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La Estafa por Fullbuster

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Notas del capitulo:

Como ya expliqué, el próximo capítulo saldrá el domingo día 13 debido a un viaje que tengo que hacer esta semana. Un saludo a todos.


Atte: Fullbuster

Deidara Namikaze


 


Había vuelto a la casa de mi padre tras la ruptura con Hidan y no sabía cómo explicarle a mi hija el motivo por el que Hidan nos dejaba ni el motivo por el que su padre no la quería. Desde el juicio no habíamos vuelto a saber de él, ya le di órdenes al abogado que yo no quería saber nada de esa persona pero… ni siquiera fue capaz de venir el primer fin de semana a ver a su hija y aunque ella estaba dolida con él por todo lo sucedido, era peor aún el desgarro por no entender por qué aquellos dos nos habían abandonado.


En el colegio no iba mucho mejor la cosa, tuve que cambiarla al final debido a las burlas de sus compañeros por la noticia y prácticamente ya no quería salir de su casa. Yo tampoco entendía por qué había hecho una cosa así en lugar de venir a hablar las cosas, suponía que con él era imposible mantener una conversación, al fin y al cabo… siempre sería un Uchiha, hacían su voluntad y se salían con la suya.


La noche después del juicio me había quedado con Ino tumbado en la cama acariciando su fino cabello rubio hasta que se durmió por completo. Siempre me preguntaba por qué no la querían, yo no tenía respuesta para eso, a mí tampoco me querían. Se preguntaba por qué estaba sola y lo único que podía decirle era que yo siempre estaría allí para ella. Tras dormirse mi hija me fui al restaurante, aún debía trabajar.


El restaurante sin mí funcionaba bien y cuando llegué prácticamente todas las mesas estaban ya siendo servidas. Me dirigí a mi despacho a terminar algún papeleo y luego salí para recibir al nuevo comprador de la empresa.


- ¿Se encuentra bien? – me preguntó el chico de la recepción.


- Sí, estoy bien, gracias – le dije fingiendo sonreír.


El hombre llegó con su elegante traje y le estreché la mano. Venía a cenar con su esposa y supongo que era una buena forma de convencerle para que comprase el negocio. Al fin y al cabo de alguna forma le pagaría esa maldita deuda, si ese era el precio para sacar a Itachi de mi vida para siempre que así fuera, no quería volver a saber nada más de él.


Pude ver a Itachi por la cristalera sentado allí fuera en un banco y me dio tanta rabia que me metí hacia la cocina por no verle. Al final de la noche cerré la firma del contrato y me marché a casa. Llegué de madrugada y no conseguí dormirme, así que me senté en la terraza con un café mirando el amanecer. Ino se despertó a las nueve de la mañana y en cuanto me vio allí se acercó donde estaba tumbándose encima de mí mirando el nuevo día.


- ¿Qué te parece si hacemos un viaje? – le pregunté al verla tan decaída.


- ¿Uno bien lejos? – me preguntó.


- Sí, uno bien lejos – le dije – ir a algún lugar donde nadie nos conozca, alejarnos de todo esto. Te dejo elegir.


- Me parece genial, le pediré al abuelo que me traiga revistas de países, quiero verlos antes de elegir uno.


- Vale cariño.


- Pero… ¿Y tu trabajo?


- No te preocupes por eso, buscaré algo donde elijas.


Minato apareció en aquel momento con su camisa perfectamente preparada para irse a la oficina y se detuvo unos segundos por la terraza al vernos.


- ¿Desayunando? – nos preguntó con su sonrisa habitual y yo sonreí – Ino cielo… ¿Me preparas un café?


- Está bien abuelo – le dijo sonriendo dándole un beso antes de salir, yo sabía que era la excusa porque quería hablar conmigo a solas.


- Así que has vendido el restaurante al final.


- No iba a dejar que mi pasado afectase a tu capital.


- Deidara… eres legalmente mi hijo y si es el precio que tenemos que pagar para que desaparezcan de tu vida por mí estupendo. No hacía falta que lo vendieras, yo te daba lo que necesitases.


- No, esta vez no, ya has hecho demasiado por mí, esta vez no quería involucrar a la familia en mis problemas.


- Deidara… somos una familia y los problemas que te afectan a ti nos afectan también a los demás. Siempre estaremos aquí contigo para lo que necesites.


- ¿Te hago el nudo de la corbata? – le pregunté sonriendo y es que Minato era muy torpe para esas cosas. Él sonrió.


- Sí por favor, ya sabes cuánto me cuestan estos nudos.


Empecé a hacerle el nudo de la corbata mientras él me miraba con esos ojos compasivos que siempre tenía cuando las cosas iban mal. Me conocía muy bien y sabía lo afectado que estaba con todo esto pero sobre todo… preocupado por mi hija. Ella era la que peor lo estaba pasando con todo este asunto.


- Si queréis marcharos a algún lado puedo hablar con algunos amigos… incluso tenemos hoteles en Europa, tomaos unas vacaciones y pensad las cosas con calma.


- Gracias, papá – le dije y él sonrió – ya está la corbata, te queda muy bien.


- ¿Ésta? Me la regaló Naruto para el último cumpleaños.


- Pues tiene buen gusto para las corbatas – le sonreí.


- Qué elegante, tengo al abuelo más guapo del mundo – dijo Ino trayendo el café sonriendo.


- Tú sí que eres preciosa y esta tarde tú y yo nos iremos por ahí un rato. En cuanto acabe esta aburrida reunión.


- Genial – dijo Ino animada.


Ino no tardó en marcharse y es que estaba ilusionada con irse por ahí con su abuelo, ambos se llevaban demasiado bien, siempre eran tan cómplices en todo… al menos Minato la veía como su nieta aunque realmente no lo fuera y eso me alegraba el día a mí. Verles tan unidos me llenaba de felicidad.


- Yo tengo que ir a un sitio, ya nos veremos esta tarde, si me hacéis un hueco iré con vosotros – les dije y ellos asintieron.


Me marché de allí antes que Minato y decidí pasar primero por un quiosco a comprar revistas de lugares para que Ino pudiera elegir algo. También pasé por la empresa de Minato para pedirle a la secretaria suya todos los folletos de los hoteles que teníamos por si debíamos hospedarnos un tiempo en alguno de ellos.


Decidí pasar por el orfanato para hablar con la directora, ya no podría seguir yendo, tanto por el viaje como por la venta del restaurante, no tenía comida que llevar. Antes todo lo que podía ponerse malo prefería donarlo a tirarlo, pero no sé si los nuevos propietarios harían esa obra benéfica, muchos empresarios preferían tirarlo y era un desperdicio. Cuando llegué le expliqué la situación a la directora y que me iba a marchar del país seguramente así que lamentablemente no podría seguir ayudándoles. Esperaba que el dinero le aprovechase a ese desgraciado, porque arruinaba a todo el que alguna vez se cruzase en su camino. Ya iba de salida cuando una de las monjas del lugar vino corriendo indicándome que había alguien en el patio esperándome para hablar.


- ¿A mí? – le pregunté – no lo creo.


- Sí, dice que se llama Hidan y que desea hablar con usted.


- No sé qué puede querer, ni siquiera sé cómo sabe de este lugar – le dije pero la acompañé.


Al llegar al patio, no era Hidan, era Itachi quien estaba allí y todo tuvo sentido, claro que Hidan no podía ser, él no conocía mis secretos. Intenté retirarme pero Itachi vino corriendo hasta mí cogiéndome de la muñeca y evitando que me fuera, aunque yo me solté con rapidez y le pedí que no me tocase otra vez.


- Dei por favor… déjame hablar.


- No me llames así, tú no tienes derecho a llamarme por mi abreviación, no eres nada mío.


- Soy el padre de nuestra hija.


- No… tú no eres ni eso, te esperó este fin de semana para irse contigo y ni apareciste, tú no tienes ni idea del daño que le estás haciendo.


- Lo lamento, no era mi intención…


- ¿El qué? ¿Destruir la vida de más de treinta personas en un maldito acto? Pues felicidades, lo has hecho genial. Tu hija ha tenido que cambiarse de instituto por las burlas a las que estaba sometida, estos niños de aquí hoy quizá tengan un racionamiento menor gracias a que yo no les traeré nada de lo que me sobre, porque no me sobra nada, tú tienes todo Itachi y no creo que seas tan generoso de venir aquí con un talón bajo el brazo ¿Verdad? Así que me gustará ver cómo vas ahora a nuestra hija a explicarle por qué no quieres verla, porque la quieres, me gustará ver cómo les explicas a estos chicos del orfanato por qué hoy se quedarán con hambre por el poco alimento que recibirán y me gustará ver qué excusa me vas a poner para que te crea… porque lo siento Itachi… no te creo.


- Tenía que hacerlo, tenía que librarme de mi tío, no sabes las cosas que le hacía a mi hermano.


- Supongo que ni compararlo con lo que tú le has hecho a nuestra hija o a estos niños… claro – dije sonriendo sin creérmelo – lo de los Uchiha siempre es más importante que lo que les ocurra a los demás. Desaparece Itachi, yo no quiero verte nunca más.


- Sé que me amas.


- No… te equivocas. Amaba al chico dulce y agradable del que me enamoré, a este que tengo enfrente no lo reconozco. Este ser destructivo no sé quien es.


- Tuve que hacerlo. Teníamos que salir de las manos y el control de nuestro tío, no sabes las cosas que nos obligaba a hacer.


- ¿Esto? – pregunté - ¿Destruir a todos? Sí sé lo que os obligaba y me alegro por ti Itachi, eres libre… pero a qué precio. Quizá había otra forma que no fuera destruir tu propia familia.


- Dame una oportunidad Deidara… te demostraré que he cambiado, que soy digno de estar contigo.


- Demuéstralo si puedes – le dije – si consigues que mi hija crea en ti… sólo entonces… puede que consigas que cambie de opinión respecto a ti, hasta entonces nosotros nos marchamos.


- ¿Os marcháis donde? No podéis iros… ¿Y la custodia compartida?


- Tú ya te has saltado el primer fin de semana.


- Déjame llevármela ahora por favor, déjame demostraros que puedo estar con vosotros pero por favor… no quiero llevármela al hotel, aún está mi tío. Dame unos días.


- Sólo por ella, pero tienes unos días para arreglarlo, si no le demuestras que de verdad te importa tendremos más problemas de los que ya tenemos ¿Queda claro?


- Sí. Oye Dei… lo siento de verdad, no quise que todo esto acabase así.


- ¿Así cómo?


- Con tu novio… tu hija… al menos el trabajo te mantendrá ocupado supongo.


- ¿Qué trabajo? He vendido el restaurante para pagarte. Enhorabuena por tu indemnización. Espero que te aproveche.


 


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