahora cubierta por una capucha rosada, una bufanda blanca y un gorro del mismo color, lucía unos pantalones negros y zapatillas verdes con franjas blancas. Por último quedaba la feliz Chibi, que con un aspecto aniñado, ostentaba de un gorro con un pompón, ambos negros, una campera de color sangre y unos pantalones jeans terminados por unas zapatillas celestes con blanco.

-Wa…Waa…¡WAAAAAAAA!-  las cuatro chicas gritaron en un coro estrepitoso, que hizo volar algunos pájaros de sus nidos. Una castaña corría como loca alrededor del grupo que se miraba sin saber que hacer. Vicky se cacheteó algunas veces para “despertar”, pero no conseguía más que hacerse notar las mejillas más sonrojadas de lo que estaban por el frío. El grupo tembló por una fuerte brisa helada, y sin saber que hacer, todas miraron a Chibi, que aprecía estar todavía alucinando en medio de un sueño.

-¡¿Qué hacemos?!- Gritó Vicky dirigiendo sus palabras a la de menor estatura, que dejó de jugar con la nieve y la miró atónita

-¡Buscar a Jack!

-¿¡Te golpeaste la cabeza!? ¡Mamita, estamos en medio de la nada! ¡En Disney mierda!

-¿No fue eso lo que pedimos?

-¡P-pero la cosa era que no se iba a cumplir, que era una joda, un chiste!

-¡Pero se cumplió!

-¡O haces que volvamos, o te reviento a patadas, Chibi! ¡Me muero del frío!

Las otras chicas observaban la escena castañeando sus dientes, comenzando a esbozar una sonrisa. No era realmente que estuvieran felices de su situación, pero tenían que admitir que estaban emocionadas. Mily se miró la ropa nueva con alegría, y susurró algo como: “además del viaje, ropa gratis”, comentario que hizo soltar una risa disimulada a Gimena.

-¿¡Y que querés que haga!? ¡Vos encontraste el ritual, busca!

-¡Cierto, mi celular!- con rapidez la más alta de las chicas buscó su aparato entre sus prendas, pero no lo encontró. Pronto se le vio tocarse todos y cada uno de los sitios posibles donde podría estar el objeto, pero nada. Chilló de la frustración, y dirigió su mirada asesina a la castaña. No estaba. ¡Su celular no estaba! Imitando a Vicky, las demás buscaron sus pertenencias, como dinero, caramelos y demás objetos que antes del viaje llevaban en sus otras prendas. Pero nada. Tampoco tenían nada. O al menos eso parecía, porque de pronto la castaña sacó su móvil con sumo alivio. Victoria no tardó nada en abalanzarse contra ella, para quitárselo.- ¡Llama a la policía! – comentó aun cuando  ella ya tenía el  aparato entre sus manos. Quiso marcar algún número, pero nada. El dichoso celular parecía muerto. Le sacó la batería, lo prendió, lo puso de cabeza, le sopló….Pero nada. La pantalla del móvil seguía en blanco. Desesperada, la chica soltó el objeto, que fue atrapado por su dueña, y gimió cual perro abandonado, comenzando a temblar nuevamente.-No sirve

-No…Que vamos a hacer?-preguntó Mily abrazando su propio cuerpo en busca de mantener el calor dentro suyo.

-Vamos a comer hielo.- bromeó con algo de enojo Vicky, suspirando y comenzando a caminar.

-¿A dónde vas? – les cuestionó Chibi, para empezar a seguirla

-A buscar una casa! Síganme las put*s.- y con una risa, las 3 chicas restantes comenzaron a seguir las huellas blancas que la mayor dejaba. Era un tema delicado lo que les estaba pasando, sobre todo porque no tenían ni idea de como había ocurrido, y mucho menos de como revertirlo.

-Por lo menos aparecimos con buena ropa. ¿Mira si veníamos con la ropa de antes? Nos moríamos de hipotermia.- Comentó Gimena, avanzando forzosamente entre la nieve y levantando las piernas con dificultad.

-Seh, ropa gratis. Re genia la diosa. Nos mandó a un mundo fantástico, sí. Pero primero nos dejó tiradas como perros en medio de la nada. ¡No se ve un alma!- siguió Milys, suspirando y notando su propio aliento. Por lo menos no corría mucho viento, o tendrían que pasar una ventisca.

-Nuestras cosas… Hoy teníamos prueba a la tarde.- Refunfuñó Vicky.

-Por lo menos hay parte buena. No había estudiado ni el título.- Siguió Chibi, que concentrada, miraba la pantalla de su celular en busca de alguna pista que le ayudara en tan difícil situación.

-Ta re loco…Estar en este lugar… ¿Y si es como en las películas que para volver, hay que cumplir la misión y eso?

-No sé, puede ser… Si no no tendría sentido, creo. Ya no sé ni quién soy.

-Cierto, vos no sos tan linda

-Cállate, tatuada.

-¿¡Tatuada!?

-Ah, cierto que no te ves el gran tatuaje que tienes en tu deformidad facial.

-¿¡Tengo un tatuaje!?

La charla seguía con risas por las reacciones de su líder. Hasta que escucharon unas ramas moverse de entre la maleza congelada del lugar. Todas se quedaron mudas, con completo miedo a tener que enfrentar a algún animal peligroso.

-No será el Jack ese?...- preguntó asustada Mily, retrocediendo unos pasos.

-¿¡Vos decís!?- se emocionó la castaña, que por el contrario avanzó unos pasos.- ¡Jack Frost, soy tu admiradora! –le gritó al movimientos que persistía cada vez más fuerte. Esperó una respuesta, e incluso ver al mismísimo joven salir con su típica sonrisa, pero no. A cambio vio un par de ojos negros y profundos emerger aterradores, estando incrustados en la cara de un gran oso.  No hizo falta nada más. A todas las chicas se les congeló el alma, y salieron corriendo como alma que lleva el diablo. Claro que era difícil, puesto que la nieve tragaba cada paso que daban para alejarse. Para la suerte de las chicas, el oso no las siguió, y solo las ignoró.

-¿¡NO SE SUPONE QUE LOS COCHINOS ANIMALES ESOS INVERNAN!? – gritó fuera de sí Mily, queriendo re abastecer sus pulmones con el aire congelado del lugar. Todas jadeaban por la larga carrera.

-Putha bida.- Agregó Chibi.

-Me cag* en todo, y sobre todo en el oso metido ese. ¿¡Donde roña está el jodido de Jack!?- se quejó Vicky, pateando la nieve con molestia. Gimena iba de un lado a otro temblando, aun agitada por correr y gritar. Sin darse cuenta, las cuatro chicas habían llegado a un lugar menos nevado, pero aun así frío. Las mejillas comenzaban a ponérseles rojas por el aire que las quemaba, y sus labios sentía la temperatura, comenzando a secarse. Todas miraron a su alrededor, y como antes habían pensado, no había nada. Ni nadie. -¿Cómo se supone que encontramos al hielito ese?

Todas voltearon a ver  a la castaña. Ésta solo se encogió de brazos, y miró el celular, que comenzaba a parpadear. La chica ignoró al grupo y se fijó en la pantalla, notando como de apoco, una brújula se dibujaba espléndida. Cuando la obra terminó, llamó a todas las chiacs.

-¡Una brújula! ¡Nos está ayudando la diosa!

-¿Ahora? ¿Luego de que nos morimos de frío y el oso nos quiso comer?

-Miren, apunta al norte.

Todas las jóvenes observaron la manecilla con curiosidad y miraron el camino que marcaba. Suspiraron con molestia por la señal, sin embargo pronto el ánimo se les levantó. Conocerían a Jack Frost, y de seguro tendrían algo de calor. Era algo peligroso andar con ropas tan poco abrigadas en la nieve, congelándose, pero estaban seguras de que no pasaría mucho tiempo antes de que llegaran a dar con su objetivo. Así, sin más, todas marcharon con más prisa a donde la brújula las guiaba. Chiste va, chiste viene…Estornudo aquí, y otro allá. Pasaron tal vez unas horas cuando la escuchara comenzaba a juntarse en sus rostros, que encontraron un gran árbol que extrañamente, no ostentaba de mucha nieve. Observaron la hermosa brújula, pero esta ya no estaba.

-Genial, encima de tardía, desaparece la cosa esa. ¡Me rindo! ¡El presidente se enterará de esto, demandaré a la diosa y…!

-¡Cállate, che! Que si seguís, nos sale otro oso.- protestó Mily, aferrándose en un abrazo tierno a Gimena.

-Pinche Frost y su cabello blanco.- susurró Chibi, pronto recibiendo una bola de nieve en la nuca. Se dio vuelta enojada, pero las chicas la miraban con cara de “yo no fui”.- ¡Digan quién, o las masacro con hielo a todas!

-¡No fue nadie!- exclamó Gime, mirando a los lados asustada. Ella realmente podría jurar que la bola de nieve había salido de la rotunda nada.

-Fue la Gime.-contestó Vicky, riendo y tapándose la boca.

-¿¡Gimena!?

-¡Yo no fui, Chibiii!

-¡Ella no fue, en serio! ¡Si yo la tengo abrazada!- protestó Mily, zarandeando a la pelinegra que solo negaba con su cabeza. Por su lado, la chica de rulos negros reía a viva voz, sosteniéndose el estómago.

-¡Mocosa!- le habló la castaña, para luego agacharse, tomar un poco de nieve, y lanzársela justo en el rostro a Vicky, que indignada, aspiró aire blanqueando los ojos. Ese era el comienzo de una guerra. Las bolas de nieve empezaron a viajar entre la castaña y la alta pelinegra, estando en el medio Mily y Gime, aun abrazadas.

-¡Tu mamá!

-¡La tuya, zorri!

-¡Vos, sumisa!

-¡Ojalá que te den por detrás!

-¡Me lo harían mejor que vos!

Así los insultos en tono de broma siguieron por un rato, hasta que Gime se dio media vuelta. Realmente sentía que algo detrás de ella comenzaba a alejarse unos pasos. Mily siguió la mirada curiosa de quién abrazada, y notó unas pisadas en el suelo.

-¡FANTASMA!- gritaron las dos al unísono, corriendo a esconderse detrás de Vicky y la castaña. Por supuesto, ambas jóvenes pararon con la guerra, y miraron el lugar de donde se suponía, había un ente. ¿Era? ¿No era? Chibi solo divisaba unas sombras, a pesar de que estaba a plena luz del día. Comenzó a tener miedo y a retroceder, mas luego escuchó unos susurros varoniles.

-¿Jack?- preguntó, sintiéndose realmente tonta por decir tales cosas en ese momento. Pero funcionó. Porque ahí, delante de sus narices, la figura del peliblanco comenzaba a formarse, pasmado de que alguien pudiera verlo con tanta facilidad. Las demás chicas no estaban en situación diferente. Les era fácil verlo, porque vamos. Si habían viajado a otra dimensión o lo que fuera…¿Cómo no creerían en el espíritu que se suponía, debían ver?

-¡JACK FROST!- gritó el grupo, corriendo a abrazar el cuerpo del sorprendido guardián.

-¡O-oigan, esperen, yo no…!- ya era tarde. Ahora estaba siendo manoseado por aquellas manos juveniles, que sin vergüenza tocaban cada parte de su cuerpo. Se sonrojó al instante, y elevó vuelo, sosteniendo su cayado.

-Así no vale!- Chilló Chibi, queriendo volver a tocar aquella mullida capucha que había soñado acariciar miles de veces.

-Si, no seas egoísta, ¡vinimos de otro mundo solo para verte!- secundó Victoria.

-Baja, ahora te tocaremos con más amursh.- sonrió Mily, y por su lado Gimena asintió dándole la razón a la pelinegra.

-E-esperen, déjenme ver si las entiendo. ¿Ustedes vienen de otro mundo, pueden verme, y quieren…?

-Violarte.- Completó la pelinegra alta, sonriendo de oreja a oreja.

-¡P-pero…!

-¡Nada! Baja y danos lo que merecemos por buscarte.

-Yo no…

-¡Ahora!

El chico, aun sorprendido, voló hasta la rama del gran árbol, y se acuclilló en esta, mirando al grupo de chicas que encontró. No entendía nada de los que decían. Más parecían un grupo de locas salidas del manicomio. Pero lo importante era que podían verlo. A él, el desconocido Jack Frost. ¿Tendría que avisarle a Conejo, Norte? Parecía lo más factible, pero conociéndolos, de seguro darían un discurso de viejos para emprender una búsqueda y… ¿¡Qué rayos!? Una bola de nieve se estrelló contra su rostro pensativo.

-¿Ya bajas? ¡Ahora, o te bajamos a bolazos!- Vaya, realmente parecía que iba a tener un gran lío entre manos. 

Notas finales:

Suerte <3


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).