Seth era un chico, según él, normal. A sus 15 años, el aún no se había imprimado de nadie. Seguía siendo el más pequeño de la manada pero la mayoría ya tenía una imprimación de la cual preocuparse y pasar el tiempo, él no.
Desde pequeño había deseado tener a su “alma gemela”, la persona con la cual podría pasar el resto de su vida. Cuando se convirtió en metamorfo* creyó que era lo mejor que podía pasar, pero aun así, parecía no estar destinado a nadie porque sus demás compañeros se habían imprimado unas pocas semanas después de su cambio y él no. Bueno, había sus excepciones pero igual y la mayoría ya tenía una pareja.
Con solo 15 años Seth deseaba muchas cosas pero, la que más anhelaba, no podía tenerla. Creía que era solo un enamoramiento adolecente pero a pesar del tiempo nada había cambiado; los mismos sentimientos, los mismo deseos, los mismo sueños. Era insignificante para muchos, pero muy valioso para él.
¿Por qué entre todas las personas en las que pudo haberse interesado tenía que haber sido él? ¿Por qué no Jacob o Embry? No importaba, igual nunca iba a poder ser. Era un deseo prohibido, un amor prohibido en muchos sentidos. La primera razón y la más importante de todas era porqué él era un vampiro, la segunda, que tenía una pareja y la tercera pero no la menos importante: a él, aparentemente, solo le gustaban las chicas.
Se podría decir que su único consuelo era que cuando se imprimara, si es que alguna vez sucedía, lo olvidaría y ya. Quizás su enamoramiento o lo que sea, se debía a que era algo prohibido y muy pocas veces sucedía algo así. Al menos, dentro de lo que cabía, no estaba metido en una especie de triángulo amoroso como su hermana. Eso sería desastroso.
Regresando al punto, había veces en las que solo podía pensar en él. Quizá si tuviera la oportunidad de pasar tiempo con otras personas fuera de la reserva, lo olvidaría. Quizá de esa manera conseguiría imprimarse, pero casi no los dejaban salir, tenían que cuidar de las tierras; ese era su deber y punto.
De seguro que deben estar diciendo que son cosas de niño o quizá solo un capricho, pero no era así. ¿Tan mal estaba desear ser feliz con alguien? Tener una persona que te escuche, te cuide y te proteja, o al revés. Él pensaba que no. Aun así, estaba por cumplir 16 años, por lo pronto no tendría de que preocuparse hasta cuando cumpliera 20, porque su crecimiento se detendría ahí, hasta que encontrara a su pareja. Pero ¿y si nunca la encontraba?
Quizá no era que el mundo estuviera mal, quizá era solo él el que estaba mal. Tal vez había algo malo en su persona y por eso nadie se fijaba en él. Okey eso ya sonó muy drástico pero ¿qué otra explicación podría haber?
Era hora de terminar sus pensamientos lamentables hacia su persona, un rato le tocaría su turno de ir a cuidar la zona. Jacob y Embry vendrían por él. Desde que casi todos tenían una pareja y por muy extraño que suene, ellos se habían vuelto muy unidos; incluso podría considerarlos sus hermanos.
- Seth! Hijo! Jacob y Embry están aquí! Date prisa! -
Escuchó que le llamaba su madre
- Si Ma! Ya voy - respondió él.
Se puso una playera sin mangas y con capucha color café, se calzo sus tenis y salió de su habitación. Jacob y Embry estaban sentados en la sala de estar hablando algo entre ellos y comiendo un pan, típico de lobos*.
- Hola chicos - saludo sentándose enfrente de ellos.
- Hola peque - contestaron ambos a la vez, ocasionando que rieran un poco.
- No me digan así, estoy por cumplir los 16 - contestó Seth, haciendo un leve puchero.
- Si, pero para eso, faltan 2 semanas, y además sigues siendo el más pequeño de la manada - dijo Embry
- Si, como sea. ¿Nos vamos ya? - respondió Jacob.
- Eh, ¿Por qué tanta prisa? - contestó Seth.
- No es nada importante, pero Bella me llamo y me dijo que quería discutir algo conmigo - respondió Jacob.
- Ya veo, vamos entonces - dijo Seth
Se despidieron de su madre y se encaminaron donde los esperaban para el relevo. Jacob era el único que no coincidía con ellos dos, así que solo eran Embry y Seth.
- Bueno, nos vemos al rato chicos - se despidió Jacob y se marchó.
- Bueno, nos vemos donde siempre Seth - dijo Embry
- Okey - contestó.
Embry cambió a su forma de lobo, le dio un asentimiento a Seth y se alejó. Él decidió que como no había peligro últimamente, o al menos Bella no le había mencionado nada a Jake, estaría en su forma humana.
Por el camino se topó con unos cuantos animales como los venados y unos cuantos ciervos. Nada importante. Aún así, eso le hacía recordar que cuando Emmett cazaba se entregaba totalmente a sus instintos y tenía una manera peculiar de cazar. No lo estaba espiando, claro que no, solo lo observo por casualidad una vez. Pero si no recordaba mal, había escuchado mencionar que prefería cazar osos, que era más divertido. Pero a su novia, esposa o lo que fuera no le agradaba tanto.
Si estuvieran juntos estaba seguro que le encantaría observarlo cazar, pero eso eran fantasías tontas. Estaba fuera de su alcance y así iba a ser siempre, tenía que metérselo ya en la cabeza. Sonrió levemente y se preguntó: ¿Por qué dentro de todas las personas tenía que fijarme en ti Emmett Cullen?
Pero como dicen, nadie tiene escrito su destino. Y, evidentemente, nadie lo preparó para lo que le iba a suceder.