Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

La Estafa por Fullbuster

[Reviews - 175]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Itachi Uchiha


 


Deidara Namikaze era todo un reto para mí y sé que me habían prohibido verle y tratar con él pero… era mi desafío. Lo llevaría a escondidas, ni mi tío ni mi hermano se enterarían de lo que tramaba con ese chico. Tendría que hacer un doble esfuerzo por mi parte, fingir que hacía perfectamente mi misión conjunta con Sasuke pero luego… ir cuando no se enterasen a por ese chico de largo cabello rubio.


Una parte de él me resultaba conocida pero sabía que era imposible, yo no conocía a ningún niño rico y pijo, de hecho no conocía a ninguno con dinero. Jamás fui a un instituto ni colegio ni universidad privada, siempre fui a públicos y cambiaba tantas veces de lugar que ni recordaba a la gente que pasaba por mi vida. Había obtenido siempre todo lo que había querido de la gente de los lugares a los que iba. Chicas nunca me faltaron y hasta algunos chicos cayeron en mis garras, no tenía una predilección clara, supongo que me gustaban las personas pero nunca me quedaba el tiempo suficiente para conocerlas, mi tío siempre estaba de mudanzas, así que yo simplemente… nunca tuve tiempo para enamorarme, eso supongo que lo agradecía mi tío. Él decía que el amor era un asco, que había que evitarlo porque destruía tus vidas, yo le creía porque no sabía nada acerca del tema.


Si tuviera que enamorarme, seguramente sería de algún chico inteligente como ese rubio del otro día. Eso me excitaba, porque era un constante reto a mi intelecto, me llamaba la atención y quería demostrarle que yo podía ser más inteligente que él. Lo único malo es que ya tenía pareja y me costaría mucho conseguir que dejasen esa relación, parecían muy sólidos. Mi gran preocupación ahora mismo era conseguir que rompiera y para ello necesitaría un truco bien sucio, algo con lo que Deidara no contase y que le hiciera pasar por mi aro, que tuviera que rebajarse a hacer lo que yo le pidiera. Eso sería complicado.


No sé si ese chico tendría algún secreto, supongo que sí, los niños ricos como él solían guardarse cosas, ocultaban información para aparentar frente a la sociedad, algo tendría que tener, así que me pasé toda la tarde buscando información sobre él. Busqué hasta sus antecedentes penales por si acaso hubiera tenido problemas penales, pero nada, no encontré absolutamente nada, ese chico parecía salido de una obra de beneficencia. Estaba en varias asociaciones y donaba dinero para la investigación y ayudas sociales. Ni siquiera creí que podría ocuparse de preocuparse de otras personas.


Sólo por curiosidad miré el perfil de su novio, un abogado de alta alcurnia, venido de una familia prestigiosa de políticos. Desde luego contrastaba con Deidara, no participaba en nada de beneficencia. ¿Cómo podía salir con alguien así? No se parecían en nada. Hidan hijo de políticos acostumbrados a salirse con la suya y Deidara… tenía su empresa, trabajaba duro y ayudaba a los necesitados cuando podía. No encajaban.


Esa mañana fui a trabajar a la mansión pero para mi mala suerte, pese a que sí vi a Deidara, se negó a bajar de su habitación. Tuve que conformarme con haberle visto en la ventana de su dormitorio. Creo que no se atrevía a enfrentarme después de lo del otro día. Le sonreí desde el jardín aún un poco incrédulo y le saludé. Al verse pillado cerró con rapidez la cortina ocultándose tras ella. El juego con este chico iba a ser divertido.


Hidan llegó cuando yo estaba terminando de segar los setos. Venía hablando por el teléfono y escuché la reserva que estaba realizando a un restaurante. En cuanto se marchó hacia el interior de la casa saqué el teléfono de mi bolsillo y busqué el nombre que había dicho para saber dónde pensaba estar esta noche con Deidara… era hora de empezar a actuar.


Era un restaurante muy caro y no sabía la excusa que pondría para ir allí pero algo se me ocurriría, lo único malo es que no podía aparecer solo, tenía que demostrarle a ese chaval que yo también tenía mis encantos, así que tras arreglarme en el hotel decidí que iría a un bar cercano donde solían venir millonarias y tenía que tratar de ligarme a alguna para que saliera conmigo aunque fuera sólo una vez. Ya estaba en la puerta para irme cuando Obito apareció por allí con un nauseabundo olor a alcohol, seguramente llegaba ahora de gastarse en el casino lo que ganábamos.


- ¿Dónde vas Itachi? – me preguntó mirándome mientras se tambaleaba.


- Tengo trabajo – le dije – vete a la cama, apestas a alcohol y no quiero que mi hermano te vea así.


- Sasuke aún no ha terminado de ganarse a ese chico ¿Qué trabajo tendrías que hacer tú? – preguntó incrédulo.


- Pensar la manera de acercarme a él. Trataré de meterme a trabajar en su empresa para tenerlo más cerca y poder seducirle cuando se case con Sasuke – le expliqué aunque todo era una gran mentira, al menos no es lo que iba a hacer ahora aunque en un futuro… sí debería hacerlo.


- Te anticipas mucho siempre Itachi – me dijo sonriendo – eres un buen chico.


- Ya… supongo que alguien aquí tiene que trabajar.


- ¿Qué quieres decir con eso? – me preguntó enfadado.


- Que no haces nada excepto gastarte lo que ganamos, estoy cansado de tener que mantenerte. Somos nosotros los que nos jugamos acabar en la cárcel con las estafas mientras tú sólo te dedicas a vivir la vida.


Obito me dio tal bofetón que me quedé unos segundos tratando de identificar que me había pegado. Supongo que siempre había tenido la mano muy larga pero últimamente era peor. Sasuke y yo nos revelábamos y eso no le gustaba. Estábamos agradecidos de lo que Obito había hecho por nosotros, nos acogió cuando nadie nos quería, nos alimentó, nos dio la educación que mejor pudo pero… también era cierto que nos enseñó esto… a delinquir y nos jugábamos todos los días la posibilidad de que nos pillasen y acabásemos en la cárcel. Esto tenía que parar en algún momento pero no podíamos pararlo. Yo no podía al menos dejar a mi tío solo después de lo que había hecho por nosotros, nos dio una vida, ya fuera buena o mala al menos se preocupaba por nosotros. Era nuestra única familia y trataba de hacerle comprender que estaba mal lo que hacíamos, pero no sé si él no lo entendía o no quería verlo. Seguramente era la segunda opción ya que vivíamos muy bien haciendo estas cosas ¿Por qué íbamos a parar entonces? Esa sería su respuesta siempre.


Me marché cabreado y aunque Obito trató de disculparse, yo pegué un portazo y me marché de allí. Ya no era un crío y no tenía que tratarme como tal. Al final conseguí ligar con una millonaria rubia y algo tonta pero me servía para mi plan, total… sólo tenía que darle un poco de celos a ese chico, demostrarle que podía salir con quien me diera la gana. Ahora mi pregunta era ¿Tendría celos ese chico si él ya tenía pareja y estaba estable con él? Quizá no, pero yo tenía que intentarlo.


Quedé con aquella chica en que pasaría a las ocho a recogerla y así lo hice. Lo que más me costó es que nos dieran reserva en el restaurante… de hecho ni lo conseguí pero cuando llegué allí con mi acompañante, hice un gran escándalo como si yo fuera alguien importante y me hubieran perdido la reserva. Hidan al verme sonrió sabiendo que era un simple jardinero y se acercó hacia nosotros invitándonos a sentarnos con ellos siguiéndome el juego. Al que no le gustó tanto fue a Deidara que miraba a Hidan intentando decirle que era su velada con él y no teníamos que sentarnos nosotros a ocupar ese puesto. Estaba claro que Hidan quería hablar sobre el matrimonio con Deidara y por supuesto… Deidara no quería que estuviera gente en su mesa hablando de temas tan personales.


- Y bueno Itachi… ¿Celebráis algo importante para venir a un sitio como este? – me preguntó Hidan sabiendo que mi sueldo no me permitía venir a estos sitios.


- Intento impresionar a mi cita – le dije sonriendo y mi acompañante sonrió también mientras Deidara hacía un leve sonido con la boca como quien no se cree nada - ¿Os hemos interrumpido en algo? – pregunté como si no supiera que sí.


- No, no era nada importante – dijo Hidan y Deidara abrió los ojos como si hablar de matrimonio no fuera importante.


- Ya veo – le dije - ¿Celebráis un cumpleaños o algo así?


- No – me dijo Hidan sonriendo.


- Intentábamos celebrar que me he comprometido con él pero tranquilo… no es nada importante – me dijo Deidara con sarcasmo dándole un sorbo a la copa de vino.


- Yo voy un segundo al aseo – dijo Hidan excusándose – si me hacéis el favor podríais mantener ocupado a mi futuro esposo un rato.


- Claro, faltaría más. Le daremos buena conversación.


Hidan se marchó al aseo y nos quedamos allí los tres, claro que mi cita era un poco idiota y no se enteraba de qué iba todo esto. Ella estaba más centrada en ver qué iba a pedir de la carta que en Deidara y en mí.


- ¿No tenías otro momento para venir? ¿tienes que arruinar mi cita?


- Ya sabes que me encanta arruinar citas, más las tuyas. Tú sólo deberías salir conmigo.


- Deberías preocuparte más por tu cita y dejarme en paz, tengo una vida.


- Sí, a mi lado.


- Oh por favor… acabas de conocerme y no sabes nada de mí. ¿Les sueltas ese rollo a todos tus ligues?


- Bueno pues habrá sido amor a primera vista. Venga Dei… no puedes casarte con él.


- ¿Crees que voy a dejar todo en mi vida por ti? ¿Por alguien a quien no conozco?


- A eso se le llama hacer una locura por amor.


- No te amo – me dijo serio mirándome fijamente a los ojos.


- Pero yo a ti sí y tengo amor suficiente para ambos.


- Eres idiota.


Le lancé un beso con toda mi cara y él echó la cara hacia atrás sorprendido de las tonterías que hacía. No me dio un bofetón allí mismo de milagro, porque Hidan llegaba en ese momento aún así yo no pensaba dejar de hacer tonterías hasta que él aceptase salir conmigo. Hidan se sentó y tanto Deidara como yo nos callamos escuchando cómo mi acompañante pedía de golpe una ensalada. Creo que había cogido a la más tonta del bar porque no se había enterado de nada.


- Qué entusiasmo – dijo Hidan de golpe sonriendo – entonces que le traigan la ensalada. ¿Vosotros estáis bien?


- Sí – le dije sonriendo pasando la mano por debajo de la mesa y subiéndola por la pierna de Deidara hasta su entrepierna, claro que él al sentirlo me pegó tal patada en la espinilla por debajo que me quejé al momento soltándole.


-        ¿Estás bien? ¿Seguro? – preguntó Hidan al oírme quejarme.


- Perfectamente – le dije mirando como Deidara bebía un sorbo de su vino para calmarse – nosotros creo que tenemos que marcharnos – les dije y Deidara sonrió triunfante.


- Pero si no hemos comido – dijo mi cita.


- Cogeremos algo por el camino – le dije levantándola de la silla para que me siguiera.


Cuando llegamos fuera la despaché lo más rápido que pude y esperé en la calle hasta que Deidara y Hidan terminaron de cenar. Una vez acabaron iba a seguirles cuando observé como Deidara le comentaba que debía ir a su restaurante a terminar unos asuntos que no había acabado hoy. Aquello me extrañó y tras ver el beso de despedida que me sentó fatal, seguí a Deidara. Desde luego no fue al restaurante, en cuanto vio que Hidan no le veía salió a paso rápido y me llevó hasta un orfanato.


Le vi hablar con una mujer y le dio un cheque, creo que le estaba dando un donativo de algo pero era tan extraño que no se lo dijera a Hidan ¿Es que no quería que se enterase su novio? En cuanto vi que se marchaba me interpuse en su camino y la cara le cambió a una de molestia.


- ¿Otra vez tú? ¿Por qué no paras de seguirme?


- Ya te lo he dicho, quiero salir contigo.


- ¿No entiendes las negativas? Ya te he dicho que estoy prometido.


- Y yo que te quiero.


- Tú no sabes lo que es eso – me dijo muy claro y por un momento, aquella sensación de que le conocía de algo volvió.


- Puede que no sepa lo que es el amor, pero también entiendo por qué te ocultas de tu novio para traer cheques a un orfanato. Quizá deba contárselo.


- ¿Qué narices quieres, Itachi? ¿Has venido a desestabilizar mi vida? Porque no te lo permito, estoy muy cansado de ti.


- Bueno… si tú haces lo que yo te diga dejaré que sigas con tu vida y no le contaré nada a tu novio.


- Vete al cuerno – me dijo enfadado intentando marcharse pero yo cogí su muñeca y lo giré hacia mí plantándole el mejor beso que pude sacar, metiendo la lengua en su boca con pasión.


Se quedó extrañado y sorprendido cuando me separé de él y antes de que volviera a lanzarme alguna de sus frases secas y cortantes le comenté que pensase bien la decisión porque mañana después de trabajar, pensaría si contárselo a su novio o no. Después de la amenaza me marché.


 


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).