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La Estafa por Fullbuster

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Naruto Namikaze


 


Odiaba las entrevistas, pero tras la larga conversación con mi padre en la que me explicó las ventajas de utilizar como medio de comunicación y difusión la televisión y la radio, no me quedó más remedio que ir. Me estuvieron preguntando sobre la política de la empresa y es que habíamos tenido un leve problema en una de las sedes, Deidara ya nos había proporcionado una solución factible para resolverlo pero aún así, preferimos convencerle para que viniera y revisara que todo estaba bien.


Hablé en la televisión de la nueva política y me di cuenta… que aún me costaba hablar de ella, era la que Sasuke había decidido y es que era un chico inteligente, sabía de sobra que funcionaría bien y todos los trabajadores estarían contentos, pero me dolía tanto aún saber que ese chico me había traicionado, que se había acercado a mí sólo para hacerme daño, para arrebatarme la empresa como su hermano le hizo al mío.


Muchas veces había hablado con Deidara de todo lo que él vivió, de todo lo que había pasado en su vida cuando se sintió solo y abandonado con un niño en su vientre y sin saber qué hacer. Yo sabía lo mal que lo había pasado, era un chico huérfano sin casa… sin familia, sin dinero… no sabía cómo iba a mantener a ese niño y sin embargo, no fue capaz de abortar, no era capaz de arrebatarle la vida a alguien pese a no haber nacido aún, para él ya era una nueva vida que crecía dentro de él. Decidió darlo en adopción a alguna familia que pudiera mantenerlo como se merecía.


Cuando yo le conté aquello a mi padre y él se enteró, conociéndole por cómo trabajaba haciendo recados en la empresa decidió acogerlo en nuestra familia. Le dimos una oportunidad y él jamás la desperdició. Su embarazo no fue nada fácil y creo que tenía un poco de miedo a pasar por todo lo que él pasó estando solo.


Aún recordaba las veces que a Deidara se le iluminaba la cara hablando de Itachi y como se deprimía cuando recordaba la forma en que se marchó, sin despedirse… tras haberle visto besándose con otra chica. No debió de ser nada fácil para él quedarse allí atrás sin nadie y teniendo que cuidar a esa nueva persona que crecía dentro de él. Su vida realmente comenzó cuando empezó a vivir con nosotros y eso me alegraba.


La verdad es que me encantaba tener un hermano como Deidara, aunque no fuéramos hermanos de sangre al menos yo sentía cómo si lo fuéramos, le adoraba y era mi confidente, con él podía hablar de cualquier cosa.


Hoy había ido a mi trabajo, estaba por las oficinas de la Sede cuando llamó mi sobrina Ino algo cabreada pero yo sonriendo le dije que hoy en cuanto acabase de revisar unos documentos pasaría a por ella y me la llevaría por ahí a pasear o a tomar un helado. La adoraba, era una niña tan inteligente y preciosa, seguro que tendríamos que ir su padre y yo espantándoles a los chicos en cuanto creciera un poco.


No quería tardar con las reuniones y el papeleo, pero los contables no dejaban de llenarme de papeleo así que al final, lancé una sonrisa y aparté los papeles de la mesa de mi lado cogiendo mi chaqueta de encima de la silla.


- ¿Dónde va señor Namikaze? – preguntó uno de mis contables.


- A casa – le dije – creo que es hora de volver a casa.


- Pero no puede irse… quedan muchos papeles que resolver.


- Estoy convencido de que harán un buen trabajo con ello y sino… mañana vendré a revisarlos. Ha venido mi sobrina de un viaje muy largo y quiero pasar tiempo con ella antes de que se marche, al igual que con mi hermano, así que si me disculpan, me voy donde tengo que estar – les dije marchándome.


Salí de la oficina y sé que seguramente ahora mismo podrían estar criticando mi comportamiento, pero me daba igual, estaba embarazado, me dolían los pies, tenía un tremendo dolor de cabeza y mi hermano y mi sobrina habían vuelto de viaje, quería estar con ellos.


Al salir de la empresa llevaba una gran sonrisa, por fin era libre y podía irme a descansar mis doloridos pies. Mi ilusión no me duró mucho al encontrarme a Sasuke allí de pie dándole vueltas a unas llaves de coche. Me sorprendió verle allí y me paralicé unos segundos viendo a la gente que entraba y salía de la oficina mientras él me miraba allí quieto.


- Demos un paseo – me dijo.


- No voy contigo a ningún lado, tampoco pienso darte la empresa. Tú no eres el padre – le mentí porque sabía lo que estaba haciendo aquí.


- Sabemos perfectamente que soy el padre pero no quiero la empresa, así que relájate. Acompáñame… por favor.


- No voy a ir contigo Sasuke – le dije.


- Si lo harás, tengo algo que enseñarte. Además… así te librarás de mí.


- ¿Me lo prometes? – le dije sonriendo – porque tengo muchas ganas de no volver a verte en la vida.


- Sí eso dicen tus palabras, pero en realidad no sientes lo mismo. Sigues queriéndome.


- No lo niego, llegué a sentir algo por ti que no había sentido por nadie, pero tú sólo estabas jugando. No me interesan los juegos Sasuke, ya te lo dije una vez y menos… cuando hablamos de nuestro hijo – él sonrió - ¿Por qué sonríes?


- Has dicho nuestro hijo – me dijo sonriendo – por lo menos está confirmado que soy yo. Te quitaste el parche.


- Sí, creí que era lo que querías, estuviste un par de días comentándolo y veía tu cara cada vez que teníamos sexo y veías mis métodos anticonceptivos, así que pensé en darte una sorpresa… claro que la sorpresa me la llevé yo al descubrir que sólo eres un estafador.


- Cierto, lo soy, por eso estoy aquí, voy a enmendar todos mis errores. Te demostraré que no quiero tú empresa.


- ¿Dónde vas a llevarme?


- ¿Eso importa? Seguro que tus pies están cansados. Venga… sube… te llevaré en coche y estarás sentado.


- Está bien – le dije – pero que sea rápido, mi hermano ha vuelto a la ciudad con mi sobrina y quiero verlos.


- Vale. Será muy rápido.


Caminé detrás de él hacia donde había dejado el coche, claro que a mitad camino mis pies ya no aguantaban el dolor. Aparcar aquí en el centro de Miami era una auténtica locura, a saber dónde había aparcado ese idiota. Al ver cómo me dolían los pies, el muy imbécil se acercó hasta mí cogiéndome en brazos frente a toda la gente y llevándome él hacia el coche. No pude evitar sonrojarme y gritarle al principio para que me bajase, estaba rojo como un tomate y la gente nos miraba, pero él no me bajó ni tenía intención. Sonreía y se cruzó todo el parque conmigo en brazos hasta que llegamos al parking donde había dejado el coche.


- ¿También has estafado al parking? – le pregunté una vez sentado en el asiento del vehículo.


- No, lo he pagado – me dijo sonriendo – Dejé las estafas cuando te conocí.


- Un poco después de conocerme para ser exactos. Yo era una de tus estafas.


- Deja ya eso, sabes que te amo. No puedes negarlo.


- Es posible que me amases, pero sigues siendo un delincuente.


- Eso es lo que vamos a arreglar hoy mismo, para que la próxima vez que nos veamos dejes de llamarme así.


- ¿De qué hablas? – pregunté sin entender nada.


No me contestó y detuvo el coche sacando las llaves del contacto y cogiendo mi mano las depositó encima de ella.


- Te regalo mi coche – me dijo – luego vuelves con él.


- ¿Cómo que vuelvo con él? ¿Dónde vas tú? Tenías que llevarme a casa.


- Ya… cambio de planes. Venga vamos, que no tengo todo el día.


Bajamos del vehículo y le seguí viendo que íbamos a la comisaría de policía. Creo que Sasuke había perdido completamente la cabeza. Se dirigió a la recepcionista y le indicó que quería poner una denuncia, me imaginé por donde iban los tiros y cuando nos sentamos en la silla le miré con seriedad.


- ¿Vas a entregarte? – pregunté.


- Sí. Es lo que querías ¿No?


- Sí, haces muy bien – le dije intentando aparentar indiferencia aunque en realidad no quería que se entregase, le meterían preso y no quería eso.


- Para dentro de unos años espero salir de la cárcel. ¿Tendré alguna posibilidad contigo después de pagar mis deudas con la justicia?


- Es posible que cuando salgas me lo piense – le comenté.


- Vale, entonces todo está bien.


Una parte de mí creía que Sasuke estaba marcándose un farol, que no iba a hacerlo en realidad, que sólo estábamos aquí porque quería llamar mi atención haciendo lo correcto, él sabía cuánto me gustaban a mí las normas y las reglas, para algo existían… para seguirlas.


El policía se acercó hacia nosotros para preguntar por la denuncia y vi a Sasuke muy decidido levantándose para ir a contarle todas sus fechorías desde que era un adolescente pero al verle tan decidido, yo me adelanté inventándome una excusa sobre un hombre inventado por mi mismo en aquel momento que me había robado. Sasuke se quedó sorprendido sin entender mi reacción y cuando salimos de la comisaría me detuvo del brazo.


- ¿Me das una explicación de lo que ha pasado ahí dentro? – preguntó.


- ¿Eres idiota o qué? ¿Cómo se te pasa por la cabeza entregarte? Yo no quiero que el padre de mi hijo esté en la cárcel, no me ayudas. Yo quiero y necesito que estés a mi lado y que lo criemos juntos y que me cojas en brazos cuando mis pies están cansados aunque me muera de vergüenza y…


No me dejó terminar cuando ya me estaba besando y le dejé hacerlo, deseaba a Sasuke Uchiha, le amaba pese a la estafa que había intentado hacerme. Supongo que podía darle una oportunidad… la última que tendría para demostrarme que había cambiado y que no volvería a delinquir.


- Si me traicionas una sola vez, se acabó – le amenacé aunque él sonreía porque la verdad… ser duro no iba conmigo.


- Te amo – me dijo – os amo – comentó tocando mi vientre.


 


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